Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

martes, 30 de septiembre de 2008

seeeaaa uuuunaaa veeeeeez...

Me encanta cuando mi hija empieza así sus cuentos, pero sobre todo me encanta descubrir que ya empieza a tener herramientas suficientes para ser ella quien me los cuente a mí. Cuando son cuentos que ya conoce más o menos repite lo que recuerda, aunque también se inventa cosas. Pero lo mejor fue el sábado, cuando estando con ella en el parque decidió que "ahora te sientas tú aquí y yo te cuento un cuento" y empezó a inventarse (con muchos aspavientos) historias rocambolescas en las que me mezclaba alegremente bebés que lloraban, lobos, cerditos, bebés cerditos y mamás. 



Me parece fantástico que ya tenga el suficiente "dominio" del lenguaje para elaborar sus propias historias, que haya desarrollado la imaginación hasta el punto de tomar elementos de su vida cotidiana y mezclarlos a su gusto con los cuentos que le leemos por las noches. 

De verdad, no dejará nunca de sorprenderme el desarrollo de la mente infantil. Los primeros años de vida son auténticamente fascinantes, ¿no os parece? Cómo van evolucionando desde ese estado tan terriblemente dependiente en sus primeros días de vida... 




domingo, 28 de septiembre de 2008

Un poquito huérfana...

Ayer se nos fue Paul Newman, el gran Paul, el único, MI Paul... y llevo desde ayer pensando en un buen post que dedicarle... pero estoy sin palabras. Era demasiado Paul, demasiado actor, demasiado hombre, demasiado guapo...


jueves, 25 de septiembre de 2008

Decisiones, dudas y otras incongruencias

Vaya por delante que yo, cuando tomo una decisión, la tomo con todas sus consecuencias y hasta el final, faltaría más. Pero también pienso que para no dudar nunca habría que ser tonto de remate. Sólo un tonto no se plantea que podría estar equivocado. Y yo, mira, otras cosas no digo, pero tonta no me he parecido nunca, así que sí, dudo. Y unas veces más que otras.

Recientemente se comentaba en Más mañanas algo sobre mujeres, edad, maternidad y trabajo. He hablado mil veces de ello en este blog y en los anteriores. Tod@s conocéis ya de sobra mi opinión al respecto. Y sin embargo... sin embargo a veces dudo. Vamos a ver, tengo claro que no sacrificaría mi carrera laboral por quedarme en casa (ni me apetece ni valgo para ello), por supuesto tampoco estoy dispuesta a pagar cualquier precio por mi desarrollo profesional. En todo hay un equilibrio, también en la famosa y utópica "conciliación" Y digo utópica porque de conciliar nada. Lo que está claro es que todo no se puede tener. Yo ahora mismo tengo un horario medio decente, del que no me puedo quejar. Y aún así hay momentos en que veo claramente que mis hijos necesitan pasar más tiempo conmigo. Y hay momentos, como el otro día en la reunión del cole de Sofía, en los que me da auténtica rabia que pidan colaboración de los padres para ciertos proyectos y yo no me pueda ofrecer porque mi horario laboral no me lo permite. Afortunadamente hubo muchas voluntarias, y algún voluntario. Bienaventurados ellos. Yo me mordí las uñas, los dedos y los muñones pero lo que no puede ser, no puede ser. Intentaré participar en la vida escolar de otra manera, qué se le va a hacer. 

Y sin embargo, para mí sigue siendo importante equilibrar mi vida laboral con la familiar, lo que por supuesto implica no renunciar demasiado a ninguna de ellas. ¿Será cierto que es más importante la calidad que la cantidad del tiempo dedicado a los hijos? a veces tengo mis dudas; cuando a las 15:30 dejo a Sofía, recién llegada del autobús del cole en casa de sus yayos (a los que adora, desde luego) para volver a mi trabajo y ella me hace pucheros, o directamente me llora porque quiere quedarse conmigo; cuando Guille se me agarra a la pierna porque al pobre no me he podido hacerle apenas caso. Pues me temo que no, que ésa es una bonita excusa a la que agarrarse pero no es cuestión sólo de calidad. Los niños también necesitan cantidad, al menos en ciertas etapas (tanto de su padre como de su madre)

