Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

sábado, 30 de enero de 2010

Ratatouille (re-editado)

No, no os voy a hablar de la peli, sino del plato. Que al cambio viene a ser una versión más del famoso pisto que, más o menos modificado, se come por todo el mediterráneo, pero bueno, entre la peli, que me encanta, y mi vena francesa, pues eso, que os cuento cómo hice ayer una ratatouille (siguiendo una receta francesa también, claro) que estaba para chuparse los dedos y además ligerita, ligerita.



Ingredientes:

1 berenjena
1 calabacín hermoso
2 tomates gordos
orégano
perejil
romero
ajos

Preparación:

Filetear la berenjena pelada y el calabacín y el tomate sin pelar (si queréis podéis escaldar el tomate y pelarlo, yo no lo hago nunca) En una cazuela profunda (mejor de barro) echar un poco de aceite, una primera capa de berenjenas, otra de tomate y otra de calabacín, salando ligeramente cada capa. Sobre los calabacines añadir algún diente de ajo fileteado (cantidad al gusto, yo eché sólo un par pero soy descendiente directa de Drácula), orégano, perejil y romero y una buena chorradita de aceite. Seguir montando capas en el mismo orden hasta que terminéis las verduras. Poner a fuego suave y dejar cocer lentamente con la tapa puesta. Las verduras se harán en su propio jugo. Riquísimas.

Nosotros utilizamos los restos de la comida para hacer una pizza esa misma noche. Hicimos la masa entre Sofía, Guille y yo el día de antes y el resultado fue espectacular.

miércoles, 27 de enero de 2010

¿Tiene puerta la luna?

Vaya preguntita, ¿eh? os explico el contexto. Ayer iba con Guille por la calle y se estaba haciendo ya de noche. De repente vio la luna y se puso tan contento porque le encanta verla. Y así, sin transición me suelta: "mira, el niño pescando en la luna. ¿Tiene puerta la luna?"



Aclaración: el niño pescando en la luna es el de Dreamworks y sale al principio de Shrek pero no me preguntéis cómo lo vio Guille en la luna de ayer. Hasta ahí mi limitada mente de adulta ya no llega.

Le dije que no, que la luna no tenía puerta y su maravilloso cerebrito se preocupó inmediatamente: "Entonces, ¿el niño no puede salir de la luna?"

Traté de explicarle como pude que en realidad el niño no está dentro de la luna y por eso no necesita salir, que está encima de ella, pero para más inri ayer había luna creciente, más de media ya, así que era para verme tratando de explicarle que el niño se colgaba a pescar cuando la luna estaba más pequeña, cuando es como una sonrisa (éso dice Sofía)

En fin, que me lío. A lo que iba yo es a que cada día me maravilla un poco más la forma de pensar de mis hijos, su lógica, sus conexiones... el otro día me preguntaba Sofía si los mayores son más listos que los niños y me salió instantáneo contestarle que no, ni muchísimo menos. Que los mayores a lo mejor sabemos más cosas porque nos las han enseñado, pero que desde luego los niños son mucho más listos que nosotros.

¿O no es así? que levante la mano quien no haya perdido, en todo o en gran parte, esa capacidad de reflexión tan libre que tenemos de niños. Para empezar libre de supuestas verdades absolutas aprendidas a lo largo del tiempo, pero también libre de prejuicios sobre lo que debe ser y lo que no. Creo recordar que os conté ya aquél experimento que habían hecho en el metro de Washington con un violinista famosísimo interpretando con un auténtico Stradivarius algunas de las piezas más complicadas de su repertorio. ¿Créeis que alguien le hizo caso? Sólo una mujer, que le había visto tocar en alguna ocasión, le reconoció, pocas, muy pocas personas, le dirigieron al menos la mirada y, según leí, cuando un niño de corta edad, fascinado por la música, trató de quedarse a escuchar, sus padres tironearon de él sin el menor interés por parar ni un minuto.

