Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

miércoles, 28 de mayo de 2014

El ratito de lectura

No sé ni cómo salió, supongo que es de esas cosas que se van gestando en tu mente poco a poco, sin ni siquiera darte cuenta, y de repente un día todo hace click y se pone en marcha una nueva maquinaria.


En nuestro caso, lo que se venía gestando desde hace tiempo ya es que últimamente no encontraba tiempo para leer más que en el avión, ¡y tampoco viajo tanto! Mis hijos sin embargo, no fallan, todos los días se van a la cama con el libro y la linterna y leen el rato que les apetece.

Es verdad que a mí lo de leer por la noche me da un poco de pereza, más que nada porque como me enganche a la historia no encuentro nunca el momento de parar, y yo que soy dormilona, y que tengo que madrugar... pero ir viendo crecer el montón de libros pendientes y que aquello no avanzara era superior a mí. 

Por otra parte, nosotros habíamos cogido la mala costumbre, en cuanto los niños se iban a la cama a leer, de empanarnos con la tele, con lo cual a lo que dejas la chorrada que estés viendo estás ya tan cansado que ni ganas de abrir un libro. 

¿Solución? le propuse a la tropa una nueva costumbre familiar. Desde hace unos días ya después de cenar, en vez de mandar a los niños a la cama, nos sentamos todos juntos en el salón, cada uno con su libro y durante un rato leemos todos juntos. Es curioso, en la mayoría de sitios hablan de que los adultos demos ejemplo a los niños para que nos vean leer y así lo hagan ellos también. En nuestra familia ha tenido que ser al revés... claro, que el germen ya estaba plantado, eso sí.

¿Me contáis vuestros hábitos de lectura?


lunes, 26 de mayo de 2014

Sabiduría oriental para empezar la semana


Casi nada, ¿eh? pero la verdad es que si te lo miras con cariño, esto vale igual para el trabajo que para la vida diaria. A mí desde luego no me vendría nada mal empezar a aplicar en mi vida en general estos pequeños-grandes consejos. Veamos:

1. Separa, elimina... se me ocurre alguna que otra persona a la que debería eliminar de mi vida (todavía no puedo, pero todo llegará) Clasifica las tareas dependiendo de su urgencia. Clave en la tan traída y llevada conciliación, ¿no? por cierto, recordadme que os hable (de nuevo) de esto en un próximo post, me estoy leyendo un libro de experiencias al respecto que quiero compartir con vosotr@s. 

2. Orden: sí, bueno, mi asignatura pendiente de siempre. Yo soy más de caos organizado, esa excusa tonta que no se cree nadie. Bueno, en el trabajo aún soy ordenada, más o menos... en casa ya... me callo que si sigo por aquí no voy a hacer más que tirarme piedras sobre mi propio tejado.

3. Limpieza, desechar lo que ya no necesitas... aparte de lo obvio, yo creo que aquí lo fundamental es mantener la higiene mental, ¿no? acumulamos a veces mucha "basura" en la cabeza que deberíamos desechar sin el más mínimo remordimiento. 

4. Normalización, sistema único de ubicación de los objetos... anda que no lo he intentado yo veces, pero que no hay manera oye, que mi caos organizado se rebela contra la normalización... lo seguiré intentando.

5. Mantener la disciplina. Apaga y vámonos, con la disciplina hemos tomado, pero si no soy disciplinada ni para ponerme cremitas... 

Tengo mucho en lo que trabajar y reflexionar... os dejo hacer lo mismo, pero prometo no volver a tardar más de un mes en pasarme por aquí. Disciplina, disciplina...   

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