Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?
Mostrando entradas con la etiqueta familia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta familia. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de octubre de 2022

Esos momentos de crisis

 


Pues sí, estoy en otro de mis famosos momentos de crisis personal. De repente nada parece funcionar bien. Y sé que no es así, hay muchas cosas, muchísimas, que funcionan perfectamente en mi vida: para empezar mi familia, de la que parece mentira, pero hace mucho que no hablo en este blog, a pesar de ser, en teoría, su temática principal.

Es una de las cosas, de hecho, a las que quiero dar una vuelta. No soy capaz hoy por hoy de cerrrar definitivamente este pequeño espacio mío, pero ya no lo reconozco tampoco. ¿Cuándo "mamá a bordo" se ha convertido en una especie de "libros a bordo"? ¿Se va a volver esta su temática definitiva? ¿seré capaz de reconducirlo de nuevo hacia algo más acorde a su intención inicial y, supongo, a lo que quien caiga aquí por casualidad esperaría encontrar? 

No deberían faltarme temas, mis hijos, por mucho que hayan crecido desde aquel primer "diario de un embarazo" con el que toda esta aventura comenzó, siguen siendo menores, siguen viviendo bajo mi techo y, en algún momento, alcanzaron esa magnífica etapa que es la adolescencia. Y lo digo sin sarcasmo alguno. De verdad me parece una edad fascinante y tengo la suerte de recordar bien la mía propia y por tanto, me enorgullece decir que estoy llevando la de mis hijos francamente bien. 

Recuerdo bien mi estreno como mami. Fue un cambio tan radical en todos los sentidos, un crecimiento personal tan brutal, que sentí que todo aquel aparente equilibrio que había construido en mi vida se venía abajo. De repente mi trabajo ya no me bastaba, necesitaba retos nuevos, más estimulantes. Con el tiempo los conseguí, pero fue una etapa complicadilla hasta entonces. Mi vida personal, qué os voy a contar, se vino abajo de repente. Aunque nunca dejamos que nuestra faceta como padres se nos comiera del todo, nuestros momentos de ocio se redujeron enormemente. Me faltaba tiempo para todo. Por más que buscáramos esos momentos para nosotros solos, individualmente o en pareja, seguían siendo escasos. 

Como madre me sentía fenomenal, pero todos tenemos muchas facetas en nuestra vida a las que atender. Esa crisis fui capaz de identificarla rápidamente y con precisión. La que me acecha ahora no la tengo tan clara, o quizás sí. Hace tiempo ya que ha dejado de gustarme mi trabajo. No hablo del actual, que desde luego tiene sus pegas pero tampoco está tan mal. Hablo en general de mi profesión. 

No es ningún secreto que siempre he soñado con vivir de la escritura, "del cuento", como me gustaba decir medio en broma medio en serio. Pero siempre he sabido que era un sueño poco razonable. Pocos escritores pueden permitirse no necesitar otro trabajo que les asegure unos ingresos regulares con lo que comer, pagar facturas, invertir en la educación de sus hijos... Yo nunca he sido uno de esos pocos, ni tiene pinta de que vaya a serlo en un futuro cercano. Y, sin embargo, es algo que cada vez me quema más. Esa sensación de estar perdiendo el tiempo día tras día, de no estar viviendo la vida que realmente quiero vivir.  ¿Pero cómo? no veo la salida a este puñetero laberinto en el que me he metido y, por primera vez en tantos años, empieza a agobiarme. Me faltan muchos años todavía para jubilarme y cada vez tengo más claro lo que me gustaría hacer en ellos, pero sobre todo lo que no. 

La escritura siempre me ha servido para desahogarme, para aclarar mis ideas, para dar salida a algún fuego interno. Supongo que de eso va esta entrada. Sin más. No espero encontrar aquí ninguna fórmula mágica que resuelva mi crisis, pero me apetecía expresarla. Y también, ¿por qué no?  hacer un ejercicio de autocrítica, que siempre es sano. Porque sí, yo quiero vivir de la escritura, claro que quiero. Pero ¿acaso estoy escribiendo con regularidad? ¿me estoy currando algún tipo de estrategia de marketing para darme a conocer? ¿estoy estableciendo contactos a diestro y siniestro? ¿estoy participando en concursos y enviando propuestas a editoriales? Pues como con casi todo en mi vida, a días y a ratos. Y sin constancia, pocas opciones de éxito hay. 

A esta crisis, llamémosla laboral, se ha unido entonces esa autocrítica que llevo haciéndome últimamente porque ya me canso de mi falta de compromiso, la verdad. Decido que voy a quitarme de una vez por todas esos kilitos que me sobran pero, como las 23.548.754.532 veces anteriores, las buenas intenciones me duran un suspiro. Decido que voy a volver a correr porque quiero llegar en forma a la carrera X y ups, vaya, de repente me doy cuenta de que la carrrera en cuestión es el domingo que viene (en este caso la de la mujer, pero poned la que se os ocurra) y llevo un mes sin correr. 

Y sí, como he dicho desde el principio, por supuesto que no todo es un desastre: últimamente leo mucho, supongo que por eso este blog ha ido derivando por donde ha derivado; mi relación con mis hijos es francamente buena, y si hay algo en lo que he sido constante ha sido en el amor. 20 años ya casados y subiendo. Sigo aprendiendo cosas nuevas siempre que tengo ocasión, me he apuntado a un curso de teatro en inglés, aprendí a esquiar (más o menos) este invierno, sigue  apeteciéndome hacer cosas nuevas, conocer gente nueva, aunque las multitudes y los ruidos cada vez me agobian más. 

Cambiando, siempre cambiando, con las crisis personales que supongo que ello conlleva inevitablemente, pero ¿quién quiere quedarse quieta? Nada me espanta más que esa frase tan manida de "no cambies nunca" Por favor, ¿qué clase de maldición es esa? Bienvenidas sean las crisis siempre que te lleven a seguir desarrollándote, mejorando, evolucionando. Ya lo dice la frase con la que he encabezado la entrada de hoy: "Las crisis personales son extraordinarias oportunidades para crecer" ¡Que así sea!

domingo, 2 de enero de 2022

Nuestro reto lector para 2022

 Nos gustó la experiencia del reto lector de la última vez así que este año hemos decidido repetir. Sobre todo Sofía y yo. Guille se apuntará a algunas y otras no y Ricardo prefiere ir leyendo a su marcha lo que le apetezca, que también está muy bien. 



Y para este 2022 nos lo hemos planteado así:

ENERO: un libro regalado (fácil, Papá Noel fue generoso literariamente hablando)

FEBRERO: una novela gráfica (injustamente maltratadas a veces, hay verdaderas joyas)

MARZO: un libro que haya ganado algún premio (en mi caso sospecho que no será el Planeta, este año me ha terminado de decepcionar para siempre)

ABRIL: poesía (un género precioso y que sin embargo me cuesta mucho, me apetece darle otra oportunidad)

MAYO: un libro que nos hayan recomendado (escucharemos propuestas a ver si descubrimos una gran obra) 

JUNIO: un libro de un autor novel (o betear un proyecto si nos dan la ocasión)

JULIO: un libro en su versión original en inglés (aquí dos apasionadas de los idiomas)

AGOSTO: un libro en su versión original en francés (lo dicho)

SEPTIEMBRE: empezar una nueva colección o saga 

OCTUBRE: un género que no solamos leer (en mi caso puede ser algo de terror, o quizás ensayo)

NOVIEMBRE: teatro (tampoco suelo leerlo, pero sospecho que me estoy perdiendo todo un mundo)

DICIEMBRE: el libro de una película que hayamos visto y nos haya gustado (mejor primero la peli y luego el libro, que si no ya sabemos lo que pasa, jaja) 

Este es nuestro plan, ¿te animas a seguirnos en nuestro particular reto? si es así déjame un comentario y hablamos. 



sábado, 18 de enero de 2020

Sobre el aprendizaje, el mito de la caverna y el famoso pin parental

Hace poco me preguntaban en el curso de una entrevista por el aprendizaje. En realidad la pregunta era muy concreta y enfocada a algo muy preciso, pero yo solo pude abrir mucho los ojos, abrumada por la enormidad del concepto, y responder algo como "¿Aprendizaje? "aprendizaje es todo!" me extendí muchísimo en la respuesta, la verdad es que la conversación estaba resultando muy natural, lo que seguramente me dio pie a divagar alegremente y, aunque al final logré centrar mi respuesta, recuerdo haber hablado mucho de cómo todo, y todo lo que nos rodea, es una oportunidad de aprendizaje.

