Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

martes, 31 de diciembre de 2013

Feliz 2014

Bueno, pues ya estamos de nuevo en ese día tan tonto en que parece que tenemos que hacer repaso del año que se va y sanos propósitos para el que llega. En realidad daría igual hacerlo un día que otro pero como nunca está de más que nos lo recuerden, pues aprovecharemos hoy para la instrospección anual.

2013. Puedo decir sin dudarlo que ha sido un buen año para mí. Hemos pasado grandes momentos en familia, me ha traído un cambio laboral importante (y favorable), he conocido nuevas personas muy interesantes y ha venido sóla esa obligada limpieza de amistades o simples conocidos que se da cuando dejas una etapa y comienzas otra. Sin dolor, esa transición natural en que algunos se caen y otros se quedan, quizás ya para siempre.

De los 5 propósitos que marqué en mi agenda para 2013 he cumplido nada menos que 4 (EL PROPÓSITO por excelencia de todos los años se me sigue resistiendo) Alguno de ellos me parece ahora incluso una tontería, ¿tan enorme se me hacía a mí esto que ahora me sale con facilidad?, otro era francamente difícil pero a veces las cosas se entrelazan sólas y si no has perdido nunca de vista tus objetivos estás preparado para aprovechar las circunstancias a favor. Veremos qué nos depara 2014.



Para este próximo año más que propósitos o deseos nos hemos propuesto, en familia, retos. Cada uno el suyo, lógicamente. Comentados e impuestos entre todos. También debemos ayudarnos entre nosotros a conseguirlos, por supuesto. Y como buenos retos, van acompañados de su particular plan de acción para conseguirlos. El mío es un reto deportivo y tengo claro qué debo hacer para conseguirlo. ¡A por ello pues!

Además tengo un deseo. Lo colgué el otro día en el arbolito de los deseos de la Plaza del Pilar, aunque lo puse en clave. No es que sea un gran secreto pero en fín, tampoco es para ponerlo a la vista de todo el mundo en tan céntrico y concurrido lugar. Por el mismo motivo tampoco lo pondré aquí. Pero sí os diré que no pienso dejar que se quede en mero deseo. En este caso no está tan claro qué hacer para conseguirlo. No depende enteramente de mí pero siempre será más fácil que ocurra si trabajo por ello que si me quedo sentada esperando que algo o alguien me conceda el deseo. ¿Habéis visto la peli de Tiana? ella, a diferencia de su amiga, no cree en eso de pedirle un deseo a una estrella. Tiene un gran deseo, sí, pero sabe perfectamente que nadie se lo va a regalar, que va a tener que currárselo, y mucho, para lograrlo. Y eso es exactamente lo que hace.

Así que para este año necesitaré un poco de fuerza de voluntad, unos cuantos buenos amigos, de los que te ayudan a desarrollarte, y un buen montón de:


Lo mismo os deseo. Que sigamos encontrándonos por aquí y podamos compartir nuestros éxitos durante el próximo año, ¡y muchos más!

martes, 24 de diciembre de 2013

¡Felices fiestas! (o qué hacer con unos niños alterados en Navidad)



No hay como las navidades con niños, eso es innegable. Tengo un par de generadores eléctricos en casa que no paran, sobre todo Guille. Cynthia me pedía por facebook ideas para hacer con ellos en Navidad. ¡Eso quisiera saber yo también! Pero bueno, os contaré un poco lo que estamos haciendo y vamos a hacer nosotros.

1. El infalible en esta casa: cocinar. Los tenía tan alborotados este mañana que los he puesto manos a la masa a hacer unas galletas navideñas, con lo que les gusta a ellos el pringue y amasar... la receta la hemos sacado de aquí.



2. Ya metidos en faena, nos hemos puesto a adelantar trabajo con el postre de mañana. Un tronco de navidad que hemos encontrado aquí.

3. Otro imprescindible con esta tropa de manitas vocacionales (más zaborreros que manitas en realidad pero donde hay buena voluntad se perdona la torpeza genética): las manualidades. Basta con recurrir a San Google bendito para obtener un montón de ideas pero ya que estamos poniendo links, aquí os dejo algunos:

http://manualidadesnavidad.org/

http://www.manualidadesnavidad.es/

http://www.hogarutil.com/decoracion/manualidades/manualidades-navidenas.html

http://lasmanualidades.imujer.com/tag/manualidades-de-navidad

http://lluviadeideasyrecursos.blogspot.com.es/2011/12/manualidades-para-navidad.html

Bueno, con esto ya tenéis para entreteneros hasta las navidades que viene si queréis...

