Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

sábado, 31 de diciembre de 2016

¿Qué nos traerá 2017?

2016 ha sido un año francamente intenso. Empezamos el año con el firme propósito de organizarnos para que mis hijos tengan por fin una habitación cada uno. Nos montamos nuestro particular "Tu casa a juicio" y después de pedir presupuestos de reforma y ver varias posibilidades de mudanza a otro piso, nos decidimos por reformar el piso en verano, aprovechando las vacaciones escolares y que los niños se iban al pueblo. Muy contentos con la reforma y con el resultado.

Entre tanto, logré por fin correr mi primera 10k, espinita clavada desde el año pasado y Ricardo completó su primera maratón poco después de su cumpleaños (42 años, 42 km fue su lema) Nos encantó acompañarlo a Burdeos y a los chicos entrar con él en meta. Fue un fin de semana largo muy chulo.

En otro orden de cosas, he seguido, aunque a otro ritmo, con la promoción de mi libro "El pijama mágico" y he empezado a escribir la segunda parte (con calma, que lo del tiempo libre es un lujo)

Tuve la ocasión de viajar a Inglaterra y visitar por fin Londres, que ya era hora, aunque también me tuve que enfrentar al final del verano a un obligado cambio de trabajo. Afortunadamente la cosa no fue mal, aunque aún estoy tratando de adaptarme a haber perdido mi valoradísima flexibilidad horaria y autonomía... poco a poco...

Ha habido buenos momentos con familia y amigos y otros no tan buenos pero supongo que igualmente necesarios y, a su manera, valiosos.

Sofía volvió muy mayor de su primer viaje al extranjero con el colegio, una semana en Inglaterra en casa de una familia, toda una experiencia que desde luego disfrutó al máximo, y Guille tomó su primera comunión.

Un año, en resumen, lleno de buenos momentos que quedaron convenientemente registrados, según nuestra nueva costumbre, en nuestro "tarro de los momentos felices" que ha terminado el año coloridamente lleno. ¡Ah! y para terminar con buen sabor de boca, tuvimos el honor de ganar el concurso de belenes del cole con nuestra interpretación en clave de Super Mario del tradicional nacimiento.




martes, 27 de diciembre de 2016

Nuestro sistema de puntos para la gestión de tareas en casa

Por petición popular, os voy a explicar un poco más en qué consiste nuestro sistema de puntos para las tareas, aunque cada uno se tiene que configurar el suyo propio, claro.

Nosotros hemos partido de esta plantilla de Nekanen designs, que nos encajaba muy bien porque nos permitía poner dos personas por fila y así tenemos por un lado a Sofía y Guillermo con sus tareas propias de niños y, en otra hoja, a Ricardo y a mí con nuestro propio reparto de tareas. Pero por supuesto os invito a rebuscar por la web y ver cuál os encaja mejor o a crearos la vuestra propia.



Nosotros lo que hicimos fue imprimirla, poner los nombres en cada día y las tareas que escogimos y una vez completado esto plastificarla para poder marcar cada semana las tareas realizadas (empezamos haciéndolo con un rotulador borrable pero acabamos pegando pegatinas de estas redonditas de colores, eso ya al gusto...)

Al final de la semana se cuentan las pegatinas de cada uno. Nosotros andamos todavía afinando el sistema pero os voy contando cómo lo hemos ido haciendo.

Primero se decidió que el que más pegatinas tuviera de los 4 conseguía un premio (sacado al azar de un bote con varios papelitos con premios que se nos fueron ocurriendo) y el que menos un castigo (mismo sistema) Pero como siempre ganaba Sofía y perdía Ricardo (porque no se molestaba en ponerse las pegatinas) vimos que no era nada motivador para nadie así que lo dejamos.

El siguiente intento fue (manteniendo el sistema de premio y castigo) vincular los puntos a la propina semanal (para los niños, los adultos tenemos que pensar todavía en un sistema que nos encaje) Por cada línea completa consiguen un euro pero hay una tarea en concreto que es de obligado cumplimiento y si algún día no la han conseguido no hay propina (se nos llegó a ocurrir que el que no la hubiera cumplido le pagara la propina al otro pero no hemos llegado a aplicarlo)

Bueno, como veis, la plantilla da mucho juego y ya depende de cada uno utilizarla de una manera u otra o vincularla a premios, tiempo de juego con la tablet o la consola, como apuntaba Mónica de Con peques en Zaragoza, o directamente propina si ya están en edad de que les empecéis a dar su propio dinerito de bolsillo.

Nosotros todavía estamos buscando perfeccionarlo porque os confieso que sigue sin funcionarnos del todo bien (o mejor dicho, funciona los primeros días pero luego perdemos interés y dejamos de apuntar las cosas) así que cualquier idea que podáis proponer será bienvenida. A ver si entre todos conseguimos un sistema de verdad funcional (aunque claro, cada uno lo tiene que adaptar a sus circunstancias)

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Mindfulness para novatos

Últimamente he estado leyendo sobre Mindfulness y acudiendo a las sesiones que en la Escuela de Padres del cole prepararon sobre ello. Más allá de que esté de moda, lo cierto es que me parece una herramienta muy interesante de inteligencia emocional.

Básicamente el Mindfulness consiste en estar presente aquí y ahora, es decir, ser consciente de las cosas que estás viviendo. ¿Sabéis esa sensación de llegar por fin a un sitio y darte cuenta de que no sabes ni cómo has llegado hasta allí? ¿o darte una ducha rápida pensando en todo lo que tienes que hacer y con los niños aporreando la puerta, que ni te enteras de que te estás duchando, como para disfrutarlo? bueno, pues todo lo contrario. Se trataría de estar plenamente atento a lo que estás haciendo en cada momento y a las sensaciones que te provoca.



Se trata también de vivir el ahora. Ni angustiarte por el futuro ni quedarte atrapado en el pasado. De ser consciente de tus emociones y aceptarlas, sin juzgarlas. Igualmente, consiste en aceptarse a uno mismo como es, sin hacernos daño con duros juicios, lo que no está reñido desde luego con tratar siempre de mejorar.

