Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 29 de septiembre de 2017

Nuestro reto lector: septiembre

Seguimos al pie del cañón con nuestro particular reto lector. Durante el mes de septiembre debíamos comenzar una nueva colección. Para los niños es fácil, hay muchísimas, pero yo no tenía muy claro qué leer. Al final recordé una saga que llevaban tiempo comentándome algunas amigas y que nunca me había terminado de animar a coger. Los libros de Valeria.



Encajaba bien en el reto así que me animé con el primero de los libros: "En los zapatos de Valeria". No está mal si lo que buscas es algo ligero y divertido. Es un poco tipo a "Sexo en Nueva York", de hecho enseguida identificas a cada una de las protagonistas con su equivalente en la serie, pero lo cierto es que engancha bastante. De hecho una vez terminado el primero, me fui leyendo casi del tirón los siguientes.

En cuanto a Sofía, se animó con una colección de esas que a todos los que hicimos la EGB nos suenan (aparte de los cinco, que ya se los había leído): Los Hollister, concretamente con "Los Hollister y el ídolo misterioso", que no es el primero de la colección pero es el que teníamos por casa. No le ha entusiasmado mucho, creo.

Guille, por su parte, se decidió por comenzar con la serie de "Misterios a domicilio", de la zaragozana Begoña Oro. Cuesta un poco sacarle opiniones claras sobre los libros que lee, pero he conseguido enterarme de que sí que le ha gustado y de que lo recomendaría. No está mal...

Para el mes que viene, octubre ya nos planteamos el reto en base a la fiesta de Halloween (sí, como ya he contado alguna vez por aquí, me gusta Halloween y sí, me gusta más que todos los santos, que en mi casa de todas formas no ha sido nunca tradición, y no, no viene de EEUU, la fiesta de Halloween es muchísimo más antigua que todo eso y de raíces celtas) Volviendo al tema que nos ocupa, esta vez sí tenemos ya claros los libros que queremos leer.

Yo pienso aprovechar para cubrir una laguna imperdonable en mi perfil lector. ¡Todavía no he leído el "Drácula" de Bram Stoker! es el momento de ponerse a ello.

Para Sofía creemos que ya es momento de introducirse en la retorcida y macabra mente del gran David Lozano, así que se va a atrever con "Hyde", pese a que su padre teme que después de esto no quiera volver a una excursión con el colegio, jejeje... a mí no me preocupa. Sofía misma tiene un punto macabro muy interesante, le gustará.

Para Guille tenía más dudas pero al final, por recomendación de su hermana, que ya lo había leído, se va a animar con el fascinante mundo de Neil Gaiman, concretamente con "El libro del cementerio"

Como siempre, os cuento más dentro de un mes.




miércoles, 20 de septiembre de 2017

Viajando sin gluten

En esta familia nuestra nos da poca pereza viajar, la verdad (otra cosa es el dineral que se va en ello) El hecho de que Sofía fuera celíaca nunca nos pareció que fuera a cambiar esto. Es verdad que la preparación del viaje cambia un poco. Ya no vale eso "ya comeremos por cualquier parte" Sobre todo en según qué países. Este verano habíamos decidido ir a Roma pero en coche, haciendo noche a la ida y a la vuelta en un par de ciudades costeras francesas.


En Italia no tuvimos ningún problema para encontrar cosas sin gluten y que la gente supiera de qué les hablabas. Hasta vi en un área de autopista los típicos sándwiches envasados pero sin gluten. Lo de los franceses sin embargo es caso aparte. No dudo de que en tiendas encontrarás de todo, como aquí, pero salir a comer por ahí ya es otro cantar. Y lo estar seguro de que no va a haber contaminación cruzada ya... cierto que llevábamos ya apuntados algunos sitios recomendados pero de ellos dos estaban cerrados justo el día que íbamos nosotros por allí.






Aún así, no hay excusa para no viajar hoy en día. Google es cada día más listo y si tú le preguntas por sitios "sans gluten" o "senza glutine" según el destino, algo te encuentra, luego ya tiene que estar abierto y te tiene que pillar más o menos bien, claro, pero encontrar encuentra.