¿Y el trabajo? ahí sí que es más importante la calidad que la cantidad, ¿no? ¡pues tampoco! debería ser así, pero en la mayoría de los trabajos no lo es, y en otros simplemente no se puede. Yo me debo a mis clientes, así que tengo que estar disponible para ellos en el horario marcado, y en ciertos casos también fuera de él. Es así, pero es el trabajo que he escogido y además me gusta. Y el desarrollo que quisiera darle implica una disponibilidad aún mayor. Así que tengo que elegir: o dedico más tiempo a mi familia o dedico más tiempo a mi trabajo. Y a mí no me cuesta tomar decisiones, nunca me ha costado. Y mi decisión está tomada. Hasta cierto límite, por supuesto, pero creo que ahora es mi momento de crecimiento laboral, con familia y todo. Pero tampoco estoy dispuesta a pagar cualquier precio por ello. Mis hijos y mi marido son fundamentales en mi vida, no voy a sacrificarlos por ningún trabajo por maravilloso que sea, pero sí que tendré que recolocar algunas cosas y buscar de nuevo mi equilibrio, ése que sabéis que no he terminado de encontrar nunca después de ser madre. 

Decisiones... dudas...

Pero me estoy liando y todavía quería contaros mi última incongruencia. Tiene que ver de nuevo con la última reunión del cole de mi niña. Sabéis que al final optamos por un colegio concertado... religioso... bien, vale, lo sé, lo decidí libremente, sabiendo lo que hacía y pese a muchas dudas iniciales. Y escogí ése y no otro porque sé de su flexibilidad y apertura de mente y que ante todo priman la libertad de decisión del individuo y blablabla (y qué leches, porque para mi gusto, que por supuesto es muy personal, es de los mejores colegios de Zaragoza, si no el mejor y eso pesa mucho más que la elección religiosa) Peeeeeeeroooooo, os lo confieso, el otro día, mientras un entusiasmado marianista nos hablaba apasionadamente de la pastoral en el colegio se me estaban poniendo los nervios de punta. Que si rincón de oración, que si descubrir a Jesús, que si rezar en familia... que sí, que ya... que he escogido un cole religioso... lo sé, lo sé, y lo hice con pleno conocimiento de causa (y además no me arrepiento de ello) pero, duda o incongruencia, el apasionado marianista me dejó así como inquieta... 

Y os dejo, que me reclama mi vida familiar... 

Es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error
Alessandro Manzoni (1785-1873)


sábado, 20 de septiembre de 2008

las chicas buenas van al cielo...

y las malas... ¡al tobogán rojo!

Al menos así es en el cole de Sofía, en el recreo de infantil, concretamente. Allí tienen dos toboganes, uno naranja, más pequeño, y el rojo, más grande y, por tanto, el preferido de todos los niños. Sofía nos contaba ayer que le gusta mucho el tobogán rojo pero que los chicos no les dejan subir a las chicas y que ella nunca puede subir...

Seguro que conocéis la sensación. Esa lucha interna entre el primer instinto (espera que pille yo a esos niños...) y la lógica (que noooooo, que tienen que aprender a moverse en sociedad, y el recreo es la primera escuela de relaciones humanas) Pero el caso es que la conversación me ha recordado esa famosa sentencia de Mae West sobre las chicas buenas y malas.

Mi hija es una chica buena. Ha salido a mí (eh, tú, que te veo, no te rías que es cierto, yo de pequeña siempre fui muy buenecita) Tiene el mismo genio que mamá pero, como hacía yo de chiquita, sólo lo saca en familia. Y la verdad, miedo me da, porque seamos francos; hoy en día las chicas buenas ya no van ni al cielo... No se trata tampoco de ser unas bordes resentidas, pero mi experiencia no deja lugar a dudas; desde luego empezó a irme mucho mejor en la vida cuando descubrí las bondades de ser una diablesa con piel de angelito.