Pero entonces ¿qué significa Mindfulness? o mejor aún, ¿qué no es? Lo que me ha quedado claro durante estos días es lo que no es: no es meditar, aunque la meditación sí es una de las herramientas que se utilizan para practicarla. Otra es el anclaje a través de la respiración, que no deja de ser una forma de obligarte a centrarte en tí mismo y no dispersarte. Por cierto, tampoco es "poner la mente en blanco" la práctica del Mindfulness sí te permite que acudan pensamientos a tu mente, qué remedio, pero te enseña a observarlos, agradecerlos y dejarlos ir. Me gusta mucho la comparación con un cielo en el que las nubes van pasando, así hacen los pensamientos en tu mente, aparecer (a veces ligeros y bonitos, a veces negros y tormentosos) pero acaban pasando, como las nubes. Tenemos que aprender a no quedarnos enganchados (sobre todo a los tormentosos, claro)

Preguntemos a la wikipedia para saber qué sí es:
"El mindfulness como concepto psicológico es la concentración de la atención y la conciencia, basado en el concepto de mindfulness o conciencia plena de la meditación budista. Se ha popularizado en Occidente por parte de Jon Kabat-Zinn. A pesar de encontrarse sus raíces en el budismo, el mindfulness se enseña desprovisto de cualquier componente o terminología oriental.
Mindfulness o 'conciencia plena' consiste en prestar atención, momento a momento, a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente circundante, de forma principalmente caracterizada por "aceptación" -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido a cada momento, en lugar de proceder con la normal rumiación acerca del pasado o el futuro."

Interesante, ¿no? a mí al menos me lo parece, y os invito a profundizar más en ello y a contarme vuestra experiencia.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Cuestión de organización




Madre si me ha costado, pero bueno, parece que por fin voy centrando el tiro. Y es que, después de tres años de autónoma, con un horario bastante flexible (para bien y para mal pero flexible), volver a un horario tan nuestro como es pegarse de 9 de la mañana a 7 de la tarde bloqueada en un polígono industrial porque con hora y media que tengo para comer no me compensa volver a casa, pues cuesta, la verdad...

Pero oye, todo es cuestión de organización del tiempo... Y, yo que me reservaba la horita antes de comer para hacer deporte porque es cuando mejor me sienta, pues he descubierto que, o traslado esa hora a la primerísima de la mañana o no hago ejercicio. Y si no hago ejercicio, los kilos de más se apoderan de mí a la velocidad del rayo por este metabolismo perezoso que yo tengo. Así que yo, enemiga natural de los madrugones, me estoy levantando pronto de lunes a jueves para ir alternando correr y gimnasio. Que cuesta, claro que cuesta... pero algo bueno tenía que tener este horario, y es que entrando a las 9 el madrugón en realidad es el mismo que cuando me ha tocado entrar a las 8, que han sido muchos años... (lo del frío y la niebla ya es otra historia)

¿Y esa hora y media del mediodía? pues al final he llegado a la conclusión de que como mejor la aprovecho es comiendo aquí mismo de tupper en media horita y aprovechando la hora restante para cosas mías, como escribir la segunda parte de mi libro, este mismo blog, o leerme los cuentos del concurso de relatos del cole, del que este año soy jurado (hala, por algún lado tenía que decirlo) Por cierto, recordarme que escriba una entrada con ideas sanas y ligeras para comer de tupper en el trabajo.

Para cuando llego a casa estoy ya medio muerta, eso sí. Y si al menos tengo ya a las dos criaturas en casa, la de aquel, pero si además tengo que ir a buscar a alguno a casa de algún abuelo la rematamos. Por no hablar de compras de urgencia, que en ese sentido aún no estoy bien organizada y la mitad de los días me pilla el frigo en estado de emergencia y sin cena. Pero bueno, poco a poco. Cuando hago caso a Alicia, de Orden y Limpieza en casa, y tengo mis menús mensuales (o al menos semanales) hechos y su lista de compra correspondiente para el fin de semana, la cosa va bastante bien. Pero como no sea así (como esta semana mismamente) ya la tenemos liada.

En lo que sí le hice caso es en lo de la organización de tareas. Tenemos todos asignados nuestras tareas, diarias, semanales o mensuales, y un sistema de puntos para incentivar su cumplimiento (al que en el caso de mis hijos va ligada la propina semanal) Y bueno, no nos funciona todavía al 100% pero lo vamos puliendo. Lo cierto es que por tarde que llegues a casa, si tienes la tarea clara y sabes que se ajusta a una de sus maravillosas rutinas de tan solo 5 minutos (8 como mucho), cuesta menos ponerse y dejarlo liquidado.

Así que sí, es cuestión de organizar el tiempo y aprovecharlo bien. Que al final te das cuenta de que en otros momentos en que has tenido aparentemente más tiempo, se te ha ido en tontadas y al final no has hecho tantas cosas (véase en mi caso la semana pasada, que la tuve entera de fiesta y de mil cosas que quería hacer no haría más de dos o tres...) Tempus fugit decían... y ya lo creo que huye...

martes, 13 de diciembre de 2016

Historia antigua bloggeril

Hace unos días me avisaban por whatsap mis amigas, todas seguidoras del blog de nuestra común amiga Tita, de que si no había leído su última entrada ya estaba tardando.



Por supuesto pasé por allí rápidamente y debo confesar que fue todo un flashback. La de años que hace ya que empecé con el "abuelito" de este blog, aquel Diario de un Embarazo que tan buenos momentos me dio en Terra (si os funciona el enlace podéis visitarlo todavía, aunque ya ha desaparecido, gracias a backmachine) Aquello fue cuando me quedé embarazada de Guille y el "corderito" tiene ya 9 años para 10. Madre mía, ¡lo que ha llovido en nuestras vidas desde entonces!

