Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 29 de diciembre de 2008

La casa de los espejos

Cuántas veces nos habremos reído en una de esas casas encantadas, ¿verdad? esos espejos que te estiran, te achaparran, te cimbrean... siempre me ha gustado esta atracción... mucho más que el laberinto, tan agobiante para alguien con mi escasísimo sentido de la orientación. 


Pero ¿sabéis? no hay mejor casa de los espejos que la realidad. Se me ocurren dos ejemplos. El primero, más frívolo, así como para romper el hielo: los espejos de las tiendas de ropa. ¿Habrá alguno que te devuelva tu verdadera imagen? y eso que da gusto probarse, claro, te ves monísima con cualquier cosa, pero anda, sal luego a la calle... 

Hmmm... no, que no iba por ahí este post... No, lo que realmente me ha llevado a escribirlo ha sido darme cuenta de que mi propia casa es una atracción de feria y mis hijos los espejos deformantes que tanto me han gustado siempre. Supongo que todos nos sentimos más o menos reflejados en nuestros descendientes. Son sangre de nuestra sangre, y se podrán parecer más a una u otra rama de la familia, pero normalmente siempre tienen cosas de las dos partes. En nuestro caso, Sofía es mi espejo y Guille el de mi marido. Pero, como decía, son puros espejos deformantes. 

Todo esto viene a raíz de un pensamiento que me ha surgido viendo a Sofía hablar con su bebé (que por cierto, se llama Guille, como su hermano, y el bebé de su hermano también se llama Guille... y menos mal que no tenemos perro que si adivinad qué nombre le pondría...) Sofía tiene el mismo genio endiablado que yo, la misma cabezonería pétrea. Pero cuando habla con su bebé le sale una dulzura que, francamente, no reconozco como mía, ni tampoco de mi marido. A ver, que no es que seamos unos ogros tampoco, pero la verdad, dulces, dulces... y menos hablando... Como diría una buena amiga mía, debe de ser el cierzo, que endurece mucho, jajajaja. El caso es que la estaba escuchando preguntarle a su muñeco si quería hacer no sé qué, toda algodón de azúcar ella: "¿sí? ¿quieres?" y me estaba viendo en ella exactamente así, como en un espejo deformante. Aparte de la obviedad de que es más bajita y más delgada que yo, es una versión desfigurada de mí misma. Con la cabezonería en estado más puro por la falta de experiencia y la moderación que, a la fuerza, te da el tiempo; con la sensibilidad a flor de piel, sensibilidad que yo no es que haya perdido pero sí he limado bastante; y lo más extraño, con esa dulzura que yo no recuerdo haber tenido nunca pero que probablemente solo dejé olvidada en alguna parte, en algún momento. 

Muchas veces me han dicho que Sofía es un calco mío, y hasta hoy mismo yo también lo creía. Pero hoy he descubierto que no, no es mi calco, es mi particular espejo. Espejo en el que mirarme, reconocerme, analizarme, espejo que podría ayudarme a recuperar muchas cosas, a mejorar otras... 

Pensad en ello y contadme, ¿os véis reflejad@s en vuestr@s hij@s?

domingo, 28 de diciembre de 2008

Un bacalao para chuparse los dedos

La de hoy ha sido casualidad de casualidades. Andaba yo mirando la revista del Círculo de Lectores intentado decidir qué pedirme esta vez y me tropiezo con un libro de cocina: ¡bacalao! de Giovanni de Biasio. No es que pensara comprarlo, pero como venían un par de imágenes del libro abierto me he puesto a curiosear las recetas que traían (pensaba preparar bacalao para hoy) y mira sí, me ha gustado la receta de "Bacalao a la Lisboa antigua" que, entre otras me ha llamado la atención por su sugerente nombre (el "Bacalao de la Bruja" también sonaba bien, pero parecía más apetitoso el primero) Así que lo he probado y hmmmm, qué bueno estaba... también es cierto que, como no podía ser menos, he introducido una pequeña variante en la receta original... os la cuento también.