No puedo olvidar este caso, es una muestra clarísima de hasta qué punto nos dejamos llevar por lo que se supone que es... la noche anterior cientos de personas habían pagado una media de 100 euros por sus entradas para escuchar al mismo músico. ¿Fue mejor la actuación en el Boston Symphony Hall que en el metro? dejando aparte consideraciones acerca de la mejor o peor acústica de cada lugar, un virtuoso es un virtuoso en cualquier parte, y el Stradivarius de 3,5 millones de dólares no creo que distinga escenarios.

Así que sí, últimamente me sorprendo demasiado a menudo deseando recuperar esa espontaneidad infantil para establecer razonamientos lógicos no sujetos a las estrecheces de lo supuestamente correcto. No cejo en mi empeño de conseguirlo y os invito a hacer lo mismo.

martes, 26 de enero de 2010

¡Cómo vienen estas niñas!

Al menos yo con mi hija no salgo de mi asombro. Después de la perla de la otra noche de que no quería cenar más para no engordar (porque las princesas son delgadas), ayer me suelta de repente que yo tengo mucha suerte y ella nada. Todo esto porque acabábamos de hablar con su padre por el móvil porque estaba de viaje y ella estaba tonteando con el aparatito y me explicó que es que mi móvil hace muchas cosas y el suyo ninguna y que tiene muchas ganas de tener móvil. ¿Eso no empezaban a pedirlo algo más adelante? Lo gracioso fue que luego me dijo que quería llamar ella sola y le dije que vale, ahí lo tienes, llama a quien quieras... quería llamar a su amiga María pero no sabía el número, a su profe, pero tampoco... a su tío Jorge, pero tampoco lo sabía... de hecho ni siquiera sabe desbloquear mi móvil. Quedamos de acuerdo en que es todavía pequeña para tener móvil... peeeeeroooo, ella llevaba en mente llamar ella solita a alguien y cabezudica que es (a quién se parecerá...) al final llamó a su tío Jorge con el inalámbrico, que quedamos en que era parecido a un móvil. Yo le decía los números y ella los buscaba y los marcaba solita y tan feliz (y su tío más)

A todo esto, no os perdáis el móvil de mi hija:



Vale, es de pega, ¿pero a qué mola? me lo regalaron (junto con otro para Guille) cuando me cambié yo el mío, son las maquetas que ponen ellos en los escaparate y os aseguro que da el pego totalmente, hasta se pueden pulsar las teclas, aunque claro, hacer no hace nada...

Y digo yo, ¿no quieren correr demasiado estos críos? porque vamos a ver, que me pida un móvil hasta lo entiendo, los niños nos imitan y si ella me ve trabajar con el móvil y el portátil, pues lógico que ella quiera hacer lo mismo. Trabaja con su portátil de la Barbie y de vez en cuando nos pide silencio porque tiene que hacer una llamada importante... vale, lógico. Pero ¿que aun no tenga cinco años y ya se preocupe por estar delgada? y yo os aseguro que no estoy ni medio obsesionada con el peso... vamos, que una cosa es que por aquí lo comente de vez en cuando y otra muy distinta que esté todo el día hablando de eso, o preocupándome por comer o no comer de esto o de aquello para no engordar. Que yo ya sabéis que si me tengo que saltar la dieta me la salto muy alegremente. Y de hecho cuando mejor la llevo es cuando como sola, que en familia siempre acabo comiendo de más.