3. Patinar sobre hielo. Si dejamos aparte la maravillosa pista de hielo de Jaca, los de Zaragoza sólo podemos disfrutar de este lujo para estas fechas, eso sí, ahora podemos escoger entre la céntrica y recogidita pista de la plaza del Pilar o la más grande y al aire libre de Puerto Venecia. Para mi desgracia, a maridín, con todo lo que gusta el patinaje, lo del hielo no le mola nada así que hay casi que sobornarle para conseguir ir a patinar todos juntos. Otro gallo nos cantaría si a él le gustara.



4. La ruta de los belenes. Cada uno en su ciudad pero seguro que para estas fechas tenéis un montón de belenes de todo tipo montados. Otra idea para pasar una tarde aburrida (mejor si no hace mucho frío claro) es investigar un poco sobre cuáles son más interesantes para ver y hasta si hay alguno un poco especial por algún motivo y llevarles a verlos. Para que se fijen bien, nada como proponerles como juego ir encontrando en cada uno de ellos los personajes que les vayáis indicando.

5. Teatros, ballets y otras actuaciones. Además del típico cine, claro. Seguro que tenéis un montón de representaciones previstas para estos días, a distintos precios y hasta gratuitas. Aprovechadlas.

6. Recogida de juguetes: en casa ya sabéis que ha adquirido ya el rango de tradición. Antes de que venga Papá Noel cargadito de regalos (no mucho, por favor, todo en exceso es malo), revisión de juguetes. Los que ya no se usen y estén en buen estado, a donarlos. En todas las ciudades hay organizaciones que recogen ropa, libros, juguetes... hacemos sitio, ayudamos a que otros niños sean un poquito más felices estas navidades y enseñamos a nuestros hijos el valor de la solidaridad y que no todo el mundo tiene tanta suerte como ellos.

7. Nosotros que tenemos cerca el Pirineo, un día haremos también una escapada a ver la nieve, que por Zaragoza eso de ver nieve tiene más de milagro, no sé si navideño o normal, que de realidad. La intención es hacer un muñeco de nieve pero eso ya no puedo prometerlo. Lo que sí prometo es poner foto si lo conseguimos.

8. Este año tenemos la gran suerte de disfrutar de una gran noria a los pies del Ebro así que otro plan que no nos va a faltar estas fiestas es subir en ella por la noche para disfrutar de las vistas de nuestra ciudad iluminada (aunque este año la iluminación navideña brilla más por su ausencia que por su presencia... no protestaré mucho por ello, estamos en crisis, pues no deja de ser un gasto innecesario, pero queda tan bonito...)

9. Para la parte religiosa de la familia, que va en aumento, esta misma tarde tienen prevista una particular misa del gallo. Se celebra en el cole pero por la tarde y adaptada a los niños. No olvidemos el verdadero sentido de la navidad, al menos para los católicos. Para mí no dejan de ser unas fiestas más, aunque creyentes o no, lo que no se puede negar es que Jesús fue un gran profeta y dejó grandes enseñanzas así que no está de más celebrar su nacimiento.

10. Aprovechar para hablar mucho en familia. De lo que significa la navidad, de nosotros mismos, de cómo ha sido este año, de cómo queremos que sea el siguiente, de cosas que podemos mejorar, de lo que deseamos, de lo que esperamos... aprovechemos el espíritu navideño para algo más que para inflarnos a comer y gastar dinero como si lo regalaran.

Con esta parrafada y con mis mejores deseos para estos días y sobre todo para el año que se avecina, os dejo por ahora. Volveré antes de fin de año, seguro. Este blog no sería el mío sin una lista de propósitos de año nuevo que rara vez cumplo (aunque los del año pasado no me fueron tan mal) Y sin una carta a los Reyes Magos que no sé si publicaré o no.

De momento a Papá Noel le pido un poco más de paciencia y un par de toneladas de fuerza de voluntad para seguir la dieta que debería.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Y la melancolía

Días grises y/o lluviosos, hormonas rebotadas, dudas e incertidumbres hacen a lamamma persona quejicosa. 

Ay, sí, llevo un par de días más tontos. A eso de las 5 de la tarde -la británica hora del té, ¿tendrá algo que ver?- me empiezo a poner tristona y melancólica. Será porque empieza a bajar la luz y a mí la falta de sol me afecta mucho. Será porque no llama quien debería llamar ni se concreta lo que se debería concretar. Será porque se acerca la navidad, aunque ésta más bien suele ponerme alegre. Será porque llevo muchos días sin tiempo para escaparme al gimnasio o la piscina, sin patinar, sin montar en bici. Es curioso, siempre me ha gustado el invierno y sin embargo este año me está costando. Claro, que a mí el que me gusta es ese invierno de días fríos pero soleados, barridos con ganas por este cierzo nuestro que a tantos molesta y a mí me da vida. La lluvia no me molesta demasiado, incluso hay días en que me divierte pasear bajo ella sin paraguas ni nada, sentirla sobre mi rostro. Pero ay, la niebla... el primer día la encuentro bellamente tenebrosa, inquietante, misteriosa. Excita mi imaginación literaria y me hace sobrecogerme ante escenas como esta del Pilar iluminado surgiendo entre las brumas del Ebro.