Ingredientes: (yo no le he hecho ni caso a este apartado y lo he puesto todo a ojo pero ahí queda)

2 filetes de bacalao
4 tomates maduros
2 cebollas
4 patatas
1 cucharada de mantequilla (yo he usado solo aceite de oliva)
1 cucharadita de pimentón dulce (quien dice una...)
2 hojas de laurel
2 dientes de ajo
1 ramita de perejil
aceite de oliva virgen extra
sal y pimienta

Y según voy repasando los ingredientes veo que les he hecho menos caso que nada a las cantidades... en fín, vosotr@s mism@s oye...

Preparación:

Cortar las cebollas, los tomates, las patatas y el ajo en rodajas. Colocar en una cacerola de fondo grueso los ingredientes en forma de estratos comenzando por los tomates, siguiendo por las patatas, la cebolla, el ajo y el bacalao, salpimentando un poco cada estrato (a mí la pimienta me sobra en casi todas las recetas pero eso ya al gusto) Según la receta había que terminar con una capa de patatas pero yo he terminado con el bacalao. Atar el perejil y el laurel y colocarlos en la cazuela (yo he usado perejil picado y unas hojas de laurel, bastantes más que en la receta original, así que no he atado nada) Espolvorear con el pimentón, rociar con el aceite y esparcir copos de mantequilla (este paso me lo he saltado) Tapar y dejar cocer a fuego lento hasta que las patatas estén tiernas. Servir enseguida. 

Y os cuento mi innovación del día. Como había preparado hacía un momento la papilla de Guille con un trozo de bacalao, patatas, judías verdes y un poco de puerro y me había quedado mucho caldo, he visto la cacerola muy sequita la pobre solo con el aceite y le he echado una buena chorradita del caldo de verduras sobrante. 

Ha salido estupendo. Tan rico que me he resistido a tirar el caldito que ha sobrado en la cazuela (me gusta untar pero ya le había pegado un buen repaso y una tiene que cuidar mínimamente la línea, y más en estas fechas) Todavía no sé para qué la usaré pero alguna utilidad le daremos. De verdad, con el tomatito, que se deshace casi totalmente al cocer, el pimentón, la cebolla, y saborcito de bacalao... hmmm, qué cosa más rica... ¿alguna idea de utilización? se agraderá cualquier sugerencia. 

viernes, 26 de diciembre de 2008

Blanca Navidad

Y no por nieve precisamente, que de eso en Zaragoza no andamos sobrados... aquí le damos más a la niebla, esa cerradita que no deja pasar ni medio rayo de sol y añade un toque de humedad al frío habitual de estas fechas. Vamos, como para dar largos paseos para bajar las comilonas...

Pero no voy a quejarme, ni mucho menos. Aparte de la obviedad de que es lógico que en diciembre haga frío y a orillas del Ebro niebla, lo cierto es que la calidez de las navidades no la da el tiempo. Leía por ahí en otros blogs acerca de cenas o comidas poco multitudinarias. Bueno, las nuestras tampoco lo son. Y no por enfados ni nada, simplemente hay que repartirse y según va creciendo la familia hacer coincidir a todos los que antes coincidían se va haciendo más complicado.
 La comida más numerosa en nuestra familia es la de año nuevo, cuando nos traemos a las dos ramas a nuestra casa. Este año seremos diez, creo. Pero tampoco eso es importante. No, lo que verdaderamente hace divertidas unas navidades es tener críos alrededor. Especialmente cuando se es de natural sosete como nosotros. ¿Tenéis idea de cuántos años hacía que no se cantaban villancicos en nochebuena en nuestra casa? pero este año estaba Sofía (Guille aún es pequeño para cantar pero aplaudía entusiasmado a su hermana, y eso también cuenta) y en la cena de nochebuena se cantaron los peces en el río, el we wish you a merry christmas (que para eso tienen una teacher en el cole) y las campanas sobre campanas y cuidadito con salirte del repertorio, que como a la niña no le apetecería la blanca navidad (con lo que me gusta a mí) te pegaba un grito y a cuadrarse todos. ¿De dónde habrá sacado esta criatura ese genio? (ejem)

