Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 27 de febrero de 2017

El gusanillo de la escritura

"Siempre me ha gustado inventar historias. 
Cualquier momento es bueno para eso.
La imaginación no tiene horarios.
Las historias se presentan de pronto, en mitad del día o de la noche, sin que nadie las llame, como fantasmas. Un escritor debe reconocer una buena historia desde el primer momento, y saber cuándo hay que empezar a escribirla, ni demasiado pronto ni demasiado tarde.
Un día, la historia se convierte en libro y llega a tus manos. Y es entonces cuando tú decides si va a seguir viva o no. 
Espero que Te regalo a mi hermano viva en tu imaginación como vivió durante un tiempo en la mía"

Manuel L. Alonso

El otro día le estaba haciendo a mi hija uno de sus "dictados casa" (tenemos que hacerle uno a la semana) y le dicté precisamente esta entrada de uno de sus libros: "Te regalo a mi hermano", de Manuel Luis Alonso. Seguro que entendéis por qué me llamó la atención, sobre todo si habéis leído mi última entrada, recuperada de hace ya tantos años.

Escribir tiene algo mágico. Leer también, desde luego, es sumergirte en otros mundos, vivir mil vidas sin moverte del sofá de tu casa, pero escribir... escribir es no sólo vivirlas, sino crearlas. No sólo meterte en la piel de otro personaje, sino jugar a ser Dios con él.

El lugar donde escribes también hace mucho, creo. A mí me gusta escribir en la biblioteca, por ese ambiente de recogimiento y silencio que tan bien acompaña a los cientos de volúmenes que te rodean, pero no siempre puedo lograrlo. Luego ya están los escritorios de mis sueños, como éste, al que he tenido ocasión de sentarme este fin de semana (lástima no haber podido escribir en él, pero al menos me hice la foto) ¡Qué buenas novelas se tienen que escribir ahí!



Tipos de escritores hay muchos. Formas de enfocar la escritura también. Yo soy poco organizada en este sentido, mucho más... mágica, vamos a llamarlo así. ¿Sabéis por qué? pues porque a mí me basta con tener la idea de la que tirar para que la escritura vaya fluyendo de forma casi independiente. A veces hay que darle un empujón, claro (y para eso hay muchas técnicas que nos sirven para estimular la creatividad, ahora os cuento alguna) pero, en general, cuando yo empiezo una historia, los propios personajes me la van narrando. Sé que suena raro, a mis hijos les hace mucha gracia cuando se lo cuento, pero es un poco así. Empiezo a escribir, sin tener ni idea de por dónde voy a tirar, y simplemente la continuación me viene a la cabeza. Repito, no siempre, que más quisiera yo... hay días en que estás bloqueado y no hay manera... pero para esos días, como os decía, siempre hay técnicas. Hay muchas, podéis googlearlo si queréis y veréis varias ideas. A mí particularmente las que más me gustan son estas tres:

- Los boles de ingredientes: ésta es para tenerla preparada previamente. Se puede montar una vez y guardar para tantas veces como sea necesaria. Se trata de escribir en papelitos, que pueden ser de tres colores distintos para distinguirlos bien: verbos, sustantivos y adjetivos. Al azar, lo que se os ocurra, y tantos como queráis. Se llena cada bol con su categoría correspondiente y cuando estemos bloqueados simplemente sacamos un papelito de cada bol y construimos una historia con las palabras que nos hayan salido. Por ejemplo: casa, volar, adorable.

Hala, haced la prueba (incluso en familia, es una actividad muy divertida para hacer con los niños y de paso estimulamos su creatividad y capacidad de expresión), a ver qué se os ocurre. Por supuesto, os animo a compartir vuestras historias en los comentarios.

- La noticia: más fácil aún que la anterior. Se trata simplemente de revisar las noticias del día, o éstas que corren como la pólvora por redes sociales. Todo vale, se trata simplemente de que con alguna de ellas se nos encienda la bombillita y nos sugiera una buena historia. Yo recuerdo con mucho cariño el relato que construí sobre una tal Señora Landers, ladrona de guante blanco que estaba tratando de enseñar el oficio a su nieto, ya que el hijo le había salido policía (la oveja negra). Todo a raíz de la noticia del robo de unos cuadros.

- La hipótesis fantástica: para ésta os sugiero contar con un niño que os de la idea pero no es imprescindible. Se trata de plantearse una hipótesis cuando más extraña mejor (por eso lo del niño, suelen tener ideas muy originales) y desarrollar qué pasaría si realmente ocurriera. Por ejemplo: ¿qué pasaría si un día el colegio saliera volando con todos nosotros dentro?

Como veis, ninguna de estas ideas os va a solucionar la novela inacabada ni os va a decir realmente por dónde continuarla, pero sí sirven para romper ese bloqueo creativo (el famoso síndrome del folio en blanco) y una vez liberada de nuevo vuestra imaginación, poder continuar por dónde os habíais quedado. ¡Espero que os sirvan de ayuda alguna vez!

viernes, 24 de febrero de 2017

Sueños (entrada recuperada de mi viejo "Diario de un embarazo")

Esta mañana me he despertado pensando en una vieja entrada mía en la que os hablaba de mi sueño de escribir. Y no he parado hasta conseguir recuperarla (nada fácil puesto que Terra decidió en algún momento cargarse los blogs, pero internet tiene herramientas para todo y, gracias a backmachine y un poco de paciencia, la he encontrado). Me apetecía revisarla, ver lo que ha cambiado y lo que no y compartirla de nuevo con vosotros. Cambiar, cambiar, ha cambiado poco, el sueño sigue intacto, el batacazo al despertar del sueño y volver a la rutina también. Peeeerooo, entre la entrada original y esta sí hay un libro ya publicado y que me permitió vivir la experiencia de promocionarlo, acudir a colegios a hablar de él con los lectores (como veis, excelentemente acompañada por mi editor: Luis, de La fragua del trovador, y por mi amigo y dibujante Alejandro) Una experiencia que, por supuesto, no hizo más que reafirmarme en que sí, este es mi sueño y es a lo que de verdad, de verdad, me gustaría dedicarme el resto de mi vida. Difícil sí, pero al menos es camino hacia el objetivo es interesante y enriquecedor así que seguiré caminando por si acaso, que nunca se sabe hasta dónde se puede llegar (por cierto,en lo que sí he mejorado un poco es en lo de la constancia, no es que sea nada milagroso tampoco pero todo se puede mejorar y desarrollar y yo sigo puliendo poco a poco ese defectillo mío) 


Sueños (entrada original del 29/11/2006)


Todos tenemos nuestros pequeños o grandes sueños. Van variando según la edad y lo que vamos consiguiendo pero ¿qué sería de nuestra vida sin ellos? nos ayudan a superarnos, nos dan ánimos cuando estamos de capa caída, le dan un sentido a nuestros momentos difíciles y mantienen viva y chispeante nuestra estrella en los mejores días.