En un mundo cada vez más acelerado, en el que si parpadeas te quedas obsoleto, la capacidad de mantener ojos y oídos bien abiertos lleva camino de convertirse en ventaja evolutiva. Esto es así en general pero más claramente aún en el mundo laboral. No sólo los niños que se están formando ahora lo están haciendo para trabajos que ni existen todavía ni tenemos siquiera la capacidad de comenzar a imaginarlos, es que los adultos que estamos ya trabajando, o nos ponemos las pilas o no llegamos en activo a la edad de jubilación. La formación continua es una necesidad, pero formarse no es solo hacer dos o tres cursos al año. Aprender tampoco es solo pagar una entrada carísima para escuchar a un gran gurú. Se aprenderá mucho de él, no lo dudo, pero hay muchas más fuentes de aprendizaje.

Yo aprendo cosas del barrendero de mi calle al que saludo por las mañanas y con el que me paro un momento mientras le hace unos mimitos a mi perra, de cualquier conversación con los operarios de la fábrica en la que trabajo, del saber estar y el giro de cintura de un camarero dando una respuesta de 10 al cliente impertinente que tengo al lado, al que a mí solo me apetecía darle una colleja a ver si se callaba de una vez.



Aprendo de una peli, de una lectura y de las Redes Sociales, que cada vez veo más claro que son Platón, las sombras, el mito y la caverna, todo a la vez. De ellas también desaprendo, colapso incluso. Que después de mi disertación sobre el aprendizaje vaya a echarle un ojo a Twitter y una mayoría abrumadora de mensajes sean sobre el pin parental (con opiniones para todos los gustos) me deja perpleja. Porque yo estoy abierta a muchas opiniones, pero buscarle la lógica a que unos padres consideren una buena idea limitar el acceso a la información y al aprendizaje a sus hijos, francamente, no consigo entenderlo por más vueltas que le de. Será que necesito seguir aprendiendo, y escuchando muchas más opiniones, preferentemente distintas a la mía, porque escuchar lo mismo que yo ya pienso puede resultar reforzador en algún caso, pero desde luego no es nada enriquecedor.

Así que sigo aprendiendo, y aprendo de mis compañeros de trabajo, de cómo resuelven una u otra cosa o responden a situaciones de tensión, aprendo de las decisiones que toman mis jefes, para bien y para mal, aprendo cada día de mi relación de pareja, de cómo resolvemos, o acabamos estropeando más las pequeñas crisis del día a día. De los errores se aprende también, se aprende muchísimo. Y aprendo infinitamente de mis hijos, de su visión fresca y menos contaminada del mundo y las relaciones. Si no lo hacéis ya, probad a hablar con niños de vuestro entorno más cercano de vuestros problemas personales, contádselos a ver qué piensan y qué os aconsejan.

Yo aprendo mucho de mis dos hijos, desde luego, pero seguramente me aproveche más de la inmensa inteligencia emocional de mi hija. La de veces que me habrá aconsejado sobre mis problemas con este supuesto amigo que os comentaba recientemente (y la de veces que me habrá hecho ver que nos estábamos comportando como niños de primaria) Hablando de eso, os diré que mis buenos propósitos de arreglar las cosas con él siguen en buena forma. Se puede decir que la cosa se ha suavizado mucho y, visto desde fuera, hasta podría parecer que va viento en popa, pero lo cierto es que no me quito de encima la sensación de que no es real. Supongo que una vez que algo se ha roto, por mucho mimo que pongas en repararlo ya nunca queda igual. Se me ocurre que ante esto hay dos opciones obvias y una tercera más intrigante. Las dos obvias son: "ha quedado hecho una chapuza, lo tiro y hasta aquí" o, "bueno, no ha quedado muy bien pero me da pena tirarlo, lo conservaré". Ninguna me motiva demasiado la verdad, pero mientras pensaba en esto, me he acordado de algo que leí hace un tiempo sobre el arte japonés del kintsugi, que parte de la idea de que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y no solo no deben ocultarse sino que es bueno resaltarlas de forma que embellezcan el objeto a la vez que nos recuerdan su historia. Francamente, no tengo ni idea de cómo trasladar esta filosofía a una amistad rota o estropeada, pero me fascina la idea. Una vez asumido que ya nunca volverá a ser igual, para qué negar lo evidente, ¿por qué no potenciarlo? a ver si conseguimos algo incluso mejor. Si alguien tiene ideas sobre cómo hacerlo, soy toda oídos.

jueves, 22 de agosto de 2019

Cómo sobrellevar la vuelta de vacaciones


Hace unos días, un comentario en Twitter acabó llevándome a una reflexión muy interesante. La conversación fue la siguiente:



Bromas aparte sobre la legalidad o ilegalidad de mis primeras ideas, lo cierto es que me dio que pensar. Últimamente trato de autoconvencerme de que el trabajo no es ni debe ser una forma de autorrealización (o no la única al menos) porque no siempre se puede tener el que querrías o de la forma que querrías y también hay que saber sobrellevar eso. Por supuesto lo ideal sería tener un trabajo que te apasione en el que te dé igual que sea lunes que viernes porque lo disfrutas igual y no coges el fin de semana como si fuera la última botella de agua del desierto. Pero, seamos prácticos. Ni eso es siempre así, ni es tan fácil hoy en día cambiar de puesto ni mucho menos encontrar el ideal.


Lo dicho, seamos prácticos. Partiendo de la base de que tenemos un trabajo que no nos apasiona pero en el que tampoco estamos tan mal que realmente no haya otra opción que huir de él, ¿qué hacemos para mejorar nuestra jornada laboral? O, como planteaba Raúl, ¿qué hacemos para tener más “sensación de vacaciones” en nuestro día a día?


Supongo que esto depende de cada uno pero para mí lo fundamental es encontrar algo que te permita disfrutar todos los días (o casi). Si no es el trabajo, entonces hay que asegurarse de que sea otra cosa. Para algunos será hacer actividades en familia, para otros algún hobby…
Estoy pensando en lo que me haría falta a mí pero no resulta tan fácil.


He pensado primero en dedicar un ratito al ejercicio. Precisamente estoy pensando en volver al gimnasio. Lo dejé porque con mis nuevos horarios no estaba yendo nada pero realmente lo necesito así que habrá que "hacer un poder" y darle la prioridad que merece, que al final todo se reduce a eso. El día tiene 24 horas, cómo las gastemos depende de a qué le damos más importancia.

Sin embargo, ir al gimnasio no me ayudará a sentirme de vacaciones.