Vaya, y para qué hablar de la ilusión por los juguetes, que se contagia como un peligroso virus a los más mayores (os aseguro que mi suegra estaba más ilusionada por abrir los regalos que cualquiera de mis hijos) Noches inquietas, días descontrolados, juguetes nuevos, carreras matutinas para ir a por las pilas que el despistado de Papá Noel no había pensado en añadir a sus paquetitos... (glups). No hay cole, no hay rutinas... ¿alguien recuerda cómo vivíamos la navidad de niños? a mí se me había olvidado, pero no hay como tener hijos para recordarlo, ¿verdad?

Y claro, como no, también algún ratito de nostalgia por quien falta. No os daré la tabarra de nuevo con eso. Nada que ver con el año pasado, por supuesto, pero algunos huecos son demasiado grandes como para no llenarlos al menos con una sonrisa melancólica. 

Por si no tengo ocasión de desearoslo antes, Feliz fin de año y sobre todo, muy, muy próspero año nuevo. Estamos de acuerdo en que no pinta espectacular precisamente, pero ¿sabéis? toda crisis esconde una oportunidad. Mi deseo para vosotr@s es que este año encontréis vuestra oportunidad oculta y, por supuesto, que sepáis y oséis aprovecharla. 

miércoles, 17 de diciembre de 2008

notas y fiestas navideñas


Bueno, bueno, las fechas se imponen y ya venía tocando saltarse la dieta, organizar comidas de empresa, con amigos... y, claro, también acudir a la fiesta de navidad de Sofía y recibir las primeras evaluaciones de Guille. 

Me vais a permitir que empiece presumiendo un poco de niño... ays... si es que es más listo él (sí, ya, que me estoy poniendo tontimami, pero serán solo un par de líneas, de verdad, ¡dadme ese caprichito!) Pues eso, que nos ha traído la carpeta con las fichas del trimestre (todas muy bien hechas) y la pequeña evaluación, en la que nos ha traído todo "conseguido" menos uno de los objetivos, "colabora por propia iniciativa en las tareas de la clase", que lo tiene en "avanza". ¡Me he sentido más orgullosa! pero he intentado aplicar mi último post elogiándole por lo bien que había trabajado en "el cole" (nosotros le llamamos cole desde el principio) pero el tío pasaba de mí. Estaba tan contento con su camión transportador de coches (a este niño todo lo que sean brumbrums le pierde) y ni caso... ¿valdrá igual el elogio en estos casos?
 
Y lo otro de lo que quería hablaros hoy es de la fiesta de Navidad que se celebró ayer en el colegio de Sofía (lo de saltarse la dieta haremos todos como no hemos escrito ni leído nada, ¿vale? eso nuuuuncaaa ha pasado... nooooo)

Eso, la fiesta, a ver si me centro... me gustó. Era la celebración de todo infantil así que fue algo muy breve pero muy conseguido. Empezaron con todos los niños cantando (es un decir) villancicos a coro (otro decir)  y luego les narraron, en adaptado a su edad y con representación incluída el nacimiento de Jesús. Para haberlos grabado a todos con sus caritas girando de un lado a otro siguiendo a San José y la virgen, sorprendiéndose ante la aparición de un ángel... y una, que es una mamma pero de las del género despistado, ni llevaba cámara de fotos, ni de video ni ná... (porque al simulacro ese que llevan los móviles me niego a considerarlo cámara, aunque lo use cuando no me queda más opción) Acabó la pequeña representación con la llegada de los Reyes Magos siguiendo a una estrella y, para variar, en vez de repartir regalos los recogieron. Los padres teníamos instrucciones previas de preparar con nuestros hijos un juguete de ellos, no nuevo, que debían decidir dar para otros niños con menos suerte que ellos. Ya nos explicaban que el objetivo no era tanto "dar a los pobres" como ir haciendo conscientes a nuestros hijos de lo privilegiados que son por tener tantas cosas, cuando muchos otros niños no tienen ni lo más básico. Sí, ya, que son pequeños aún, pero nosotros lo hemos hecho desde el primer año de Sofía, cada navidad seleccionamos los juguetes con los que ya no juegan, o a los que nunca les han hecho mucho caso, y los preparamos para darlos. Y serán pequeños, pero Sofía estaba encantada de pensar que otros niños iban a poder jugar gracias a ella. Si es que a veces les minusvaloramos. ¡Se enteran de todo desde bien renacuajos!