No es que tenga nada que ver con el embarazo, pero este blog también va sobre mí y me parece que no estaría completo si no compartiera con vosotras algo tan importante, así que hoy voy a contaros mi gran sueño, que es ni más ni menos, que VIVIR DEL CUENTO. En el buen sentido de la expresión, claro. No es que aspire a convertirme en asidua del "aquí hay tomate" o alcaldesa de Marbella... No, mis intenciones son mucho más loables. Que me gusta escribir no es ningún secreto, siempre me ha gustado y en fin, no nos engañemos, no soy ningún genio de las letras, eso lo sé. Nunca seré una gran escritora como mis admiradas Carmen Martín Gaite o Isabel Allende, que tienen esa chispa especial que hace de sus escritos algo mágico. No hablemos ya de los grandes clásicos de la literatura universal... Vamos, que soy muy consciente de mis limitaciones... pero también de mis capacidades...

No soy ninguna experta en el tema pero, supongo que como a todo aquél a quien le guste escribir, otra de mis pasiones ha sido siempre la lectura, desde bien pequeñita y puedo decir que he leído mucho de todo, también unos cuantos best sellers, y francamente, en ninguno de ellos he encontrado esa chispa especial que distingue a una gran obra o un gran escritor. Me parecen simplemente libros escritos correctamente, sin más, cuyo gran mérito ha sido desarrollar una historia capaz de atrapar al lector de principio a fin. Y eso sí puedo hacerlo yo. Lo más difícil es dar con esa trama que enganche a suficientes millones de lectores como para reportarte más que jugosos ingresos en tu cuenta corriente pero esto, como casi todo, es cuestión de una chispa de suerte y una gran dosis de perseverancia y trabajo. Ays, aquí tropezamos... eso sí que me falla a mí. Siempre he admirado enormemente a mi amiga Bea (un besazo bonita), que con un trabajo con horarios pelín peculiares fue capaz de sacarse su bien ganada oposición, levantarse pronto a pesar de haberse acostado tarde o acostarse tarde aunque tuviera que madrugar... si yo tuviera esa constancia, esa capacidad de trabajo... si yo pudiera robarle un par de horas al sueño cada noche para escribir todos los días... ¡pero es superior a mí! lo reconozco, es mi principal impedimento para lograr mis metas. ¡Me falta constancia!

Por lo demás, sigamos soñando... imaginar que doy con esa idea brillante. Imaginar que logro construir una trama interesante, bien llevada, capaz de engancharos a todos y mi libro se convierte en un best seller. Mi pobre cuenta corriente empieza a recibir cantidades vergonzosas de dinero. Escribo otra obra, me voy consolidando, los éxitos se suceden y por fín llega la culminación del sueño. Dejo mi trabajo. Me compro un buen terreno y me construyo la casa de mi vida, con su gran jardín y un despacho para seguir escribiendo desde él.

Seguid imaginando. Me levanto un rato antes que mis hij@s, me arreglo tranquilamente y l@s despierto a ell@s. Desayunamos junt@s, l@s visto y l@s llevo al cole. Vuelvo a casa a escribir durante la mañana. Encuentro mi despacho ya limpio y aireado por el personal de servicio, que por supuesto se seguirán encargando de las tareas de la casa mientras yo trabajo. A la hora de comer llega mi marido con l@s niñ@s y comemos todos juntos. (Del trabajo y horarios que tendría el papá os tendria que hablar él, pero para mi sueño es fundamental comer en familia así que tendrá que adaptarse a esa imposición) Cuando papá se l@s lleva de nuevo al cole yo dedico un rato tranquilo a la lectura, complemento imprescindible del trabajo de cualquier escritor, en mi opinión. Recojo a l@s peques en el cole, merendamos, jugamos un rato juntos o damos un paseo y nos ponemos con los deberes. Cena, otro ratito de ocio y a dormir... ¡la jornada perfecta! Eso sí es conciliación laboral y familiar, ¿eh?

Y ahora, despertemos suavemente para no darnos un batacazo demasiado gordo y volvamos a la rutina de todos los días...

¡Auch! ¡ay!, ¡pues aún así el golpe ha sido tremendo! en fín, seguiremos soñando, y lo más importante, iremos dando pequeños pasos para conseguir mis metas. Quizás no lo consiga todo, pero algo se puede conseguir, ¿no?

miércoles, 22 de febrero de 2017

Carnaval

Seguro que más de uno y más de dos estáis ya locos con la preparación de disfraces, o habéis sufrido ya cierto acoso desde el cole de los niños para que los llevéis con cosas raras a clase.


Nosotros reconozco que somos poco carnavaleros. Nos gusta disfrazarnos, sí, pero no necesariamente para estas fechas (en las que además suele hacer frío, lo que estorba un poco para ponerse según qué cosas) Tampoco nos van demasiado las grandes fiestas, con mogollón de gente por todas partes y en las que parece que sea obligatorio divertirte. Creo que me estoy volviendo un poco cascarrabias, dicho sea de paso.

En fin, que, pese a todo, supongo que algo haremos. Opciones desde luego no nos faltan, como ya hace unos días que nos viene recordando a los maños Con peques en Zaragoza. Este jueves lardero tendremos que estar atentos a un nuevo elemento, el gluten, pero de todas formas Sofía es poco de longanizas así que tampoco me preocupa mucho.

