Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 4 de diciembre de 2015

Beplanner: mucho más que una agenda

Os comentaba en la última entrada que le había echado el ojo a una agenda que pensaba que podría ayudarme a organizar mi vida pero tenía mis dudas. Pues bien, dudas resueltas. He tenido la ocasión de tener en mis manos la beplanner, que desde luego es mucho más que una agenda, e incluso de hablar de ella con su creador: Bartolomé Bañolas, lo que ha terminado de convencerme de que he de pedírsela a Papá Noel. Es más, según íbamos hablando se me iban ocurriendo conocidos y amigos a quienes creo que también les gustaría (ya os iré contando personalmente)


Descubrí el sistema beanant un poco por casualidad, por algún comentario en facebook sobre alguien que se había animado a probarlo. Me resultó curioso y enseguida me metí en la web. Lo cierto es que resulta muy atractiva y enseguida terminó de despertar mi curiosidad pero, como ya me conozco, y ya me he llevado alguna que otra decepción con estas cosas, preferí no actuar por impulsos. Sin embargo no me quitaba la idea de la cabeza así que volví a echar un vistazo a la página. Me seguía gustando la teoría pero, pensé que sería lo de siempre, que yo la teoría la llevo siempre muy bien y planificar cosas se me da estupendamente pero que donde patino es en la realización final, así que creía que el sistema no podría ayudarme.

Pese a todo, algo en mi cabeza seguía devolviéndome a la web, no sé cuántas veces la revisé antes de decidirme. Al final, viendo el precio y viendo el precio de cualquier agenda un poco mona en papelería pensé que tal vez debería darle una oportunidad. Al fin y al cabo esto era algo más que una agenda, ¿o no?

Pues sí. Como os decía, he tenido la ocasión de conocer al creador del sistema y ver la herramienta y os puedo confirmar que se trata, desde luego, de mucho más que una simple agenda. Otra cosa que me preocupaba es que fuera otra de estas flipadas de grandes gurús que luego no hay forma de bajar al mundo real. Ya sabéis a qué me refiero, estas grandes teorías maravillosas que luego no son prácticas de ninguna de las maneras. Bueno, pues no, os puedo confirmar que de flipadas nada. Es un sistema basado en teorías organizativas y de liderazgo, sí, pero bajado absolutamente al mundo real desde la primera página. Se nota que Bartolomé es un hombre práctico. A mí al menos me ha parecido un sistema absolutamente acorde con mi propia estructura mental y perfectamente adaptado a mis necesidades, con herramientas puntuales que creo que sí me ayudarán a ser más constante y organizada en la consecución de mis objetivos y además con un buen acabado y un servicio absolutamente personalizado.

¿A quién se lo recomendaría? pues principalmente a:

- todo aquél que tenga ideas o sueños en la cabeza que no sepa muy bien cómo conseguir

- todo aquél que se vea desbordado por un área de su vida (generalmente el trabajo) y no sea capaz de equilibrarla con las demás

- cualquiera que, como yo misma, tenga muchos intereses en su vida y necesite un sistema que le ayude a desarrollarlos todos de forma más o menos coherente y equilibrada (esto de tener muchos frentes abiertos a la vez es muy divertido y enriquecedor pero incluso para quienes presumimos de ser capaces de organizarnos bastante bien, cualquier ayuda de verdad útil es bienvenida)

En fin, que si os veis reflejados en cualquiera de estas situaciones, o simplemente sentís que necesitáis instaurar un poco de orden en vuestras vidas, os invito a echar un vistazo a este sistema. Yo soy muy escéptica con estas cosas como ya habréis notado y sin embargo me ha gustado mucho.

martes, 1 de diciembre de 2015

Empezamos el adviento



Ya tenía yo ganicas de empezar a abrir ventanas de nuestro calendario. No soy nada religiosa, lo sabéis, pero esta época me gusta mucho como momento de parón y reflexión. No es algo exclusivo tampoco del catolicismo pero ya que vivimos en el país en que vivimos, me casé con un católico, apostólico y romano y llevo a mis hijos a colegio religioso, tampoco nos vamos a poner exquisitos escogiendo otras celebraciones, el adviento ya me viene bien.

Desde hace algunos años hemos instaurado la costumbre del calendario en casa. Por supuesto lo de abrir ventanitas está muy bien, pero nunca quisimos que se quedara en eso. Por eso, desde el principio, decidimos vincular cada ventanita a una pregunta. Aprovechamos pues para irnos interrogando unos a otros sobre cómo ha ido el año, qué cosas hemos hecho bien o mal, cuáles querríamos mejorar para el año que viene, plantearnos retos... yo creo que todos, con unos cuantos días de anticipación, pensamos ya en las preguntas que querremos hacer cuando nos toque el turno.

No es todo tan bonito claro. Para empezar ya cuando llega el día de comprar el calendario de turno acabamos impepinablemente peleándonos. El que le gusta a Sofía no le gusta a Guille y viceversa, se acaba postponiendo para otro día y cuando por fin ya sí que sí que hay que comprarlo, hay que escoger alguno y da igual cuántos modelos hayamos visto, seguro que no coinciden en ninguno, hay que elegir y acaba la cosa en bronca. Todos los años les digo que se acabó el comprar calendarios, a ver si para el próximo año me acuerdo de proponerles el de la imagen como manualidad y de paso los tengo entretenidos un rato (si no se pelean haciéndolo...) Podéis encontrarlo, junto con otras ideas, aquí. Pero en realidad todos los años se me olvida y se repite la historia. Es un poco, a nuestra escala, como la historia de la humanidad, que siglo tras siglo sigue cometiendo las mismas equivocaciones, o, sin irnos tan lejos, como nuestros propios propósitos de año nuevo.