Pues eso, que sí, que me gustó porque en medio de tanta iluminación navideña, de tanta oferta comercial, de tanto menú de fiesta, de tanta tontería, en fín, resulta reconfortante, hasta para una atea como yo, reencontrarse de una forma tan simple con el origen de la celebración: el nacimiento de Jesús (creyentes o no, sería tonto no reconocerle una enorme relevancia cultural e histórica)  y por qué no, con valores tan básicos como dejar de mirarnos por unos días el ombligo y mirar un poco alrededor nuestro. 

Lo dicho, que, aún viéndola desde un punto de vista relativamente externo al religioso, ¡me encantó! 

Hala, os dejo, que me voy a saltar otro buen propósito que tenía para hoy....

jueves, 11 de diciembre de 2008

Elogios y apoyo

Pues sí, era el título de la segunda charla de la escuela de padres. A ésta no pude ir yo por cuestiones de logística familiar, ya sabéis... pero envié al papá, que después me informó convenientemente de todo lo hablado.

Bueno, el tema es el de siempre, es cierto que solemos fijarnos más en lo negativo y, sobre todo, lo comunicamos más. ¿No os pasa? cuando los críos hacen algo mal enseguida les reñimos pero cuando hacen algo bien no siempre se nos ocurre elogiarlos. Y está claro que no vas a estar todo el día haciéndoles la ola, sobre todo con cosas que tienen ya muy aprendidas y asumidas, pero todos necesitamos esa palmadita en la espalda de vez en cuando, y muy especialmente, cuando hemos logrado algo nuevo, que hasta el momento se nos resistía.

Pero si para todos es importante, para un niño pequeño lo es mucho más porque está formando su personalidad y necesita ese apoyo extra para garantizarse un equilibrio, una autoestima elevada, una confianza en sí mismo... no quiere decir por supuesto que no haya que reñirles cuando hacen algo mal, pero tanto en el elogio como en la riña me parece importante saber centrarse en el hecho concreto que se está valorando. Habría que evitar las generalidades tipo "eres malo". No, una cosa es decirle a un niño que está mal tirar todos los papeles al suelo, y otra muy distinta estar repitiéndole constantemente que es un trasto, que es un niño malo, que no hace nada bien... eso machaca a cualquiera (imaginaros que os están tratando así en el trabajo día tras día y extrapolar la sensación a las de un niño pequeño, tan dependiente todavía de sus padres, tan pendiente de su cariño, y con la personalidad en plena formación) Con los elogios igual. ¿A qué a vosotros tampoco os sirve de nada que os digan vaguedades? el elogio sirve cuando tenemos claro a qué se refiere y por qué, qué es eso que hemos hecho tan bien. Es como esas personas que hagas lo que hagas y te salga como te salga... la comida por poner un ejemplo, se relamen y te repiten varias veces lo buenísimo que está todo. Pues bien, pues vale... y a lo mejor lo piensan de verdad, pero no te sirve. Mi padre por ejemplo es todo lo contrario. Siempre, siempre, siempre te saca faltas. Así que el día en que simplemente dice "está bueno" ya sabes que te ha salido de tres estrellas michelín. Ese elogio sí que es bueno. Claro, tampoco hay que irse al otro extremo...

