Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 10 de marzo de 2017

Recordando el postparto de Guille (entrada recuperada de "Diario de un embarazo")

Me gustó el experimento del otro día de recuperar una vieja entrada, así que he seguido rastreando por ahí y, para hoy, os he recuperado mis impresiones postparto, ¡madre si hace tiempo ya de esto! Y lo que me alegro de haber podido recuperarlo, es bonito poder volver a leerlo.

Sin más, os lo copio:

Ya nos lo decía nuestra matrona de las clases de preparación cuando Sofía... “mucho miedo le tenéis al parto... ¡pero lo peor viene después!” pues sí, es cierto... lo malo son los siguientes días. Estás cansada, probablemente dolorida, y tienes un pequeñajo al lado que en cuanto se despierta empieza a llorar. Casi siempre es de hambre, cierto... pero, anda, tú todavía no tienes leche... Apenas una mijita de calostro, que sí, es buenísimo para ellos: es muy nutritivo, tiene todas tus defensas... ¡pero no les llena nada! De la vuelta a casa ya ni hablamos... o mejor, sí, hablaremos largo y tendido pero eso será en mi siguiente post, que por cierto, será ya el primero del nuevo blog: “Mamá a bordo”

Pero bueno, os cuento mi postparto en concreto (que tampoco fue tan malo en realidad). Me sacaron del paritorio y me llevaron durante un buen rato a la sala de despertar. Allí intentamos que Guille se cogiera al pecho pero no tenía muchas ganas el chico. Estuvo jugueteando con mi pezón y lamiéndolo como a un rico helado de vainilla pero nada, ni amago de succión. Dicen que los bebés cuando más despierto tienen su instinto de succión es en sus primeras horas de vida pero está claro que mis hijos se salen de esa norma. Pero bueno, sin agobios. Con Sofía se empeñaron mucho en que me cogiera el pecho y sólo conseguimos que subiera a la habitación con un cabreo del quince y toda la familia la conociera berreando, roja y con la barbilla temblando (que mi chica es muy buenecica pero cuando saca la mala leche la saca de verdad). Y total, para lo que sirvió, dijo que de teta nada y fue biberón... ¿a qué no sabíais que los bebés también pueden hacer huelgas de hambre? Cada vez que me acuerdo... la pobre llorando desesperada muerta de hambre y rechazando insistentemente el pecho... como para no ceder... Así que sí, me alegré de que esta vez nadie se empeñara en que el niño cogiera el pecho, tiempo habría para ello..


Cuando subí a la habitación sería ya la 1 de la madrugada y ya habíamos avisado a la familia de que si me ponía de parto por la noche les llamaríamos ya al día siguiente así que pudimos descansar más o menos tranquilos. Más o menos porque aunque Guille (como la mayoría de los bebés, creo) durmió como un ceporro muchas horas seguidas después del parto (también para ellos es toda una experiencia y supongo que acaban agotados), lo malo de la Seguridad Social es que tu descanso depende de ti, de tu bebé, del de tu compañera de cuarto y del de su bebé. De momento ya a la 1 que me subieron a mí les encendieron a ellos todas las luces (no se andan con miramientos con estas cosas) y su bebé que acababa de dormirse... pues qué os voy a contar... a eso hay que añadir que de momento sigues con el gotero (qué cosa más molesta, por cierto) y que no te dejan levantarte sola al baño la primera vez así que en cuanto notas ganas tienes que avisar para que te acompañen (y vuelvan a encender alegremente todas las luces, claro) En fin, un show. Pero bueno, algún ratico te dejan dormir...

Y llegamos ya al viernes. No fue malo. Yo no tenía casi molestias por los puntos y los entuertos apenas habían empezado. Guille seguía agotado y durmiendo mucho y eso sí, tuve un adelanto de lo que me esperaba al día siguiente viendo a mi compañera de cama (ventajas de compartir habitación) Su bebé estaba ya muertecito de hambre y ella aún no había tenido la subida así que lo tenía casi continuamente reclamando teta y de paso destrozándole los pezones (aunque no le hizo grietas ni nada pero claro, tener un crío constantemente succionando en una zona tan delicada...)