En fin, que llega la Navidad, fechas que, contra todo pronóstico, le encantan a mi alma atea, y ya estoy pensando en mi propio resumen del año (regularcillo esta vez), propósitos de mejora (muchos y muy variados) y cómo conseguir de una vez por todas llevar toda esa bonita teoría a la práctica. Herramientas no me faltan, últimamente le he echado el ojo incluso a una agenda estupenda que promete ayudarte en la faena, pero ya sé que, como en tantas otras cosas, la teoría la llevo estupendamente, es la práctica la que se me escapa así que me resisto a caer en la tentación de comprarla. ¿Conseguiré este año escapar del círculo vicioso por fin? se admiten apuestas.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Apoyos divididos

Hoy de nuevo es un día triste, París ha vuelto a ser esta noche objeto de un ataque indiscriminado y sin sentido y, aunque no puedo decir que sea más importante que tantos otros atentados, París es un poco mi casa y, por tanto, cualquier cosa que ocurra allí me afecta especialmente.

Por otro lado, mañana se celebra la carrera de la mujer en Zaragoza. Es una carrera a la que rodea la polémica por ser sólo para mujeres (algunos hombres se quejan de que también a ellos les gustaría correr contra el cáncer de mamá y se preguntan si no es eso discriminación y qué ocurriría si fuera al revés y no se permitiera participar a las mujeres) y por el escaso porcentaje del precio de la inscripción que termina yendo a la investigación contra el cáncer de mamá. No es desde luego la única carrera que dona una parte de su recaudación a causas similares pero sí quizás la más conocida, o al menos la que más se promociona como carrera benéfica.

Polémicas aparte, lo cierto es que a mí particularmente fue esta carrera la que me animó a correr. Para ser justos, la primera en llamar mi atención fue la popular de Ibercaja por la integración, que llevamos 10 años haciendo en familia (y ésta además es gratuita). Sin embargo, y aunque en la de la mujer también hay muchas participantes que se limitan a caminar, siempre tuve la espinita de ser capaz de completarla corriendo. Ése fue el motivo de fondo por el que me compré el "running para perezosas" y por el que me apunté al reto 10K.

Esta mañana, repasando mi facebook y, muy especialmente mi grupo de corredoras francesas, muchas de ellas parisinas, he pensado que para la carrera de mañana me pondría mi camiseta de "La Parisienne" como pequeño homenaje, recuerdo para París, o como queráis entenderlo.

Pero, por otro lado, la carrera de la mujer se distingue precisamente por su gran marea rosa, la que le ha dado una visibilidad (más allá de la cantidad económica que destine a donación) que ya quisieran para sí otras muchas causas. Por eso me parece importante correrla con la camiseta oficial. Creo que correré con las dos.


Encima, la camiseta oficial, no podría dejar de formar parte de la gran marea rosa, pero debajo, pegadita al corazón, la Parisienne, prima hermana de nuestra carrera de la mujer. Al fondo (sólo para la foto, claro, no podría correr con eso) nuestro mapa para colorear de París, regalo de los últimos Reyes Magos.

Mañana correré por el cáncer, sin olvidar tantas otras enfermedades (algunas raras, otras no tanto) que no cuentan con la visibilidad que este evento da al cáncer de mama pero que son igualmente importantes.

Mañana correré por las víctimas de París, sin olvidar tantas otras muertes que día a día vemos sin mirar. No por vivir lejos de Europa son menos víctimas, tampoco por ser musulmanes. El terrorismo es una lacra que nada (o muy poco) tiene que ver con la verdadera religión (y os lo dice una atea)

Mañana conseguiré por fin mi viejo reto de completar los 5km de la carrera de la mujer sin caminar ni un ratito y lo haré con dos buenos pensamientos en mi mente que estoy segura de que me darán alas para terminarla además en el mejor tiempo posible (aunque mi objetivo es sólo terminar, no batir ninguna marca)


miércoles, 30 de septiembre de 2015

As time goes by



Hace un ratito esta viñeta que os pongo (no va firmada, lo siento, no sé de quién es) me ha recordado aquel (ya viejo) post sobre la intimidad, ¿lo recordáis? (seguid el link si no)

Por curiosidad he buscado la entrada para releerla y, caray, sí que es verdad que ha cambiado mi vida... cierto, que todavía no he llegado al momento "mis hijos pasan de mí" Por suerte todavía en edad de estar mimosos y achuchables, sobre todo Guille, que se desayuna un bote de mimosín todas las mañanas, pero vaya, lo que han ganado en autonomía e independencia es tremendo.

As time goes by, como dice la canción.

Mis pequeñuelos hace años ya que se preparan solos la mochila para ir al cole, se ocupan de la ropa que se van a poner y hasta de prepararse el almuerzo. Cuando se van a dormir con los abuelos no hace falta ni revisarles la bolsa, ya saben ellos lo que tienen que llevar. Si salimos de viaje no es que no les haga falta, ¡es que no me dejan meter baza en su maleta! ellos se ocupan. Por supuesto se duchan solos (aunque a mí me sigue gustando peinar a Sofía, pero eso ya es por gusto mío) De hecho, en muchas cosas demuestran tener ellos más talento y previsión que yo (que soy la típica que nunca lleva agua ni pañuelos de papel cuando hacen falta)

As time goes by, y el tiempo pasa para todo. Esta mañana he constatado lo que ya me había parecido notar hace unos días. ¡He tenido que alejar un papel para leer lo que ponía en él! Nada escandaloso por ahora, sigo teniendo una vista excelente, pero la temida (e inevitable) vista cansada está al acecho. Y mira, otras cosas me fastidian menos pero perder vista... que ya sé que es ley de vida y que poco hay que pueda hacer para evitarlo (y más trabajando muchas horas con el ordenador y el móvil) pero jooooooooo... en fin, tendré que pensar en una revisión de la vista. As time goes by...