Siguiente planteamiento: dedicar un ratito cada día a escribir (o documentarme). Estoy trabajando ya en la tercera parte de mi saga de pequeñas brujas y es cierto que cuando más tiempo le dedico es cuando estoy de vacaciones, sobre todo en el pueblo. Peeerooo, lo que son los hábitos: esto lo relaciono con el ratito tranquilo en la terracita con mi coca cola zero zero y mis almendritas, pistachos o lo que tocara ese día. No estoy segura de que tener que sacar sí o sí un rato aunque sea al final del día, ya cansada, para escribir, me haga sentir de vacaciones. Tengo que darle una vuelta a esto para encontrar el modo de hacer que se parezca más al ratito tranquilo del pueblo. Quizás reservarme un hueco para tomar algo en una terraza o parque (esto tiene otro inconveniente, que es que la batería de mi portátil murió hace tiempo y necesito enchufe, pero bueno, nada que no tenga arreglo, busquemos soluciones, no problemas) Prometo pensar en ello. 


Por supuesto la desconexión laboral fuera de horas de trabajo, eso es obvio (aunque no tan fácil) y sobre la desconexión en general del móvil… es cierto que estando en el pueblo, con cobertura limitadísima y fluctuante, he tenido que desconectar, pero a la fuerza. No me siento cómoda sin poder consultar a gusto mis redes sociales, mis cuentas bancarias o incluso el tiempo que va a hacer. No sé si estoy gravemente enganchada o no, pero la desconexión no me hace descansar sino más bien al revés. Sin embargo, reservar algún ratillo al día para olvidarme del móvil por completo no me parecería mala idea. Lo probaré también.


¿Qué trucos utilizarías tú para que la vuelta al trabajo no suponga tanto choque?  ¿me lo cuentas en comentarios?

miércoles, 18 de octubre de 2017

Tener o no tener perro

Me ha costado muchos años conseguir tener un perro. De pequeña siempre lo pedí y siempre me dijeron que cuando tuviera mi casa hiciera lo que quisiera pero allí no. Cuando por fin tuve mi casa, mi marido tampoco quería un perro, a pesar de lo mucho que le gustan. Por fin, Guille y yo nos confabulamos y nos salimos con la nuestra. Desde hace unos meses tenemos a una preciosa cachorrona con nosotros. ¿Nos alegramos? Por supuesto. ¿Es todo de color rosa? Ni mucho menos.

Nos lo recuerdan año tras año en distintos medios: un perro no es un juguete.

Si quieres mantener una vida ordenada, descansar cuando te apetezca o ver tranquilamente tus series favoritas en la tele, ¡no tengas perro! Tener un perro implica mucha faena, y desde luego responsabilidades. Evidentemente hay que alimentarlo y asegurar que tenga cubiertas sus necesidades básicas pero es que eso va mucho más allá de dejarle agua y comida a mano. Un perro necesita paseos frecuentes, hay que vacunarlo contra no sé cuántas cosas y llevarlo al veterinario a sus revisiones. Hay que educarlo correctamente, no sólo por nosotros y por nuestros vecinos, lo primero de todo por él mismo, porque un perro bien equilibrado es feliz pero a veces no sabemos lo que necesita. Hay perros de naturaleza sumisa, estos son más fáciles. También hay perros más tranquilotes y otros más movidos. Cuando el cachorro es del tipo dominante, hay que tener mucho más claro cómo educarlo. Sobre todo que sepa desde el primer momento (y recordárselo cuando sea necesario) que el líder no es él.

Lo primero desde luego es escoger correctamente el tipo de animal que encaja mejor en nuestras vidas aunque a veces, como en nuestro caso, parece que es el cachorro quien te escoge a ti. Ya llevábamos idea de adoptar un perrete, buscar uno ni muy grande ni muy pequeño, que se adaptara bien a la vida en un piso, activo porque también nosotros somos movidos pero no demasiado…  pero fue llegar al pueblo y encontrarnos con que una podenca ibicenca había aparecido hacía unos meses, la habían preñado y había tenido 7 cachorrillos. Entre todos los del pueblo la habían cuidado y alimentado y se ocuparon de encontrar hogar a todos los cachorretes, pero cuando nosotros llegamos todavía quedaba una. Nuestra princesa. Fue verla y tener claro que se venía con nosotros. La madre no era pequeña pero conociendo al padre, teníamos claro que la pequeña Zelda iba a alcanzar un tamaño considerable.



Nuestra perrita muy sumisa no es precisamente, va obedeciendo algunas órdenes pero con otras tenemos más dificultades. ES un terremotín como corresponde a sus 5 mesecitos y lo de obedecer todavía lo lleva regular. Así que estamos pensando en buscar unas clases de adiestramiento en las que nos ayuden. Hay algunas órdenes básicas que todo perro debería obedecer, para mí la más importante es la de acudir a la llamada. Es una cuestión de seguridad, del perro y de los demás.


Así que sí, echar cuentas. Además de la responsabilidad, del trabajo que da, de que hay que sacarlo, te apetezca o no… ¡te cuesta un dineral! ¿Quieres un perro? ¡Genial! Pero ¿te lo has pensado bien? 

viernes, 29 de septiembre de 2017

Nuestro reto lector: septiembre

Seguimos al pie del cañón con nuestro particular reto lector. Durante el mes de septiembre debíamos comenzar una nueva colección. Para los niños es fácil, hay muchísimas, pero yo no tenía muy claro qué leer. Al final recordé una saga que llevaban tiempo comentándome algunas amigas y que nunca me había terminado de animar a coger. Los libros de Valeria.



Encajaba bien en el reto así que me animé con el primero de los libros: "En los zapatos de Valeria". No está mal si lo que buscas es algo ligero y divertido. Es un poco tipo a "Sexo en Nueva York", de hecho enseguida identificas a cada una de las protagonistas con su equivalente en la serie, pero lo cierto es que engancha bastante. De hecho una vez terminado el primero, me fui leyendo casi del tirón los siguientes.

En cuanto a Sofía, se animó con una colección de esas que a todos los que hicimos la EGB nos suenan (aparte de los cinco, que ya se los había leído): Los Hollister, concretamente con "Los Hollister y el ídolo misterioso", que no es el primero de la colección pero es el que teníamos por casa. No le ha entusiasmado mucho, creo.

Guille, por su parte, se decidió por comenzar con la serie de "Misterios a domicilio", de la zaragozana Begoña Oro. Cuesta un poco sacarle opiniones claras sobre los libros que lee, pero he conseguido enterarme de que sí que le ha gustado y de que lo recomendaría. No está mal...

Para el mes que viene, octubre ya nos planteamos el reto en base a la fiesta de Halloween (sí, como ya he contado alguna vez por aquí, me gusta Halloween y sí, me gusta más que todos los santos, que en mi casa de todas formas no ha sido nunca tradición, y no, no viene de EEUU, la fiesta de Halloween es muchísimo más antigua que todo eso y de raíces celtas) Volviendo al tema que nos ocupa, esta vez sí tenemos ya claros los libros que queremos leer.

Yo pienso aprovechar para cubrir una laguna imperdonable en mi perfil lector. ¡Todavía no he leído el "Drácula" de Bram Stoker! es el momento de ponerse a ello.

Para Sofía creemos que ya es momento de introducirse en la retorcida y macabra mente del gran David Lozano, así que se va a atrever con "Hyde", pese a que su padre teme que después de esto no quiera volver a una excursión con el colegio, jejeje... a mí no me preocupa. Sofía misma tiene un punto macabro muy interesante, le gustará.