Por supuesto, el kit de supervivencia celíaca no puede faltar en ningún viaje, nunca se sabe. Pan sin gluten, las bolsitas para tostadora o sandwichera, galletas, algún dulce, nesquik... bueno, cada uno en función de sus necesidades básicas... Y luego, claro, la opción de ir entrando a supermercados a por lo que falte. Nosotros en Italia algún día compramos pan y embutidos para comer en plan picnic en el parque y no tuvimos problema en comprar también para nuestra celiaquita. En Francia, como estuvimos menos tiempo no llegamos a probar, pero vaya, que después de la experiencia sí hemos pensado que la próxima vez que viajemos por allí (que no tardará porque es un poco nuestra segunda casa) nos buscaremos un aparthotel y al menos las cenas y desayunos las haremos bien.


De verdad, que no os de miedo. Hoy en día hay mil sitios donde buscar previamente la información: Grupos en Facebook, aplicaciones mil para el móvil, asociaciones nacionales o regionales, que incluso te proveen de los textos explicativos sobre la celiaquía en varios idiomas para que puedas presentarlos en cualquier hotel o restaurante allá donde vayas, el propio google... ¿vais a perderos todo un mundo solo por el gluten? ¡Seguro que no!


A los que sois madres/padres de celiacos, tampoco sobreprotejáis a vuestros hijos. Enseñadles más bien a buscar y preguntar. No podréis evitar que un día vuelen solos y seguro que entonces querréis que sepan sacarse las castañas del fuego ¿a que sí?

lunes, 11 de septiembre de 2017

Más rara que un perro verde

¿Sabes esas veces en que se te pone una sensación rara en el estómago por cualquier cosa? ¿y de repente un comentario más o menos tonto te pone de morros para toda la tarde? ¿cuándo quieres hacer una cosa pero haces justo lo contrario? Así llevo yo toda la semana. No sé muy bien cómo empezó todo. Tengo la vaga sensación de que fue un pequeño contratiempo, una tontería, el lunes a primera hora, en el autobús que me llevaba al trabajo, el que me despertó esa sensación incómoda en la barriga. A partir de ahí, algo que me habían comentado el viernes anterior, y a lo que no di demasiada importancia, de repente me empezó a preocupar vagamente. Fue avanzando la semana y con ella pequeñas cositas, a las que de normal no habría hecho demasiado caso, se iban uniendo a la desagradable bola que yo solita estaba formando y el jueves, un comentario tan poco afortunado como poco importante, le prendió fuego a la bola y me puso de un humor de perros.



El viernes decidí que ya estaba bien de tanta tontería y decidí volver a ser yo. El fin de semana ha sido estupendo, la verdad. Lo de tener perro es toda una historia, para bien y para mal, tengo que escribir una entrada sobre esto. Sin embargo una nube grisácea sigue persiguiéndome. Me despierto pronto por la mañana y me enfrasco en diecisiete versiones de una conversación pendiente que no sé cómo enfocar. La cabeza me va a mil hasta que decido cerrar el "chiringuito mental", levantarme de una vez y ponerme en marcha.



Y cuando el desarrollo normal del día de familia con perro te deja ese ratito de fin de semana para disfrutar un rato del último libro al que me he enganchado, resulta que encima acabas cayendo en ciertos párrafos y ciertas frases que te remueven algo por dentro y atraen de nuevo al nubarrón.

Por casa me dicen estos días que vaya genio llevo y tienen razón. Y el caso es que ni siquiera sé por qué. Supongo que es lo que me pasa cuando no acabo de encontrarme cómoda conmigo misma o con mis circunstancias.


El jueves del humor negro alguien me preguntó, viendo mi cara de malas pulgas, si tenían solución mis problemas. Automáticamente le contesté que todos los problemas la tienen. Y así lo creo, sólo que resulta incómodo cuando todavía no sabes cuál va a ser y eres consciente de que algunas son bastante menos apetecibles que otras.

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