Y sin embargo, y siguiendo con la canción: a kiss is still a kiss [...] the fundamental things apply [...] on that you can rely. No matter what the future brings. As time goes by. Mis niños ganan en autonomía y pronto se me harán ya muy mayores, evidentemente yo también me hago mayor (pero poco) pero lo importante sigue todo en su sitio, mi niña infantil sigue en plena forma mientras mi adulta responsable sigue construyendo piedrita a piedrita su camino (o sus caminos, que para llegar a distintas metas hay que escoger distintos trayectos) y lo cierto es que, melancolías y pequeños achaques aparte, todo está en orden así que a seguir disfrutando día a día del paso del tiempo, que es lo mejor que podemos hacer.




sábado, 19 de septiembre de 2015

Otro sueño cumplido

Este año no me puedo quejar, está siendo de lo más productivo. Alguna cosilla me falta por centrarse definitivamente pero todo llegará. De momento a disfrutar de los logros actuales y seguir luchando por los futuros.



Las que me seguís desde hace tiempo sabéis bien que si Zaragoza es mi hogar, París es, como poco, mi casa. Desde que empecé a correr aquí en mi hogar la Carrera de la Mujer (por cierto, que estoy atenta, que la inscripción para este año tiene que estar al caer), me picaba enormemente correr su prima hermana parisina. Pero claro, que aquí en Zaragoza no fuera capaz de hacerme los 5km corriendo y alternara correr y andar, la de aquél... pero si me animaba a apuntarme a La Parisienne, tenía que ser para correrla enterita. Ya os he contado en entradas anteriores cómo ha sido este proceso de enganche progresivo al running así que no me repetiré. El caso es que en cuanto me apunté al reto 10k supe que éste era el año. No sabía todavía qué iba a ser de mi vida (laboral básicamente) para septiembre pero decidí que el trabajo tendría que adaptarse a mí y no al revés. Total, sólo necesitaba lunes y martes libres.

Ya sabéis también lo que son mis criaturas, dignos hijos míos, a estos les preguntas si quieren ir a París y te chillan un síiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, que se oye hasta en la Torre Eiffel. Así que pensarlo, comentarlo en familia y reservar rápidamente los billetes de avión fue todo uno. Más barato ir en avión a París que en AVE a Madrid... que luego vienen los gastos añadidos, sí, pero incluso con ellos...

Total, que llegamos un sábado a París. Nos calamos hasta los huesos buscando el hotel, nos instalamos y salimos pitando a por mi dorsal y bolsa de la corredora. Guille que no veía el momento de subir a la Torre Eiffel. Al final tuvo que quedarse para el día siguiente. Ya estábamos en la fila pero el aviso de que se había cerrado ya el acceso hasta lo más alto nos sacó de allí rápidamente. Me los llevé a cenar a mi crêperie favorita del mundo mundial (bueno, vale, tampoco conozco tanto mundo, pero fuera de la propia Bretaña no he comido nunca mejores crêpes): 142 C.C.  Había que coger fuerzas para la carrera, pero con talento.

Y llegó el gran día. La línea 6 del metro llena de corredoras felices. La salida, a tomársela con paciencia, 40000 dorsales, 30425 corredoras en la clasificación final. A la fuerza había de tocarnos esperar a que nuestra oleada saliera. Pero todo llega y, por fin, pasadas las 11:15 nos tocó el turno.



Desde lo alto de la Torre, mis chicos completaban el reportaje gráfico. No sabría expresar lo que supuso para mí correr por fin esta carrera. Después del chasco de no haber podido correr la 10k del reto sentía que éste era el verdadero objetivo de tanto entrenamiento, pero había pasado todo un verano sin apenas correr, tenía mis dudas de que fuera capaz de completarla. De hecho, hubo momento en que me tentaba simplemente andar y recuperar un rato, pero entre las animaciones de la propia carrera los espontáneos que nos animaban, el avituallamiento en el km 3 con trocito de plátano incluído (que parece que no pero la energía que da sólo un pedacito) y cabeza, cabeza, cabeza. Creo que ya os conté cómo había aprendido en los entrenamientos hasta qué punto es nuestra mente la que nos limita. En esos momentos en que me tentaba parar me forzaba a recordar que sí que podía seguir, a prestar atención a mis sensaciones: respiración normal, ritmo cardiaco en orden... tampoco estoy tan cansada, seamos objetivas, sí puedo seguir. Y además... ¡me he venido hasta París para correr 6,7 km, no puedo pararme ahora! Y sí, momentos mejores y peores (la lluvia casi torrencial por momentos tampoco animaba mucho), llegué al cartel de "ánimo, quedan 700 metros" y sacando las últimas fuerzas de flaqueza recordé las sabias enseñanzas de mis entrenadores del 10k club y entré en meta sonriendo y con los brazos en alto. A partir de ahí, te dejas llevar por la masa... no puedes parar, sigues caminando hasta recoger tu bolsa (subidón al encontrarme la medalla dentro, no recordaba que la daban!)


Finalizada la carrera y de vuelta al hotel, un ratito de descanso, una buena comida reparadora y ¡a seguir disfrutando de París en familia! Otro reto cumplido, el siguiente ha de ser completar por fin esos 10km que se me resisten. El próximo domingo tengo la ocasión de intentarlo. Veremos...



martes, 11 de agosto de 2015

Yo ya he cumplido

Dicen que lo difícil no es plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo. Lo verdaderamente difícil es que el árbol crezca, que alguien te publique el libro y criar a los hijos. Et voilà:



El albaricoquero (albergero para los mañicos) lo plantamos el día que nos casamos (tras la boda medieval de Albarracín) un poco como símbolo de nuestra relación y me alegra mucho comprobar, año tras año, como sigue creciendo sano y fuerte. Teniendo en cuenta que al pobre arbolico no le hacemos mucho caso porque tampoco vamos mucho al pueblo, tengo razones de sobras para estar muy, muy contenta, con él. El mismo día plantamos también un par de rosales, uno de rosas rojas (el mío) y otro de rosas blancas (el de mi marido) que también siguen en perfecto estado.