Esa noche pudimos dormir un poco más. Los bebés se despertaron un par de veces pero fueron a la par (supongo que el lloro de uno despertaba al otro) y como no tenían que traernos a nadie más a la habitación no hubo interrupciones de medianoche. El sábado sin embargo me tocaba a mí el día malo. Guille ya estaba bien descansado y, efectivamente, se le había despertado el apetito. La recomendación es ponértelo al pecho con mucha frecuencia para que estimule la subida de leche pero la verdad es que yo el día anterior lo había dejado dormir todo lo que quiso así que no me lo había puesto mucho. La mañana del sábado también durmió bastante pero al final sí que lo desperté para que mamara porque ya me parecía demasiado. Al menos, a diferencia de su hermana, Guille sí cogió bastante bien el pecho desde el principio. Me hacía algo de daño porque no abría la boca lo suficiente pero tampoco llegó en ningún momento a hacerme grietas ni nada parecido. Además era más en el momento de cogerse, luego mientras mamaba ya no tanto. ¿O será que los dichosos entuertos no me dejaban enterarme de ningún otro dolor? La verdad es que sí, ¡duelen! Son como dolores fuertecillos de regla pero con la duración de las contracciones. Bueno, de hecho son las contracciones que realiza el útero para volver a su tamaño original. El caso es que sí, son dolorosos y vienen sobre todo mientras estás dando el pecho pero como son necesarios y además puntuales y poco duraderos, pues bueno, los llevé más o menos bien. Tuve la gran suerte además de que los puntos no me dolieron nada de nada. Justito las molestias estas de cuando se van secando y te empiezan a tirar, pero vamos, que eso no es nada... en fin, lo de sentarme tampoco lo llevé muy bien hasta un par de días después del parto pero tampoco iba a estar como si nada, ¿no?

Ese mismo sábado después de comer le dieron el alta a mi compañera de habitación (que, por cierto, ya había tenido la subida, lo que me permitía pensar que yo la tendría al día siguiente porque ella iba con un día de adelanto sobre mí) A media tarde me subieron a otra mamá con su pequeñita (que por cierto había cogido el pecho desde el primer momento y mamaba que daba gusto la tía... así tuvo de pronto la subida la mujer, si es que es cierto que cada embarazo, cada parto, cada postparto es un mundo distinto...) Yo sin embargo tuve un pequeño momento de crisis con el tema de la lactancia y hasta acaricié la idea de recuperar mi sacaleches y darle en biberón como a Sofía pero nada, son cosas de las hormonas, del daño que me hacía al cogerse, de que le costaba un montón agarrarse bien... pero es que claro, son tan chiquitines... afortunadamente mi sentido común estuvo alerta y me convenció de que tenía que darle unos días para que fuera aprendiendo y que en poco tiempo todo sería de lo más satisfactorio para los dos. Hablaba bajito el pobre, asustado por la contundencia de las protestas de mis hormonas, pero habló, sereno y tranquilo, y consiguió imponerse a las hormonas. Según lo cuento estoy viendo la imagen de unas hormonas alborotadas sobre mi hombro derecho y un sentido común acobardado pero firme susurrándome en mi oído izquierdo... si supiera dibujar os pondría la imagen pero hasta Sofía lo haría mejor que yo y dudo mucho que pueda encontrar este dibujo en internet así utilizar vuestra imaginación, ¿vale?

El domingo se me pasó ya en un vuelo. Sabiendo que después de comer me iría ya para casa yo pensaba que se me haría larguísimo pero no. Las visitas también contribuyeron a ello. Tuve suerte, en ningún momento se me acumuló mucha gente. Tuve ratos muy tranquilos y visitas espaciadas y de duración moderada así que muy bien. Te entretienes unos ratos, te dejan descansar otros... lo ideal, vamos. También las visitas de mis compañeras de habitación fueron moderadas, lo que se agradece, la verdad.

Tal y como esperaba, durante la mañana del domingo empecé a notar la subida de leche con lo que Guille ya se iba quedando más satisfecho al mamar y por tanto descansaba más rato. Mis entuertos ya no eran tan fuertes como el día anterior y los puntos me tiraban un poco pero me dejaban sentarme más o menos bien para comer y demás. Los médicos fueron pasando y todos nos dieron el alta sin problemas. Bueno, a Guille le crepita un poco una cadera y tenemos que volver al mes a que lo vea el traumatólogo pero ya le pasó también a Sofía y se le corrigió sólo. Al parecer es algo bastante habitual y que suele arreglarse por sí mismo.

Creo que ya os he contado todo lo más importante. Curiosidades: el viernes los del Heraldo de Aragón me mandaron un fotógrafo a la habitación para sacarnos a los tres (el domingo salió en Heraldo Abierto, ¿os acordáis que os lo conté en mi post de agradecimientos varios?) Aprovecho para agradecerles desde aquí el seguimiento que han realizado de mi embarazo y por supuesto el ramo de flores que me enviaron al hospital... me encanta que me manden flores...

Y por supuesto no quiero dejar pasar la ocasión de agradecer a todo el personal del Hospital Miguel Servet de Zaragoza su atención durante toda mi estancia. Está claro que como en casa no se está en ningún sitio y que, como todas, estaba deseando que me dieran el alta pero desde luego no porque allí estuviera mal ni mucho menos. Durante esos días pasé por las manos de varios profesionales, como es lógico, pero en general el trato de todos ellos fue excelente. Ya lo dijo Quevedo, “cada uno es cada uno y sus cadaunadas” y por supuesto algun@s fueron más cariñosos o más atent@s, según la personalidad de cada cual, pero la valoración general desde luego es muy positiva, como ya lo fue con Sofía. Ya lo dije en el post correspondiente, pero yo desde luego, para el parto al menos, sigo recomendando la sanidad pública. Al menos en Zaragoza, que también sé que hay muchas diferencias de unos sitios a otros... 

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