Para Guille tenía más dudas pero al final, por recomendación de su hermana, que ya lo había leído, se va a animar con el fascinante mundo de Neil Gaiman, concretamente con "El libro del cementerio"

Como siempre, os cuento más dentro de un mes.




lunes, 30 de enero de 2017

El reto lector

Una más de las propuestas que nos llegan desde el colegio de mis hijos ha sido participar en su particular reto lector, que podéis ver aquí. Yo, como no podía ser menos, ya me he apuntado, pero el resto de la familia no terminaba de animarse por unas cosas o por otras. Sin embargo, sí que les ha apetecido hacerlo a nivel familiar, así que, basándonos en el propuesto por el cole, nos hemos adaptado el reto, empezando en febrero, así:

FEBRERO:

- Escoger un libro de un autor aragonés (por ejemplo mío, jejeje)

MARZO:

- Leer un libro cuyo título contenga un nombre de mujer.

ABRIL:

- Seleccionar al ganador de algún premio de literatura.

MAYO:

- Atreverte con un género del que no hayas leído nada anteriormente.

JUNIO:

- Probar con un cómic o novela gráfica.

JULIO:

- Buscar la novela de alguna película que hayas visto basada en un libro. 

AGOSTO:

- Lee una ligera y refrescante historia desarrollada en verano.

SEPTIEMBRE:

- Comienza una nueva colección de libros.

OCTUBRE:

- Llega Halloween, tiembla con una buena historia de miedo.
.
NOVIEMBRE:

- Haz caso a la recomendación de algún amig@ y dale un oportunidad a su libro favorito.

DICIEMBRE:

- Se acerca la Navidad, tiempo de estar en familia. Escoged juntos un libro para leeros todos y comentarlo en esas frías tardes de las vacaciones.

ENERO:

- Fácil, seguro que le has pedido a Papá Noel o a los Reyes Magos varios libros. Lee cualquiera de los que te hayan regalado.

 ¿Os animáis? yo iré comentando por aquí según vayamos cumpliendo el reto y os animo a dejarme también vuestros comentarios sobre las lecturas que hayáis escogido. Seguro que salen muy buenas ideas entre todos. Y estoy pensando que entre todos los que completéis el reto (y me lo vayáis contando en comentarios mes a mes) habrá un sorteo (detalles en breve)

martes, 27 de diciembre de 2016

Nuestro sistema de puntos para la gestión de tareas en casa

Por petición popular, os voy a explicar un poco más en qué consiste nuestro sistema de puntos para las tareas, aunque cada uno se tiene que configurar el suyo propio, claro.

Nosotros hemos partido de esta plantilla de Nekanen designs, que nos encajaba muy bien porque nos permitía poner dos personas por fila y así tenemos por un lado a Sofía y Guillermo con sus tareas propias de niños y, en otra hoja, a Ricardo y a mí con nuestro propio reparto de tareas. Pero por supuesto os invito a rebuscar por la web y ver cuál os encaja mejor o a crearos la vuestra propia.



Nosotros lo que hicimos fue imprimirla, poner los nombres en cada día y las tareas que escogimos y una vez completado esto plastificarla para poder marcar cada semana las tareas realizadas (empezamos haciéndolo con un rotulador borrable pero acabamos pegando pegatinas de estas redonditas de colores, eso ya al gusto...)

Al final de la semana se cuentan las pegatinas de cada uno. Nosotros andamos todavía afinando el sistema pero os voy contando cómo lo hemos ido haciendo.

Primero se decidió que el que más pegatinas tuviera de los 4 conseguía un premio (sacado al azar de un bote con varios papelitos con premios que se nos fueron ocurriendo) y el que menos un castigo (mismo sistema) Pero como siempre ganaba Sofía y perdía Ricardo (porque no se molestaba en ponerse las pegatinas) vimos que no era nada motivador para nadie así que lo dejamos.

El siguiente intento fue (manteniendo el sistema de premio y castigo) vincular los puntos a la propina semanal (para los niños, los adultos tenemos que pensar todavía en un sistema que nos encaje) Por cada línea completa consiguen un euro pero hay una tarea en concreto que es de obligado cumplimiento y si algún día no la han conseguido no hay propina (se nos llegó a ocurrir que el que no la hubiera cumplido le pagara la propina al otro pero no hemos llegado a aplicarlo)

Bueno, como veis, la plantilla da mucho juego y ya depende de cada uno utilizarla de una manera u otra o vincularla a premios, tiempo de juego con la tablet o la consola, como apuntaba Mónica de Con peques en Zaragoza, o directamente propina si ya están en edad de que les empecéis a dar su propio dinerito de bolsillo.

Nosotros todavía estamos buscando perfeccionarlo porque os confieso que sigue sin funcionarnos del todo bien (o mejor dicho, funciona los primeros días pero luego perdemos interés y dejamos de apuntar las cosas) así que cualquier idea que podáis proponer será bienvenida. A ver si entre todos conseguimos un sistema de verdad funcional (aunque claro, cada uno lo tiene que adaptar a sus circunstancias)

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Mindfulness para novatos

Últimamente he estado leyendo sobre Mindfulness y acudiendo a las sesiones que en la Escuela de Padres del cole prepararon sobre ello. Más allá de que esté de moda, lo cierto es que me parece una herramienta muy interesante de inteligencia emocional.

Básicamente el Mindfulness consiste en estar presente aquí y ahora, es decir, ser consciente de las cosas que estás viviendo. ¿Sabéis esa sensación de llegar por fin a un sitio y darte cuenta de que no sabes ni cómo has llegado hasta allí? ¿o darte una ducha rápida pensando en todo lo que tienes que hacer y con los niños aporreando la puerta, que ni te enteras de que te estás duchando, como para disfrutarlo? bueno, pues todo lo contrario. Se trataría de estar plenamente atento a lo que estás haciendo en cada momento y a las sensaciones que te provoca.



Se trata también de vivir el ahora. Ni angustiarte por el futuro ni quedarte atrapado en el pasado. De ser consciente de tus emociones y aceptarlas, sin juzgarlas. Igualmente, consiste en aceptarse a uno mismo como es, sin hacernos daño con duros juicios, lo que no está reñido desde luego con tratar siempre de mejorar.

Pero entonces ¿qué significa Mindfulness? o mejor aún, ¿qué no es? Lo que me ha quedado claro durante estos días es lo que no es: no es meditar, aunque la meditación sí es una de las herramientas que se utilizan para practicarla. Otra es el anclaje a través de la respiración, que no deja de ser una forma de obligarte a centrarte en tí mismo y no dispersarte. Por cierto, tampoco es "poner la mente en blanco" la práctica del Mindfulness sí te permite que acudan pensamientos a tu mente, qué remedio, pero te enseña a observarlos, agradecerlos y dejarlos ir. Me gusta mucho la comparación con un cielo en el que las nubes van pasando, así hacen los pensamientos en tu mente, aparecer (a veces ligeros y bonitos, a veces negros y tormentosos) pero acaban pasando, como las nubes. Tenemos que aprender a no quedarnos enganchados (sobre todo a los tormentosos, claro)

Preguntemos a la wikipedia para saber qué sí es:
"El mindfulness como concepto psicológico es la concentración de la atención y la conciencia, basado en el concepto de mindfulness o conciencia plena de la meditación budista. Se ha popularizado en Occidente por parte de Jon Kabat-Zinn. A pesar de encontrarse sus raíces en el budismo, el mindfulness se enseña desprovisto de cualquier componente o terminología oriental.
Mindfulness o 'conciencia plena' consiste en prestar atención, momento a momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente circundante, de forma principalmente caracterizada por "aceptación" -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido a cada momento, en lugar de proceder con la normal rumiación acerca del pasado o el futuro."