Cuando se acercaba la fecha del parto, recuerdo que desde Terra me pidieron que le diera continuidad a la historia a través de otro blog (en aquella época hasta me pagaban por escribir y todo, ¡qué tiempos aquellos!) Así nació el primer Mamá a Bordo (todavía en Terra), que con el tiempo acabaría derivando en el actual, de blogger, hace ya unos añitos también.

Desde entonces he tenido épocas de mayor o menor actividad pero lo que es indudable es que, como recordaba Tita, la época dorada de los blogs parece haber pasado ya. La entrada fulgurante de facebook, twitter y demás redes, probablemente más ágiles, parecen haberlos desterrado a ciertos temas particulares. O quizás sea solo impresión mía y en realidad sea yo, que ya no le presto al blog la atención que solía.

En cualquier caso, reconozco que me invadió la nostalgia de una época, de tantas buenas relaciones que surgieron al calor de nuestra pequeña red de blogs. A las buenas de verdad las sigo teniendo en facebook, cierto, al menos sigo sabiendo de su vida y me mantengo más o menos informada de sus andanzas pero ay, que ya no es lo mismo...

En fin, cada cosa tiene su momento, imagino. Y quizás dentro de unos años me entre la vena nostálgica de esta época dorada del facebook, que habrá sido ya barrida por la siguiente red social, o lo que se lleve entonces. No es malo sentir nostalgia de vez en cuando, siempre y cuando no dejemos que nos arrastre, claro...


domingo, 11 de diciembre de 2016

Vicios sociales

Hace un tiempo discutía con una amiga sobre el café, si es bueno o malo, si no es tan malo como lo pintan, si crea adicción... yo en ese momento estaba tomando mucho café cada día pero no consideraba estar enganchada a él. Recordaba también lo fácil que me había resultado dejarlo totalmente cuando pensé que de cara a mis embarazos sería mejor no tomarlo. 

El caso es que poco después de esa discusión empecé un nuevo trabajo, en una empresa en la ¡no se toma café! Superado el estupor inicial y la primera idea de llevarme mi termo por las mañanas, decidí que sería una buena ocasión para desintoxicarme un poco de cafeína, a pesar de que sigo manteniendo que un par de cafés al día no sólo no son malos sino que son incluso beneficiosos para el organismo. 

El caso es que, bueno o malo, desde que empecé a trabajar allí me he acostumbrado a tomarme sólo un cortadito justo antes de salir a casa y luego ya infusiones varias durante el día. ¿Me ha costado reducir tan drásticamente la cantidad de café? absolutamente nada. Me he dado cuenta, de hecho, de que era más bien una costumbre, aprovechar una pausa de mi marido para tomar un café juntos, tomar un café con amigos, con mis padres... es más un vicio social que una verdadera necesidad para mí. 



Por cierto, el café me gusta negro y cargado. Lo digo por si alguien me quiere invitar un día (nunca digo que no a un buen café), que no se le ocurra llevarme a uno de estos sitios tipo Starbucks... acaban de abrirnos un Zaragoza, en Puerto Venecia concretamente. He oído que el día de la apertura había filas tremendas para acceder a él. Os aseguro que no me encontraréis en una de esas filas. Ah, y si me vais a invitar a un café y lo hacéis allí no os extrañéis si os miro mal por unos momentos. Luego probablemente la amistad sea más fuerte que la "ofensa" y hasta encuentre algo bebible (a lo que desde luego no llamaré café) en el establecimiento. Ya estuve una vez en uno de ellos y sobreviví, probablemente lo haría otra vez pero tampoco quiero tentar mucho a la suerte. 

martes, 29 de noviembre de 2016

Sombra aquí, y sombra allá, maquíllate, maquíllate...

Un espejo de cristal, y mírate, y mírate...



¿Que por qué me acuerdo yo ahora de Mecano? pues porque hace unos días me encontré diciéndole a una amiga, que no estaba en su mejor momento, que tenía que empezar a cuidarse más, a maquillarse un poquito para verse mejor... Y como en tantas ocasiones, una idea me llevó a una canción.

Lo cierto es que la letra es tremenda, por si no la recordáis (porque no seáis de mi generación, que si lo sois seguro que sí, jejeje) comienza así:

No me mires, no me mires (no me no me) 
no me mires no me mires déjalo ya 
que hoy no me he puesto maquillaje (jey jey) 
y mi aspecto externo es demasiado vulgar 
para que te pueda gustar. 
No me mires, no me mires (no me no me) 
no me mires no me mires déjalo ya 
que hoy no me he peinado a la mo (oda da da) 
y tengo una imagen demasiado normal 
para que te pueda gustar 

Ya veis, que si aspecto vulgar porque no lleva maquillaje, que si imagen demasiado normal porque no se ha peinado a la moda... la tiranía de la imagen entonces, ahora, y me temo que siempre.

Hace ya un tiempo que vi la noticia de que la cantante Alicia Keys había decidido no volver a maquillarse. Tiene miga la cosa, no creáis. Seguro que tu caso, como el mío, es totalmente distinto. A mí no me persiguen los paparazzi por la calle ni suelo estar invitada a grandes presentaciones o entregas de premio (alguna sí, que una tiene su pizquita de glamour también, pero en plan pequeñito, sin cámaras de televisión ni alfombras rojas) Entiendo pues que esa "obligación" de estar siempre perfecta llegara a agobiarla hasta el punto de rebelarse contra ella. Entiendo (a duras penas) que algunas mujeres consideren el maquillaje parte de una presión social que nos obliga a estar guapas. A duras penas digo porque yo nunca he sentido esa presión. Es decir, yo me maquillo cuando me apetece porque me hace sentir de una determinada manera. Como cuando me visto de forma especial o me pongo unos tacones más altos. ¿Obligación? no, ninguna. ¿Lo hago todos los días? pues no, tampoco, la mayoría de las veces me doy una base, un toque de rimmel y un brillo en los labios y a correr, en ocasiones especiales (o cuando simplemente me apetece) me maquillo un poco más pero también hay días en que no me pongo ni gota de maquillaje (oh, dios mío, ¿será mi aspecto externo demasiado vulgar?)

