Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 17 de abril de 2017

Despacito

¿O más bien corriendo? tengo la sensación de que así es como vamos a todas partes... corriendo de un lado para otro y sin tiempo para pararnos a mirar nada. Y eso que llevo varios de fiesta.



El otro día aprovechamos que estábamos todos en casa para hacer una visita a uno de los museos de Zaragoza en el que aun no habíamos estado: el museo Pablo Serrano.

En una de las salas había una curiosa exposición: Europa Solar, en la que en distintas pantallas, algunas de ellas colocadas por el suelo, iban cambiando imágenes sobre la tierra, el paisaje y sus transformaciones. Era curiosa pero sosegada. Ahí es donde me dí cuenta de que ya no queremos nada que no sea inmediato, rápido, rápido... ¿hemos perdido la capacidad de mirar con tranquilidad? ¿qué pasa cuando no hay una actividad frenética delante de nosotros? ¿ya no nos interesa? En un momento dado nos dijeron que para ver todos los cambios teníamos que esperar 20 minutos más. Cierto que íbamos con niños y no habían mostrado demasiado interés por esas imágenes en concreto, pero me dí cuenta de que tampoco yo tenía ganas de esperar 20 minutos mirando esas pantallas. ¿Por qué? estaba de fiesta, no tenía prisa por nada en especial, ya llevábamos idea de pasar la mañana en el museo de todas formas. ¿Por qué me parecía tanto tiempo 20 minutos?

Igual deberíamos hacer un poco más de caso a la canción y tomarnos la vida con un poco más de calma, despacito.,, pasito a pasito... No sé, creo que a veces nos perdemos demasiadas cosas sin ni siquiera enterarnos, casi siempre sin verdadera razón. Me recuerda a cuando vamos por la calle con un niño pequeño, que todo quiere mirarlo y en todas partes se quiere parar. ¿Cuántas veces le dejamos y cuántas vamos tirando de él? ¿tanta prisa tenemos siempre? ¿de verdad? porque si es así, igual es para pararnos pero de verdad y plantearnos qué demonios estamos haciendo con nuestra vida.

Pienso de nuevo en Momo y sus hombres grises. ¡Qué gran historia! ¡Y qué poco nos acordamos en nuestro día a día! ¿Ideas? os aseguro que serán bien recibidas...

No hay comentarios:

Seguidores