Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 23 de junio de 2017

Repaso de fin de curso

Aprovechando el final del curso académico de los niños, y que este está siendo un año un tanto raro para mí, voy a hacer uno de esos repasos del año que tanto me gustan.



Empecé el curso buscando un nuevo trabajo y lo termino cambiando de nuevo de empresa. Hay veces en las que ya desde el principio ves que no estás en tu sitio. Intentas adaptarte, miras a ver qué cosas puedes cambiar, pronto te das cuenta de las que no... y llega un momento en que ya tienes claro si vas a seguir allí o no. Eso me ocurrió a mí, con tan buena suerte que alguien de mi red de contactos, se puso en contacto conmigo para ofrecerme un proyecto interesante. Hablamos et voilà, el lunes comienzo etapa nueva laboralmente hablando.

Por otra parte, uno de mis objetivos para este año era retomar con fuerza este blog desde el que os escribo. Creo que a ese le he hecho bastante caso. Salvo algunas excepciones estoy manteniendo un ritmo de 3 entradas por semana que ya hacía tiempo que no seguía. Al final nunca se le puede dedicar todo el tiempo que a una le gustaría (de promoción y demás) pero bastantes pitos toco ya, no se pueden llevar todos a tope.

Y hablando de pitos... sigo dándole vueltas a la cabeza a la idea de volver a estudiar. No lo tengo nada claro. He estado haciendo bastantes cursos últimamente y, si ya con cursos sencillitos, me cuesta encontrar el tiempo que dedicarles, quizás pretender volver a la universidad sea una locura. No está decidido aún. En cualquier caso, eso será tema ya del curso siguiente...

Otro objetivo, repetir la 10k, conseguido también. No mejoré mi marca anterior como esperaba pero considerando que llevaba un gemelo sobrecargado y que hizo mucho más calor, pasaremos ese detalle por alto si os parece... lo que sí es cierto que no conseguí, como me había prometido, fue aprovechar mucho mejor los entrenamientos. Al final la rutina se nos come y no siempre se puede sacar ese rato obligado para el deporte. O será simplemente que no estaba suficientemente algo en mi lista de prioridades, que al final el tiempo ya sabemos que se basa en eso ¿no?

¿Qué me deparará el curso que viene? ya veremos, de momento necesito tomarme unos días para vaciar la cabeza y volverla a llenar con ideas frescas. Creo que este fin de semana va a ir de eso. Ya os iré contando.

miércoles, 21 de junio de 2017

Pereza máxima

Uff,  yo no sé si es el calor sofocante de estos días, que estoy otra vez en ese punto en que estoy dejando lo viejo pero aún no he empezado lo nuevo (laboralmente; sí, toca reinventarse otra vez) o una mezcla de las dos cosas. El caso es que ni hago ejercicio (no sé cuántas semanas llevo diciendo que esta semana sin falta vuelvo al gimnasio y a correr... (desde la 10k creo, y fue el 28 de mayo, casi un mes hace ya, ni escribo casi nada (ni blog ni cuento), ni tengo la casa ni remotamente decente... y para mí que cuanto menos haces menos te apetece hacer. ¡Ni siquiera he escrito mi tradicional entrada por mi cumpleaños!



La verdad es que tengo ganas ya de asumir un reto nuevo, algo que me ponga las pilas. Creo que necesito un fin de semana de pararme en seco y pensar qué quiero y cómo conseguirlo. De vez en cuando vienen bien estos parones, creo, pero, ¿cuántas veces nos concedemos ese tiempo para nosotros mismos? También es verdad que, como bien dice Quino en su viñeta, también a la pereza hay que respetarla. Demasiado a menudo nos empeñamos en combatir todo lo que nos pasa: la tristeza, la melancolía, la ira... igual simplemente deberíamos pararnos un poco a contemplar esos estados y descubrir por qué los sentimos, incluso disfrutarlos, siempre que no nos desborden. Así que creo que voy a disfrutar  todo lo que me dejen de mi pereza hasta el fin de semana y permitirme empezar trabajo nuevo el lunes con fuerzas renovadas y, con suerte, retos nuevos.

miércoles, 14 de junio de 2017

"El problema es el tiempo"

¿Cuántas veces habéis dicho, u oído, algo parecido? Es que no tengo tiempo... si tuviera tiempo... ¿pero de verdad no lo tenemos? Los días tienen las mismas horas para todos. Algunos hacen mil cosas y otros casi nada. Cada uno tiene sus circunstancias, claro, pero igualmente, al final se trata de cómo distribuyes tus horas y, sobre todo, fundamental, de cuáles son tus prioridades.