Pero, aparte de disfrazarse y echar unas risas, el carnaval es mucho más. Si nos ponemos estrictamente católicos, no debemos olvidar que en realidad viene a ser lo que una despedida de solteros a la carne. Llega cuaresma, durante la cual los cristianos deberíais prepararos espiritualmente para la celebración de la Pascua. Empezando en miércoles de ceniza, los cuarenta días de duración recuerdan a varios periodos bíblicos, especialmente a la gran prueba que Jesús tuvo que superar en el desierto. Se ayune más o menos, se tome carne o no, porque al final cada uno interpreta estos periodos como considera apropiado, lo cierto es que el carnaval ha sido siempre para los cristianos la gran fiesta previa a esta época de ayuno y recogimiento espiritual. Y como gran fiesta, donde se cometerían todos los desmanes habidos y por haber, era costumbre llevar tapado el rostro para garantizar el anonimato.

Pero no creáis que todo viene de ahí. Como casi siempre, la iglesia no hizo más que adaptar una vieja costumbre pagana a sus ritos ante la imposibilidad de eliminarla. En este caso, parece que la fiesta venía ya de las antiguas Saturnales, que según cuentan debían ser ciertamente escandalosas también, aunque se dice que también los antiguos Sumerios, probablemente la más antigua civilización reconocida, ya realizaban este tipo de festejos, pintándose las caras o cubriéndose con disfraces y máscaras, hace la friolera de 5000 años.

Os invito a leer algo más sobre el origen del carnaval aquí.

A mí, ya os digo, ni como fiesta pagana ni como fiesta religiosa me termina de llamar mucho la atención, pero como un disfraz siempre da mucho juego, no diré por si acaso de este agua no beberé (que bien escarmentada estoy ya de esto, algunos ya sabéis por qué) Ya os contaré. Y vosotros, contadme a mí, ¿cómo vivís los carnavales? ¿Cómo se viven en vuestras distintas localidades?

lunes, 20 de febrero de 2017

Adictos a los móviles

Retomando el tema de hace unos días, sobre móviles y niños, no sé si ayer veríais el Salvados sobre el uso (o abuso) del móvil. Nosotros lo vimos todos juntos. Nos pareció una buena ocasión, aunque mis hijos aún no tienen móvil, de que se vayan haciendo conscientes de lo bueno y lo malo del aparatito.

Me gustó especialmente la intervención del sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman. Me chocó mucho eso que dijo que de "nuestra peor pesadilla es ser abandonados", quedarnos solos. Nunca lo había pensado así. No soy una persona que tema a la soledad (escogida), me encanta quedarme sola conmigo misma y no necesito estar constantemente rodeada de gente para sentirme feliz. Sin embargo, es cierto que estoy permanentemente conectada vía móvil (o casi) y también que tengo el sueño recurrente de que me quedo de repente sola en una habitación de la que no puedo salir. Siempre lo había relacionado más con el hecho de no poder salir que con el de estar sola pero igual tengo que darle una vuelta a esto.

Volviendo al uso o abuso del móvil... es un tema delicado, creo. No me considero una adicta al móvil. Ha habido veces en que se me ha olvidado en casa y ni he vuelto a por él (salvo que lo necesitara por cuestiones de trabajo) ni lo he pasado mal por no tenerlo. Cierto que tengo el reflejo de ir a mirarlo cada poco tiempo porque lo uso muchísimo, pero sólo es un un reflejo, no me crea ningún tipo de ansiedad no poder hacerlo.

Entonces, ¿por qué lo miro tanto? las razones políticamente correctas primero: es la navaja suiza de hoy en día. Es mi teléfono, claro, pero también en  muchos casos mi reloj, mi alarma, mi agenda, mi cámara de fotos, mi gps (y dada mi orientación os aseguro que me siento mucho más segura sabiendo que en cualquier momento puedo consultar google maps), mi herramienta de control de gastos, de seguimiento de mi pulsera de actividad, de consulta rápida de mi cuenta de correo electrónico, mi profesor de italiano, mi calculadora siempre a mano, mi cuaderno de notas, mi acceso rápido e inmediato a mis cuentas del banco, desde que Sofía es celíaca, mi consulta rápida de productos con o sin gluten, mi "hombre del tiempo". Y sí, también mi acceso inmediato a mis redes sociales. Aparte de la comodidad de la comunicación por whatsapp, claro (y lo que se me olvide ahora mismo).



Y ahora es cuando entramos en los límites difusos. Porque sí, utilizo el móvil para todo eso, y lo utilizo mucho, pero donde de verdad paso la mayor parte del tiempo es en revisar casi compulsivamente mi Facebook (y alguna que otra partida de Tetris). Lo confieso, de otras redes sociales paso más, pero lo del Facebook me supera. Lo miro nada más levantarme y a cualquier hora durante el día. También he hecho alguna vez eso tan feo de que me estén hablando y yo siga mirando el móvil, pero en mi descargo diré que aunque esté con el aparatejo sigo pendiente a lo que ocurre a mi alrededor y desde luego a lo que me están contando. No me aíslo del mundo real por el virtual. Que no quita para que sea una falta de educación importante que desde luego debo corregir.

Ahora bien, ¿me compensan las ventajas del móvil? rotundamente sí. Cierto que hay que saber utilizarlo, que debemos ser conscientes de sus peligros y saber transmitirlos también a nuestros hijos, pero de ahí a demonizarlos van muchos pasos que no creo que debamos dar. ¿Que hay quién cae en una dependencia excesiva del móvil? sí claro, como de otras miles de cosas, sean videojuegos, tabaco, alcohol, drogas, juego, deporte, alimentación ultrasana... se puede llegar a ser adicto a muchas cosas, y por supuesto que hay que estar muy atento a las señales de que esto está ocurriendo, pero no podemos dejar de utilizar una herramienta magnífica por miedos inculcados. Tampoco creo, sinceramente, que debamos privar a nuestros hijos de utilizarlas. Eso sí, acompañándoles y enseñándoles, no utilizándolos para librarnos de ellos un rato, o que nos dejen hablar con otra gente. Ah, ahí duele, ¿eh? ya, vosotros también lo habéis hecho ¿a que sí? como todos, quien esté libre de pecado que tire la primera piedra, pero una cosa es hacerlo alguna vez y otra tomarlo como costumbre...