Interesante, ¿no? a mí al menos me lo parece, y os invito a profundizar más en ello y a contarme vuestra experiencia.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Cuestión de organización




Madre si me ha costado, pero bueno, parece que por fin voy centrando el tiro. Y es que, después de tres años de autónoma, con un horario bastante flexible (para bien y para mal pero flexible), volver a un horario tan nuestro como es pegarse de 9 de la mañana a 7 de la tarde bloqueada en un polígono industrial porque con hora y media que tengo para comer no me compensa volver a casa, pues cuesta, la verdad...

Pero oye, todo es cuestión de organización del tiempo... Y, yo que me reservaba la horita antes de comer para hacer deporte porque es cuando mejor me sienta, pues he descubierto que, o traslado esa hora a la primerísima de la mañana o no hago ejercicio. Y si no hago ejercicio, los kilos de más se apoderan de mí a la velocidad del rayo por este metabolismo perezoso que yo tengo. Así que yo, enemiga natural de los madrugones, me estoy levantando pronto de lunes a jueves para ir alternando correr y gimnasio. Que cuesta, claro que cuesta... pero algo bueno tenía que tener este horario, y es que entrando a las 9 el madrugón en realidad es el mismo que cuando me ha tocado entrar a las 8, que han sido muchos años... (lo del frío y la niebla ya es otra historia)

¿Y esa hora y media del mediodía? pues al final he llegado a la conclusión de que como mejor la aprovecho es comiendo aquí mismo de tupper en media horita y aprovechando la hora restante para cosas mías, como escribir la segunda parte de mi libro, este mismo blog, o leerme los cuentos del concurso de relatos del cole, del que este año soy jurado (hala, por algún lado tenía que decirlo) Por cierto, recordarme que escriba una entrada con ideas sanas y ligeras para comer de tupper en el trabajo.

Para cuando llego a casa estoy ya medio muerta, eso sí. Y si al menos tengo ya a las dos criaturas en casa, la de aquel, pero si además tengo que ir a buscar a alguno a casa de algún abuelo la rematamos. Por no hablar de compras de urgencia, que en ese sentido aún no estoy bien organizada y la mitad de los días me pilla el frigo en estado de emergencia y sin cena. Pero bueno, poco a poco. Cuando hago caso a Alicia, de Orden y Limpieza en casa, y tengo mis menús mensuales (o al menos semanales) hechos y su lista de compra correspondiente para el fin de semana, la cosa va bastante bien. Pero como no sea así (como esta semana mismamente) ya la tenemos liada.

En lo que sí le hice caso es en lo de la organización de tareas. Tenemos todos asignados nuestras tareas, diarias, semanales o mensuales, y un sistema de puntos para incentivar su cumplimiento (al que en el caso de mis hijos va ligada la propina semanal) Y bueno, no nos funciona todavía al 100% pero lo vamos puliendo. Lo cierto es que por tarde que llegues a casa, si tienes la tarea clara y sabes que se ajusta a una de sus maravillosas rutinas de tan solo 5 minutos (8 como mucho), cuesta menos ponerse y dejarlo liquidado.

Así que sí, es cuestión de organizar el tiempo y aprovecharlo bien. Que al final te das cuenta de que en otros momentos en que has tenido aparentemente más tiempo, se te ha ido en tontadas y al final no has hecho tantas cosas (véase en mi caso la semana pasada, que la tuve entera de fiesta y de mil cosas que quería hacer no haría más de dos o tres...) Tempus fugit decían... y ya lo creo que huye...

jueves, 20 de noviembre de 2014

Papiconcilia



Me encanta poder hablaros de este nuevo libro. Hace tiempo ya que salió su primera parte: mamiconcilia, que seguramente os comenté ya (o debería), pero como sabéis todos los que me seguís más o menos regularmente, siempre he defendido que lo de la conciliación no es cosa de madres. La conciliación de la vida personal y profesional debería ser una prioridad para todo el mundo. Por supuesto para las madres, por supuestísimo también para los padres, los hijos no son menos suyos que nuestros, pero también, impepinablemente, para todos los demás. El hecho de no tener hijos, o ni siquiera pareja, no implica que no se tenga vida privada. La conciliación no es sólo para poder atender a los hijos, es para equilibrar nuestra vida profesional con la familiar, personal, privada, de pareja, etc., etc. Sabéis que soy una buscadora compulsiva del equilibrio en mi vida, y eso incluye muchas facetas, no sólo las de madre y profesional, así que ¿por qué debería ser distinto para quien no tenga hijos?

En fin, que me alegro mucho de que mamiconcilia se haya animado a dar voz también a tantos padres que también quieren dedicar tiempo a sus hijos y a su pareja, que luchan por poder disfrutar de su baja paternal completa sin ser mirados como un bicho raro por sus compañeros. Cuánto camino nos queda todavía por recorrer a todos, hombres y mujeres, ¿no os parece?

Por ahora, si os interesa leer los testimonios de estos padres en busca de su equilibrio, podéis pasaros por http://mamiconcilia.com/papiconcilia/ y descargaros gratuitamente el libro (a condición de compartirlo en alguna red social, no es mucho pedir)

¡Feliz lectura! y... ¡feliz conciliación!

martes, 24 de diciembre de 2013

¡Felices fiestas! (o qué hacer con unos niños alterados en Navidad)



No hay como las navidades con niños, eso es innegable. Tengo un par de generadores eléctricos en casa que no paran, sobre todo Guille. Cynthia me pedía por facebook ideas para hacer con ellos en Navidad. ¡Eso quisiera saber yo también! Pero bueno, os contaré un poco lo que estamos haciendo y vamos a hacer nosotros.

1. El infalible en esta casa: cocinar. Los tenía tan alborotados este mañana que los he puesto manos a la masa a hacer unas galletas navideñas, con lo que les gusta a ellos el pringue y amasar... la receta la hemos sacado de aquí.



2. Ya metidos en faena, nos hemos puesto a adelantar trabajo con el postre de mañana. Un tronco de navidad que hemos encontrado aquí.

3. Otro imprescindible con esta tropa de manitas vocacionales (más zaborreros que manitas en realidad pero donde hay buena voluntad se perdona la torpeza genética): las manualidades. Basta con recurrir a San Google bendito para obtener un montón de ideas pero ya que estamos poniendo links, aquí os dejo algunos:

http://manualidadesnavidad.org/

http://www.manualidadesnavidad.es/

http://www.hogarutil.com/decoracion/manualidades/manualidades-navidenas.html

http://lasmanualidades.imujer.com/tag/manualidades-de-navidad

http://lluviadeideasyrecursos.blogspot.com.es/2011/12/manualidades-para-navidad.html

Bueno, con esto ya tenéis para entreteneros hasta las navidades que viene si queréis...

3. Patinar sobre hielo. Si dejamos aparte la maravillosa pista de hielo de Jaca, los de Zaragoza sólo podemos disfrutar de este lujo para estas fechas, eso sí, ahora podemos escoger entre la céntrica y recogidita pista de la plaza del Pilar o la más grande y al aire libre de Puerto Venecia. Para mi desgracia, a maridín, con todo lo que gusta el patinaje, lo del hielo no le mola nada así que hay casi que sobornarle para conseguir ir a patinar todos juntos. Otro gallo nos cantaría si a él le gustara.