Bueno, que me enredo, como siempre... que no os olvidéis de elogiar a quienes tenéis alrededor (no solo a los niños, que los mayores también necesitamos mimitos de vez en cuando) pero hacerlo apropiadamente, no por hacer, que entonces se nota mucho y ya no vale.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Sopa de pescado

Una receta muy apropiada para estas fechas que se avecinan. Creo que fue con ella con la que, en la primera comida de navidad que celebré en mi casa, conquisté definitivamente a la abuela de mi chico. Tan sopera ella, tan contenta de que su nieto esté en buenas manos en lo que a cocina se refiere. Ya le había caído bien con alguna de mis tartas (recetas en futuras entregas) pero la sopita fue el toque de gracia. 

Ingredientes: (para 6 personas)

1/2 kg. de rape y su espinazo
1 cabeza grande de merluza y su espinazo
1/4 kg. de almejas
1/4 kgs. de mejillones
2 puerros
2 zanahorias
1 cebolla grande
300 gr. de tomates maduros
1 trozo de pan
1 ramita de perejil
aceite, sal y azúcar

Preparación:

Limpiar la cabeza de merluza y el rape. Lavar y quitar la tierra de los mejillones y de las almejas. Pelar y cortar en tiras la cebolla. Lavar los tomates y trocearlos. Cortar el pan en rodajas finas. 

Poner en una cazuela suficiente agua a hervir con las zanahorias, los puerros, la cebolla y el perejil. Dejar hervir unos 10 mn. Añadir la cabeza de merluza, el rape, las espinas, los mejillones y las almejas y dejar hervir hasta que éstos estén abiertos. Sacar ambos, quitar y tirar las cáscaras. Reservar. Dejar que el resto siga cociendo hasta que el pescado esté hecho pero sin pasarse.

Poner a calentar en una sartén un poco de aceite, añadir la cebolla y dejar hacer lentamente. Cuando empiece a tomar color, añadir los tomates y el azúcar y que fría bastante a fuego lento, picando con la paleta los trozos. Pasar el tomate a una cacerola, añadir el pan y un poco de caldo frío. Ponerlo a hervir hasta que el pan quede deshecho, pasar por el chino y ponerlo en la sopera. Colar el caldo en la misma sopera. Añadir los mejillones y  las almejas. Cortar el rape en trozos pequeños y sacar toda la carne que se pueda de la cabeza de la merluza y añadirlos a la sopa. En el momento de servir, dar un hervor y ponerle unos dados de pan frito. Adornar con unas ramitas de perejil.

Bien, ésta es la receta digamos oficial. Yo creo recordar que le añadí más merluza, que me encanta, eso ya al gusto. A mí me gusta con mucho pescadito pero ahí ya cada uno...

martes, 2 de diciembre de 2008

siete supersticiones

De tag en tag y tiro porque me toca. Esta vez es Turuleta, de Turuletados, quien me invita a participar en su juego. Y me lo pone difícil... el meme de hoy va de supersticiones. Siete nada menos tengo que nombrar. Y a ver, que yo supersticiosa no he sido nunca, al menos en el sentido clásico de la palabra. Ni gatos negros, ni escaleras, ni espejos ni paraguas... peeeeerooo, una que es creativa hasta para eso, se inventa sus propias supersticiones. Por ejemplo:

1. durante muchos años, me negué a firmar las cosas importantes (compra del piso, hipoteca, boda...) si no era con mi flamante pluma Mont Blanc, comprada con mi primera extra de navidad. También para los exámenes en la universidad he tenido alguna vez bolis fetiche, pero nada como mi pluma del alma.