Entonces, ¿por qué le aconseje a mi amiga que se maquillara un poco cuando ella nunca lo hace? ¿le estoy trasladando algún tipo de presión? A mí no me lo parece, si no la ha sentido hasta ahora no creo que mis palabras le vayan a hacer agobiarse precisamente. ¿Me hará caso? pues no lo sé, eso es cosa suya. Yo se lo aconsejé porque soy consciente, por experiencia propia, del efecto que tiene en nuestro interior nuestro aspecto exterior. ¿O alguien puede decirme que se siente igual con chándal que con un traje de noche? ¿con vaqueros y camiseta o con un elegante traje de chaqueta? Y no quiero decir con esto que haya una indumentaria mejor o peor per se, depende siempre de lo que vayas a hacer. Pero el caso es que yo me siento más activa con mallas, zapatillas y camiseta técnica, totalmente disfrazada con traje de noche, cómoda y dispuesta a divertirme con vaqueros y camiseta, y enérgica y poderosa (sí, podéis reíros, es así) con el elegante traje de chaqueta y unos buenos zapatos de salón con tacón medio (si es muy alto sólo me siento incómoda).

Tampoco me siento igual el día que me maquillo un poco y voy bien peinada (de estos no hay tantos, estos rizos míos son rebeldes por naturaleza) que el que me cojo una coleta mal hecha y salgo a la calle con la cara lavada. La mayoría de días en realidad es un mix de las dos cosas pero bueno, ya me entendéis, ¿verdad? Que cuando una está un poco pocha, mirarnos al espejo y vernos feas nos apocha más, pero si te has molestado en arreglarte un poquito ya parece que nos cambia la forma de afrontar el día, ¿no?

¿Cómo lo veis?

martes, 18 de octubre de 2016

La comida ¡no se tira!

Hace un par de días se celebró el día mundial de la alimentación y pudimos ver datos que, no sé a vosotros, pero a mí me dejan patidifusa. Sabía que se desperdiciaba muchísima comida por leyes que obligan a los supermercados a tirar determinados alimentos por cuestiones que no siempre son muy razonables, pero resulta que en nuestro país (sexto en el ranking europeo de desperdicio alimentario), sólo en los hogares, se desperdician al año 2,9 millones de toneladas de alimentos. ¿Llegáis a haceros una idea de lo que son casi 3 millones de toneladas en comida? Yo reconozco que no consigo visualizarlo. Y eso sólo en los hogares. Os copio de aquí:

Los datos del primer Estudio sobre hábitos de aprovechamiento de alimentos de los españoles realizado por AECOC, Asociación de Empresas de Gran Consumo apuntan cifras que llaman la atención. 
Sólo un 15% de la población dice no desperdiciar ninguno de los productos que adquiere para su consumo y son un 5% aquellos que tiran grandes cantidades de alimentos. De entre ellos, los consumidores jóvenes, de edades entre 24 y 34 años son los que más desperdician, mientras el porcentaje se reduce hasta llegar al 8% en el caso de las personas de edades comprendidas entre los 55 y los 65 años.
En más de 14 millones de hogares españoles se tiran alimentos a la basura sin haber sido procesados por considerarlos en mal estado.

De verdad que se me hace muy difícil digerir estos datos, será porque en mi casa siempre ha sido un hábito aprovechar bien los recursos (ya os contaré otro día las prácticas que está implantando mi hija, la última implica un cubo al lado de la ducha para poder aprovechar ese agua que se malgasta mientras esperamos a que salga a la temperatura adecuada) o será porque tuve una de esas madres que te graban a fuego que ¡la comida no se tira!

Volviendo a la comida, ¿de verdad hay tanta gente que compra demasiado? ¿que acumula sin saber ni lo que tiene y dejando que caduque? ¿que tira lo que sobra en vez de reutilizarlo para otro plato? Yo reconozco que ahí casi hasta me paso porque hasta de unas pequeñas sobras saco unas croquetas o, peor aún, me convierto en el cubo de basura de mis hijos y acabo comiéndome lo que se dejan, lo que tampoco es bueno, desde luego. Tampoco es lo más adecuado para mi dieta lo que acabo de hacer. Todo ha surgido de ver que me había quedado café de esta mañana en la cafetera. Ayer además había visto un paquete de Maizena que lleva ya bastante tiempo abierto y en el que (¡qué cosas pasan!) venía por detrás una receta de bizcocho de chocolate. Lo que me ha faltado por ver ya ha sido el tubo de azúcar glas casi petrificado ya del tiempo que llevaba ahí al lado de la Maizena. He adaptado las cantidades a la cantidad de azúcar que me quedaba y en vez de chocolate le he puesto el café que me había sobrado y aquí os enseño el acompañamiento para el descafeinado de la tarde tan apañado que me ha salido.



Laminerías aparte, lo cierto es que casi de cualquier sobra se puede sacar un nuevo plato (tortilla de las más diversas cosas, croquetas, una ensalada con sustancia...), un acompañamiento para un plato principal, una lasaña, un apaño completo para la pasta... las opciones son infinitas. Y por supuesto, si las sobras son mayores, siempre está la opción de congelarlas en un tupper correctamente etiquetado.

Por descontado, hay una serie de hábitos que si no tenemos deberíamos implantar desde ya: revisar la despensa antes de ir a la compra, preparar una lista detallada de lo que necesitamos para evitar comprar de más (muy útil también tener programados con antelación los menús mensuales o al menos semanales, lo que nos ayuda además a equilibrarlos mejor nutricionalmente), colocar delante los alimentos con fecha de caducidad más cercana o usar adecuadamente el congelador.