4. La ruta de los belenes. Cada uno en su ciudad pero seguro que para estas fechas tenéis un montón de belenes de todo tipo montados. Otra idea para pasar una tarde aburrida (mejor si no hace mucho frío claro) es investigar un poco sobre cuáles son más interesantes para ver y hasta si hay alguno un poco especial por algún motivo y llevarles a verlos. Para que se fijen bien, nada como proponerles como juego ir encontrando en cada uno de ellos los personajes que les vayáis indicando.

5. Teatros, ballets y otras actuaciones. Además del típico cine, claro. Seguro que tenéis un montón de representaciones previstas para estos días, a distintos precios y hasta gratuitas. Aprovechadlas.

6. Recogida de juguetes: en casa ya sabéis que ha adquirido ya el rango de tradición. Antes de que venga Papá Noel cargadito de regalos (no mucho, por favor, todo en exceso es malo), revisión de juguetes. Los que ya no se usen y estén en buen estado, a donarlos. En todas las ciudades hay organizaciones que recogen ropa, libros, juguetes... hacemos sitio, ayudamos a que otros niños sean un poquito más felices estas navidades y enseñamos a nuestros hijos el valor de la solidaridad y que no todo el mundo tiene tanta suerte como ellos.

7. Nosotros que tenemos cerca el Pirineo, un día haremos también una escapada a ver la nieve, que por Zaragoza eso de ver nieve tiene más de milagro, no sé si navideño o normal, que de realidad. La intención es hacer un muñeco de nieve pero eso ya no puedo prometerlo. Lo que sí prometo es poner foto si lo conseguimos.

8. Este año tenemos la gran suerte de disfrutar de una gran noria a los pies del Ebro así que otro plan que no nos va a faltar estas fiestas es subir en ella por la noche para disfrutar de las vistas de nuestra ciudad iluminada (aunque este año la iluminación navideña brilla más por su ausencia que por su presencia... no protestaré mucho por ello, estamos en crisis, pues no deja de ser un gasto innecesario, pero queda tan bonito...)

9. Para la parte religiosa de la familia, que va en aumento, esta misma tarde tienen prevista una particular misa del gallo. Se celebra en el cole pero por la tarde y adaptada a los niños. No olvidemos el verdadero sentido de la navidad, al menos para los católicos. Para mí no dejan de ser unas fiestas más, aunque creyentes o no, lo que no se puede negar es que Jesús fue un gran profeta y dejó grandes enseñanzas así que no está de más celebrar su nacimiento.

10. Aprovechar para hablar mucho en familia. De lo que significa la navidad, de nosotros mismos, de cómo ha sido este año, de cómo queremos que sea el siguiente, de cosas que podemos mejorar, de lo que deseamos, de lo que esperamos... aprovechemos el espíritu navideño para algo más que para inflarnos a comer y gastar dinero como si lo regalaran.

Con esta parrafada y con mis mejores deseos para estos días y sobre todo para el año que se avecina, os dejo por ahora. Volveré antes de fin de año, seguro. Este blog no sería el mío sin una lista de propósitos de año nuevo que rara vez cumplo (aunque los del año pasado no me fueron tan mal) Y sin una carta a los Reyes Magos que no sé si publicaré o no.

De momento a Papá Noel le pido un poco más de paciencia y un par de toneladas de fuerza de voluntad para seguir la dieta que debería.

viernes, 18 de octubre de 2013

Listening...

No hago más que oir que deberíamos acostumbrarnos/acostumbrar a nuestros hijos a escuchar películas y series en versión original, y probablemente sea cierto pero ¿los vuestros se dejan? porque yo si consigo tenerlos 5 minutos escuchando la serie de turno en inglés ya hemos hecho mucho... y en realidad tampoco estoy tan segura de que sea tan, tan útil. Mi hermano se tragó todos los episodios de las tortugas ninja en alemán en la RTL y no sólo no tiene ni idea del idioma sino que ni siquiera quiere saber nada de aprenderlo.

Desde luego si tienes ya cierto nivel viene muy bien hacer oído (teniendo en cuenta que la tele es bastante más difícil de entender que una conversación cara a cara) pero ¿si no te enteras de nada? ¿hace algo realmente? hombre, como sistema para que vean menos tele no me parece malo, pero la verdad, para aprender idiomas... tengo mis serias dudas. 



Y luego sí, te cuentan que los países nórdicos sí tienen esa costumbre de mantener las versiones originales y resulta que es donde mejor inglés hablan en Europa (iba a decir aparte de los propios ingleses pero no sé, he escuchado hablar a alguno que no sé dónde habrá aprendido su propio idioma, ya lo decía el profesor Higgins en My fair lady: Why can't the English teach their children how to speak? , ¡qué gran musical!) así que mal no irá, supongo, pero tampoco me parece que sea la solución mágica para aprender todos idiomas. Si no se acompaña de una buena enseñanza de gramática y hasta de fonética nos tendrá que echar la bronca también el profesor Higgins (en español, por favor, esa manía de hacer las clases íntegramente en el idioma tampoco me gusta nada, una gran parte sí, sino no aprendemos más que la teoría y luego no sabemos hablar ni nos enteramos cuando nos hablan, pero la parte de gramática, por favor, en español, es importante que la entendamos bien)

Otra cosa que detesto son las traducciones simultáneas. ¿No os pasa a veces que la parte que nos dejan oir resulta que se entiende bastante bien y sin embargo la traducción no nos deja seguirla? ¡vivan los subtítulos!

Tema complejo este del aprendizaje de idiomas, ¿qué opináis? 

martes, 8 de octubre de 2013

¿Formación integral? ¿en serio?

Hace poco descubrí vía facebook un vídeo realmente interesante. Os dejo unos minutos para verlo:


¿Bailamos? por dm_523e02e4c6a97

(por si no os sale, éste es el enlace: http://www.dailymotion.com/video/x14zoq1_bailamos_shortfilms)

He visto comentarios sobre el vídeo en términos de escoger una carrera con futuro, pero yo creo que la escena es mucho más interesante que la elección de unos estudios u otros, al fin y al cabo eso se hace ya con cierta edad, no en la infancia. Para mí, lo interesante de esta pequeña historia es más bien el cómo concebimos la educación de nuestros hijos. ¿En serio estudiar inglés es lo más importante para un niño? que no digo que no sea importante, ojo, pero ¿no nos hemos vuelto un poco locos con los idiomas? yo estudié inglés desde pequeñita en el cole y empecé con el francés a los 18 años. A día de hoy, y sobre todo gracias a mi profesión, me manejo con soltura en los dos pero sinceramente, me siento mucho más cómoda en francés. Sí, en el que empecé con 18 años, no me he equivocado.

Pero no quería yo hablar de los idiomas en específico. Lo que me preocupa tras ver a este padre es que realmente él cree que está haciendo lo mejor para su hija pidiéndole que estudie esas cosas y se deje de tonterías como bailar. ¿En serio? no lo creo, y no lo creo incluso aunque cometiéramos el grave error de hacer caso omiso a la obviedad de que un niño es un niño y necesita jugar y divertirse (y además tiene derecho a ello, de hecho es uno de sus derechos fundamentales, ahí lo tenéis, en el número 7)










(os he puesto esta versión actualizada, que me ha parecido muy curiosa, otro tema interesante, la relación de los niños con las nuevas tecnologías, lo dejaremos para otra entrada)

Decía pues que incluso aunque cometamos el error de olvidar este derecho porque nos hayamos obcecado en el derecho número 5, el de la educación, seguiríamos equivocándonos al dejar de lado cualquier tipo de educación artística o creativa para nuestr@ hij@.

