Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

viernes, 26 de mayo de 2017

Comidas para niños

Estoy un poco cansada de estos anuncios de productos súper elaborados, con quién sabe qué ingredientes en su interior que nos venden para que nuestros hijos coman pescado, por ejemplo. 

¿Quién nos ha convencido de que a los niños no les gusta la comida con su propio sabor? Sí, ya sé que hay muchos que si no es con una tonelada de rebozado y bien de ketchup no quieren saber nada de ella, pero ¿de quién es la culpa? ¿no será que los hemos acostumbrado nosotros? Desde bien pequeñitos, las papillas y potitos nos los venden bien cargaditos de azúcar y aditivos de todo tipo. Luego nos creemos los anuncios y pensamos que si les sacamos un filete de merluza a la plancha no lo van a querer y les compramos los palitos de merluza con formas de animales para que así coman pescado. ¿Estamos todos seguros de que antes hemos probado a darles comida de verdad? ¿con su auténtico sabor? 




No creo que mis hijos sean unos bichos raros. A mí me parecen unos niños de lo más normales. Nunca (o casi nunca) les he dado potitos comprados de pequeños, no me parecía tan laborioso hacerles yo misma sus papillas con ingredientes frescos. Una vez que estuvimos una semana en un hotel Sofía tuvo que comer de potitos y menos mal que ya tenía más de un año y ya iba comiendo sólido porque la pobre probaba una cucharadita y no quería más. Afortunadamente ya podía picar aquí y allá de nuestros platos. Tienen sus manías, como todos, unas cosas les gustan más que otras. Pero en general, les gusta la comida con su propio sabor. El otro día se me ocurrió darnos un capricho y hacer para cenar fish and chips, así, a la inglesa. Además, facebook me había recordado por la mañana que justo hacía un año que había estado yo por esas tierras y, entre visita y visita, me había comido una buena ración para llevar de ese plato sentada en un banco frente a un bonito lago.

Mi gozo en un pozo. "Haaaalaa, reboooozaaadooo noooo" "a la plancha, normal, no lo reboces"... Total, que como las patatas "fritas" también les gustan más al horno, con mucho menos aceite, pues todo al horno que fue. Ya veis la foto. Patatas y filetes de merluza con un poco de sal y perejil al horno sin más. Ni salsas, ni rebozados ni nada de nada. Y es que si la materia prima es buena, no necesita grandes aderezos para hacer un gran plato. Pero si acostumbramos su paladar a mucho azúcar, mucha grasa y a aditivos de nombres impronunciables, luego los sabores naturales les resultarán sosos, cuando no lo son ni de lejos. Quizás haya que empezar por una reeducación de paladares, ir quitando poco a poco aditivos. Yo recuerdo una época en que no sé si tomaba café con azúcar o azúcar sin café. Poco a poco fui reduciendo la cantidad de azúcar que le añadía y ahora (si el café es bueno, claro) me lo tomo más a gusto sin nada de azúcar. Igual con muchos productos. Empecé a buscar galletas sin azúcar añadido y ahora las normales me resultan empalagosas.

Tampoco he sido nunca muy partidaria de hacer comidas especiales para los niños. Que coman más o menos pero que coman de todo y lo que comemos los demás. No les hacemos ningún favor actuando de otra manera.

No hay comentarios:

Seguidores