El libro, bueno, llevaba años y años escrito esperando a que alguien se lanzara a publicarlo y por fin ha llegado el momento. En septiembre haremos una presentación en condiciones, de la que os informaré puntualmente, pero de momento si lo queréis, podéis pedírlo directamente a la editorial La Fragua del Trovador en este email.

Y en cuanto a mis hijos... bueno, qué os voy a contar de ellos, si habéis podido seguir su evolución en este blog casi desde el principio. Criados del todo no estarán, cierto, pero mal camino no llevan ¿no?

En fin, que yo ya he cumplido con el dicho pero ya me conocéis, una vez conseguida una cosa... ¡hay que ir a por más! el próximo reto es cumplir por fin con los dichosos 10k, empezaremos por correr 7 kilometrillos en París, en la Parisienne, que es algo a lo que le tenía ganas hace ya tiempo. Y los 10 pronto caerán, y aquí en Zaragoza.

viernes, 24 de julio de 2015

De tal palo tales astillas

Y mis astillitas parecen haber salido escritores como su madre.

Con esto de estar de vacaciones y tener mucho tiempo libre, y con esto de que el libro de mamá por fin ha salido de imprenta (estará a la venta en brevísimos, os informaré convenientemente) ayer empezaron los dos a escribir sus propios libros. El de Guille va ya bastante avanzado (considerando los 8 años de edad del autor), si me deja os pondré un extracto por aquí. El de Sofía no, pero sólo porque cuando me dijo el título que había pensado me sonó taaaaaaan a título de blog, y sabiendo que la niña tiene tendencias periodísticas, no pude por menos que sugerirle que escribiera su propio blog. Y dicho y hecho, ya lleva dos entradas mi astillita. Por supuesto lo podéis encontrar en mi listado de blogs favoritos (que últimamente andaba bastante menguado, dicho sea de paso) pero además os dejo por aquí el enlace, no se os vaya a escapar a algun@:

http://ideasdealgodondeazucar.blogspot.com.es/

El título no me diréis que no es bueno, pero vamos, el refrán que se inventó y con el que lo inauguró me parece genial. (O igual es amor de madre, no digo que no)

Me dice Guille que sí, que os ponga un poco, pero sólo un trocito, que si no ya os lo sabréis todo y luego no se lo compraréis. Ahí va (os lo pongo tal cual lo tiene él ahora mismo, no le toco ni una coma)

LA TORMENTA
CAPÍTULO 1. EL DESASTRE


Guille estaba jugando con la Nintendo y su madre Elena le dice que lo deje pero Guille le dice que espere un momento .Y su padre Ricardo va a por el y Guille que lo oye guarda la partida lo mas rápido que puede y lo consigue justo a tiempo lo malo es que se la deja  fuera de casa y le cae un rayo que hace que cobre vida. Mientras tanto dentro de casa no saben que la Nintendo había cobrado vida y cuando terminan de cenar se van a la cama. Por la mañana Guille va a la terraza a coger la Nintendo pero cuando llega no la ve y se asusta tanto que casi se pone a llorar pero no llora  aunque eso si al entrar estaba todo el rato gritando mami, mami. Y su madre le dijo que pasa y el se lo contó y su madre no se lo creía pero a pesar de eso le dijo que de casa no se podía mover y se fueron a desayunar. Guille seguía preocupado pero Sofía su hermana insistía en que se lo contase y al final se lo contó a ella también cuando terminaron de desayunar se vistieron y dieron una vuelta. Cuando terminaron en casa buscaron la Nintendo pero no la vieron llegó la hora de  comer. Había espaguetis y como los espaguetis le gustaban se olvido lo de la Nintendo  cuando terminaron de comer jugaron al Cluedo y ganó Guille después fueron al parque a jugar y se lo pasaron muy bien.   

Esto de la Nintendo que cobra vida traerá cola, seguro...

jueves, 25 de junio de 2015

Helado de plátano exprés

Hoy quería compartir con vosotros mi último descubrimiento, muy apropiado para estos calores que nos vienen. Lo he titulado helado y lo he puesto en la etiqueta de cocina con lamamma pero lo cierto es que, tanto llamar a esto helado como llamar al proceso cocinar, es mucho decir. Queda muy resultón, eso sí:


El caso es que hoy he cogido un plátano que ha resultado estar demasiado maduro y he recordado que había visto yo en algún tuit algo sobre cómo hacer un helado con plátano maduro. He buscado el enlace et voilá, tan sencillo como pelar el plátano, quitarle las hebras y cortarlo a rodajas no muy finas. Se ponen a congelar durante un par de horas y, al cabo de ese tiempo, se baten. Ya está. Al principio cuesta un poco por estar congelado pero enseguida se ablandan lo suficiente y queda una consistencia muy cremosa, no exactamente de helado pero algo parecido.

Ya veis, facilito, facilito y muy apañado para prepararnos una merienda sanísima y fresquita en un periquete y de paso aprovechar esos plátanos que, con este calor, a la que nos descuidamos se nos maduran demasiado.

viernes, 19 de junio de 2015

Vuelve #mamiconcilia



Ya os he hablado antes de #mamiconcilia y #papiconcilia, los libros de testimonios de padres y madres trabajadoras sobre cómo se las organizan para conciliar su vida laboral y familiar. Como de costumbre, podéis descargar de forma gratuita la versión en pdf o epub en el siguiente enlace:

http://mamiconcilia.com/descarga-mamiconcilia/

Lo único que se pide a cambio es que lo compartáis en alguna red social, no es mucho ¿no?

