"Balanceemos" pues. Veamos, el año 2010 prometía ser muy bueno. Lo empecé con un proyecto empresarial a punto de caramelo, feliz como una perdiz (suponiendo que las perdices lo sean, más allá de la rima fácil) y con grandes expectativas. Demasiado grandes quizás. Acaba sin embargo con un miembro menos en la familia, con la empresa cerrada y eso sí, ilusiones renovadas (renovarse o morir, ¿no?) Tengo nuevas ideas en mente, un proyecto lanzado a ver si encuentra eco y la esperanza de que para las próximas navidades seamos alguno más (¡sobrinos! ¡hablo de sobrinos! que nadie se me embale)
Como sabéis, para el verano me cayó encima sin previo aviso una especie de prematura "crisis de los cuarenta" que me hizo incluso apuntarme a un gimnasio. Lo más sorprendente sin embargo es que me gustó el invento. Y he seguido yendo. Vale, con una constancia un tanto irregular pero me gusta y voy, que ya es mucho. Y es más, pienso seguir yendo durante el próximo año.

Y con esto enlazo con mis propósitos para el año entrante. Básicamente tienen que ver (para variar) con mi búsqueda constante del equilibrio, este año específicamente basado en el clásico "mens sana in corpore sano" Luego:
Mis propósitos de año nuevo (sí, esos que nunca se cumplen):
número uno: perder de una vez todas esos 10 kilos que me sobran (más o menos)
nummer zwei: recuperar mi perdidísimo alemán
número tres: volver a trabajar
Creo que con esto ya tengo trabajo para todo el año. Y encima como soy tan pava de publicarlos aquí, a final de 2011 podré volver atrás y arrepentirme de lo escrito. Lo que me recuerda que probablemente hiciera algo parecido el año pasado... voy a ver...
Entre tanto, os dejo por aquí mis mejores deseos para el año 2011 y que la próxima nochevieja podamos despedir con una sonrisa un año lleno de satisfacciones.