Contadme, ¿cómo es vuestra relación con el móvil? ¿y la de vuestros hijos? incluso, rizando el rizo: ¿cómo es vuestra relación de familia en lo relativo al móvil, tablet, etc? 

viernes, 17 de febrero de 2017

Educación, respeto...

El otro día volvía a ver por facebook la noticia aquélla de un restaurante que aplicó un descuento en la cuenta a una familia por el buen comportamiento de sus hijos durante la comida y comenté que si no debería ser eso lo normal. A mí me parece que sí, pero a juzgar por otro de los comentarios (y por lo que se ve por ahí día a día) , no todo el mundo piensa igual. Os copio el comentario tal cual:

"...son mejores los niños que no juegan? Los que se quedan sentados formales, en vez de ser niños y hacer cosas de niños?..."

Y lo peor es que el comentario es, aparentemente, de la cuenta, no sé si oficial o no, del AMPA de un colegio. Apaga y vámonos. ¡Qué daño ha hecho eso de "si son cosas de críos"! Pues no, o no basta con eso, claro que son cosas de críos moverse y no parar y aburrirse en un restaurante, pero son cosas de padres enseñarles en qué sitios pueden correr y saltar sin problemas y dónde tienen que comportarse bien, aunque se aburran. Igual que en el cole les enseñan desde bien pequeñitos que en el recreo pueden y deben jugar y correr pero en clase tienen que estar correctamente sentados y atentos a lo que se habla. Ni más ni menos. Hacer cosas de niños está muy bien pero saber cuándo y dónde se pueden hacer unas cosas y otras está mucho mejor.

Por otro lado leí ayer en Twitter el siguiente comunicado de Marianistas Madrid:


Y hombre, esto sí que me gusta. Porque igual que los niños tienen que aprender a comportarse en cada sitio como procede, también es importante mostrar, (a niños y adultos), que no se puede decir cualquier burrada por Internet impunemente y que también allí las faltas de respeto pueden (y deben) tener consecuencias, que una cosa es la libertad de expresión y otra muy distinta la falta de educación y respeto.


miércoles, 15 de febrero de 2017

Móviles y niños

Sí, sí, ya estoy en esa fase en que empiezas a plantearte que cualquier día de estos tendrás que claudicar y comprarle un móvil a la niña. Partiendo de esa base, parece que comúnmente aceptada, de que el paso a la ESO implica también la adquisición del aparatito, mi hija da por hecho de que para su próximo cumpleaños (el de los 12, en mayo) caerá ya el móvil. Y no es que Sofía sea muy tecnológica que digamos, de hecho, la tablet se la regalamos nosotros más que pedirla ella para ver si con algo así más divertido y facilón empezaba a entrar un poco más en el mundo informático porque una cosa es que las nuevas tecnologías te gusten más o menos y otra es que en este mundo que vivimos (y lo que te rondaré, morena) tampoco te puedes permitir el lujo de quedarte fuera de ellas.



Por lo mismo, viene el problema con los móviles. ¿Necesita mi hija un móvil con 12 años? pues no. Teniendo su tablet además, menos aún. Pero esto no es tan fácil. De momento en su clase se mueven con los hangouts de google y no usan aún el whatsap pero cuando empiecen... ya no cuando empiecen, en el momento en que toooodaaa la clase tiene whatsap y lo usa para sus comunicaciones habituales, no puedes dejar a tu hij@ fuera de eso. La cuestión de si la comunicación entre compañeros de clase debería depender tanto de un aparatito cuando se están viendo a todas horas es otra historia, que desde luego tiene tela, pero hay que reconocer que como herramienta el whatsap, con sus grupos, es poderosísima. Para bien y para mal.

Yo particularmente sí soy muy partidaria de dar a los niños este tipo de herramientas a una edad apropiada (no me parece mal la barrera de la ESO siempre que su madurez sea la correspondiente al curso, que de todo hay) El día que mi hija empiece a salir con sus amigas me sentiré mucho mejor desde luego si lleva su móvil y puede llamarme en cualquier momento o sé que puedo localizarla. Y además, con todos sus riesgos, o precisamente por ellos, no podemos meter a los niños en una burbuja. Igual que les enseñamos a moverse correctamente por la calle y no irse con desconocidos, hay que enseñarles a moverse en el mundo virtual. Ni más ni menos, ya forma parte de nuestras vidas tanto como el real.

Puntos que me parecen importantes para una gestión correcta del móvil:

(así a bote pronto, que habrá mil más pero bueno, que estoy empezando con esto)

- Si te mando un whatsap me contestas  (si estás con tus amigas evitaré llamarte, que yo también he tenido su edad, pero contestar a un whatsap no te compromete para nada) Si no lo haces te quedas sin móvil.

- Si has dicho que volverás a una hora y no lo haces (aparte de asumir las consecuencias) ¡me avisas! Si no lo haces, te quedas sin móvil.

- Al cole te vas sin móvil (ni falta que te hace allí)

- Internet, las redes sociales, el whatsap y todo el largo etcétera tienen sus peligros, por supuesto, pero también son herramientas muy potentes. No pienso privarte de la oportunidad de aprender a manejarlas y sacarles todo su partido, pero tampoco voy a dejarte sola trasteando en ellas. Sé que tu derecho a la privacidad es importante, y lo respeto, pero tendremos que llegar a un acuerdo para que yo pueda acompañarte en ese descubrimiento sin que te sientas invadida.