En serio, es muy fácil y desde luego vale la pena. ¿Me contáis cuáles son vuestros hábitos en este sentido? seguro que entre todos damos con muchas buenas ideas.

martes, 9 de agosto de 2016

Conoce tu ciudad

Como tantas otras buenas ideas, ésta surgió de la manera más tonta. Estábamos dando un paseo nocturno en familia y yo me iba parando a hacer algunas fotos. En una de estas, me dice mi hija que para qué hago fotos como una turista si estoy en mi propia ciudad. "¿Y por qué no?" le contesto yo... "si muchas veces la ciudad que menos conocemos es la propia..." y va la muy espabilada y me suelta que ella conoce muy bien su ciudad, y su hermano que él también, faltaría más...



Así que decidimos hacerles un pequeño concurso de preguntas sobre Zaragoza. ¿Resultado? ¡catastrófico! ¿Solución? organizar durante las vacaciones pequeñas visitas guiadas por la ciudad. Ahí ya entró el padre de las criaturas, que si no hace algo raro no es él mismo, y empezó a pensar en un formato gymkana. 

En fin, que entre los dos acabamos definiendo algo entre gymkana, visita turística, preguntas para las que deben investigar por su cuenta para poder contestar... vaya, que de momento solo hemos hecho una primera prueba, con la época romana, pero no ha salido muy mal. Se preparó un poco deprisa para lo que hubiéramos querido y desde luego es muy mejorable pero como idea me gusta y así os la lanzo. Cada uno en vuestra ciudad/región... ¿estáis segur@s de que vuestr@s hij@s conocen bien su entorno? ¿sus monumentos? ¿su historia? ¿la conocemos nosotros mismos? no viene mal este ejercicio que os propongo, tanto para ellos como para nosotros mismos, ya que nos obliga a investigar un poco para prepararnos bien la visita, los juegos, las preguntas...

¿Os gusta la idea? ¿os animáis a llevarla a cabo? ¡contadme los resultados! y por supuesto cualquier otra aportación que se os ocurra para mejorarla. Espero vuestros comentarios.

miércoles, 29 de junio de 2016

Ordena tu casa, ordena tu vida

Como de costumbre, me debato entre  mis deseos de ser organizada, en múltiples aspectos, y el caos que invariablemente acaba apoderándose, sobre todo de mi casa. Sin embargo, me pilláis en un momento especialmente propicio para volver a hacer buenos propósitos. Estoy metida de lleno en una pequeña reforma de la casa que me ha obligado a vaciar estanterías casi como para una mudanza, y además he descubierto así un poco de rebote, como se descubren estas cosas, un nuevo blog que rápidamente he incorporado a  mi lista de favoritos (y que a mi hija le ha gustado aún más que a mí, con lo que es ella de organizar y planificar...) Este:

http://www.ordenylimpiezaencasa.com/

Ya me contaréis qué os parece, yo he encontrado un montón de truquillos y rutinas para sistematizar lo del orden en la casa, que buena falta me hace. A ver si ahora con el cambio de muebles y tener que volver a vaciar cajas conseguimos organizarnos un poco mejor (y luego mantenerlo, pero para eso están las maravillosas rutinas de Alicia, ya las iréis descubriendo)



Así que este año parece que es el de las organizaciones, entre mi súper sistema Beanant, del que ya os hablé en una entrada anterior, y  mi último descubrimiento blogueril, con un poco de suerte acabaremos poniendo un poco de orden en mi casa y en mi vida (que no es tan caótica como la primera pero con tantos frentes abiertos siempre no deja de agradecer sistemas que la simplifiquen un poco)

Sin embargo para las cosas del trabajo sí soy organizada, incluso el escritorio del ordenador, que algunos están abarrotados de iconos varios, lo tengo en modo minimalista continuamente... es curioso cómo en unas áreas me encanta planificar, organizar y mantener un escrupuloso orden (¿ya os he contado alguna vez mi manía de las pinzas de tender? también tengo una forma fija de poner las cosas en el friegaplatos y odio que me la cambien...) y sin embargo para otras cosas soy un desastre total... en fin, todo es ponerse, ¿a qué sí? en eso también consiste la vida, en ir mejorando aspectos de nosotros que no nos acaban de gustar.

Ya os contaré qué tal me va con mis nuevas rutinas en cuanto me traigan los muebles nuevos y pueda ponerme a la faena... y ya estoy mirando también truquis para involucrar a toda la familia en el nuevo sistema, claro, si no no funcionaría...

viernes, 17 de junio de 2016

42

¿Los kilómetros de un maratón? pues sí, para algunos sí, para mí, no gracias, con los 10 del otro día me doy por satisfecha (por ahora al menos, quién sabe) ¿La respuesta a cuál es el sentido de la vida? Sí, sí, reiros, pero se me ha ocurrido buscar en google 42 a ver qué me salía y he descubierto cosas muy raras, al parecer es un número muy especial... lo más raro de todo, y probarlo si queréis, es que si le pides a google que te busque "the answer to life the universe and everything", su respuesta es precisamente este número. Y ya si sigues curioseando y metiéndote en otros resultados vas flipando cada vez más, pero aparte de estas cosillas, para mí hoy 42 es simplemente mi nueva edad y, por alguna razón, me gusta este número (claro, visto lo visto, como para que no te guste... quién lo iba a decir...) 



En fin, flipadas aparte, como de costumbre, me encanta cumplir años, seguir creciendo (metafóricamente sólo, ya quisiera yo pegar un estirón a estas alturas pero lo veo difícil así que centrémonos en lo que sí es posible) Por ejemplo, en seguir cumpliendo retos, como esa espinita que me acabo de quitar corriendo por fin mi primera 10k. 

Y lo cierto es que echando la vista atrás (y con ayuda de facebook, que como diario personal no está nada mal), puedo decir que mis 41 añicos han estado bien aprovechados. He podido ver por fin publicado mi libro, tuve ocasión por fin de correr enteritas la carrera popular de Ibercaja y la carrera de la mujer, en las que llevaba años participando pero alternando la carrera con la caminata, volví con toda la familia a París para correr la Parisienne, hemos resuelto por fin un problemilla que nos rondaba la cabeza hacía tiempo, no me falta trabajo y mis hijos siguen dándome día tras día más y más razones para sentirme orgullosa de ellos. Cosas malas también ha habido, claro, pero ¿quién quiere acordarse de ellas? ya pasaron y aprendí de ellas, suficiente. 