Supongo que, como siempre, es cuestión de equilibrio. Yo tardé algo en encontrarlo. Para ser francos, tardé mucho, probablemente demasiado, en descubrir que era mucho más divertido, amén de más práctico, ser mala. Pero a ser mala también hay que aprender, supongo. Sobre todo a saber con quién serlo, y eso también me costó lo mío. No estoy muy orgullosa de algunas de las cosas que hice en aquél primer período de aprendizaje, pero supongo que eran necesarias para encontrar ese equilibrio que, ya sabéis, es la base de mi vida. Y al final aprendí (creo, aunque los aprendizajes no finalizan nunca, y quien crea lo contrario es que aún tiene mucho que aprender) y sí, es cierto, me ha ido mucho mejor en la vida aplicando esa pequeña chispa "diabólica".

Espero que Sofía no tarde tanto como yo en descubrir su lado de diablesa. Porque ya se sabe, hay cosas que nadie te puede enseñar, tienes que descubrir tú misma, y es más, el proceso de descubrimiento, de ésta y de tantas otras cosas importantes, es fundamental para el desarrollo de la personalidad de cada uno. Así que, sí, tengo que seguir luchando contra ese instinto animal de protección que supongo que tenemos superdesarrollado todas las madres y dejar que mi niña crezca y aprenda sóla, con todo lo que ello conlleva. (Hablamos por supuesto de situaciones cotidianas a las que cualquier niño tiene que enfrentarse, no de circunstancias de peligro real, esa es otra historia)

¿Y vosotr@s? contadme... ¿sois ángel o diablo?



jueves, 18 de septiembre de 2008

Síndrome de la pantalla en blanco

Ay, madre, que ya sabía yo que esto tenía que pasar tarde o temprano. Me puse a escribir ayer y me salió tal zarrio, pero zarrio, zarrio, que lo borré todo y lo dejé para hoy, con la esperanza de estar algo más inspirada... pero no. Estoy sufriendo un síndrome de la pantalla en blanco bestial. 

Y el caso es que yo quería contaros cosas pero ¡se me han olvidado! y lo peor es que el desastre es generalizado. Esta mañana estaba hablando con mi jefe y a mitad de frase me he quedado en blanco... es que he perdido totalmente el hilo. Ya no he sido capaz de volver a acordarme de lo que le estaba diciendo (menos mal que no era nada importante... por supuesto ya no recuerdo tampoco de qué hablábamos pero sí sé que no era de trabajo, algún comentario tonto sobre vete a saber qué)

Espero que no me dure mucho... recuerdo así a bulto que quería hablaros de la dichosa crisis, del pastón que se me fue el otro día en la ropita de los peques para el otoño... de Sofía, que debe sufrir de la misma amnesia temporal selectiva que yo porque a cualquier cosa que le preguntes sobre el cole te contesta que "no sé" Menos mal que cuando le apetece a ella sí que va contando cosas... 

Y sí, me vienen retazos de cosas pero ahora viene el segundo problema: no consigo enlazar ideas de forma medianamente coherente... (que nadie se chive a mis jefes, por favor) 

¡Atención! Asociación extraña de ideas: que no os he contado que además de haberme salido negativo el test el martes ya me vino la regla... uff... pero ya le ha costado a la condenada, ya, que la última me había venido a finales de julio.

Cierro asociación de ideas. 

Vale, está bien, no os hago sufrir más con este descalabro de post. Prometo esforzarme con el brain training (a partir de mañana... lo prometo...) y si alguien me da algún buen truco para solucionar mi crisis neurológica, se lo agradeceré... 

lunes, 15 de septiembre de 2008

Y ahora el cole de Sofía

Ya os conté un poco el sistema de adaptación que llevaban... pues ¡doy fe de que funciona! Sofía está encantadísima con su cole, y con el autobús. El sábado se llevó un disgusto porque no podía ir. Está feliz con su profe y con su mascota Carola (una tortuga de peluche dormilona, a la que todas las mañanas tienen que buscar por cualquier rincón de la clase para despertarla) Del resto de niños de momento no cuenta nada pero a ella le cuesta un poco coger confianza con otros críos y a estas edades todavía son muy individualistas, así que supongo que necesita aún un poco de tiempo para empezar a hablarnos de algún amigo o amiga. Lo bueno es que su amigo del alma de la guardería va al mismo colegio, aunque no a la misma clase (coinciden en el autobús y en el recreo)