A mí este último punto es el que más complicado me parece. Sé que desde instancias oficiales hay muchas recomendaciones y hasta propuestas de contrato con los hijos (interesantes, echarles un ojo, aunque no lo hagáis tal cual seguro que sacáis ideas) Hay quien incluso recomienda directamente espiar sus móviles pero a mí eso de espiar no me va nada. Igual peco de ingenua pero prefiero seguir construyendo una relación sólida (que no de amigas) con mi hija para que pueda seguir hablando conmigo de todo con confianza y me cuente cuando tenga un problema, incluso aunque esté metida de lleno en la adolescencia (no, no es una utopía, conozco casos, se puede hacer, aunque por supuesto es mucho más laborioso que simplemente espiar)

En fin, que todavía tengo que acabar de darle vueltas al tema pero lo del móvil planea ya sobre nuestras cabezas y habrá que ver cómo gestionarlo (y ponernos de acuerdo en la pareja, que esa es otra, no siempre los dos miembros de la pareja van a pensar igual en este aspecto)

Ya os contaré cómo se resuelve la cosa cuando llegue el momento. Entre tanto, se agradecerán todos los comentarios de aquéllos que ya hayáis pasado por esto. ¡Gracias!

lunes, 13 de febrero de 2017

Perezosos sueños de lunes.



Como cada mañana, mi despertador sonó a las 6:15. Como cada mañana, tuve que pensarme si efectivamente me levantaba pronto para ir a hacer deporte o me podía la pereza y me quedaba durmiendo un rato más. Ganó la fuerza de voluntad. Mordisquée una tostada por no salir en ayunas, me vestí y salí a correr un rato. Me sorprendió no cruzarme con nadie. Normalmente coincidía gente somnolienta camino del trabajo y con algún que otro barrendero "poniendo las calles".

Tampoco presté mucha atención la verdad. Mi cabeza a esas horas, y sin café, no funciona demasiado bien. Di la vuelta prevista y volví a casa para darme una ducha rápida, desayunar algo más consistente y salir pitando hacia el trabajo. De nuevo me sorprendió la escasez de viandantes, incluso de coches. El ejercicio, la ducha y el café habían hecho su efecto y ahora sí estaba en condiciones de fijarme. No circulaban autobuses urbanos, apenas vi algún coche por el camino, y no más de dos o tres personas, que obviamente no iban al trabajo sino que más bien volvían de fiesta.

A ver si me he colado y va a ser domingo o algo, pensé. Pero no, no, la fecha en mi móvil estaba clara. Lunes 13. Sacudí la cabeza y me apresuré. Con la tontería me estaba entreteniendo y aún iba a llegar tarde al trabajo.

Pero no llegué tarde, claro, ¡si no había tráfico! de hecho llegué la primera, ya que el parking de la empresa se encontraba todavía vacío. Como los de las empresas de alrededor, observé... definitivamente aquello no era normal.

Introduje mi llave en la cerradura pero no funcionó. Estaba como enmohecida, parecía llevar mucho tiempo sin usarse, pero yo misma la había abierto el día anterior, estaba segura. Decidí esperar un poco a que llegara algún compañero pero nada, por allí no aparecía nadie. Me acerqué al bar del polígono, un par de calles más allá, pero para mi sorpresa tenía el mismo aspecto desvencijado de la cerradura de nuestra puerta. También parecía llevar meses cerrado, pero juraría haber estado allí hacía solo unos días.

En estas, vi acercarse un coche de policía. Bueno, al menos podré preguntar a alguien, pensé. Pero, para acabar de rematar las sorpresas del día, del coche sólo salió un androide que me preguntó si me había perdido.

- "Pero si yo trabajo aquí al lado", repuse.
- "Trabajo" -me dijo con una voz de repente enciclopédica- "Acción y efecto de trabajar. Ocupación retribuida. Vigente hasta octubre de 2058 cuando los últimos vestigios fueron por fin sustituidos por la labor de las máquinas"
- "¿Cómo?" - pregunté - "¿2058? ¿ya no se trabaja? pero ¿en qué año estamos?"

El robot me informó de que estábamos en 2102, que el trabajo se consideraba propio de culturas antiguas y poco desarrolladas que necesitaban de su esfuerzo para ganar unas extrañas monedas que les servían para conseguir cosas. Me miró fijamente y tomó mi muñeca entre sus extrañas manos.

- "Amnesia" - dictaminó- "combinada con una extraña alteración neuronal que le hace creer que sigue en 2017. La llevaré al hospital donde los androides doctor podrán tratarla convenientemente"

Me había gustado aquello de que el trabajo se consideraba algo anticuado y que ya no hiciera falta para ganar dinero pero entonces, ¿de qué se vivía en 2102?

Pronto salí de dudas. En el hospital, tras pasar por las expertas manos de un androdoctor que decidió que sólo necesitaba unas cuantas dosis del fármaco XR42 y unas horas de descanso, me llevaron a una soleada habitación donde una viejecita charradora me informó de todo cuanto necesitaba saber.

Efectivamente, el trabajo había desaparecido del todo hacía ya muchos años. También el dinero. Ahora todo el trabajo lo realizaban máquinas pero como ellas no necesitaban cobrar ningún sueldo, los bienes que producían llegaban de forma libre al mercado, donde sólo había que pasar a recoger lo que hiciera falta. Por eso nadie ya madrugaba, ni tenía que desplazarse salvo por capricho. Seguía habiendo labores artesanas o creativas que mucha gente realizaba por hobby, pero no cobraba por ello. Me hubiera gustado seguir escuchando a la anciana pero el fármaco que me habían inyectado me estaba haciendo efecto y un pesado sopor se iba adueñando de mí poco a poco hasta que me quedé frita.

