Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

jueves, 1 de noviembre de 2018

El cementerio de miedos (editado)

Hablando de hacer cosas nuevas: esta misma mañana he hecho otra. ¿Se os habría ocurrido alguna vez escribir, en un cementerio y en papel especial de semillas, sobre tus miedos más profundos para luego plantarlos allí mismo? ¿Enterrar tus miedos? ¿Sacarlos de ti para convertirlos en algo totalmente nuevo? A los chicos de Atrapavientos, de los que ya os hablé hace tiempo en esta entrada sobre otra de sus fantásticas iniciativas, sí se les ocurrió. 

Así que, esta mañana, nos hemos plantado Sofía y yo en el camposanto viejo de Zaragoza, donde este particular cementerio de miedos ya tiene su propia parcela, para enfrentarnos a otra nueva experiencia como plantadoras de historias

Si habéis seguido los enlaces ya habréis visto de qué va la idea. Genial, ¿a que sí? aunque os reconozco que he tenido un momento de cortocircuito mental cuando hablaban de otro de sus planes: escribir sobre los sueños y plantarlos para que crezcan... y he pensado "¡qué chulo! hacer crecer tus sueños en forma de planta." Y a continuación "uy, ¿y los miedos? ¿voy a hacerlos crecer también?" Aquí hay interpretaciones tan variadas como los participantes en estos talleres, claro. Hay quien piensa que es una forma de sacar de ti los miedos, mantenerlos lejos pero controlados. Hay quien se conformará con que queden enterrados, y quien definitivamente no se anime a darles la menor posibilidad de crecer y desarrollarse.Tampoco es obligatorio enterrar tu papel si no quieres. O puedes llevártelo a casa para plantarlo en tu propia maceta, o hacer un mix, como hemos hecho algunos. Guardarnos un trocito del papel para casa y plantar el resto en el cementerio. 



No os voy a trascribir todo lo que he escrito pero sí os dejo con mi reflexión final sobre si plantarlo o no: 

Bien pensado, sí quiero desenterrar todos estos miedos, para volver a enterrarlos, sí, pero de una manera distinta, que los convierta en otra cosa: en una planta viva, con sus peculiaridades, sus problemas y su propia lucha por vivir. 

En concreto lo que yo he hecho ha sido arrancar cuidadosamente el trocito de papel en el que contaba mis dos miedos más personales (dentro de lo confesable, no olvidemos que ésta era una actividad pública) y guardarlo para plantarlo en casa. Hasta me he ido a comprar una maceta especial  para ellos. Puestos a dejarlos crecer y darles su propia vida fuera de mí, quiero que mis miedos crezcan sanos y fuertes y se conviertan en árboles de provecho (lo que va a ser difícil dadas las semillas del papel, pero valga la metáfora)


Estoy pensando que en realidad sí podría transcribiros el texto completo. Escribía sabiendo que luego iba a leerlo en alto (y encima rondaba la tele) así que ha sido una incursión muy superficial en mis miedos. Tampoco es fácil entrar ahí. A los clásicos sí, claro, pero entrar de verdad a rascar esas capas y capas de escayola con las que vamos cubriendo nuestras más profundas inquietudes, los miedos de verdad... esos ya no son tan fáciles de traer a la superficie. Me lo quedo como deberes para un próximo ejercicio, esta vez en privado y con calma y tiempo por delante (y un buen café, claro)

Y aún se me ocurre otra utilidad de este maravilloso papel de semillas. ¿Sabéis esas ocasiones en las que tienes tanto que decir a una persona que no sabes ni por dónde empezar? ¿o no estás seguro de ser capaz de llevar la conversación por donde quieres y sin alterarte? ¿Os imagináis escribir una carta con todo eso, de verdad, como si nadie la fuera a leer? Luego puedes elegir si se la muestras o no. Si  la guardas celosamente para ti mismo, si directamente la plantas en una gran maceta y esperas a ver qué sale de ahí, si le das la opción a esa persona de leerla y después plantarla ella misma. O plantarla juntos incluso.

Definitivamente necesito más papel de semillas. Se me ocurren demasiadas cosas a las que quisiera dar vida de otra manera. 

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