Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 9 de febrero de 2015

Running para perezosas

Lo sabéis, a mí lo de correr... puff... pero se ha puesto tan de moda, y estoy taaaaaaan rodeada de corredores que al final me picaron. A ver, relativamente, pero cuando vi este libro:



taaaaaaaaaaan, apropiado para mí (por lo de perezosa, desde luego, al menos para ponerme a correr) no me pude resistir. Seguramente porque llevo un tiempito un poco harta de no conseguir ningún reto de los que me propongo, ya os conté que había acabado el año un poco agridulce, y ese sentimiento perdura. Por otro lado, había visto un programa académico que mezclaba el entrenamiento físico (correr sí, cómo no, parece que no haya otro deporte últimamente) con el entrenamiento personal/profesional. Me pareció un buen planteamiento a pesar de no estar dispuesta a gastarme los 450 euros que costaba. No entro en si es caro o no, simplemente me parece mucho dinero.

Total, que como pasa a veces, las ideas van tomando forma en tu mente poco a poco y con distintas aportaciones, y al final se produce el click final y aquí estoy, pasada ya la mitad del programa. En más de una ocasión he estado tentada de dejarlo, lo confieso. Al fin y al cabo, sigo sin cogerle gusto a eso de correr, pero algo sí debo reconocer: es cierto que es seguramente el deporte en que más rápidamente notas los avances. A nada que le dediques un poco de constancia es increíble cómo te vas superando a tí misma y eso, por supuesto, motiva.

Pero os confesaré la verdadera razón por la que no lo he dejado y espero continuarlo hasta el final. Mis hijos. Sí, ellos. Cada vez que me entra la pereza recuerdo cómo ellos se plantean retos y los llevan hasta el final. Pienso en su constancia y cómo ni se plantean no hacerlo y me siento tan mal por mi falta de ella que sólo de pensar en con qué cara les cuento yo que lo he dejado a medias me entra el suficiente coraje para continuar. No es mala motivación tampoco. Sigo teniendo mucho que aprender de mis hijos...



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