Guille sin embargo no lo ha llevado tan bien. Sigue entrando llorando en la guardería, aunque muchos días sale tranquilo y nos aseguran que una vez dentro ya no llora. Eso sí, en la reunión del sábado ya me dijeron todas que menudo trasto, que no para quieto, que parece que esté en todas partes a la vez, que no hay quien le haga sentarse... ejem... un torpedillo, vamos... pero bueno, ya le pondrán firme, ya. Anda que no saben... lo que pasa es que las primeras semanas, hasta que se van acostumbrando todos a las nuevas rutinas siempre es un poco locura. 

¿Qué tal vuestros comienzos escolares? contadme... 

sábado, 13 de septiembre de 2008

El test de embarazo

Bueno, chicas, por fin me he decidido a hacerme el test. Os cuento que ayer, en el trabajo, se me iba poniendo peor humor por momentos. Tenía la sensación continua de que me iba a venir, esa molestia en el vientre, ya sabéis... pero nada, limpia como la patena... y me iba acordando de que en los dos embarazos anteriores tenía la misma molestia... y recordaba el manchurreo que tuve... y me acordaba de una conocida que se enteró del embarazo a los seis meses porque manchurreaba todos los meses y como no tenía motivos para pensar que estuviera embarazada, seguía tan tranquila (y seguía tomando la píldora, claro... menos mal que no le pasó nada al bebé)

Total, que entre eso y un pequeño lío en el trabajo de última hora volví a casa con un humor de perros y le dije a mi marido que mira, va a ser negativo, va a ser tirar el dinero... pero me quedo más tranquila si me hago un test. Se le puso cara de susto porque le había comentado que llevaba retraso pero como sabe que mis ciclos son raros realmente no se había preocupado. Me preguntó que cuanto retraso llevaba pues y le dije que la tira, que la última regla había sido antes de irnos a París. Total, que compramos el test.


Y esta mañana ha protestado Guille sobre las 5 y ya nos ha despertado, y ya puestos me he hecho ya el test. Él se ha ido a atender al niño mientras yo hacía el pis correspondiente... ¡qué nervios! he mojado la tirita en cuestión y os aseguro que en cuanto ha empezado a colorearse (señal de que la orina está llegando al detector, nada más) me he puesto cardiaca y ¡he apagado la luz! jajaja,me he vuelto a la cama, a oscuras, a esperar los tres minutos de rigor, con el corazón a 200 por hora. Mi marido estaba a mi lado, mudo... no expresaba ni miedo, ni alegría ni nada... mudo... yo mientras tanto andaba pensando que si era positivo sobre todo no debía llamarlo nunca un error... no, la terminología adecuada sería "regalo sorpresa" porque sí, porque un bebé es un regalo y lo querría tantísimo como a Guille y a Sofía y así es como me lo tomaría, de verdad. Sorpresa, sí, en un momento poco apropiado, también... pero siempre un regalo.

Pasados los tres minutos he cogido el test, todavía a oscuras, y me lo he llevado de vuelta al baño. Allí he encendido por fin la luz...


Uff... ¡negativo! aún lo he dejado un minutillo más por si acaso pero no, estaba claro, la raya de control perfectísimamente marcada y en el otro recuadro nada. Y con el pedazo de retraso que llevo no me vale un falso negativo, si hubiera estado habría tenido que salir ya clarísimamente. Así que nada, chicas. Falsa alarma. Y por si me lo vas a preguntar, Espontánea, no, no me ha dado pena, ni en lo más íntimo. Sabes que nunca he descartado del todo ampliar la familia pero no así, ni en este momento. Tendrían que cambiar muchas cosas para que me decidiera. Si hubiera sido positivo me habría dado un buen susto y enseguida me habría cambiado el chip y me habría hecho ilusión, estoy segura. Pero no me apena el negativo, de ninguna manera... así es como debe ser.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Nerviosita perdida ando

Y que nadie se haga ilusiones porque estoy segurísima de que esto acabará en agua de borrajas, vamos, como si lo viera... pero os confesaré algo; llevo un retraso que, hasta para mí, empieza a ser demasiado. 