En esta nueva versión he tenido el placer de participar con mi propio testimonio. La mayoría de vosotros no vais a descubrir nada sobre mí que no sepáis ya, pero hay otros muchos relatos de gente muy diferente que, sin duda, vale la pena leer. ¿Os lo vais a perder? Os dejo algunas píldoras para ir abriendo boca:

"Una buena organización y reglas claras han hecho que
todos sobreviviéramos a nuestra forma de vivir"

"Descubrí que dejarlos ser y hacer es bueno para que
crezcan no solo de talla."

"Quería seguir creciendo como profesional, pero no quería
apartarme de mis hijos"

"Las dudas y la maternidad son dos cosas que siempre van
de la mano"

"El ejemplo que vemos en casa influye en nuestras decisiones de
vida."

"Trato de medir el éxito de una manera diferente, no en dinero,
títulos, o cosas, sino en la alegría que me da hacer lo que me
gusta."

Bueno, como muestra un botón... os dejo descubrir los relatos completos de cada una de estas mamis (y un papi) y cómo cada uno se organiza como buenamente puede. ¿Os animáis a dejar vuestro propio testimonio en #mamiconcilia o #papiconcilia? Lo mejor de esto es la gran variedad de experiencias y puntos de visto que se pueden dar. No hay una fórmula mágica para el éxito, ni en la vida, ni en la maternidad, ni el trabajo, ni en la pareja, imposible encontrarla para la conciliación así que supongo que la clave está en la creatividad y la flexibilidad. ¡Ánimo que imposible no es!

miércoles, 17 de junio de 2015

De cumpleaños


Vaya, ¡ya ha llegado mi cumpleaños otra vez!. Este año me ha pillado más despistada que otras veces. No, no es que se me haya olvidado mi propio cumple, que os veo venir y no estoy tan mayor todavía como para eso, pero sí es verdad que, normalmente, desde un par de semanas antes ya estoy pensando en ello, proclamándolo a los cuatro vientos, planeando algo especial que hacer ese día... Y este año algo de eso ha habido pero no mucho, la verdad. 

Y sin embargo, siempre me ha gustado cumplir años, ya sabéis que tengo vocación de bisabuela y para eso me voy a tener que hacer muy viejita así que más vale que me guste... Tonterías aparte, esto del cumpleaños es como las navidades, que parece que hay que hacer repaso del año pasado y buenos propósitos para el siguiente. Yo de propósitos de momento paso, al menos hoy, pero repaso sí hago sí. Repasemos: debo decir que este año ha sido estupendo en líneas generales, no me puedo quejar: tengo una salud de hierro, una familia estupenda, un trabajo que no está mal (y que en ocasiones durante el año ha llegado a estar muy, muy bien) y me encuentro estupendamente conmigo misma, ¿qué más se puede pedir?

Peeeeeeeeerooooo (algún pero tenía que haber), lo cierto es que los 40 eran un punto psicológicamente importante para mí. No por la edad en sí misma, que cada vez estoy más convencida de que ésa está en la cabeza de cada uno, sino más bien porque fue el límite que hace años me marqué para haber conseguido ciertas cosas que entonces consideré que debían realizarse en la treintena. Acertada o equivocadamente, eso no lo sabría decir. Visto que la principal de esas cosas no la he conseguido, vamos a pensar que me equivoqué y que no necesariamente debía hacerse antes de los 40, ni siquiera antes de dejar los 40, margen que generosamente me concedí a mí misma en mi último cumpleaños. Peeeeeeeeerooooo, ahí está eso...

Tampoco es algo que me preocupe excesivamente, no soy yo de martirizarme tontamente, la verdad. No sé qué me depararán los próximos años ni quiero saberlo, cada uno es dueño de su propio destino y se va construyendo su camino paso a paso, decisión a decisión, y el final será más o menos interesante pero lo realmente fascinante es recorrer ese camino e ir descubriéndolo poco a poco. Quizás no lleguemos a alcanzar todas nuestras metas pero al menos nos acercaremos lo más posible a ellas.

Así que podéis felicitarme (o podéis olvidaros, no pasa nada, a mí me pasa mucho), podéis hacerme regalitos (le tengo echado el ojo al Samsung Galaxy S6, yo por dar ideas sólo, pero que no os sintáis obligados ¿eh?), podéis celebrarlo conmigo (o no, que si os tengo que invitar a todos me dejáis fatal) pero lo que sí que os agradeceré mucho es que sigáis recorriendo el camino conmigo y dejando vuestra huella en él.

¿Cuento contigo?

lunes, 15 de junio de 2015

Impresiones post-reto

Este pobre blog lleva unos altibajos muy raros, pero supongo que no puede ser de otra manera considerando los míos propios. Al fin y al cabo no deja de ser un reflejo mío, no muy fiel, cierto, no se puede contar cualquier cosa por aquí, pero reflejo en el fondo. Me fijo en la fecha de mi última entrada y me doy cuenta de que coincide perfectamente con el último cambio significativo en mi vida (¿recordáis la entrada sobre el complejo de Madonna? pues al final el problema fue precisamente no reinventarme de nuevo, en fin, tiempo al tiempo...)

Pero ya me conocéis, sé que no puedo engañaros y que ningun@ os vais a creer que he tenido abandonado el blog sólo por eso. Es cierto, no ha sido el único cambio. Os dejé inmersa en un nuevo reto personal, introducirme en el mundo del running. Pues bien, una cosa llevó a otra y enlacé este reto individual con otro colectivo, quizás lo conozcáis, es el reto 10K Zaragoza:



Es más de lo mismo, sí, correr, correr y correr (yo, que siempre he seguido el chascarrillo de que eso es de cobardes, qué cosas) Pero ¿sabéis qué? resulta que no es sólo correr. Para empezar, ya sabéis que yo siempre he sido firme defensora de lo de poner retos en tu vida. Especialmente cuando otros aspectos de ella se han quedado un poco pochos. Yo particularmente me he encontrado en estos últimos meses con una vida laboral más bien aburrida después de un año y pico intenso, ajetreado, apasionante y movidito en varios sentidos. Ha sido un poco como haber estado pasándotelo pipa en el parque de atracciones y de repente encontrarte tumbada en el sofá viendo una peli sosa en la tele. Que no me quejo, ¿eh? que un poco de calma después de tanto ajetreo tampoco me ha venido mal, pero ya me conocéis, siempre buscando el equilibrio. 