Lo siguiente que recuerdo fue que sonó el despertador. Las 6:15. Lo apagué de un manotazo, recordando que el trabajo ya no existía, pero alguna neurona de guardia se puso en alerta y me empeñó en mantenerme despierta. Por si acaso me asomé a la ventana y, ¡dichosa neurona!, ¡tenía razón ella!, allí estaba nuestro barrendero, dejando nuestra calle limpia como una patena antes de que la mayoría de vecinos saliéramos de casa. La luz parpadeante de mi móvil indicaba que mis amigas ya estaban también en pie, preparándose para un nuevo día de trabajo. ¿Pero cómo? ¿no se había extinguido ya esto? ¿Sería posible que sólo hubiera sido un sueño de perezoso lunes?

viernes, 10 de febrero de 2017

París en familia

Todos sabéis, que soy fan, pero fan, fan de póster de París. Una compañera de trabajo está preparando un próximo viaje allí con sus hijas y yo ando haciendo memoria de las veces que he estado por allí para recomendarle sitios y cosas que ver. Pero claro, no es lo mismo ir en pareja, que por trabajo, que con niños, incluso yendo con niños no tiene nada que ver si tienen una edad u otra. Nosotros, si recordáis, la primera vez que fuimos con ellos a París Guille todavía iba con chupete. Poco más de un año él y poco más de 3 su hermana. Un viaje diferente, sin duda. Lo conté en su momento aquí.



Después estuvimos en otra ocasión en Eurodisney, que para mí son cosas muy distintas... yo siempre he dicho que si se va a París, se va a París, y se va a Disney se va a Disney (aunque la mayoría del mundo lo haga junto, que ya lo sé, rarita que es una) Les gustó, claro, pero tampoco os vayáis a pensar. Les dices de volver y te dicen que sí pero a París, que en Disney ya han estado...

Y en París también, que de aquella vez no se acordaran mucho, pero de la última, con mi parisienne, ya lo creo que se acuerdan.

Así, que recopilando consejos, que era de lo que trataba esta entrada:

¿DÓNDE ALOJARSE? Si vais con niños, sobre todo si son pequeños, lo mejor es un aparthotel, donde puedes organizarte mucho mejor con ellos, pero las habitaciones familiares de los Novotel también son siempre una buena opción. A veces se pillan buenas ofertas además (aunque París es París, hotel barato, barato no esperéis encontrar, y aun pagando caro ojo que te puedes encontrar cada cosa... por eso me gustan este tipo de cadenas, en las que son todos iguales. Al menos sabes lo que te vas a encontrar)  ¿Zonas? si podéis quedaros dentro del peripherique mejor, es el París más bonito. Fuera también hay algunas zonas residenciales majas pero si no sabes muy bien dónde vas corres el riesgo de caer en algún barrio no tan majo. En cualquier caso, con que tengas una parada de metro cerca ya vas bien. Nosotros la primera vez estuvimos por Republique, la segunda nos animamos a alojarnos en la zona nueva de La Defense. En los dos sitios estuvimos bien. Recuerdo también en un viaje de negocios en el que caímos en un aparthotel por la zona de Malakoff (fuera del peripherique) que tampoco estaba nada mal. Un consejo sí os doy. Tratad de tener alguna referencia de confianza tanto de la zona como del hotel. Lo de reservar por internet está muy bien y leerse los comentarios en los distintos portales, si sabes filtrarlos bien, también, pero si podéis preguntar a alguien que ya haya estado, mejor. Otra opción simpática, si os gusta el camping (que siempre he pensado que es lo ideal para los niños), es el del Bois de Bologne, tanto si vais con tienda o caravana como si preferís alquilar un bungalow.

¿QUÉ VISITAR? hay mil cosas pero no os agobiéis. Yo siempre he dicho que París es para ir muchas veces en la vida así que tomarlo con calma y disfrutadla simplemente callejeando por ella. Con niños, de cualquier edad, yo optaría de primeras por un paseo en batobús, que de paso sirve para hacerse una idea general de los principales puntos turísticos y, según las caras que van poniendo ante unos y otros, ir pensando cuáles os merece la pena visitar o no. Si los niños ya tienen una cierta edad os recomiendo la subida a la Torre Eiffel. Mira que yo me resistía, no acababa de verle la gracia, pero ¡qué equivocada estaba! es espectacular, no sé si me gusta más de día o de noche... También subir a ver a las gárgolas de Notre Dame, yo llevaba varios viajes intentándolo y nunca podía y en este último nos tragamos la considerable fila para subir todos juntos (valió la pena). Por supuesto Notre Dame hay que verlo, a mí me tiene enamorada, pero con niños conviene hacer una visita rápida. La noria también es una visita recomendable con niños. Los interminables jardines de Versalles donde podéis pasar el día entero si queréis, los alrededores del centro Pompidou... no sé, es que hay mil cosas, y lo mejor es cuando ya has visto lo típico y empiezas a descubrir las cosas curiosas, como en este último viaje nuestro en el que descubrimos, de casualidad, un curioso parque con letras enormes formando la frase "Une pierre dans mon jardin" (no se entretevieron ni nada trepando por las letras y haciéndonos fotos cada uno en nuestra letra, menos Guille que se las hizo en la E a falta de G) o la plaza aquélla con columnas rayadas de distintos colores y tamaños.

Curiosidades que no forzosamente se ven en la típica primera visita:

La pequeña estatua de la libertad que la comunidad parisina de NY regaló a la ciudad conmemorando el centenario de la Revolución francesa. Es curioso verla...



El paseo por los canales cerca de la plaza de la Bastilla. Si tenéis suerte podréis ver algún barco y observar los juegos de compuertas para permitirle pasar de nivel. Si vais con buen tiempo, os sugiero llegar hasta la zona desde Dausmenil por la promenade plantée, una experiencia diferente y muy agradable.


¿DÓNDE COMER? Me canso de oir que comer en París es carísimo. No, no lo es, pero hay que olvidarse del típico menú español de dos platos y postre. Hay miles de brasseries donde puedes tomar un completo plato del día por un precio baratísimo, o si lo prefieres optar por los menús de entrante más plato o plato más postre (si vais varios tan sencillo como alternar y compartir los entrantes y los postres) Brasseries de estas las tienes por todo París. Para algo más rápido también es fácil encontrar pequeños puestos con bocadillos, croque monsieurs y similares pero yo no suelo utilizarlos, prefiero el plato del día.

Yo tengo solo dos sitios fijos a los que procuro ir siempre que paro por allí, para cenar unas espectaculares crêpes: 142 creperie contemporaine , cerquita de la Torre Eiffel, podéis planear comer o cenar allí si vais a verla.