¿No tienes tiempo de estudiar inglés pero sí de salir a correr varias veces por semana? entonces no es que no tengas tiempo, es que prefieres dedicarlo a otra cosa. ¿Podrías salir a correr algún día menos y dedicar ese tiempo a estudiar? seguro que sí, ahora bien, ¿quieres hacerlo? ¿No tienes tiempo de ir a tomar un café con ese amigo al que hace tiempo que no ves? ¿seguro? ¿no será que tampoco te apetece tanto verlo?

Dejando aparte nuestras prioridades, ¿cuánto tiempo pasamos "empanados" frente a la tele? una cosa es un rato de desconexión y descanso, que a todos nos viene bien, y otra pegarte horas (con la tele o con el móvil, tablet o consola de videojuegos, a cada pecador su pecado)

¿Sabemos organizarnos el tiempo adecuadamente? ¿No os da la sensación a veces de que cuantas más cosas queréis hacer mejor os organizáis y al revés? Como entres en una espiral de "no tengo muchas cosas que hacer pero es que no me apetece hacer nada" ya estás perdido. O esos bloqueos mentales de "tengo mil cosas que hacer". En estos casos a mí me suele funcionar "vaciar mi mente" Ponerlo todo por escrito en una lista (las famosas listas) y ordenarlo. Sólo con eso de momento te quitas el agobio de llevarlo todo en la cabeza y es una forma de empezar a marcar qué hago primero, qué puede esperar, etc. ¿Sabéis lo de la tabla de urgencia/importancia? es muy útil para ordenar tareas. Os pongo una:


También es importante el tiempo que te va a llevar hacerlo. A lo mejor no es ni muy urgente ni muy importante pero te cuesta un minuto. Pues ¡quítatelo ya y te olvidas!

Es un tema siempre curioso este de la gestión del tiempo. De vez en cuando le doy alguna vuelta y yo no sé si aprendo o mejoro algo porque me siguen pasando las mismas cosas que a todos, que al final "no tengo tiempo", pero nunca está de más seguir intentándolo, ¿verdad? o al menos tener claro que para qué cosas sí quieres tener tiempo y para cuáles no. O dicho de otra manera, saber que a veces no es que no tengas tiempo sino simplemente que no lo quieres hacer (saber decir que NO, otra gran habilidad que dejaremos para otro día)

lunes, 12 de junio de 2017

Falsa pizza de quinoa

Hacía días ya que no os ponía recetita. En realidad ésta es una idea que probamos hace tiempo ya, incluso antes de saber que Sofía es celíaca. Desde luego como idea para una versión sin gluten de la clásica pizza, es genial. La quinoa, como sabéis, es un alimento completísimo y, lo cierto, es que esta falsa masa queda muy rica. La preparación es muy fácil. Nosotros hemos probado un par de variantes como el último día el experimento no me salió muy bien, os voy a dejar con esta receta de quinoarecetas.com:

Ingredientes:

  • ½ taza de quinoa
  • 1 taza de agua
  • 2 huevos grandes
  • ¼ taza de queso rallado de mezcla italiana o mozzarella
  • Aceite de oliva virgen
  • 1 ½ cucharadita de sal de ajo (ajo seco molido y sal de mesa)
  • ½ cucharadita de orégano seco
  • ½ cucharadita de albahaca seca
  • ½ cucharadita de levadura

Preparación:

  1. Coloca la quinoa sin cocer en un colador de malla fina y deja que corra agua fría sobre ella durante aproximadamente un minuto hasta que el agua se aclare. Sacude el exceso de agua.
  2. Añade la quinoa enjuagada y 2 cucharaditas de aceite de oliva a una olla mediana. Remueve de vez en cuando a fuego medio alto durante 6-7 minutos. El exceso de humedad se evaporará y la quinoa comenzará a tostarse.
  3. Cuidadosamente agrega el agua a la quinoa tostada. Lleva a ebullición y luego reduce a fuego lento durante unos 15 minutos, revolviendo de vez en cuando hasta que se haya evaporado el exceso de humedad y esté el grano en su punto, al dente.
  4. Pon la quinoa cocida en un tazón grande y deja enfriar por lo menos 10 minutos.
  5. Precalienta el horno a 220 grados celsius y prepara una hoja de hornear con papel de pergamino. Puedes untar un poco de aceite o mantequilla para que no se pegue demasiado.
  6. En un tazón pequeño mezcla los huevos, 1 cucharadita de aceite de oliva virgen, la sal de ajo, el orégano, la albahaca y la levadura. Bate hasta que esté todo bien combinado y homogéneo.
  7. Añade el queso a la quinoa y combina.
  8. Añade la mezcla de huevo a la quinoa y remueve bien hasta que esté todo bien combinado.
  9. Extiende la masa de quinoa en una capa de 1 cm aproximado en la forma deseada.
  10. Hornea durante 20 minutos o hasta que los bordes comiencen a dorarse. Y voilá!
  11. Una vez hecha la masa puedes añadir los elementos de la pizza y volver a meter al horno durante otros 5 minutos.

 A Sofía le gusta la clásica pizza de jamón y queso así que no nos complicamos mucho la vida

viernes, 9 de junio de 2017

Momentos de cambio

¡Qué difícil es a veces encontrar el equilibrio, ¿verdad?! las circunstancias de nuestras vidas van cambiando, y con ellas, se va alterando ese precario equilibrio que creemos haber encontrado. Ya me conocéis, sabéis que no soy especialmente reacia al cambio. Me gusta ir evolucionando siempre y soy poco conformista así que, obligatoriamente, eso debe implicar enfrentarme a cosas nuevas de vez en cuando. Siempre me hace gracia esa frase que aparece de vez en cuando por facebook "¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?" La respuesta debería ser siempre "hace poco".

Pero también hace falta una cierta tranquilidad, ciertas rutinas, y yo últimamente no termino de encontrarlas, no acabo de asentarme. Nuevos cambios se avecinan, veremos si esta vez sí me traen por fin ese esquivo equilibrio.



Claro que dentro de nada me encontraré con dos hijos "aborrescentes" en casa y ¡eso sí que va a exigir adaptaciones! de momento los tengo ya tan mayores como para prepararnos un plan sorpresa ellos a nosotros, pero no tanto como para que no quieran hacer planes con nosotros. Un dulce momento, sin duda. Trataré de aprovecharlo al máximo. Aunque, con todo el respeto que la adolescencia infunde, también he de decir que tengo el firme de propósito de acercarme a ella con la idea de tratar con una edad fascinante y tratando de recordar la mía propia. ¡Qué buenas intenciones! ya os estoy escuchando a las ya madres de adolescentes reiros de mi inocencia, ya... lo sé, lo sé, pero no me quitéis la ilusión...

Últimamente me ha dado por hacer cursos mil (lo de la UNED sin embargo no sé yo si acabará llegando a buen puerto). La semana que viene empiezo uno de inteligencia emocional al que le tengo muchas ganas. Ya os contaré.

miércoles, 7 de junio de 2017

De celebración

Hoy me ha comunicado mi editor que va a sacar una nueva edición de mi libro "El pijama mágico" así que, para celebrarlo, hoy voy a compartir un nuevo fragmento de su segunda parte, que aún no tiene título pero lleva buena marcha y espero que esté terminada para el verano. Valga esta entrada pues para despertaros la curiosidad por el nuevo libro y de paso para que quienes no tengáis todavía el primero aprovechéis la nueva edición para pedírselo a vuestro librero habitual (y si no lo tiene que lo solicite a la editorial, que todo problema tiene su solución)