Afortunadamente, justo en esta nueva etapa más tranquila (en el mismo trabajo pero con distintos proyectos) se han metido en mi vida (probablemente para quedarse) nuevas personas de las que te dejan huella. He conocido a un grupo estupendo de chicas de las que te recargan de energía en cuanto las ves, un equipo de entrenadores que se merecen una ola tras otra y he descubierto personalmente el por qué de aquel programa académico/deportivo que os comentaba en el último post.



El deporte te enseña muchas cosas, sí. No sólo te pone en forma, también te muestra cómo tu mente puede darte alas o bloquearte miserablemente, cómo tu cuerpo tiende a la pereza y dice "no puedo más" mucho, muchísimo antes de que eso sea cierto, cómo hay que aprender a controlar ese bloqueo y recordarte a tí misma que sí que puedes, aprender a interpretar de otra manera las señales que te manda tu cuerpo, reconocer cuándo de verdad tienes un problema físico y cuándo sólo estás en ese punto de adaptación al esfuerzo y sabes que en pocos minutos estarás como una moto, que simplemente es cuestión de pasarlo, que tu cabeza racionalice lo que está ocurriendo y se imponga sobre esas piernas que parecen negarse a continuar. 

No tendrá nada que ver (o tendrá mucho) pero el caso es que esas herramientas mentales tienen una utilidad clarísima también en nuestra vida personal y desde luego profesional. Todos tenemos alguna tarea de esas que nos parecen durísimas y sumamente desagradecidas para la que nunca encontramos el momento. En estos meses he descubierto que también esto es más bloqueo mental que otra cosa, que si consigues cambiar el chip, una vez metida en faena resulta que la tarea ni siquiera era tan dura ni tan desagradecida como me había empeñado yo en creer. 

Sabéis que me encanta seguir aprendiendo, cambiando y evolucionando siempre, y para eso nada mejor que conocer gente distinta, cuanto más variada mejor: en edades, en profesiones, en origen, en formación... todo eso me lo ha permitido este reto. Ni que decir tiene que mi reto individual del running para perezosas fue también extremadamente satisfactorio pero de otra manera. Es curioso, para empezar, cómo el mero hecho de ir acompañada te anima y te hace ser más constante, pero además el tener un equipo de entrenadores que cree en tí, que te motiva, que te guía, que te comprende, que nunca deja de sonreir... eso no tiene precio. 

Ya cuando me animé a patinar aprendí a confiar en mi profesor, a veces por encima de mí misma. Volvemos a los autobloqueos, a esos límites que normalmente sólo están en nuestra cabeza. Recuerdo cuando al final del curso exprés tuvimos que enfrentarnos a nuestra primera ruta urbana y yo me empeñé en que no estaba lista para hacerla (¿patinar por Zaragoza? ¿por la calle? ¿con los coches? ¿sorteando peatones? ¿cruzando calles?), hablé con mi profesor y le pregunté directamente "¿pero de verdad crees que estoy preparada para esto?" Me dijo que sí, me lo creí, y completé una súper ruta de la que me sentí profundamente orgullosa durante varios días después. Un tiempo después retomé las clases de patinaje, quería perfeccionar la técnica, aprender nuevos trucos. De nuevo confiar en mi profe me dio buenos resultados. Me recuerdo ejecutando movimientos de los que nunca hubiera pensado que fuera a ser capaz simplemente porque sabía que nunca nos iba a pedir hacer algo que no pudiéramos hacer y mi confianza en él era suficiente para romper mi límite mental. 

En el momento de plantearme este reto ese aprendizaje previo fue definitivo. ¿Prepararme para una carrera de 10 kilómetros en sólo tres meses? mi cabeza me dice que eso es imposible pero si ellos dicen que se puede, me lo creeré. Y sí, fue una cuestión de fe, lo reconozco. Durante varias semanas seguí pensando que era una barbaridad pero no perdí nunca ese punto de confianza en nuestros entrenadores. Al final, un esguince inoportuno a poco tiempo de la carrera me ha impedido completar el reto pero lo cierto es que para entonces ya lo veía perfectamente factible y, de hecho, en cuanto me sea posible lo completaré. Correr 10 kilómetros ya no me parece ninguna barbaridad. Ahora sé que puedo hacerlo, que hay que prepararse, claro, que hace falta entrenar, y entrenar a fondo, y que el cuerpo lo nota, pero también sé que nuestra mente, si le dejamos, nos pone los límites mucho antes de donde realmente están. 

No sé si esta vuelta al blog será real o ficticia, escribir es siempre importante para mí, y a veces, como ahora, siento la necesidad de hacerlo para expresar toda una serie de cosas que me rondan y, si no, se me quedan enquistadas, pero hay épocas y épocas y no sé si ahora mismo estoy en disposición de prometer una regularidad en mis escritos. Veremos... de momento, valga esta entrada como expresión de mi agradecimiento a mi equipo de chicas reto, que ya se han hecho un hueco para siempre en mi corazón, y por supuesto al equipo de entrenadores que tan bien nos han sabido guiar en este reto tan personal y a la vez tan colectivo. 

lunes, 9 de febrero de 2015

Running para perezosas

Lo sabéis, a mí lo de correr... puff... pero se ha puesto tan de moda, y estoy taaaaaaan rodeada de corredores que al final me picaron. A ver, relativamente, pero cuando vi este libro:



taaaaaaaaaaan, apropiado para mí (por lo de perezosa, desde luego, al menos para ponerme a correr) no me pude resistir. Seguramente porque llevo un tiempito un poco harta de no conseguir ningún reto de los que me propongo, ya os conté que había acabado el año un poco agridulce, y ese sentimiento perdura. Por otro lado, había visto un programa académico que mezclaba el entrenamiento físico (correr sí, cómo no, parece que no haya otro deporte últimamente) con el entrenamiento personal/profesional. Me pareció un buen planteamiento a pesar de no estar dispuesta a gastarme los 450 euros que costaba. No entro en si es caro o no, simplemente me parece mucho dinero.