Y vamos a ver, que motivos de preocupación realmente no tengo. Que nosotros
 SIEMPRE, SIEMPRE, SIEMPRE utilizamos protección. Que mis ciclos siempre han sido de lo más rarito... pero es que llevo ya más de 40 días de ciclo... y el caso es que un día sí que manchurreé un poco. Recuerdo que pensé, uy, qué suavecita viene esta vez, que no me ha dolido ni me ha incordiado nada... ¡y tan suavecita! que en el manchurreíto me quedé. ¿A que suena todo demasiado sospechoso? a ver si al final voy a tener que hacerme un test
 y todo... aunque no sé, hoy llevo todo el día con sensación de que me va a venir y la tripa hinchada (sí, ya, que esos también son síntomas del embarazo) Pero también es verdad que en mis dos embarazos, a estas alturas de falta ya estaba con naúseas, sobre todo en el segundo... (y sí, ya, que cada embarazo es un mundo y eso no significa nada) Pero lo más importante sigue siendo que NUNCA nos hemos descuidado... no habremos tenido la mala suerte de caer ese pequeñísimo porcentaje de fallo del preservativo, ¿no? ¡decidme que no!

Pues anda, que en buen momento caería... hombre, disgusto tampoco nos íbamos a llevar, eso es cierto, ahora ¡el susto sería monumental! bueno, yo dejaré pasar algún diíta más, que estoy segura de que todo ha sido cosa de los nervios de los últimos días y en cuanto recupere un poco mi ritmo habitual todo volverá a su sitio y podremos echarme unas risas a costa de este post. ¿A que sí? 

lunes, 8 de septiembre de 2008

La persistencia de la memoria

De poco sirve el reloj cuando de memoria se trata.
Pueden volar las horas o eternizarse los minutos,
que el recuerdo no admite medida ni el presente regla alguna.


Falso tiempo, incierto espacio.
Creación tan limitada como humana,
tan útil como inútil.
Cárcel a veces, espejo deformante.
Vano límite sobre el que vuela libre el espíritu. 

(imagen; la persistencia de la memoria. Dalí)

domingo, 7 de septiembre de 2008

Guille y su guardería...

Llevo toda la semana intentando contaros esto pero entre unas cosas y otras me he plantado en domingo. Ha sido una semana ajetreada, y para rematarla, la termino con un aparatoso vendaje en el dedo pulgar de mi mano derecha (que me hace un daño considerable al escribir, pero más daño me hace no hacerlo así que tant pis que dicen mis amigos gabachos)

Pues sí, el lunes pasado llevamos por primera vez a Guille a la guardería. Es donde ya fue su hermana así que la conocía de sobra de acompañarla a ella, e incluso de la fiesta de fin de curso de este año, cuando aprovechó para recorrerse a su gusto todas las instalaciones y hasta conocer a la que iba a ser su profe este año. Pues como si no. Los primeros días de guardería me temo que no tienen arreglo. El primer día se debió pasar las tres horas llorando (el primer año lo llevamos solo un ratito por la mañana, como ya hicimos con Sofía) A lo largo de la semana algo hemos debido mejorar, pero el caso es que sigue entrando y saliendo llorando, aunque sabemos que una vez dentro al menos a ratos está jugando tranquilo. 

Y el caso es que es una guardería fantástica, nos encantó por muchas razones y nuestra confianza en ellos es total. Pero le encuentro una pega... casi todos los colegios (desconozco si es así en otras guarderías) hacen una adaptación los primeros días. Mañana empieza el cole Sofía y el primer día irá con su padre (afortunado él que puede escoger sus vacaciones y se ha podido guardar estas dos semanas para los primeros día de cole de sus retoños) Yo ando pendiente de intentar engatusar a mi jefe para que me deje escaparme mañana un ratito al cole para estar con ella al menos el primer día. 