¿Y para el año que viene? pues para el año que viene más. Mi eterno reto incumplido sigue ahí pendiente, habrá que volver a atacarlo con fuerzas renovadas a ver si cae de una vez. Me han preguntado varias veces que para cuándo la segunda parte del libro... la idea la tengo, pero todavía sin definir, será cuestión de ponerse con ella, a ver si este verano... Deportivamente, no lo sé, tengo que pensarlo. Correr está bien pero a mí me gusta más variedad y proponerme un nuevo reto en este sentido volvería a requerirme más tiempo del que probablemente esté dispuesta a dedicarle. Hace mucho que no nado hace mucho que no patino, al gimnasio voy de pascuas a ramos... o me organizo mucho mejor o empiezo a pensar en reestructurar prioridades. Estoy pensando en voz alta (metafóricamente hablando de nuevo, más bien pensando a través de mi teclado) Pero a veces necesita uno poner por escrito sus nudos mentales, y a veces incluso compartirlos. Tampoco tengo que decidir nada hoy, ya se irá viendo.  

Lo que sí tenía claro es que, pese al estado de abandono casi absoluto de este pobre blog, no podía dejar pasar un día tan importante como el de mi cumpleaños sin escribir en él. 

jueves, 16 de junio de 2016

Y lo que opinen los demás está de más...

Últimamente me viene mucho a la mente esta parte de  "Mujer contra mujer", todo un clásico de Mecano para los que vivimos los 80 e hicimos la EGB



Esta misma mañana estaba leyendo así por encima los comentarios a un artículo sobre la supuesta extrema delgadez de Soraya a raíz de una foto suya en bikini y su contestación con otra foto prácticamente desnuda. No entraré en si está demasiado delgada o no, ni en lo apropiado o inapropiado de su respuesta (que por cierto acabó eliminando), os dejo sin embargo el enlace donde lo he leído para que cada uno se haga su composición de lugar:

http://www.lavanguardia.com/gente/20160614/402499036318/soraya-foto-criticas-peso-desnuda.html

Y a lo que voy yo es a la cantidad de comentarios que generan estas cosas. Que si a mí me gustaba más antes, pues a mí ahora, que si que no diga que no está anoréxica que sí que lo está, que si no digas tonterías, está genial... pero bueno, ¿y a quién le importa? En caso de que efectivamente exista un problema lo tienen que tratar en su círculo más íntimo, no a nivel popular y por redes sociales. Y si no lo hay, ¿qué le tiene que importar a nadie lo que opinen los demás? Aceptando su versión, está trabajando duro por conseguir el cuerpo que quiere. Pues bien por ella, ¿que a mí no me gusta ese cuerpo? pues no, la verdad, a mí ese estilo tan andrógino no me mola nada, prefiero un cuerpo trabajado y fuerte, por supuesto, pero con curvas. Pero ¿y a ella qué más le da lo que piense yo? como me da lo mismo a mí que a ella no le guste mi cuerpo... ¿Y por qué esta noticia genera semejante cantidad de comentarios y sin embargo que nuestros políticos nos tomen el pelo todos los días, que la justicia se aplique implacablemente para cualquier don nadie pero se haga la loca con quien ha robado millones, o que todos los días estén matando a personas por el mundo (y no sólo en el mundo "civilizado") no le importa a casi nadie? 

Pero no quería darle ese giro a esta entrada, más bien enlazar con esa antigua costumbre de preocuparse más por lo que opinan los demás que por nosotros mismos. Ayer mismo estaba Sofía con su abuela paterna, no se quería peinar y salió esa frase tan típica de "y si hay que llevarte a urgencias y vas con esos pelos ¿qué?" y Sofía, muy lógica ella, le contestó que si tenía que ir a urgencias el médico se iba a preocupar de encontrar y solucionar su problema, no de si iba peinada o no. Y, aguantándome la risa, me acordaba de una visión recurrente que he tenido siempre ante el clásico "la ropa interior siempre limpia, que nunca se sabe cuándo puedes tener un accidente y te tienen que llevar a urgencias" y yo imaginándome una macabra escena, de estas de series de médicos, con un cuerpo todo ensangrentado y el médico gritando "¡tranquilos, todo está bien, lleva las bragas limpias!" Y desde luego que la ropa (interior o no) conviene llevarla limpia, eso creo que lo tenemos todos claro, pero vamos, que la conexión esa con por si tienes un accidente no la he pillado yo nunca...

En fin, que una cosa no quita la otra, ¿que mi hija tendría que haberse peinado? hombre, pues sí, ¿que todos deberíamos cuidar nuestro cuerpo y tratar de estar lo mejor posible? pues también, pero por nosotros mismos, por vernos bien y sobre todo por mantenernos sanos, que hay que ver lo poco que valoramos la salud hasta que nos falta, pero no por lo que vaya a opinar el primer desconocido que me cruce por la calle. 

Lo que me recuerda alguna de las surrealistas situaciones que vives cuando sales de paseo con un bebé y cualquiera de esos perfectos desconocidos te asalta con consejos que no has pedido sobre si lo llevas demasiado abrigado, o demasiado poco, o si es mejor que lo pongas boca arriba, o boca abajo, o si ¿todavía no anda? o mil y un comentarios más, la mayoría contradictorios entre sí, con los que te "regalan" los oídos a cualquier hora. 

Concluyamos con humor:






jueves, 11 de febrero de 2016

Pequeño planeta



No sé por qué me vino ayer de repente a la mente la canción final de aquella entrañable serie "La llamada de los gnomos" Si tú también fuiste a EGB seguro que la recuerdas. Canturreaba la primera estrofa con una mezcla de nostalgia, cabreo y vaga esperanza, ¿a que todavía te acuerdas de la música?:

Pequeeeeeeñooo planeetaaa vuelve a sonreeeeeiiiir,
pooorqueee la geeente va a cuidar sieeempree de tiiiii

Ja ja ja, qué bonito deseo pero qué falso todavía. No somos capaces ni de cuidarnos unos a otros, como para cuidar al planeta. No sé, a veces me asquea un poco la sociedad en la que nos hemos convertido.