Total, que como pasa a veces, las ideas van tomando forma en tu mente poco a poco y con distintas aportaciones, y al final se produce el click final y aquí estoy, pasada ya la mitad del programa. En más de una ocasión he estado tentada de dejarlo, lo confieso. Al fin y al cabo, sigo sin cogerle gusto a eso de correr, pero algo sí debo reconocer: es cierto que es seguramente el deporte en que más rápidamente notas los avances. A nada que le dediques un poco de constancia es increíble cómo te vas superando a tí misma y eso, por supuesto, motiva.

Pero os confesaré la verdadera razón por la que no lo he dejado y espero continuarlo hasta el final. Mis hijos. Sí, ellos. Cada vez que me entra la pereza recuerdo cómo ellos se plantean retos y los llevan hasta el final. Pienso en su constancia y cómo ni se plantean no hacerlo y me siento tan mal por mi falta de ella que sólo de pensar en con qué cara les cuento yo que lo he dejado a medias me entra el suficiente coraje para continuar. No es mala motivación tampoco. Sigo teniendo mucho que aprender de mis hijos...



martes, 3 de febrero de 2015

Sopa de cebolla

Recuerdo una vez, de viaje de trabajo por París, fue precisamente en Febrero creo. Hacía un frío que pelaba y yo estaba medio acatarrada, un poco harta del viaje y con más ganas de meterme en la cama bajo siete mantas que de pasearme por la ciudad. Estábamos por el barrio latino y vimos un pequeño restaurante, bonito y acogedor. Entramos y de la carta saltó a mis ojos la sopa de cebolla gratinada. Madre mía, qué cosa más buena. Habría resucitado a un muerto, desde luego a mí me quitó todos los males. Recuerdo además que ya nos íbamos y el camarero nos dijo que dónde vais tan rápido, con el frío que hace... quedaros un ratito más tranquilamente... un solete el hombre...

El domingo fue el cumpleaños de Ricardo y como estamos en plena ola de frío me apeteció recordar la sensación de la sopa de cebolla calentita y la preparé para la comida. Os dejo la receta:



INGREDIENTES (para 6 personas):

5 cebollas dulces
2 cucharadas de aceite de oliva virgen
60 gr. de mantequilla
1 diente de ajo
2 litros de caldo (yo lo uso de pollo pero como más os guste)
12 rebanadas de baguette
3 cucharadas de harina de trigo
sal y pimienta negra al gusto
20 ml. de brandy o coñac
100 grs. de queso rallado

PREPARACIÓN:

Pelamos y cortamos en juliana las cebollas y reservamos. En una cazuela grande calentamos el aceite y la mantequilla y cuando estén bien mezclados pochamos a fuego suave la cebolla con el diente de ajo bien picadito. Salpimentamos al gusto. Removemos con cuchara de madera y mucha paciencia. La cebolla tiene que quedar transparente pero no coger color.

Cuando la cebolla esté blandita y translúcida, espolvoreamos la harina y mezclamos bien. Añadimos el licor y lo dejamos un par de minutos para que evapore. Añadimos entonces el caldo. Probamos de sal y lo dejamos cocer todo junto unos 20 minutos a fuego siempre suave.

Untamos con ajo las rebanadas de pan y las tostamos ligeramente. Servimos la sopa en cuencos individuales y colocamos encima las rebanadas de pan. Cubrimos con queso rallado y metemos a gratinar al horno. Se sirve recién hecha, bien calentita.

¡Qué aproveche!



martes, 27 de enero de 2015

Complejo de Madonna

Vale, sí, salvando las distancias (enormes)... ¿que a qué viene esto? pues viene a que de nuevo me encuentro en una de esas encrucijadas en que tienes que decidir qué hacer con tu vida (laboral concretamente) Una vez descartada la opción que, a priori más me gustaba pero que ya se venía perfilando como imposible, tengo que escoger entre continuar como estoy o lanzarme a alguna nueva aventura.

Precisamente estaba comentando las novedades con un grupo de amigas y una de ellas me ha preguntado "y ¿qué vas a hacer? ¿seguir donde estás o reinventarte de nuevo?" me ha hecho gracia que utilizara justo esa palabra y reconozco que mi primer pensamiento ha sido "¡ni que fuera Madonna!"


Pero ¿sabéis qué? que sí, que un poco Madonna sí que soy, a la fuerza seguramente, no digo que no, porque en estos tiempos que corren a ver quién puede permitirse el lujo de no evolucionar, pero también porque me gusta. Porque no me asustan los cambios (o no demasiado al menos), me crezco ante los problemas, necesito retos que me estimulen, cada vez más sé lo que quiero y sobre todo lo que no y asumo los riesgos que ello implica. Me gusta reinventarme sí, porque eso de la zona de confort está muy bien, pero siempre que te puedas escapar de ella de vez en cuanto.