Después de muchos años, nos dimos cuenta por fin de la importancia de la inteligencia emocional, del desarrollo equilibrado de nuestros hemisferios derecho e izquierdo. Pero ¿qué pasa? ¿se ha quedado sólo en la teoría? los niños tienen muchas horas lectivas en el cole, en las que se les enseñan las materias que necesitan aprender, en función de su edad (y del sistema educativo de cada país, que esa es otra guerra) ¿No deberíamos utilizar las horas extraescolares para desarrollar otros aspectos de su educación?. Es mi opinión, por supuesto, pero yo prefiero para mis hijos que en esas horas jueguen, hagan deporte o desarrollen actividades artísticas (música, manualidades, pintura, danza, hay mil opciones) antes que ahondar en contenidos puramente académicos (partimos de que mis hijos están en los primeros ciclos de primaria y van asimilando bien los contenidos que les enseñan, otra cosa sería que empezaran a tener problemas para seguir el ritmo de clase y hubiera que reforzarles en ese sentido)

¿Y por qué? pues porque para mí no hay desarrollo integral sin una atención a ese hemisferio derecho que parece que sigue siendo el patito feo de nuestro cerebro. Todavía no he conocido a un buen profesional que no haya desarrollado la parte intuitiva de su mente, me resisto un poco a usar el término por sobreutilizado pero sí, su inteligencia emocional. Se puede ser un hacha en pensamiento lógico y tratamiento de datos, pero si no sabemos relacionarnos con los demás, si no hemos prestado atención a nuestro lado artístico y sensorial, ¿cómo podríamos alcanzar nuestro grado más alto de desarrollo? No podemos. Os invito a leer un pequeño artículo de Borja Vilaseca, que lo explica mucho mejor que yo. Aquí: http://elpais.com/elpais/2013/02/15/eps/1360927595_598327.html

Os dejo reflexionar sobre todo ello. Pero después, contadme: ¿qué tipo de educación queréis para vuestros hijos?

martes, 1 de octubre de 2013

Las bicicletas son para todo el año

¿O no? hombre, en pleno invierno con el frío y tal igual no apetecen mucho pero mira que era yo reacia a ellas y este último año, con eso de que el pequeño ya tiene bici "grande", (sin ruedines, claro)  y ya la controla estupendamente, nos hemos animado a hacer alguna pequeña excursión en familia y la verdad es que las he disfrutado mucho. Hasta me he animado a ir alguna vez a trabajar con ella (distancias razonables y con carril bici, si no ni loca). Según a donde vayas, el coche es una pesadilla (y mira que a mí me gusta conducir, y hasta me relaja, pero pagar parking ya no me mola tanto), el tranvía va siempre a tope y ya me ha tocado alguna vez que otra algún problemilla de retrasos. La bici me lleva por dónde yo le digo, a la hora que yo le digo y sin aglomeraciones, y encima hago ejercicio.

Y el otro día, casi por casualidad descubrí una ruta espectacular por la costa oeste francesa: La velodyssée. Hay etapas y etapas, pero si en el buscador seleccionais las familiares veréis que hay todo un gran tramo precioso que se puede hacer en etapas facilitas de unos 20 kilómetros como mucho. A mí me ha dejado flechada, la verdad. No me voy a comprometer a nada, y menos por escrito y aquí en público, pero que conste que me ronda la cabeza... Os dejo con una foto preciosa de la etapa de La Rochelle tomada de la web: http://www.lavelodyssee.com/


¿Me vais a decir que no os apetece?

lunes, 2 de septiembre de 2013

He vuelto

Bueno, bueno, este año, por circunstancias, he tenido súper vacaciones escolares (o sea, que me fui al paro a final de mayo y he tenido junio, julio y agosto para recargar pilas y muchas cosas más) Por suerte suertísima, ya a final de julio me confirmaron un nuevo trabajo para empezar a principios de septiembre (hoy mismo, de hecho) y con esa tranquilidad en el cuerpo he disfrutado de mis vacaciones y de las de mis hijos, que no siempre se puede..

No hemos hecho nada en especial. Una escapadita a los pirineos en tienda de campaña, que tenían muchas ganas los peques, alguna escapadita a la playa, y mucho pueblo, con sus ventajas y sus inconvenientes. Yo ya sabéis que soy más de ciudad que el Corte Inglés, así que muchos días en el pueblo me estresan. Sí, lo sé, lo suyo es que relaje, que desintoxique... sí, ya, pero a mí después de una semana me empieza a entrar el agobio. Y este año he estado más de una semana, mucho más...



Peeeeeeeerooo, tanto tiempo libre y tanta sobredosis de aire puro ha tenido sus efectos positivos también. He tenido tiempo para estudiar un poco de alemán, y de paso descubrir que sí, que lo tenía olvidado, pero no tanto como pensaba... es curioso el cerebro humano, cómo lo guarda todo por ahí, lo difícil es dar con la clave para recuperarlo pero está todo, todito, todo...  he tenido tiempo también de leer, por supuesto, y oh, sí, por fín he tenido tiempo de escribir a gusto (que los chicos sean mayores y campen a sus anchas por el pueblo ayuda, sin duda) Por fin he dejado casi finiquitada una novela que empecé a escribir la anterior vez que me quedé en paro (hará pues casi tres años) y que por causa de este último trabajo mío tenía totalmente abandonada, y también he aprovechado para escribir relatos varios, para mí, para amigos, para concursos...

Definitivamente, ha sido un verano estupendo y he vuelto con las pilas recargadísimas y más que lista para emprender mi nueva etapa laboral, que promete estar llena de retos y complicaciones, como a mí me gustan. Y por supuesto, para retomar este blog, que siempre vuelve a mi vida, como las cosas realmente importantes.

Pero basta ya de hablar de mí (¡qué ego tenemos los aspirantes a escritores!) Contadme, ¿qué tal vuestro veranito?

jueves, 31 de marzo de 2011

Los efectos de un bebé

Me saltaré los habituales, bien conocidos por tod@s los que pululamos por aquí (sea por experiencia propia o de algun@ de l@s bloguer@s que seguimos) En realidad me ha venido a la mente este tema por algo mucho más superficial, y a la vez muy profundo.

Resulta que esta mañana estaba en mi clase de acuafit y cuando hemos terminado, se ha metido uno de los monitores del gimnasio con una bebita preciosísima en la piscina. Simplemente para pasar un ratito con ella. Bien, yo a este hombre lo había visto sobre todo impartiendo las clases de body combat (yo mirando desde fuera, que con esto aún no me he atrevido, aunque todos los lunes pienso que voy a probarlo) y bueno, no sé, es un hombre muy majete pero en esa clase tiene una pinta de tipo duro que asusta.

Sin embargo hoy en la piscina, con la bebita en brazos, era otro. Su cara, sus ojos, cómo la cogía (la pobre no paraba de llorar, se calmaba un rato, lloraba otra vez...) Estaban de foto, la verdad (aunque los de ésta no son ellos, y no creáis que no he echado de menos mi cámara..)