2. Nunca, nunca, nunca me pondría perlas para acudir a una boda. Simbolizan lágrimas y estoy convencidísima de que llevarlas le daría mala suerte a los novios. Sin embargo los diamantes me parecen de lo más apropiado (por eso de que un diamante es para siempre)


Es más, he ampliado mi superstición hasta el límite de negarme a comprarme perlas. Durante un tiempo andaba yo encaprichada con los típicos pendientitos de perla, la bolita, más o menos grande. Pero me echaba para atrás lo de las lágrimas hasta tal punto que no llegué a comprármelos nunca por temor (absurdo, lo sé) a atraer alguna desgracia a mi vida. Hasta me ponía nerviosa que mi suegra le pusiera los pendientes de perlitas a mi hija, pero como son los típicos de niña pequeña, que vete tú a saber de qué será la bolita, lo pasaba.

3. Seguimos con bodas. Para la mía seguí más o menos el ritual de algo nuevo, algo prestado y algo azul (más o menos) pero eso degeneró en otra superstición. O más bien dos: la primera tiene que ver con las arras. Me hacía ilusión llevar las que llevaron mis padres en su boda, pertenecientes a mi abuela (monedas de Alfonso XII). Sin embargo tenía un problemilla. Me dio por pensar que sí, vale, a mis padres les ha ido muy bien su matrimonio... pero luego mi tío también se casó con esas arras y acabó divorciado. Peeeeeroooo, como me hacía ilusión llevarlas y mis supersticiones yo me las guiso, yo me las como, decidí que era uno sí y otro no y como el último en casarse con ellas había sido mi tío, a mí me tocaba que el matrimonio me fuera bien.

4. Y la otra fue llevar una pulsera de oro que había pertenecido a la cuñada de mi abuela, recientemente fallecida, en homenaje a su matrimonio. Siempre me parecieron una pareja envidiable pero el homenaje vino en realidad porque desde que ella murió su marido (hermano de mi abuela) ya no volvió a levantar cabeza el pobre. Bueno, esto más que superstición fue un gesto hacia ellos, pero también lo convertí en símbolo de buena suerte para mi propio matrimonio.

5. Una última de bodas, que esta es buena. Al poco de invitar a una buena amiga a la nuestra, me contestó diciéndome que sería imposible acudir porque para esas fechas estaría embarazadísima y no la dejarían volar (vive en Alemania). Lamenté que no pudiera venir, me alegré muchísimo por su embarazo y... neuronas agitadas al poder: me entró la neura de que era una lástima porque seguro que tener una embarazada en la boda tenía que traer suerte y que yo quería una embarazada en la mía. La neura me duró hasta que otra pareja nos confirmó su asistencia y que serían "dos y medio" ¡Bien! ¡había conseguido a mi embarazada de la suerte!

6. Una de año nuevo. O bien la nochevieja o bien el año nuevo tengo que pasarlos con toda la familia reunida. Tengo el convencimiento de que si no fuera así algo malo nos pasaría durante el año. Normalmente, si no hay algo que trastoca los planes, la nochevieja la pasamos en casa de mis suegros pero invariablemente, antes de volver a nuestra casa pasamos por la de mis padres para felicitarles el año. Y la comida de año nuevo se hace en mi casa, con las dos familias al completo reunidas (bueno, mis cuñados alguna vez han faltado por haber pasado la nochevieja fuera, pero tampoco les puedo obligar a venir) El único año que no pudimos celebrar año nuevo en mi casa lo cambiamos por la nochevieja. En cualquier caso, empezar el año juntos.

7. uff, esta me está costando más, que no soy tan supersticiosa yo como para me salgan siete... estoy pensando pero no me acuerdo de nada más, de verdad... Bueno, no sé si valdrá como superstición pero siempre he pensado que los años pares son mejores para mí que los impares. Luego resulta que no es así, mis hijos han nacido los dos en año impar, por ejemplo, pero yo lo sigo pensando. Será simplemente que me gustan más, no sé.

Bueno, pues ya hemos cumplido. Si después de esto queréis seguir teniendo tratos conmigo, ya sabéis que mi blog sigue abierto para todas (estoy mal de la cabeza, lo sé, pero os aseguro que no soy peligrosa) y por supuesto para vuestros comentarios.

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