Sin más os dejo con el nuevo fragmento:

Aquella noche, sin embargo, Esther volvió a tener uno de sus sueños. No le había vuelto a pasar desde que conocieron por fin a su tataratatarabuela, ni siquiera con su pijama mágico. A la mañana siguiente se despertó algo asustada y confusa sobre los detalles del sueño pero con las ideas mucho más claras sobre lo que había ocurrido. Y enseguida le contó a su hermana lo que recordaba: un dragón llegaba volando y se colaba en su habitación rugiendo y echando llamaradas por sus ardientes fauces. Estaba muy enfadado y no hacía más que gritar que le habían robado lo suyo y que a cambio quería el libro. Después todo se volvía confuso por el humo del fuego que empezaba a prender por todo el cuarto. De repente era la bruja la que aparecía de la nada y le decía a Esther que no se preocupara por las amenazas del dragón, que no podía hacerles ningún daño, pero que tuvieran buen cuidado de que el libro no cayera en manos de nadie, incluso si para eso debían utilizar la pirámide.
Las dos hermanas pasaron un buen rato discutiendo sobre lo que todo aquello podía significar. ¿Debían viajar en el tiempo para ocultar el libro? Pero estaban convencidas de haber encontrado un buen escondite. ¿Hasta dónde conocería el ladrón sus hábitos? ¿Era posible que las hubiera seguido el sábado hasta la tienda? Si sospechaba que podían haberlo ocultado allí no le sería tan difícil descubrir el escondrijo… con lo seguras que estaban ellas de haberlo hecho bien... ahora ya no sabían qué hacer. Si al menos pudieran consultarlo con su tataratatarabuela…  
Decidieron salir con su perro, llevarlo cerca de la tienda por si él detectaba algún peligro. No era una opción muy segura, pero tampoco se les ocurría nada mejor por el momento. Pensaron que volver al sótano de la tienda para sacar el libro sería más sospechoso que no hacer nada.

Así, se pusieron calzado cómodo y salieron con Dog a dar uno de esos largos paseos que tanto le gustaban. Con las orejas de punta y el rabo moviéndose a toda velocidad en señal de felicidad, Dog las fue llevando por donde se le ocurrió, aunque como era un perro muy listo, a las primeras indicaciones de las niñas ya fue capaz de intuir por donde querían ir y lo que esperaban de él. Las llevó pues, dando algún que otro rodeo por los parques de su preferencia, hacia la tienda. No se acercó demasiado pero sí se entretuvo en la plaza de enfrente, olisqueando aquí y allá. No era un comportamiento que pudiera llamar la atención de nadie, desde luego, pero con eso se aseguró de que no había pasado por allí la misma persona que había irrumpido en el dormitorio de sus amitas. Satisfecho con su inspección, tiró de la correa para seguir con su paseo, ahora ya libre de toda obligación.

 El libro pues estaba seguro, al menos de momento. Durante la caminata, sin embargo, las niñas no dejaron de estar inquietas y comentar una y otra vez el sueño de Esther, aunque no fueron capaces de llegar a ninguna conclusión. Tendrían que esperar acontecimientos…

lunes, 5 de junio de 2017

Cómo fomentar la autonomía en los niños

El otro día nos llegaba la revista para padres del cole, en la que hablaban precisamente de hiperpadres y niños sobreprotegidos. Son cositas muy tontas, no os creáis, que seguro que muchos hacemos sin darnos ni cuenta, creyendo además que somos muy buenos padres y hacemos lo mejor para nuestros niños. Y sin embargo, qué gran error. Estar todo el día pendientes de ellos, resolverles los problemas, protegerles de cualquier daños, o cosas tan tontas como hacerles la mochila, o estar encima de ellos para hacer los deberes, les roban la posibilidad de ser independientes, autónomos, de convertirse en adultos sanos, capaces y felices. Os pongo un ejemplo a ver si os reconocéis en alguno de los casos (si lo veis, si no se ve bien probar a hacer doble click, debería agrandarse):



