Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

domingo, 28 de marzo de 2010

Hay cosas que no se pagan con dinero

Siguiendo un poco con el tema de la entrada anterior, hace unos días mis hijos me deleitaron con uno de esos momentazos que te curan de todo. Aquel día no es que estuviera especialmente cansada pero a Sofía le dio por jugar a médicos así que me tumbó en la cama (perdón, camilla del hospital) y con su maletín de médico en mano me estuvo explorando aquí y allá, poniéndome una inyección, dándome unas pastillas... vamos, que estaba yo tan a gustito tirada larga en la cama dejándome mimar cuando encima me llega Guille diciéndome que me quería maquillar.

Abro un inciso de esos que suele abrir Cruela:

algunas mañanas, si se han portado bien y han ido ligeritos con el desayuno y la ropa y demás, les dejo que me maquillen ellos. Mi base de maquillaje es una de esas que lleva el cepillito incorporado para extenderla así que yo me doy las gotitas de base y les dejo a ellos que me la extiendan con el cepillo y les encanta. Evidentemente, luego me lo termino de extender yo que me dejan unos corros divinos...

Cierro inciso.




Así que ahí me veis a mí, cómodamente tumbada, con mi niña escuchándome el corazón con su estetoscopio de juguete y cambiándome las vendas de la herida del brazo mientras el peque me extendía una imaginaria base de maquillaje (a las 7 de la tarde y sin más plan que bañar y acostar a los niños me pareció tontería maquillarme de verdad)

Tampoco ha tenido desperdicio esta misma mañana, cuando después de estresarme un rato porque no me dejaban ni ir al baño tranquila, todo el rato pegados a mí, por fin he podido ducharme con calma y, después de vestirme, dejarme peinar por Sofía (que por cierto lo ha hecho muy bien, con lo difícil que es mi pelo y no me ha dado ni un tirón) Guille por supuesto se ha ocupado de la base de maquillaje y luego Sofía de pintarme los labios.

Otro momento genial: ayer mientras nuestros chicos dormían la siesta, Sofía y yo estuvimos escribiendo un cuento. Ella se inventaba la historia y yo la iba escribiendo y dejándole huecos para que hiciera los dibujos. Yo que había cogido un folio y lo había doblado por la mitad pensando "bah, una cara para la portada, y tres para la historia... sobra..." sí, sí... dos folios más necesitamos, y no hemos terminado... a esta niña no se le acaban las ideas. Entre cuevas en las que sólo pueden entrar las chicas buenas, princesas (ella y yo), ventanas mágicas, príncipes dormilones (papá y Guille, claro) y monstruos que acaban convertidos en caca (sí, como lo leéis) yo creo que tenemos para escribir un par de trilogías.

Y bueno, lo dejo ya que me estoy poniendo ya pesadita con mis niños y una cosa es que a mí se me caiga la baba y otra que os de la tabarra a vosotr@s... para la próxima entrada prometo buscar un tema mejor.

martes, 23 de marzo de 2010

¡Qué bonito es ser madre!

Casi siempre...

y es que hay días en que hasta llegar a pensar en que si pudieras echar marcha atrás en el tiempo... no suele durar más que un parpadeo, claro, pero sí, justo en ese momento en que los tienes a los dos llorando, se callan lo justo para ponerse a discutir entre ellos, acaban pegándose, vuelven a llorar, te reclaman... y tú estás cansada, muy cansada, y todavía falta el baño, los pijamas, la cena, los cuentos, los dientes, el pis, el vaso de agua, la música, "se ha acabado", la música otra vez (son dos vueltas de la cuerda de la caja de música, ya sabéis, costumbres que se hacen ley)



Justo entonces recuerdas con nostalgia tu vida antes del embarazo...

Pero como digo, dura sólo un momento, porque de repente terminan los lloros, vuelven a jugar juntos como si nada, te hacen unos mimos, te dedican una sonrisa pícara y te derrites, y sigues cansada pero mucho menos porque, al menos para mí, no hay mejor cura para un día duro que ver a mis hijos sonrientes y darles un achuchón ahora que todavía se dejan.