A lo que iba... que el primer día están solo una hora y con los papás. El segundo día un ratito más, primero con los padres y luego un rato sin ellos, que se irán al ladito mismo a tomar un café, sabiendo que si algún niño llora se irá a buscar a su padre o madre para que le consuele. El tercer día ya se quedan solos de verdad pero también un rato sólo. No es hasta el cuarto día cuando empiezan ya de verdad el cole (aunque este mes solo por la mañana) 

Y ahora os cuento lo de la guardería. Llegas, te cogen al niño y se lo meten para dentro sin contemplaciones y de golpe las horas que hayas decidido llevarlo. Igualito, ¿no? Sé que a muchos padres lo de la adaptación les parece una chorrada, una pérdida de tiempo, un incordio porque es cierto, no es fácil poder hacerlo, no todos tienen la posibilidad de faltar al trabajo el tiempo necesario... pero yo estoy firmemente convencida de que para los niños es infinitamente mejor. Una transición suave, que les permite sentirse seguros en su nuevo entorno porque no les supone un cambio radical. Lo que no quita para que tarde o temprano se queden llorando... pero bueno, ya os contaré qué tal la adaptación de Sofía.

En fin, supongo que el tema os sonará a muchas, sea el del cole o el de la guardería... ¿cómo lo lleváis vosotr@s? contadme...

jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Nueva ley sobre pederastia?

Vaya, yo venía con una idea en mente para el artículo de hoy, pero lo poco que he podido ver de las noticias (entre papillas, yogures, biberones, cuna, pijama... bueno, qué os voy a contar ya a estas alturas) me ha hecho cambiar de opinión radicalmente.

Escucho con más que relativa satisfacción (luego os explico lo de relativa) que el gobierno se plantea por fin endurecer la ley contra los pederastas. Al parecer se apuesta por revisar la cuantía de las penas con intención de agravarlas y, a priori lo más interesante, por establecer medidas de seguridad para cuando salgan de prisión. De momento todo lo que he encontrado es más bien ambiguo, pero bien, partamos de lo que tenemos:

1. Hecho claro: los pederastas, o una gran parte de ellos, reinciden. Al último le ha costado tres días (que sepamos) volver a agredir a una niña.

2. Da igual cuál sea la duración de la pena impuesta. Si cuando salga de la cárcel lo más probable es que el pedófilo vuelva a abusar de algún menor, lo importante es la actuación a partir de ese momento. En la cárcel no va a encontrar niños...

Ahora bien, ¿qué se hace con un pedófilo que se sabe que va a reincidir? ¿hay un tratamiento fiable que pueda ayudarles a abandonar esa conducta? los hay que, conscientes de su problema han solicitado la castración química (y se les ha denegado... que alguien me lo explique porque de verdad que no lo entiendo, lo mire por donde lo mire)

Empecemos por definir un poco el perfil del pedófilo, ¿os parece? Según un artículo publicado en la edición digital de 20 minutos, "El perfil del pedófilo obedece al de un varón, de entre 30 y 50 años, que no tiene sentimiento de culpa y aunque aparenta normalidad es inseguro, inmaduro, con dificultades de comunicación y desajustes de personalidad, sobre todo en la esfera de las relaciones sociales"

Está complicada la cosa... ¿es una enfermedad la pedofilia? estoy investigando un poco el tema por internet y parece que no está nada claro. En cualquier caso, sea por enfermedad, por desviación o por pura mala leche, lo que sí es seguro es que la pedofilia es un delito de los más asquerosos porque hay cosas que puedo llegar a entender, pero abusar sexualmente de un niño, a veces incluso de un bebé, eso no. Eso no cabe en ninguna cabeza sana. Precisamente ésto me hace pensar que algo tiene que fallar en el cerebro de un pedófilo, pero claro, todos sabemos que no hay en la naturaleza ser más cruel que el ser humano así que a saber...

