Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

miércoles, 26 de enero de 2011

tendré que preparar un discursito...

o no, que al fin y al cabo, lo bueno si breve, dos veces bueno, así que me limitaré a expresar mi agradecimiento a Mariluz por concederme este premio



y de paso pedir disculpas por no ir a cumplir las condiciones del mismo. Nominar a 15 blogs amigos ahora mismo... uff... que no, que además lo que pasa siempre, que a lo que te llega el premio ya están todos nominados... a mis blogs amigos los veis todos los días en mi blogroll así que ahí tenéis a mis nominados. Quien ya tenga el premio que haga caso omiso, y quien no, que pase a recibirlo.

Lo que sí haré será compartir con vosotros 7 cosas sobre mí, aunque después de tanto tiempo será difícil encontrar algo que no sepáis ya. Vamos a ello:

1. no soy supersticiosa en absoluto y sin embargo me creo mis propias autosupersticiones, la mayoría de las veces sin el más mínimo sentido (si no no serían supersticiones, claro)

2. hace unos años anunciaba a todo el que quisiera escucharme que no pensaba casarme ni tener hijos NUNCA. Por bocazas me casé dos veces (con el mismo, eso sí) y tengo dos hijos.

3. sueño con que me toquen los euromillones (pero no juego) para poder dedicarme al turismo a la antigua. Ya sabéis, como en las pelis, esos ingleses ricos que vivían de las rentas que se tiraban tres meses en alguna bucólica ciudad italiana... pues algo así.

4. mi mayor habilidad es ser capaz de encontrarle a todo el lado positivo en segundos

5. mi mayor defecto es no ser capaz de controlar mi genio (y eso que he mejorado mucho)

6. mi objetivo a más largo plazo es recibir algún día la medalla de platino de los amantes de Teruel (para lo que maridín y yo tenemos que cumplir la friolera de 103 años y seguir juntos)

7. soy cabezota hasta la médula

Sé que muchas de estas cosas ya las sabíais pero es que son ya muchos años junt@s...

miércoles, 19 de enero de 2011

Cabecitas llenas de magia

A veces tengo auténtica envidia de mis hijos... de ese mundo fantástico en el que viven en el que todo tiene lugar. Dragones, brujas, hadas, varitas mágicas... y el último descubrimiento: El ratoncito Pérez. A Sofía aún no se le ha caído ningún diente, ni se le mueve siquiera, pero a una amiga sí, así que ahora vamos a vueltas con el ratoncito, que dónde vive, que qué deja, que yo querré que me deje no sé qué... y Guille, pobre, con lo que le queda todavía, igual de emocionado con el roedor... esta mañana me han hecho buscarlo por internet y sacarles un dibujo para pintarlo, aunque como no he encontrado exactamente lo que buscábamos al final ha decidido que les sacara éste:



Prometido ha quedado que cuando vayamos a Madrid visitaremos su casita y la pequeña estatua que allí le pusieron.

A veces les tengo envidia, sí. Me gustaría volver a creer sin reservas en todas esas cosas y devolver a la imaginación todo su poder. Quizás sea por eso por lo que me gusta escribir...

Por lo demás, como comentábamos en el blog de Mariluz, mejor nos iría si más mandamases conservaran algo más de la mentalidad (y de la inteligencia) infantil.

miércoles, 12 de enero de 2011

Feliz año y esas cosas

Este año me he contagiado del que parece haber sido un mal mucho más común que la gripe, y hasta que el catarro vulgar. Me he contagiado del más absoluto pasotismo a la hora de felicitar navidades y año nuevo a amigos y conocidos. ¿Dónde quedaron aquellos eternos avisos de mensaje nuevo? se quedarían con la crisis... yo desde luego opté por la solución más rápida y sencilla (y económica, de paso) Mensajito en facebook y el que quiera que se de por aludido. Oye, con lo que me ha costado apuntarme al invento este, al menos ahora le tengo que sacar rendimiento.

El caso es que las navidades me han sentado bien. Empezaron algo torcidas, con mis dos chiquillos y la mitad de la familia (la mitad mía concretamente) con sus buenos catarros. Maridín y yo aguantamos como toretes y los niños ya se sabe, en un par de días estaban como nuevos. Pero mi idea de hacer mil actividades ya se había torcido. Además con el mal tiempo que hizo esos días... menos mal que Sofía se recuperó a tiempo para ir a ver El Cascanueces. ¡Su primer ballet de verdad! Salió encantada. Luego pasaron nochevieja y año nuevo, y una gran comida familiar con los primos de Madrid en la que TODOS los niños (8 en total) se portaron fenomenal (de verdad) Aprovechamos para actualizar la foto de la matriarca con sus 8 bisnietos (y esto no ha terminado aún) Al día siguiente nos fuimos a mis montañitas (Pirineo aragonés) Volví nueva, y eso que había poca nieve y muy dura y no pudimos hacer el muñeco de idem que traía al retortero a mis chicos... Se quedaron con ganas de aprender a esquiar. A ver si al año que viene puede ser y de paso me apunto yo también, que nunca es tarde si la dicha es buena... entretanto a ver si vuelvo a ponerme los patines... (hala, más propósitos de año nuevo)



Las navidades pues bien. Pero más que por lo que hayamos hecho, y por haber disfrutado de la familia (que también) porque no sé cómo, no sé por qué, me he dado cuenta de repente de que el 2010 se llevó algo con él. Se llevó un sentimiento de confusión que tenía encima. Sigo sin haber qué hacer con mi vida ahora mismo, pero eso ya no me agobia. El 2011 me ha traído una tranquilidad pasmosa (más aún, los que me conocéis bien ya sabéis por qué lo digo) Ahora sé que lo me toca este año es mantener todas las puertas abiertas y no preocuparme por no llegar a concentrarme en ninguna de ellas. Por ahora sólo puedo esperar, eso sí, con todos los sentidos alerta para detectar la oportunidad cuando se presente, que lo hará.

Ya lo dice mi admiradísima Carmen Martín Gaite en mi libro de cabecera: “la sorpresa es una liebre, y el que sale de caza, nunca la verá dormir en el erial” (cita de "Nubosidad Variable")

Seguramente la mejor prueba de mi nuevo equilibrio (o casi) es que he vuelto a leer a buen ritmo, como habréis visto si vais siguiendo mi lista de lecturas. Por cierto que ahora mismo la cambio. Ya terminé "Los aires difíciles" de Almudena Grandes (final un poco rápido, un mal común, pero en general bien) Y por fin he podido empezar "Invitación al asesinato", de Carmen Posadas. Llevaba tiempo detrás de él pero se lo había pedido a los Reyes Magos así que ha habido que esperar...

Y para rematar mi nuevo "estado zen", he vuelto a escribir en la biblioteca municipal (costumbre que cogí antes de navidades y que por motivos de vacaciones escolares había tenido que abandonar) Estoy revisando un viejo cuento infantil que escribí hace tiempo con idea de presentar a concurso. Hacía tiempo que era consciente de sus fallos y de las mejoras que debía introducirle pero ¿sabéis? un escrito es como un hijo. Le quieres tal y como es y cuesta mucho alejarse lo suficiente de él como para poder mirarlo con objetividad, pero mucho más para cambiarlo bruscamente. Ahora lo estoy haciendo. Y he descubierto que me encanta el ambiente estudiantil de esta sala de la biblioteca. Casi todo estudiantes jóvenes, aunque también gente mayor. Silencio, concentración, libros por todas partes... ¿qué mejor entorno para escribir?

Y ahora sí, de verdad, no por compromiso, ni siquiera por costumbre...

¡os deseo a todos un muy feliz 2011!

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