Mis hijos directamente no se dejan hiperproteger, de lo cual estoy encantada, pero luego se me queda cara de tonta cuando todas las madres hablan de lo que han metido o dejado de meter en la mochila de sus hijos para una excursión de tres días y yo no tengo ni idea de lo que mis hijos llevan porque hace tiempo ya que esas cosas se las preparan ellos solos. Teniendo en cuenta que desde el cole les dan una lista de cosas que deben llevar y que el menor tiene ya 10 años, ¿qué razón hay para que no se hagan responsables de sus cosas? Lo comentaba con mi hija mayor (12) y no le entraba en la cabeza que alguien deje que sus padres le hagan la maleta porque entonces ¿cómo sabes lo que llevas? ¿y si sacas la ropa y te han puesto algo que no querías llevar? ¿o no te han puesto lo que sí querías ponerte? Ella lo tiene claro. Guille por su parte también me contaba en plan "vas a flipar" que hay niños de su clase que al salir al recreo se preguntan qué les habrán puesto de almuerzo. Él tampoco concibe no prepararse su propio almuerzo, como su propia mochila, y si un día se ha olvidado de llevar algo, pues mala suerte, asume las consecuencias y aprende de su error, que no se cae el mundo por eso.

Ser padres es una aventura, y nos equivocaremos todos mil veces, aún pensando que hacemos lo mejor para nuestros hijos. Nosotros seguro que nos estaremos equivocando en otro montón de cosas, pero al menos la revista del cole nos tranquilizó en este sentido. A veces oyes comentarios (o te dirigen miradas) que te hacen dudar. Porque esa es otra: si los mandas solos a comprar, ay, pobrecicos, si los dejas un rato solos en casa, qué mala eres, si no les ayudas con los deberes, no les haces ni caso... También hay que tener claro a quién hay que escuchar y a quién no, que boicots en esto de la educación no faltan, ¿no os parece? venga, confesad, ¿sois hiperpadres o les dejáis volar solos? (siempre en función de su edad, claro)

viernes, 2 de junio de 2017

Otra de nostalgias

He tenido estos días a mi niño de excursión con el cole así que hoy me vais a permitir otra de mis entradas nostálgicas, esta vez a cuenta de su primer año de vida... 10 años hace ya que nació el "pequeñín de la casa"¡cómo se pasa el tiempo! (y qué poco me queda para que se me ponga "aborrescente" perdido y pase de mí, habrá que aprovechar bien estos añitos)