Todo esto viene a que mi primera reacción ante la cacareada noticia del endurecimiento de las penas, y tras ver la pinta que tiene de quedarse en agua de borrajas (de ahí la "más que relativa satisfacción", que ya es bueno que se lo planteen, pero si al final no va a arreglar gran cosa, pues no deja de ser una pérdida de tiempo más), es "¡cadena perpetua para ellos!" Vamos a ver, en la cárcel no pueden abusar de ningún menor, ¿no? y en cuanto salgan, lo que les faltaba, llevar varios años "sin mojar" para salir bien encendidos en busca del primer crío o cría al que puedan engañar. Por cierto, ya me perdonaréis el uso del lenguaje de hoy. Es un tema que me altera...

Pero luego pienso que quizás realmente no es culpa suya. Que no lo pueden evitar, que es algo que está en sus genes, o en su cerebro... casos como el de aquél pederasta que reconocía que lo que hacía estaba mal pero no podía evitarlo, que sabía que en cuanto saliera de la cárcel volvería a sus prácticas, ¡que pedía la castración! Parece ser que no es lo habitual, que la mayoría de ellos ni siquiera son conscientes de que estén haciendo mal ni tienen el menor interés por dejar de hacerlo. A saber: lo cierto es que tengo mis serias dudas al respecto pero bien, vale, aceptemos que hay un componente fuerte de desequilibrio psicológico, o neurológico, o lo que sea.

Entonces... ¿es correcto meter en la cárcel de por vida a alguien que no delinque con intención sino por enfermedad? ¿no sería más lógico darle a esa persona el tratamiento que necesita? pero ¿y si no lo hay o no se conoce? si realmente es una enfermedad, pues mira, es una pena que esa persona tenga que pasar el resto de su vida en la cárcel pero pongamos las cosas en orden. Lo que no solo es una pena sino que es absolutamente imperdonable es que aunque sólo sea un niño más se vea sometido a abusos sexuales por parte de un adulto solo porque la justicia ha sido tan ligera de devolver a la calle a un pederasta reconocido.

Y vuelvo ahora a la castración química. ¿Por qué no es una opción? no lo comprendo. Podría llegar a medio comprender que no se pueda obligar a nadie a someterse a ella. Es un decir, en muchos países se puede obligar a una persona a morir en la silla eléctrica, o a pasar el resto de su vida privado de libertad. Visto así, no sé por qué narices no se puede castrar a un elemento que sólo disfruta del sexo con menores, por supuesto sin su consentimiento. Total, si con adultos no va a disfrutar y lo otro no se puede consentir...

Pero vale, suponiendo que no se le pueda obligar y asumiendo que, hoy por hoy, no hay cura para la pederastia, a estas alturas de artículo a mí ya sólo se me ocurre una opción, y es dar a elegir al pederasta entre la cadena perpetua y una pena menor con castración química antes de salir a la calle. Porque vamos a ver, está muy bien esa intención del gobierno de estudiar las medidas de seguridad para cuando salgan pero ¿qué medidas? ¿las mismas que se supone que protegen a las mujeres maltratadas? ¿que les van a poner? ¿un chip que les impida acercarse a cualquier menor de edad? ¿y eso cómo se hace? ¿un policía pegado a los talones las 24 horas del día? irrealizable. Que no, que no funciona con la violencia de género y tampoco va a funcionar con la pederastia. Siempre se ha dicho, ¿no? situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas. Es que vaya, que nos hemos ido de un extremo a otro. Yo no digo que haya que volver a las mazmorras de pan y agua y ratas del tamaño de gatos, pero ¿no os parece que la situación de los presos se ha ido demasiado al otro extremo? tanto proteger sus derechos (pobrecitos delincuentes) ¿y qué pasa con los derechos de las víctimas? tanta protección al menor y tanto cuento y al final, en lo verdaderamente importante, se les deja desprotegidos en aras de un sistema judicial politicamente correcto.

Y lo voy a dejar aquí, porque empiezo a encontrar serias dificultades para mantener este blog libre de palabras malsonantes de todo tipo. Contadme vosotr@s, ¿cómo lo veis?

Seguidores