Yo, que soy fundamentalmente urbana, me sorprendí el otro día comparando la vida en el pueblo con la vida en la ciudad. Un par de botones de muestra:

- Bezas, pequeña población de Teruel:  A mi hijo (que lógicamente corre libre por el pueblo desde bien pequeño) le pica una avispa. Viene llorando a casa pero para cuando llega, por el camino, unos vecinos, a los que apenas conozco, ya le han aplicado un stick para las picaduras y le han tranquilizado un poco.

- Zaragoza, quinta ciudad de España en población: Subo a un autobús cojeando ligeramente por un esguince en proceso de curación. Por supuesto nadie se levanta a cederme el asiento. ¿Cómo iban a hacerlo si nada más acomodarme de pie descubro a una señora de 80 y tantos con su muleta también de pie? Fue de pie todo el trayecto hasta que se bajó.

Yo, que soy fundamentalmente carnívora, me descubro día a día interesándome por el estilo de vida vegano. Y no es que me vaya a hacer vegana, si los leones comen carne no veo por qué no hacerlo yo, pero el veganismo va un poco más allá. Lo que denuncia no es tanto el consumo de otros animales como la forma de criarlos y matarlos. Lucha contra el maltrato y las condiciones en que se mantienen a esos animales hasta el momento de sacrificarlos. Y ahí sí me apuntaría yo. Pero me apuntaría de otra manera. Como me apunté hace ya años a no comer más que pollo campero y huevos de gallinas camperas. Si el resto de carnes y pescados tuvieran también un modo de identificar claramente los que han sido criados en libertad (o semi libertad)  y los que vienen de "fábrica" también desecharía sin dudarlo los de "fábrica".

Yo, que soy fundamentalmente positiva, pese a todo, he buscado el resto de la canción y esto es lo que he encontrado y ya no recordaba:

Pequeño planeta vuelve a sonreír
Porque la gente va a cuidar siempre de ti
Las estrellas y los bosques cantarán
Y en un cielo limpio todo brillará.

Pequeño planeta vuelve a sonreír
Porque la gente va a cuidar siempre de ti
Las estrellas y los bosques cantarán
Y en un cielo limpio todo brillará.

Mira como lloran las ciudades,
como sufren los caudales,
como casi nada se respeta.

Tienes que ayudarnos a que acaben
las basuras y las maldades
contra la madre naturaleza.


Ven....
A cantar...
A querer...
A empezar de nuevo...

Pequeño planeta vuelve a sonreír
Porque la gente va a cuidar siempre de ti
Las estrellas y los bosques cantarán
Y en un cielo limpio todo brillará.

Ven....
A cantar...
A querer...
A empezar...
Pero si en nuestra generación, que crecimos con David el gnomo y Klaus, no hemos sido capaces aún de reaccionar masivamente ante la inconsistencia de nuestro estilo de vida, ¿debemos esperar que lo hagan las próximas generaciones?

Es difícil mantenerse positivo en un mundo en el que las diferencias entre ricos y pobres son cada vez mayores, en el que, incluso en los países llamados ricos, la gran mayoría de gente sufre una eterna crisis económica mientras unos pocos se llenan los bolsillos a nuestra costa, en el que grandes guerras, provocadas o favorecidas casi siempre por occidente, hacen huir de sus hogares a millares de personas hacia ese mismo occidente que les vuelve la espalda. Si yo que al menos estoy sensibilizada frente a estos problemas, no puedo decir que haga gran cosa para combatirlos, ¿qué podemos esperar? 

martes, 9 de febrero de 2016

Refugiados, ¿crisis u oportunidad?

Ya sé que no parece un tema muy propio de este blog pero, en realidad, sí lo es. La educación de nuestros hijos se ve influenciada por muchas cosas, pero más que por ninguna por nuestros propios comportamientos y actitudes. Estoy de acuerdo en que según en qué edades hay noticias que es mejor que no vean, o en todo caso, verlas con ellos para darles una explicación a su nivel. Pero lo siento, me niego a seguir escondiendo la cabeza ante la marea de refugiados (personas como tú y como yo) que mueren tratando de llegar a un lugar seguro escapando del horror y la destrucción masiva. La indiferencia también nos hace culpables.



Soy una persona bastante empática y eso, a veces, duele. Haced la prueba. Cerrad los ojos e imaginar que vuestras vidas, más o menos ajetreadas, más o menos satisfactorias, de un día para otro (o casi) dan un vuelco. Bombas, atentados, casas derruidas, ya nada es seguro. ¿No cogeríais a vuestros hijos y trataríais de huir de ese horror? Yo sí, sin duda. Y si se diera el caso, que nadie está libre, y si no revisar la historia a ver, rezar todo lo que sepáis para que el mundo "civilizado" nos acoja mejor de lo que estamos acogiendo a los refugiados sirios (por no hablar de todos aquellos que tratan de escapar de la miseria y guerras múltiples del África subsahariana y se juegan la vida en pateras, agarrados a los bajos de los camiones o tratando de saltar vallas que nosotros les hemos puesto)

Y ahora pongámonos de este lado. No puedo entrar en profundidad en el tema porque tampoco lo conozco tanto pero quería remarcar sólo una cosa. Recuerdo un día en el que, saltando de artículo en artículo, me chocó leer, en un breve intervalo de tiempo, dos noticias: una en la que el autor se quejaba de que Europa no puede acoger a tanta gente, que no tenemos capacidad. En la otra se lloraba una vez más por la despoblación de nuestros pueblos, que deben recurrir a ofrecer casa y trabajo para familias con hijos en un intento de no morir.