Pero más pronto que tarde la falta de luz solar se instala en mi alma y me sorprende un estado de ánimo tan poco propio de mí como es la melancolía. Pese a todo, ya me conocéis, siempre tozudamente positiva, he decidido esta misma tarde, mientras me pelaba de frío en un ambiente más húmedo de lo habitual en esta ciudad de secano, que la melancolía no es un sentimiento tan malo al fin y al cabo y que debería aprender a disfrutar de él en los raros momentos en que me embarga. 

Pocos minutos más tarde, de vuelta a la calidez de mi hogar, con un par de tostaditas recien hechas y un tazón de cola cao calentito, todo rastro de tristeza había desaparecido. ¡No me ha dado tiempo de aprender a disfrutarla! tal vez deba esperar a ver si mañana a la hora del té vuelve la morriña y estoy más atenta. 


domingo, 8 de diciembre de 2013

Una de miedos

Estaba viendo con Guille dibujos animados y el capítulo iba de que uno de los personajes tenía miedo de un montón de cosas que el otro personaje le iba demostrando, una a una, que no tenían nada de amenazador. Y me ha dado por pensar en esto del miedo, sentimiento innato y profundo donde los haya. Mira que en esta sociedad tan avanzada nuestra hemos suprimido o enterrado bajo toneladas de supuesto sentido común y otras mandangas tantos y tantos instintos naturales que nos habían acompañado desde la más tierna prehistoria. Pero al miedo, como al amor (¿o instinto de reproducción?) no hay quien lo hunda. Afortunadamente, porque el miedo es absolutamente necesario. ¿Qué sería de nosotros si no lo sintiéramos nunca? ¿recordáis a Juan Sin Miedo? ¡qué tontería de cuento, ¿no?! ¿cómo puede alguien no tener miedo de nada? eso no es natural, sería como no sentir dolor con nada. Raro, ¡y peligroso! los zancochos que puede llegar a realizarse alguien a quien nada le duele. Igual ocurre con el miedo, esa reacción innata que se encarga de alertarnos de los peligros externos que nos pueden amenazar. ¿O no? Es todo tan subjetivo...

Siempre generalizando, que de todo hay, los que tenemos la suerte de vivir en países civilizados y además en ciudades tranquilas no tenemos demasiadas ocasiones de pasar auténtico miedo. Sin embargo pienso a veces en aquellos que sufren guerras, secuestros, pienso también ahora en las mujeres maltratadas por sus maridos, o en sus diferentes versiones, también hay hijos maltratados y maltratadores, violencia familiar en general, que por cercana es casi más terrible porque ¿qué hay peor que dormir con tu enemigo? Y según escribo, me da por pensar, ¿de qué te sirve entonces el miedo? ¿te da opción de protegerte? quizás, no lo sé, pero ¿no debería servir ese miedo para huir del maltratador? y sin embargo, qué pocas veces se hace... guardemos esta reflexión en caliente para luego.

Volviendo pues a la vida privilegiada (sí, lo es, con crisis y todo) que la mayoría de nosotros disfrutamos, ¿qué cosas nos dan miedo? que les pase algo a nuestros hijos, que nos atraquen (miedos relativos para quienes vivimos en ciudades tranquilas), los cambios, ése es un clásico, los deportes de riesgo, las pelis de terror... Si os fijáis los últimos son momentos que buscamos (los cambios no siempre pero en mi caso ya sabéis que tampoco es que los evite precisamente). ¿Necesitamos sentir miedo de vez en cuando? ¿y por qué dejamos que nos paralice en otras ocasiones? ¿Qué reacción nos provocaría en caso de auténtico peligro, ante un atracador por ejemplo? ¿Qué sentiría el domador de circo cuando le atacó la tigresa? ¡qué difícil es el miedo! se supone que nos tiene que librar del peligro pero jugamos con él, lo buscamos, o peor aún, cuando no lo hemos buscado nos paraliza en vez de ayudarnos. ¿Sabemos gestionar nuestros miedos a nuestro favor?

Fascinante emoción. Yo me quedo con una frase magistral que de paso me sirve como particular homenaje a esa inmensa personalidad que no puedo creer que nos haya dejado (de hecho no, Nelson Mandela no morirá nunca, hace ya tiempo que se ganó la inmortalidad. Sólo el envoltorio, su cuerpo gastado, ha muerto)





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