¿Pido mucho? quizás, pero soy consciente de a lo que juego y de que unas veces tendré éxito y otras me daré un batacazo. Forma parte de la vida y del aprendizaje y soy firme defensora de seguir aprendiendo toda la vida. Y si para eso hay que reinventarse como Madonna, pues nos reinventamos. O no. Que reinventarse continuamente puede ser agotador, y también hay veces en que lo que buscamos es cierta estabilidad y dejarnos de altibajos. Y, la verdad sea dicha, tras una temporada bastante movida laboralmente, a mis 40 años sí busco esa estabilidad en el trabajo. Ahora busco un proyecto con el que comprometerme a largo plazo, al que dedicarle lo mejor de mí misma, pero eso sí, que me ponga a prueba de vez en cuando, que me plantee retos diferentes, que me deje reinventarme y reinventar a mi equipo tantas veces como sea necesario. ¿De nuevo pido mucho? quizás. Pero no hay que perder nunca de vista lo que se quiere conseguir. Quizás no lo alcancemos enseguida, quizás haya que tomar algunos desvíos en el camino, pero si sigue en nuestra mente, poco a poco nos iremos acercando a él. ¿Qué al final no llegamos? bueno, siempre será mejor habernos acercado todo lo posible que haber renunciado en el primer tropiezo, ¿no?

He tenido una jornada rarita, sí. Mañana será otro día.

jueves, 8 de enero de 2015

¿Vuelta al hogar?



Leía hace unos días en la pelu, en la revista Marie Claire, un artículo que me llamó la atención. "Añoranza doméstica" se llamaba. Reflexionaba sobre el reciente boom de los blogs de (cito textualmente) "maternidad, manualidades, recetas y plácida vida hogareña" que según el artículo triunfan entre las mujeres profesionales y, aparentemente estresadas. No es mi caso, la verdad, antes aún seguía blogs, y no precisamente de este tipo, pero ahora ya ni eso. Apenas sigo cuando puedo alguno especialmente querido y desde luego no voy a empezar ahora con temáticas nuevas pero aún así me alegra haber descubierto, buscando información para este post, a la autora de "Bizcocho de chocolate"

Confieso que cuando leí el artículo me quedé algo sorprendida. Refleja una realidad que me temo que me queda muy lejana. Tanto la de esas lectoras que envidian la supuestamente relajada vida familiar de las blogueras como las propias blogueras que describe. Ya me conocéis, qué os voy a contar. Me gusta disfrutar de mi casa y de mi familia, por supuesto, pero soy lo más alejado que hay de un ama de casa tradicional, con todos mis respetos hacia quienes escogen esa opción, sean hombres o mujeres, que también los papás tienen derecho a ser amos de su hogar y ocuparse de sus hijos. Para gustos colores. Yo ya sabéis que volví a trabajar parcialmente a las 6 semanas de cada uno de mis partos y me gustó hacerlo (sobre todo que fuera parcialmente, no voy a negarlo, una transición suave entre estar todo el día con un bebé y el mundo real se agradece) En muy raras ocasiones, y muy mal día he tenido que llevar, he llegado a pensar que ojalá pudiera dejar de trabajar. Detesto casi todas las tareas domésticas y soy un desastre con las manualidades. Esta moda del DIY me atrae y me repele a partes iguales (me atrae porque no lo negaré, me gustaría ser capaz de hacer tantas cosas bonitas pero luego no encuentro el momento de ponerme a ello ni tendría paciencia para hacerlas en caso de encontrarlo, por no hablar de que el resultado distaría mucho del objetivo) Me gusta mi trabajo y me gusta la sensación de tener mil cosas por hacer. Me cunde mucho más el tiempo con un puntito de estrés y duermo mucho más a gusto si he estado ocupada todo el día que cuando me queda la sensación de no haber aprovechado el tiempo. Todo forma parte de un conjunto, supongo. También me estresa la vida en el pueblo y tolero Zaragoza y su tamaño medio (y su cercanía a Madrid y Barcelona) pero soy bicho de gran urbe. Mi ciudad ideal siempre ha sido París (sí, para vivir, no sólo de turismo) y sospecho que el día que descubra Nueva York mi corazón quedará dividido para siempre entre las dos ciudades.

¿Y a qué venía todo esto? ah, sí, a lo lejos que me sentía de esa realidad reflejada en el artículo. Aún con todo puedo comprender por supuesto que haya mujeres a las que parezca envidiable. Cada una tenemos una tipología distinta y menos mal, ¿os imagináis un mundo lleno de personas todas iguales? A pesar de todo ello, o precisamente por eso, me ha alegrado leer el punto de vista de una de las blogueras citadas a la que curiosamente también sorprendió el enfoque del artículo. Os invito a leerla aquí.

Al final yo creo que todo se reduce a una cuestión de equilibrio y, por supuesto, de conocernos a nosotras mismas. Ni deberíamos tratar de hacerlo todo ni podemos dejarnos influir por lo que se supone que debemos ser o hacer. Hay cosas que hay que hacer sí o sí, como las tareas domésticas (a no ser que puedas pagar suficiente servicio doméstico como para no tener que hacer nada, claro) pero salvo que vivas sóla en tu casa no hay ningún motivo para que sea responsabilidad exclusiva tuya. Cocinar en vez de comprar precocinados es muy recomendable pero tampoco imperativo. Pasar el tiempo con nuestros hijos por supuesto que es fabuloso, pero hay mil maneras de hacerlo, si nos empeñamos en hacer con ellos cosas que no nos gustan, nos habremos cargado el objetivo de divertirnos juntos (que no quiere decir que no haya que hacer un esfuerzo de vez en cuando para jugar a sus cosas) En definitiva, creo que es importante saber con qué disfrutamos más y no empeñarnos en hacer todo lo que otros hacen. Yo por ejemplo no sufro nada por no hacer manualidades con mis hijos (y alguna me ha tocado hacer, claro) pero me encanta cocinar, leer o hacer deporte con ellos. También disfruto de un día tranquilo en casa pero me apasiona mi trabajo (con sus más y sus menos) y no sueño con dejarlo para ocuparme de mi hogar. Como mucho con que me toquen los euromillones pero para poder plantearme mi vida laboral de otra manera.

¿Y vosotras? ¿Sufrís de añoranza doméstica?





Seguidores