¿En serio? ¿de verdad Europa no puede acoger refugiados? ¿de verdad somos tan hipócritas? Desde luego lo que tenemos es muy mala memoria porque no hace tantos años eran los españoles los que huían de aquí en busca de una vida mejor. Tampoco somos demasiado objetivos, ¿si en vez de musulmanes de Siria fueran católicos europeos reaccionaríamos igual? Luego queremos educar en la tolerancia a nuestros hijos, que respeten las diferencias, que no acosen, y sobre todo que ningún otro niño acose al nuestro por ser diferente. ¿Podría ser que en el fondo acoger refugiados en nuestras comunidades no fuera tanto una crisis como una oportunidad...?

No sé, pregunto... y os invito a debatir el tema en familia, explicando a vuestros hijos quiénes son esos que tratan de llegar a Europa y por qué. No os pido que les expliquéis por qué no se les está dejando y a cambio se permite que mueran a cientos porque yo no sabría hacerlo. Preguntarles más bien qué harían ellos, seguro que os sorprenden. Los niños son mucho más listos que nosotros, y cuanto más pequeños, menos contaminadas con tonterías están sus mentes. Y por último, preguntaros a vosotros mismos, ¿qué harías si de repente España se ve inmersa en una sangrienta guerra y ya no podéis garantizar la seguridad de vuestros hijos?

Ahí lo dejo, no sin antes recordaros la celebración el 27 de febrero de una gran "marcha europea por los derechos de los refugiados" en varias ciudades europeas. Por si el resultado de la reflexión os anima a asistir.

https://www.facebook.com/events/450992615105731/

viernes, 29 de enero de 2016

El elemento

Este último viaje he aprovechado para terminar de leer un libro que llevaba tiempo alternando con otros: “El elemento”, de Sir Ken Robinson y Lou Aronica. Me ha resultado inspirador y hay muchas cosas de él que me gustaría transmitir a mis hijos pero todavía no sé muy bien cómo. Además cometí el error de comprarlo en e-book, un formato muy práctico para viajar, sin duda, pero que no me permite “interactuar” con los textos como el papel. Y eso que en general no me gusta escribir en los libros ni subrayarlos, pero éste es uno de esos escasos libros que sí habría llenado de anotaciones y marcas.

Copio literalmente del final del libro: “Sir Ken Robinson es un experto mundial en el desarrollo del potencial humano. Ha colaborado con múltiples gobiernos europeos” (aquí hago un inciso  pero de mi cosecha, viendo el panorama educativo en España sospecho que por aquí no le han llamado todavía, y no nos vendría mal) “y asiáticos, entidades internacionales, empresas de primera línea, sistemas educativos y algunas de las organizaciones culturales de mayor proyección en el mundo. Es británico de nacimiento pero se trasladó a vivir a Los Ángeles con su esposa Terry y sus dos hijos.”

Añado que es un experto en educación y ha convertido en misión personal el intento de mejorar los sistemas educativos del mundo en general, por eso apuntaba que no nos vendría mal que algún ministro de por aquí le consultara y dejaran ya de marear nuestro maltrecho sistema, que cada vez que le meten mano me echo a temblar.

El caso es que me ha pasado con este libro un poco como cuando me decidí a escribir “El pijama mágico”, contiene tantas ideas que no quiero que se escapen pero no sé muy bien cómo manejar, tantas cosas que quiero explicar a mis hijos pero en un lenguaje distinto al que usa él en el libro, indudablemente para más mayores... Pensaba antes en el avión que no me iba a quedar más remedio que comprar la versión en papel (con la que pueda, como os decía “interactuar” de otra manera) y desarrollar otro cuento infantil que integre alguno de esos conceptos. ¿Será éste mi próximo reto? Va a requerir cierto trabajo previo, me temo, y no ando muy sobrada de tiempo pero es cuestión de ponerse y encontrarle el hueco. Os mantendré informados.

Pero no os he contado nada sobre el libro en sí, ¡qué desastre! Básicamente habla de cómo encontrar nuestro elemento, es decir aquello en que nos sentimos a gusto y se nos da bien, eso en lo que nos encontramos en nuestra salsa,  y para ello cuenta un sinfín de historias de grandes personajes que, en muchas ocasiones, fueron niños desastre, por los que nadie daba un duro, simplemente porque los sistemas educativos más que ayudar a desarrollar nuestras verdaderas aptitudes se empeñan en encasillarnos en lo que se supone que debemos ser y debemos saber. No siempre es fácil descubrir lo que verdaderamente te gusta y se te da bien, pero si además el entorno no ayuda, mucho peor, claro. En muchos casos, estas personas encontraron por fin su elemento y lo convirtieron en su profesión, en otros, eso no ha sido posible pero lo combinan con un trabajo que les permita ser independientes económicamente aunque no les satisfaga del todo. Que al final hasta es realista el libro y todo, cosa que en algunos momentos al principio me hizo dudar.

Para que lo entendáis un poco mejor, os dejo con este maravilloso resumen visual de Miren Fernández:



En fin, que es un libro interesante, que da que pensar (y que os recomiendo, independientemente de que llegue a sacar mi “versión para niños” o no)  A mí particularmente me ha hecho reflexionar de nuevo sobre viejas dudas. Probablemente la mayoría de nosotros no tengamos un único elemento, o sí, pero que puede funcionar en distintas versiones. Yo me siento en mi elemento cuando escribo, pero también cuando viajo y me relaciono con personas distintas, de distintos países, sea por trabajo o por placer.
Por otra parte, una vez publicado mi primer libro, he visto que presentarlo en público, conocer a mis lectores y poder hablar con ellos, me hace estar en mi elemento más aún. Y me da por pensar a lo grande y me veo viajando por el mundo haciendo promoción de mis libros y ahí sí me adivino de verdad en mi salsa. Probablemente sea allí donde se encuentre mi verdadero Elemento pero ¡qué difícil llegar hasta allí! (que no imposible)

En fin, que tengo cosicas que “rumiar”, como veis. Empezaré por comprarme el libro en papel para manosearlo a gusto. (Carencias de los e-books pese a sus ventajas prácticas) 

Seguidores