Y en el barrio latino, podéis optar por alguno de los sitios donde sirven las típicas fondues o, mejor aún, las deliciosos y contundentes raclettes, o visitar otro de mis restaurantes de referencia (el de la sopa de cebolla, para quien me haya oído ya contarlo): a ver si me acuerdo del nombre o encuentro una tarjeta porque debe ser uno de los pocos sitios a los que sé llegar pero no sé ni cómo se llama... con lo poco que me oriento yo que siempre ando marcándolo todo en el google maps... nada, que no me acuerdo, pero sí tengo una foto del sitio:



 Como guía de viajes no tengo precio ¿eh? no me acuerdo de la mitad de los nombres, pero bueno, espero que este pequeño repaso os haya dado al menos alguna ideíta y, sobre todo, si teníais dudas de si valía la pena ir con niños o mejor esperar a que sean mayores, que se os hayan quitado las dudas (aunque si habéis leído mi primer viaje con ellos no sé si será para bien o para mal, jajaja)


miércoles, 8 de febrero de 2017

Croquetas sin gluten

Ya tocaba, en casa muchas muchas croquetas no se hacen pero de vez en cuando sí caen, sobre todo por Guille que es el que más las pide. Esta vez tocaba prepararlas sin gluten así que nos pusimos manos a la obra.

Ingredientes:
Trocitos de jamón serrano
Leche entera
Harina de arroz (otro día probaré con otra a ver qué tal, no me convenció la textura aunque he de decir que en casa tuvieron mucho éxito incluso entre los glutaneros)
Aceite
Sal (ojo con la sal cuando cocinéis para un celíaco, es muy fácil de contaminar si está en bote abierto, nosotros la hemos pasado ya a un salero de estos herméticos que la espolvorean.
Si echáis especias ojo a que sean sin trazas de gluten
Huevo
Pan rallado sin gluten

Preparación:

La normal de todas las croquetas, con las precauciones habituales con cualquier alergia o intolerancia. Asegurarse de que la sartén está bien limpia y no tiene resto alguno de gluten, no reutilizar aceite para evitar el mismo problema, y remover con una cuchara de silicona. La madera  es poco higiénica y al ser porosa por más que se limpie no se puede evitar nunca del todo los restos así que con un celiaco en casa, cubiertos de madera desterrados...

Y con este preámbulo ya hecho, vamos al lío:

Echar un chorrín de aceite a la sartén (también se pueden hacer con mantequilla pero yo donde esté un buen aceite de oliva virgen extra...) y dejar calentar (que no humee, el aceite nunca debe humear)

Saltear un poco el jamón en él y añadir tres cucharadas soperas de harina de arroz (o de la que queráis probar). Remover bien hasta que la harina se haya tostado un poco. Ir añadiendo poco a poco hasta tres vasos de leche entera (yo a raíz de los últimos estudios ya he decidido pasar de la desnatada y es cierto que no noto diferencias en mi peso ni por eso ni por haber vuelto a comer un plátano al día, cuando engordo es por otros pecados menos ligeros, pero allí ya cada uno) Añadir sal al gusto (a mí me gusta añadirles al final un poco de canela y de nuez moscada pero ojo con las especias, no todas garantizan la ausencia de trazas de gluten, de hecho las de Ducros, que son las más habituales, no son aptas)

No dejar de remover hasta que nos quede una masa pastosa y que se separe bien con la cuchara. En ese momento pasar a un plato y dejar enfriar un rato antes de meterla al frigorífico. Lo ideal es hacer las croquetas al día siguiente pero si no puede ser, al menos dejar enfriar muy bien la masa antes de trabajarla.




A partir de aquí ya, muy fácil (y donde más se puede involucrar a los niños) Ir cogiendo bolitas de masa y darles la característica forma alargada de la croqueta. Pasar por huevo batido primero y luego por pan rallado (que sea sin gluten también, claro) y a la sartén, con el aceite bien caliente (pero sin humear, repito) Es mejor no echar muchas de golpe para que no pierda temperatura y lo ideal sería que el aceite las cubriera totalmente, como en una freidora (que yo hace años que no tengo porque se me estropeó y visto el poco uso que le daba no compré otra). Yo reconozco que las hago con menos aceite del que debería pero vosotros mismos...  (si usáis freidora, por favor, aseguraros que no habéis hecho nada con gluten en ella, debería ser exclusivas para rebozados y empanados sin gluten)

lunes, 6 de febrero de 2017

Víctimas de la manipulación

Empiezo a estar un poco harta de tanta viralización de chorradas,  paso por la hortera imagen de la recién embarazada, paso por los memes graciosos ante noticias varias, pero que le demos tanta importancia a las declaraciones de una nueva madre que, obviamente, solo ha buscado un titular escandaloso para que todo el mundo hable de ella, o al vestido (o lo que fuera aquello) que cierta presentadora se ponga cierta noche, hasta el punto de hacerlas trending topic, me suena ya a marketing puro y duro. ¿Tan tontos somos como para caer como moscas en una trampa tan fácil?¿Qué más les da que se hable bien o mal de ellas? lo importante es que se hable. Es obvio que semejantes acciones solo pueden perseguir adquirir una notoriedad facilona.  ¿Por qué se la damos como borregos?



Y estos dos ejemplos serán tontadas, pero ¿os habéis parado a pensar en el revuelo montado con el muro de Trump? ¿y qué pasa con la actitud de la Unión Europea ante los refugiados? ¿Tanto se llevan unos y otros? Pero, por supuesto, es más fácil lanzar las piedras contra el otro y de paso tratar de tapar las propias vergüenzas. Porque no me cansaré de decirlo, Trump será lo que sea, y no seré yo quien le defienda, pero el comportamiento de la Unión Europea últimamente no queda muy lejos.