Tomamos muchas decisiones a lo largo de nuestra vida que tendríamos ocasión de replantearnos si echáramos marcha atrás: unas insignificantes y otras fundamentales. De algunas podemos arrepentirnos (o al menos pensar que quizás debimos hacer otra cosa), de otras nos quedará siempre la duda de si hicimos bien o no. Con unas pocas nos plantearemos siempre qué habría pasado si hubiéramos optado por otro camino. De algunas sabemos positivamente que teníamos que hacerlo así, sea cual sea el resultado final.

Pero para mí si hay una decisión que no admite duda ninguna es la de ser madre porque tener a Sofía me supuso un salto cualitativo tan enorme en mi faceta personal que todo lo demás se me quedaba pequeño. Ya nada en mi vida estaba a la altura de esa sensación. Tener a Guille por supuesto la reforzó, añadiéndole los maravillosos matices de verlos juntos, corriendo el uno en brazos de la otra por la calle cuando no hace ni cinco minutos que se habían separado, preocupándose y consolándose cuando uno llora (salvo que sea culpa del otro, claro)

Hay momentos agotadores, sí, pero ¡qué pronto se olvidan!

(dicho esto, luego se pone una el viernes por la noche a ver "Hermano mayor" y ni la mejor película de terror de todos los tiempos... mamma mia, ¡qué miedo!)

martes, 16 de marzo de 2010

Cabezas pensantes

Anda que a veces... supongo que todos lo habréis pensado más de una vez: ¿pero a qué mente derretida se le ha podido ocurrir semejante idea? yo lo pienso cada vez que maridín me cuenta las últimas decisiones de la cúpula directiva de la empresa donde trabaja (ya sabéis, uno de estos grandes grupos dirigidos por financieros que no han pisado el mercado real en su vida pero eso sí, se han leído muchos libros, de los que sólo han entendido algunos) Lo pienso también con muchos anuncios de la tele. Y ahora mismo me lo ha hecho pensar otra vez Mariluz con el vídeo que ha puesto en su blog. Corresponde al anuncio de Cuatro de su serie estrella House. Y vale, en muchos episodios una de las primeras opciones barajadas como diagnóstico es el lupus, vale además que es una serie que de paso nos ha hecho a todos más conscientes (aunque no lo suficiente, supongo) de que existen un montón de enfermedades raras por el mundo a las que no prestamos mucha atención. Y lo grave no es que no le prestemos atención nosotros, que al fin y al cabo no tenemos por qué conocerlas salvo que las suframos o las sufra alguien de nuestro entorno. Lo grave es que las todopoderosas farmaceúticas tampoco les prestan la más mínima atención porque como afectan a un porcentaje relativamente pequeño de la población no resulta rentable su investigación. Y lo grave es que la OMS (por decir algo) no tome cartas en el asunto obligándoles a dedicar un porcentaje de sus extravagantes beneficios a este tipo de investigaciones.

También viene siendo grave ya esta tendencia mía a desvariar, cada vez más acentuada. Porque en realidad yo venía con esta entrada a sumarme a la protesta de Mariluz por la publicidad estúpida de una buena serie. ¿Pero a qué mente derretida se le ha podido ocurrir semejante idea? creo que el lupus es una enfermedad suficientemente seria, molesta y grave como para tomársela a cachondeo así. ¿O será que al cerebrito que ha ideado esa promoción le parece que se lo han inventado en la serie?

Lo siento Mariluz, no sé cómo colgar el video, no puedo cogerlo de tu página, así que pongo simplemente el enlace a tu blog...

martes, 9 de marzo de 2010

Juzgando libros por su portada

O personajes por su pinta, que al fin y al cabo es casi lo mismo. En esto, como en tantas otras cosas, da igual cuánto nos esforcemos los padres por no crear prejuicios en la mente de nuestros hijos. Al final todo se confabula contra ello. ¿A qué viene tanto rollo? pues a que el otro día, mientras desayunábamos, mis hijos miraban los dibujos de los nuevos botes de Nesquik y salía un extraterrestre así feúcho y enseñando los dientes y mi hija me preguntó si era malo. Le dije que no lo sabía, que sólo porque fuera feo no quería decir que fuera malo. Pero claro, se para una a pensar y, quitando Shrek y pocas más, los dibujos animados nos han enseñado desde siempre que el malo es feo (normalmente moreno y de rasgos angulosos) y el bueno guapo (rubio de preferencia)