Un año de vida

Se me ha pasado volando... pero sí, Guille ha cumplido ya su primer añazo. Todo un año de descubrimientos, progresos, pequeñas decepciones... cuesta recordar sus primeros días. La indefensión de un recién nacido. Ahora ya es todo un pequeño chicarrón. Aprendió a gatear, aprendió a andar de la mano (su lema es "dadme un dedito de apoyo y me recorreré el mundo"), pero también ha aprendido una serie de habilidades básicas. Defenderse de su hermana, no dejarse quitar el juguete que quiere... y está desarrollando ya la cabezonería propia de la familia. Como lance el dedo señalando un objeto ya puedes intentar llevártelo a donde quieras que hasta que no le des el objeto en cuestión no parará. Y si decide tirar de tí hacia la terraza ya puedes tú intentar llevártelo hacia el lado opuesto que nones. Como no lo cojas en brazos y te lo lleves berreando, lo que es andando desde luego no te lo llevas. Y para eso no tiene fuerza ni nada el tío...
No deja de ser curioso que justo hoy haya descubierto yo el último documental sobre bebés de National Geographic (siempre fascinantes), esta vez precisamente sobre el primer año de vida del ser humano. Lo estaba viendo ahora en el especial de Terra (os dejo el link, vale la pena dedicarle un ratito) y me deja, como siempre, boquiabierta. Conocía la inmensa capacidad del cerebro humano, especialmente en los primeros años de vida, pero verlo así, tan científicamente explicado, y la vez tan asequible... es increíble. Sobre todo la plasticidad del cerebro de un bebé. Cómo es capaz de recuperarse en una medida que nunca habría imaginado de algo tan traumático como la extirpación de medio cerebro a un bebé de pocos meses de edad. El documental muestra a ese bebé convertido en un adolescente con mínimas diferencias con cualquier otro. No salgo de mi asombro.
Lo malo de dejarme a mí ver estos vídeos es que no falla, me entra la nostalgia de bebé y empiezo a tener ideas peligrosas... hablaremos de ello en el próximo post, si os parece...
Y es que lo de los bebés es realmente fascinante. La capacidad de aprendizaje que tienen... ya nos gustaría a todos conservarla de adultos, ¿verdad? la absoluta espontaneidad en sus reacciones... y aún así, son todos tan diferentes entre sí. Yo lo observo entre mis dos hijos, pero te pones a comparar con cualquier otro bebé y cada uno tiene su incipiente personalidad perfectamente definida, y perfectamente distinta al de al lado... tan pequeñitos, aparentemente con tan pocas habilidades o capacidades sociales... y sin embargo, unos pequeños expertos. Lo pensaba esta misma tarde yendo con Guille por la calle. Es que no falla, vas con él y va acaparando miradas. Y no es que sea un bebé extraordinariamente guapo (yo lo veo guapísimo, claro, pero siendo objetiva, tampoco es que llame la atención por eso) Sin embargo tiene una capacidad de seducción bestial. Va por la calle literalmente llamando la atención. En cuanto consigue que su objetivo le mire, le dedica una sonrisa encantadora y no deja títere con cabeza. Éso es lo que andaba yo pensando esta tarde con él. Que como mantenga esa mirada y esa sonrisa de mayor se va a llevar a todas las chicas de calle. Lástima que según nos desarrollamos vamos perdiendo capacidades... También de esto habla el documental. Nacemos con una serie de habilidades fantásticas que vamos perdiendo poco a poco en beneficio de otras más prácticas para movernos en nuestro medio. Digamos que nos vamos especializando...
Lo que me da un poco de pena es no haber podido seguir el desarrollo de Guille con tanta atención como el de Sofía. Supongo que es inevitable en cuanto hay hermanitos de por medio. El primer bebé no tiene que competir con nadie por captar la atención, la acapara toda sin hacer nada especial. Sin embargo para el segundo tienes mucho menos tiempo. No es que no le hagas caso, pero estás con él y la celoseta de turno ya te está reclamando. No quiero ni pensar en lo que será tener tres o cuatro hijos, o más. De hecho he leído últimamente sobre ésto en un par de libros. El último en el que estoy leyendo ahora: "El Mundo", de Juan José Millás, una "autobiografía novelada", como él mismo la describe.
Por supuesto puedes tratar de aprovechar al máximo las horas en las que estáis a sólas, pero en cuanto vuelves al trabajo, esas horas se reducen considerablemente. Yo aprovecho que Sofía come en la guardería para disfrutar a tope del pequeñajo en la hora de la comida, y a Sofía le dedicamos en exclusiva el ratito desde que su hermano se ha dormido ya hasta que se acuesta ella. Le encanta sobre todo el rato de leerle el cuento en la cama. Primero mamá y luego papá. Te pide unas 5 veces por semana el mismo cuento pero no importa... es un rato que todos disfrutamos mucho. Como el momento de acostar a Guille. Ese es mío por "prolongación de derechos de lactancia" Sé que hago mal en dejar que se acostumbre a dormirse conmigo pero para mí es un ratito de descanso, de intimidad con él, no son tantos los momentos en que podemos estar los dos sólos.
Bueno, que me voy ya del tema. Os dejo, no sin antes invitaros de nuevo a echar un vistazo al documental de National Geographic. Sorprendente...
Y ahora contadme, ¿cómo habéis vivido vosotr@s el primer año de vida de vuestro bebé? ¿No os parece una pena que no tengamos recuerdos de un periodo de vida tan fascinante?
Lamamma
Publicado domingo, 04 de mayo de 2008 21:49 por Mama_a_bordo

Seguidores