Crítica más o menos duras, memes más o menos graciosos, opiniones en favor, en contra, insultos contra la presentadora de turno, acérrimas defensoras de que se puede poner lo que le de la gana, madres enfurecidas por los comentarios de la periodista (que, a todo esto, yo apenas la conocía de refilón y ahora la veo hasta en la sopa), fans de Harry Potter que amenazan con quemar sus libros por que la autora tiene la desfachatez de opinar sobre política... Un idiota que hace un comentario de lo más desafortunado sobre la muerte de un personaje sin duda singular. Las redes se encienden, cualquiera puede opinar, con o sin la impunidad del anonimato, mientras en el mundo real, gente como tú y como yo sigue muriendo de frío, de hambre, o por una bomba despistada, aquí al lado o allá lejos.

¿En qué mundo vivimos? ¿No se supone que cada generación debería estar mejor preparada que las anteriores? No sólo seguimos cometiendo los mismos errores históricos una y otra vez (tenemos ya desgastada la dichosa piedra de tanto tropezarnos con ella) sino que ahora además nos atontamos cada vez más con el juguetito de las redes sociales y los móviles, en ocasiones se diría que más inteligentes que sus dueños. Reflexionemos un minuto, por favor. Cada imagen que publicamos, cada meme que compartimos, cada comentario que alegremente dejamos en nuestras redes sociales, se queda allí, nos puede perseguir. Pensemos antes de hacerlos. Pero sobre todo, por favor, seamos críticos y pensemos antes de seguir a la manada en la viralización de según qué cosas... no hace falta alimentar algunos fuegos, es más prudente dejarlos sin oxígeno para que se apaguen solos y sin grandes estrépitos.

viernes, 3 de febrero de 2017

Repito reto

Pues sí, no contenta con haberlo hecho una vez, o más bien por otras razones, que luego os cuento, me he apuntado de nuevo al reto 10k de los geniales 100 pies eventos.

3 meses, 10km, ahí es ná. Pero oye, que van ya por la quinta edición y las plazas vuelan así que, ambicioso como parece (y es), el caso es que funciona.

La primera vez, ya os conté, me apunté un poco como diciendo, sí, claro, en tres meses me vais a preparar a mí para correr 10 km, a mí que hasta hace dos meses no corría ni detrás del autobús... y de hecho, fue cierto, no pude correrlos, pero por un inoportuno esguince, no por falta de preparación. Algun@s os acordaréis de cuando lo conté aquí. Pues bien, pese a no lograr ese primer reto, sí conseguí, una vez recuperada de la lesión, otro que me venía picando hacía ya tiempo: correr la parisienne. Como no podía ser menos, lo conté también en este blog, justo aquí.

Si algo tienen estas naranjitas es que enganchan, el caso es que ya metida en harina decidí continuar en el club y prepararme bien para la siguiente 10k. Ésta sí la hice, faltaría más, y bien contenta que entré yo de la mano de mis hijos, que me acompañaron en el último km (soy más bien tortuga, lo que quiere decir que para cuando llego yo, ya ha pasado todo el mogollón de corredores y el que unos niños entren a la carrera no molesta a nadie, como podéis ver en la foto. Por favor, no hacer esto cuando hay todavía mucha gente llegando, es peligroso y un caos para la organización de la carrera)



Peeerooo, tras el verano llegó otro de mis momentos de cambios laborales, lo que hizo que me desorganizara toda y me diera de baja temporalmente del club (con la autopromesa, eso sí, de no dejar de correr) Y no es que lo haya dejado... del todo... en fin, que corrimos en familia (como ya es tradición) la popular de Ibercaja, corrí la carrera de la mujer, la San Silvestre con Sofía y maridín... pero vamos, que yo ahora salgo cualquier día a correr por mi cuenta y no estoy como debería estar, desde luego no como para volver a apuntarme al club así a pelo. Así que, oye, que esto del reto está muy bien y me parece a mí que va a ser lo mejor para volver a ponerme en forma y plantearme incluso mejorar un poquillo mi marca en la 10k.

Aprovecho para recomendaros a todas que os animéis. De verdad que es una experiencia de las que le dan una vuelta a tu vida (para bien), que el ambiente es excelente, se hacen buenísimas amigas, estaréis en manos de los mejores entrenadores y os reiréis mucho, además de poneros en forma. ¿Que no sois capaces de correr ni medio minuto? decídselo a mi yo de hace un par de años... Se puede, de verdad. Si yo lo logré, ¿por qué tú no? ¿Nos vemos allí?

miércoles, 1 de febrero de 2017

La fuerza del destino

La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no ha llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.

Carlos Ruíz Zafón. "El laberinto de los espíritus"



Ya no es la primera vez que encabezo un artículo con una cita de este autor. Algo tiene que hace que me sienta especialmente identificada con lo que escribe. En este caso, no sé si identificada sería la palabra. De hecho, sigo releyéndolo intentando comprender bien qué es eso de que el destino nos atropella. ¿Se desvanece nuestra oportunidad si no estamos atentos? pero entonces, ¿es que sólo tenemos una oportunidad? Yo no lo creo. Sí que estoy convencida de que muchas veces, efectivamente, alguna ocasión de oro nos pasa por encima y ni nos enteramos a pesar de habernos quedado incluso magullados. Pero de ahí a que ese sea el último tren va un buen tramo.

Tiene que ser triste de todas formas eso de vivir de vacío añorando lo que debió ser... ¿nunca fue? puede, pero ¿nunca será? ¿por qué? ¿no será esa la forma de continuar viviendo? ¿seguir luchando por lo que queremos ser? será esperanza, sí, y fuerza, y determinación, y muchas más cosas. No creo que sea solo fe en que el momento aun no ha llegado. Puede haber muchos momentos, cada cual distinto. Seguro que todos no nos llevarían por el mismo camino, quizás ni siquiera al mismo destino, pero ahí están y de nosotros depende no caer demasiado rápido en esa cuneta de la madurez, no perder de vista nunca nuestros sueños. A esos hay que perseguirlos siempre, aunque nos arrollen y sigan su camino por la carretera. ¿Quién dice que incluso entonces no podamos alcanzarlos?


Madre mía, me temo que me ha salido otra de esas entradas en la que acabo por no decir nada... mira que cuando me da el día tonto... pero ya que estamos, contadme, ¿Creéis en eso del destino? ¿está todo prefijado o nos lo creamos nosotros mismos día a día?

Seguidores