Es más, estaba yo escribiendo el cuento para mi amiga y me di cuenta de que, consciente o insconcientemente, estaba describiendo al malo como un duende feúcho y sin embargo el hada madrina (mi hija) era preciosa. Así que sí, me reconozco culpable de haber caído en la misma trampa del esquema fácil. Y es cierto que los niños necesitan modelos simples, se lo digo siempre a maridín cuando se empeña en soltarles sus peroratas sobre que la gente no es buena ni mala, etc. Que es verdad, pero digo yo que antes de entrar en eso los peques tendrán que tener claro el concepto de bueno y malo, ¿no

Por otra parte, me parece genial que hagan pelis como la de Shrek, que rompe todos los moldes y pone al príncipe guapísimo como malo malísimo y al ogro espantoso como el bueno de la peli. Por no hablar de que Fiona, aparte de estar lejos de ser una muñequita delicada, al final se queda como ogra y no como hermosa princesita. No deja de presentar unos esquemas simples de bueno y malo pero rompiendo los prototipos habituales.




Pensé en cambiar mi cuento. Describir al malo como un atractivo duendecillo pero ¿sabéis qué? no me funcionaba bien. Quizás si lo hubiera planteado así desde el principio, pero una vez escrito ya no me cuadraba con la escena. De todas formas, me quedo con la idea para cuando Mariluz me dibuje a la bisabuela Maximina, que es la auténtica mala malísima de la historia. ¡Recuerda dibujarla guapísima! aunque, ahora que lo pienso... la madrastra de Blancanieves también se supone que era bella... bueno, que me enredo... me pilláis la idea, ¿no?

jueves, 4 de marzo de 2010

Cuéntame un cuento...

y verás qué contento, me voy a la cama y tengo lindos sueños...

Me encanta leerle cuentos a mis hijos por las noches, pero aún me gusta más inventarme cuentos para ellos... y para mi ahijado... y para amigos... así que maridín me ha sugerido que convierta mi afición en negocio. Ya sé que no es nada nuevo, ya hay otras personas que ofrecen lo mismo, pero lo mío sería a pequeña escala, al menos de momento, un poco así entre amigos... hablo de crear cuentos personalizados, nada de plantillas que simplemente se rellenan con los nombres y otros cuatro datos que te dan. No, no, cuentos creados exclusivamente para el cliente, con la temática que desee y en base a toda la información que me quiera dar. ¿Qué os parece? ¿pagaríais por un cuento hecho específicamente para vuestro hijo? ¿os parece un buen regalo para alguien?



Yo ahora mismo estoy creando por ejemplo un cuento para regalarle a una amiga que acaba de tener un bebé. También a Sofía le escribí uno el año pasado por su cumpleaños: (y a Guille a ver si le escribo otro este año, que ahora ya sí disfruta mucho con los cuentos) Lo de mi ahijado creo que ya os lo conté. Tenemos un niño apadrinado en Guatemala con Infancia sin Fronteras y bueno, ya sabéis que hay cierta correspondencia. En su momento preguntamos por la posibilidad de enviarle algún regalito pero no nos lo aconsejaron, directamente porque tenía pocas probabilidades de pasar de la aduana. A nada que el funcionario de turno tuviera hijos, sobrinos, o amigos con hijos, regalito "confiscado" Lamentable... pero cabezudica que es una, yo quería enviarle un regalo, y se me ocurrió escribirle un cuento. Al fin y al cabo, éso son unos folios más en la carta (son cortitos además, es pequeñito todavía)


Dadme vuestra opinión. ¿Os parece buena idea? ¿cuánto estaríais dispuesta a pagar por un cuento hecho expresamente para vosotras?

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