¿Y por qué los cuentos acaban siempre así? ¿por qué nunca nos han contado lo que ocurrió cuando el príncipe y la cenicienta tuvieron que aprender a convivir juntos cuando no se conocían más que de un vals rapidito...? y la pregunta más importante... ¿será cierto eso del amor para toda la vida?
Yo os confieso que nunca había creído en él... hasta que conocí a mi marido. Como no había creído nunca en la fidelidad... hasta que conocí a mi marido. Recuerdo que cuando lo comentábamos entre amigas alguna me decía eso tan manido de "eso es porque no has encontrado a la persona adecuada" y yo la miraba con cara de pena y decía sin la menor convicción "sí, eso será..." y el caso es que hoy por hoy sigo creyendo haber encontrado al amor de mi vida, con quien quiero evolucionar y envejecer mano a mano, pero parece que todo se confabula en contra de tan altos ideales. No, no hablo de mí, mi relación sentimental no pasa por ningún bache, afortunadamente, pero ya sabéis, a veces parece que todo lo que oyes, todo lo que lees te lleva al mismo sitio. Y yo últimamente estoy sufriendo cierta sobredosis de malas noticias de pareja. En una semana me llegaron por dos sitios distintos sendas noticias de divorcios, uno de ellos de una pareja que llevaba como veinte años juntos. ¿El motivo? enamoramiento de otra persona en ambos casos.
Recientemente he leído también en blogs diversos comentarios sobre el mismo tema y al final, pues a una le da que pensar. Porque yo mira que sigo convencida de que voy a cumplir las bodas de platino con mi chico (para lo cual los dos tenemos que llegar a la muy respetable edad de 103 años, dicho sea de paso) pero ya me habréis oído decir que no dudar nunca es de tontos.

Porque ¿quién me garantiza a mí que el día de mañana no voy a enamorarme como una tonta de otra persona, o que no lo va a hacer mi marido? nadie, eso no puede garantizarlo nadie. Y hombre, yo tengo claro que hoy por hoy no arriesgo lo que tengo en casa por nada... pero ¿y mañana? las cosas cambian, las personas evolucionamos... ¿seguiré pensando igual dentro de 10 años? ¿seguiré teniendo la fuerza de luchar día a día por mi relación? porque, como bien apuntaba Superwoman en su última entrada, "
el amor hay que currárselo" y yo mira, otra cosa no, pero si la relación vale la pena, lucho lo que haga falta por ella. En eso creo que los hombres son distintos, ¿no os parece? no sé si más cobardes o más derrotistas, o qué (hablo por mi propia experiencia, claro)
Os contaré que los principios de mi relación con mi marido fueron bastante complicados pero yo estaba segura de que me merecía la pena luchar y sufrir todo lo que hiciera falta y sin embargo su tendencia era más bien huir, o poner distancia por medio, o yo que sé. Bueno, ¿me entendéis no? en vez de luchar por algo bueno, aunque te haga sufrir un tiempo, prefieren renunciar a ello con la estúpida idea de que así no lo vamos a pasar tan mal. ¿No se darán cuenta de que nos hacen sufrir mucho más? En fin, será que es cierto eso de que somos de planetas distintos...
Pero bueno, no me enredo, que eso ya pasó, afortunadamente, y agua pasada no mueve molino. Siguiendo con el tema de hoy, y también un poco a raíz del último comentario de Sara en "
fight for kisses": "
que a veces los mayores se dan cuenta que aunque se quieren mucho no son felices viviendo juntos, y que por eso viven separados para ser feliz cada uno por su lado, y de este modo poder hacer felices a sus hijos" frase sabia donde las haya, me estaba planteando la eterna duda. Cuando una pareja va mal... ¿hay que luchar hasta el final por el bien de los hijos? ¿no es mejor para ellos, como dice Sara, que cada uno sea feliz separadamente? ¿no serán más capaces de hacerles felices a ellos? Me recuerda un libro muy interesante que releí hace poco de mi autora francesa favorita: Anna Gavalda. Os lo recomiendo, se titula "La amaba" y según su sinopsis (cito textualmente) "
es un conmovedor diálogo entre una joven madre a la que acaba de abandonar su marido por otra mujer, y su suegro, quien viéndose hace años en el mismo caso que su hijo no se atrevió a dar el paso, dejar a su esposa y vivir el gran amor de su vida. Es una novela alegre y triste a la vez, un fragmento de vida, una punzante historia de amor, mediante la que Anna Gavalda a través de un diálogo conmovedor nos habla de nuestras vidas, nuestras dudas, nuestras renuncias, y también de nuestras esperanzas, nuestra ironía y nuestra ternura" La verdad es que aporta una visión interesante de las relaciones extramatrimoniales.
En fin, os dejo tema para reflexionar y espero vuestros comentarios al respecto.