Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

domingo, 16 de octubre de 2022

Esos momentos de crisis

 


Pues sí, estoy en otro de mis famosos momentos de crisis personal. De repente nada parece funcionar bien. Y sé que no es así, hay muchas cosas, muchísimas, que funcionan perfectamente en mi vida: para empezar mi familia, de la que parece mentira, pero hace mucho que no hablo en este blog, a pesar de ser, en teoría, su temática principal.

Es una de las cosas, de hecho, a las que quiero dar una vuelta. No soy capaz hoy por hoy de cerrrar definitivamente este pequeño espacio mío, pero ya no lo reconozco tampoco. ¿Cuándo "mamá a bordo" se ha convertido en una especie de "libros a bordo"? ¿Se va a volver esta su temática definitiva? ¿seré capaz de reconducirlo de nuevo hacia algo más acorde a su intención inicial y, supongo, a lo que quien caiga aquí por casualidad esperaría encontrar? 

No deberían faltarme temas, mis hijos, por mucho que hayan crecido desde aquel primer "diario de un embarazo" con el que toda esta aventura comenzó, siguen siendo menores, siguen viviendo bajo mi techo y, en algún momento, alcanzaron esa magnífica etapa que es la adolescencia. Y lo digo sin sarcasmo alguno. De verdad me parece una edad fascinante y tengo la suerte de recordar bien la mía propia y por tanto, me enorgullece decir que estoy llevando la de mis hijos francamente bien. 

Recuerdo bien mi estreno como mami. Fue un cambio tan radical en todos los sentidos, un crecimiento personal tan brutal, que sentí que todo aquel aparente equilibrio que había construido en mi vida se venía abajo. De repente mi trabajo ya no me bastaba, necesitaba retos nuevos, más estimulantes. Con el tiempo los conseguí, pero fue una etapa complicadilla hasta entonces. Mi vida personal, qué os voy a contar, se vino abajo de repente. Aunque nunca dejamos que nuestra faceta como padres se nos comiera del todo, nuestros momentos de ocio se redujeron enormemente. Me faltaba tiempo para todo. Por más que buscáramos esos momentos para nosotros solos, individualmente o en pareja, seguían siendo escasos. 

Como madre me sentía fenomenal, pero todos tenemos muchas facetas en nuestra vida a las que atender. Esa crisis fui capaz de identificarla rápidamente y con precisión. La que me acecha ahora no la tengo tan clara, o quizás sí. Hace tiempo ya que ha dejado de gustarme mi trabajo. No hablo del actual, que desde luego tiene sus pegas pero tampoco está tan mal. Hablo en general de mi profesión. 

No es ningún secreto que siempre he soñado con vivir de la escritura, "del cuento", como me gustaba decir medio en broma medio en serio. Pero siempre he sabido que era un sueño poco razonable. Pocos escritores pueden permitirse no necesitar otro trabajo que les asegure unos ingresos regulares con lo que comer, pagar facturas, invertir en la educación de sus hijos... Yo nunca he sido uno de esos pocos, ni tiene pinta de que vaya a serlo en un futuro cercano. Y, sin embargo, es algo que cada vez me quema más. Esa sensación de estar perdiendo el tiempo día tras día, de no estar viviendo la vida que realmente quiero vivir.  ¿Pero cómo? no veo la salida a este puñetero laberinto en el que me he metido y, por primera vez en tantos años, empieza a agobiarme. Me faltan muchos años todavía para jubilarme y cada vez tengo más claro lo que me gustaría hacer en ellos, pero sobre todo lo que no. 

La escritura siempre me ha servido para desahogarme, para aclarar mis ideas, para dar salida a algún fuego interno. Supongo que de eso va esta entrada. Sin más. No espero encontrar aquí ninguna fórmula mágica que resuelva mi crisis, pero me apetecía expresarla. Y también, ¿por qué no?  hacer un ejercicio de autocrítica, que siempre es sano. Porque sí, yo quiero vivir de la escritura, claro que quiero. Pero ¿acaso estoy escribiendo con regularidad? ¿me estoy currando algún tipo de estrategia de marketing para darme a conocer? ¿estoy estableciendo contactos a diestro y siniestro? ¿estoy participando en concursos y enviando propuestas a editoriales? Pues como con casi todo en mi vida, a días y a ratos. Y sin constancia, pocas opciones de éxito hay. 

A esta crisis, llamémosla laboral, se ha unido entonces esa autocrítica que llevo haciéndome últimamente porque ya me canso de mi falta de compromiso, la verdad. Decido que voy a quitarme de una vez por todas esos kilitos que me sobran pero, como las 23.548.754.532 veces anteriores, las buenas intenciones me duran un suspiro. Decido que voy a volver a correr porque quiero llegar en forma a la carrera X y ups, vaya, de repente me doy cuenta de que la carrrera en cuestión es el domingo que viene (en este caso la de la mujer, pero poned la que se os ocurra) y llevo un mes sin correr. 

Y sí, como he dicho desde el principio, por supuesto que no todo es un desastre: últimamente leo mucho, supongo que por eso este blog ha ido derivando por donde ha derivado; mi relación con mis hijos es francamente buena, y si hay algo en lo que he sido constante ha sido en el amor. 20 años ya casados y subiendo. Sigo aprendiendo cosas nuevas siempre que tengo ocasión, me he apuntado a un curso de teatro en inglés, aprendí a esquiar (más o menos) este invierno, sigue  apeteciéndome hacer cosas nuevas, conocer gente nueva, aunque las multitudes y los ruidos cada vez me agobian más. 

Cambiando, siempre cambiando, con las crisis personales que supongo que ello conlleva inevitablemente, pero ¿quién quiere quedarse quieta? Nada me espanta más que esa frase tan manida de "no cambies nunca" Por favor, ¿qué clase de maldición es esa? Bienvenidas sean las crisis siempre que te lleven a seguir desarrollándote, mejorando, evolucionando. Ya lo dice la frase con la que he encabezado la entrada de hoy: "Las crisis personales son extraordinarias oportunidades para crecer" ¡Que así sea!

No hay comentarios:

Seguidores