Sí, el efecto de tener un bebé en brazos, sobre todo si es propio, claro, es tremendo. ¿Qué tendrán para dulcificar así la mirada de quien los sostiene? yo creo que hasta tienen que tener un efecto beneficioso sobre muchos trastornos... ¿no?Bueno, de hecho, cuantas abuelas no se han curado la depresión al tener un nieto al que cuidar...

sábado, 26 de marzo de 2011

Noche de terror en Cuatro

Uff, desde luego la noche de los viernes está cada vez más terrorífica. Si antes ya me corrían sudores fríos por la espalda viendo Hermano Mayor, ahora, para cuando se te ha pasado el susto y has visto que sí, a ése también le han metido en cintura, llega algo mucho, pero mucho peor: "hijos de papá" Dios mío, qué cuadrilla... hijos de papá mimados, consentidos y bastante inútiles (no por genética sino por la pésima educación que les han dado) pero además hay alguno que es imbécil perdido, supongo que por la misma razón. A ver, que esta muy bien tener un alto nivel de vida y poder gastarte el dinero que te apetezca en tus caprichos sin tener que andar mirando el euro para llegar a fin de mes (supongo que estará bien, vamos, no he tenido el placer) pero de ahí a convertir a tus retoños en inútiles de por vida va un abismo. Y menos mal que los padres han reaccionado y los han enviado a Hoyos del Espino, eso sí, a que OTROS les solucionen la papeleta.



Y el caso es que viendo avanzar el programa alguno es hasta majete. O sea, que si llegan a nacer en una familia más de andar por casa serían de lo más normalito pero claro, fueron a caer en una cuna de algodón egipcio y nadie se ha molestado en sacarlos de ella.

Como en Hermano Mayor, según avanza el programa te vas dando cuenta de otras cosas. En algunos casos se les ve una espeluznante falta de cariño familiar. Ya sabéis, "hijo, no molestes, que no tengo tiempo para tí, toma 50.000 euros y cómprate algo bonito"

Probablemente no me vea nunca en esa situación (papá, a ver esos euromillones que siempre prometes repartir y nunca te tocan...) pero si lo hiciera espero recordar a tiempo esas noches de terror de los viernes y no convertir a mis hijos en parásitos. No tengo nada en contra de vivir acorde con tu nivel económico, me parece de lo más razonable, pero no es lo mismo vivir de TU nivel económico que del de tus padres. La mayor aspiración de la mayoría de estos chicos es seguir viviendo toda la vida a la sopa boba. Grandes sueños...

Viven en otro mundo, eso está claro. Pero lo peor es que no parecen conocer nada de nada de este otro nuestro. A Gemma lo del trabajo en el campo le parece algo que se hacía en la prehistoria y está convencida de que se suicidaría si tuviera que trabajar ocho horas al día por un salario mileurista. Cuando los sacan por falta de dinero de la gran casa en la que viven y los llevan a unos barracones, Christian asegura que es imposible que nadie en el mundo viva tan mal (ni programa ni nada, es mi hijo y lo mando una buena temporadita a algún proyecto de cooperación... pongamos en Haití) Para mí estos dos son los peores (de los que quedan, luego hablamos), y también los que dejan adivinar más problemas personales y familiares. Luego hay otro, Marc, que se cree guapísimo (aún no he conseguido descubrir por qué, para mí es de lo más normalito tirando a feúcho) y resulta que está hecho todo un playboy (supongo que su abultada cartera le ayudará bastante a ligar) Sin embargo a la hora de trabajar es de los que menos problemas dan, junto con Eduardo (para mi gusto bastante más guapo por cierto)

Cayetana es la pija por excelencia. Supuestamente hija de un marqués, se lo pasa "churruki" en la vida y al parecer ésa es su mayor aspiración. Jessica es una desustanciada sin personalidad. Tenerla en casa debe ser algo parecido a tener una muñequita barbie a tamaño natural pero con la misma amena conversación. Macarena sin embargo me gusta. A pesar de alguna actuación estrella al principio, ha demostrado que es capaz de hacer lo que haga falta y se ha superado a sí misma enormemente. Quién lo hubiera dicho de una miss que sueña con vivir de sus padres hasta casarse con un millonario que la mantenga. A Paula directamente la expulsaron. Y mira que entre semejante panda... pero esta se negó a todo. Es tan vulgarmente cabezota que se niega a evolucionar, algo que no soporto en nadie. Se gusta tantísimo a sí misma que no cree que necesite aprender nada. De hecho ni siquiera acabó los estudios... cuánto trabajo sacarse el bachiller... y total para qué "no necesito trabajar, mi padre me dará su empresa" y digo yo, ¿para qué? ¿para que se la hundas en dos días? Compadezco a sus padres, aunque oye, que cada uno se haga responsable de sus propios errores... ellos la han criado...

A cambio ha entrado recientemente Lonneke. Por ahora no puedo hablar mucho de ella, no he tenido ocasión de verla mucho en acción, aunque vaya entrada ha tenido la pobre... por alguna razón que no alcanzo a entender, a todos los demás les ha dado porque es un travesti y se lo están pasando pipa a su costa.

Aprendamos... tanto del Hermano Mayor como de los Hijos de Papá. Entretenimiento aparte, son auténticas minas de oro en cuanto a la educación de nuestros hijos. Ríete tú de las enseñanzas de supernanny al lado de lo que se puede sacar de aquí. Espero que no se me olvide en los momentos críticos, y tener fuerzas para aplicar la teoría, que anda que no se ve fácil desde fuera... y ¡que no nos pase nada! ya me pasó al poco de nacer Guille... de esto que te quedas mirando a una pandilla de quinceañeros por la calle y piensas... "ay, mi bebé... ¿en esto se va a convertir?" pues sí, en eso o en algo peor como nos descuidemos... ay, qué difícil es esto de tener hijos...

lunes, 22 de noviembre de 2010

Nuevo viaje a las estrellas



El pasado jueves, 18 de noviembre, el yayo José Luis consiguió por fin desprenderse de su cuerpo, gastado por la enfermedad, para dejar que su espíritu volara hacia su estrella. El espíritu de un hombre en esencia bueno. No se me ocurre otra cosa que lo describa mejor, ni conozco a nadie que lo haya conocido y no lo haya querido, o al menos apreciado. Era mi suegro pero me trató desde el principio como a una hija más, al igual que yo le quise como a un padre. Porque un hombre sin dobleces, agradable, con buen corazón, enseguida se hace querer.

Y la vista de los hechos, mucha gente le quiso. Pocas veces había visto el tanatorio tan lleno, tantísima asistencia a una misa fúnebre. Pocas veces he visto un entierro tan bonito, en el pueblo, como él quería, dónde pasó tantos buenos momentos.

Como siempre, en estos momentos, mis hijos son, no sólo el mejor apoyo para recuperar la alegría, sino además ejemplo a seguir. Como ya hicimos con mi abuela, les explicamos que el yayo José Luis se había ido a su estrella. Siguiendo la sugerencia de la profesora de Sofía hicimos una pequeña ceremonia privada en casa, algo sencillito, todavía son pequeños. La noche del jueves encendimos una vela que le representaba. Les expliqué que vería su luz y sabría que estábamos pensando en él. Al día siguiente pegamos una nueva estrella fosforescente, más grande y llamativa, en el particular cielo de su habitación. No ha habido dramas. Se querían con locura, pero han asumido de la forma más natural que ya no esté con nosotros. Para ellos la muerte es algo más simple, más natural, que desde luego no supone ningún tabú ni les da ningún miedo. No podemos evitar el dolor por la pérdida, por supuesto, pero quizás sí podamos tratar de recuperar esa sabiduría infantil, todavía no mancillada por los prejuicios adultos. O quizás ya no sea posible, no lo sé. En cualquier caso, mis hijos nunca dejan de sorprenderme.

Seguidores