Y no es que sea bueno tampoco alargar indefinidamente la infancia, que luego se crían generaciones ni-ni, pero no sé, en el equilibrio está la virtud, ¿no? Cierto es que antes los niños tenían que madurar antes, a la fuerza. En la generación de nuestros padres una gran mayoría empezaron a trabajar bien jovencitos, y si nos remontamos a generaciones anteriores, más aún. Por no hablar de la terrible situación de los niños en demasiados países de este mundo de locos. Y no, eso tampoco es bueno, que la infancia es un período muy bonito que hay que aprovechar bien pero precisamente, una niña de cuatro años y medio debería preocuparse únicamente de jugar con sus muñecas, princesas o no, no de querer estar tan delgada como ellas... También es cierto que nunca es demasiado pronto para empezar la educación nutricional de nuestros cachorrillos así que su comentario me ha dado pie para ir explicándole de forma básica los rudimentos de la buena alimentación. Vamos, es que esta misma mañana le estaba poniendo un batido para el almuerzo del cole y también me ha preguntado si eso engordaba... no esperaba yo que el momento crítico con la comida llegara tan pronto... también es cierto que ayer se estaba poniendo morada de Lacasitos y cuando le indiqué que eso sí que engorda, por cierto, me puso cara de ¿a mí me estás hablando? y siguió comiéndoselos tan pancha... sí, definitivamente ha llegado el momento de comenzar con su educación nutricional...

miércoles, 20 de enero de 2010

Una vez más


y van trescientasveintisietemil, si las cuentas no me fallan, me propongo seriamente, pero muy seriamente, ponerme a dieta. Sí, ya, que os suena, que siempre digo lo mismo y luego no lo cumplo y blablabla... lo mismo me dice mi maridín, gracias...

Pero oye, yo no cejo en mi empeño. Sabéis que estoy en un periodo de cambios en mi vida. Mi proyecto de empresa va adelante y está a puntito de caramelo de hacerse realidad. Así que estoy en un momento especial. Retos, ilusión, miedos... sabéis también que yo para ser capaz de hacer una dieta necesito estar en perfecto equilibrio vital, pero es que ¡eso no ocurre casi nunca! así que, saldrá o no, lo lograré o no, pero de nuevo vamos a por ello. Y ¿sabéis qué? que al menos de intento en intento voy aprendiendo cosas y, lo más importante, voy introduciendo pequeños cambios a mejor. Me sigue faltando lo más importante (sí, la constancia también, pero no hablo de eso), me falta aprender a controlar mi ansiedad. Reconozco pero no sé controlar la sensación de tener delante lo que sea que se me ha antojado que me tengo que comer y estar pensando... no tengo hambre, ni siquiera me apetece esto, ¿por qué coño me lo estoy comiendo? y sin embargo comérmelo... voy progresando, al menos ya soy consciente de ello y a veces, pero solo a veces, consigo evitarlo. O estar perfectamente saciada y sin embargo seguir comiendo...

Además hoy he descubierto un blog que espero que me ayude. Os lo pongo por ahí al ladito por si queréis seguirlo. Me gusta porque me siento identificada con su autor y me parece que dice cosas muy razonables, muy en mi propia línea aunque lleva tanto tiempo escribiéndolo que no he podido más que echar un vistazo general, saltando un poco de aquí allá siguiendo sus autoenlaces.

Ya os contaré...

viernes, 8 de enero de 2010

Fotos navideñas

Bueno, bueno, glamour no sé si habréis tenido pero qué poquito os habéis animado con las fotos, ¿eh? sólo puedo dedicar el aplauso glamouroso a BB y a su hijo Guille, que me han enviado esta elegantísima imagen:




Dejo abierto el plazo todavía unos días por si alguien más se anima a última hora y mientras tanto, aquí van nuestras fotos con mención especial a mi pequeña princesa, que se viste y maquilla como una superstar (ver también fotos en flickr, en el enlace de ahí al lado)



La foto no me hace justicia para nada pero mi hija aporta glamour suficiente para las dos. Os la he puesto porque le he prometido a BB que habría una mía pero en realidad yo quería mostraros esta:



Y, por supuesto:



mis chicos sí que están guapos, ¿o no?

Lo dicho, que vamos a pensar que ni os habéis acordado de mandarme vuestras fotos y os vais a poner ahora mismo a enviármelas al email que os recuerdo ahora mismo:

lamamma05@gmail.com

¡Bien, bien, bien! una más que se anima... Bet me acaba de enviar estas dos fotos:



¡bonitos zapatos!



¡buen gusto, sí señora, un champagne estupendo!

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