Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 4 de agosto de 2008

Sí, sí, sí... ¡nos vamos a París!

Aaaaaaahhhh, las vacaciones... esa época mágica en la que las familias se reencuentran y los divorcios aumentan...


Lo confieso. Mis vacaciones empezaron con el pie torcido. Yo empezaba ya el viernes 1. Mi marido trabajaba todavía esa día pero jornada continua así que a las 15:00 quedaba libre. ¿Libre? todavía no sé qué mosca le picó pero viernes tarde, sábado y domingo lo tuvimos de un rarito subido. Ojeando abogados matrimonialistas andaba yo... y lo que es peor... dejando volar la mente hacia otras épocas, otros lugares... y sí, por supuesto también otras personas. Sólo os cuento que el otro día hasta me salté a la torera mi regla de oro y ¡me fui a la cama enfadada!


Pero mi cabeza, por muy libre que vuele, acaba volviendo siempre al mismo punto. Al hombre con quien, por muchas cosas, y a pesar de otras tantas, quiero envejecer; a esos dos angelitos/diablillos que me traen loca en todos los sentidos; a la familia en general, que cada día es un poquito más importante para mí.


En cualquier caso, hay algo que nunca falla y es que "tras la tormenta siempre llega la calma" Hoy la calma ha vuelto a mi hogar. A maridín se le ha pasado la rareza y yo me he vuelto majara toda la mañana preparando las maletas para el esperado viaje a París. Sí, sí, los cuatro... y no, no vamos a Eurodisney. Eso será otro viaje... se merece otro viaje... pero cuando Guille sea un poquito mayor y se pueda montar en más cosas, aunque sólo sea en la zona infantil. Ahora no le dejarían subir en casi nada, pobrete.


No, nos vamos a París, París. Mi ciudad hogar, ya sabéis... mi acogedora, adorada, soñada, idealizada, idolatrada, y siempre espectacular París. Pero en plan tranquilo, como ella se merece. Nada de maratones de turismo, ni hablar. París es para disfrutarla. Sólo, en pareja o en familia, cada opción con sus peculiaridades. Ya veremos si no acabamos de psiquatra. Viajar con un par de pedugos de 1 y 3 años requiere ciertas dosis de paciencia de las que, francamente, no dispongo. Pero hay que intentarlo, ¿no? y, por muy mal que se nos dé, yo creo que al final la balanza se ha de inclinar necesariamente hacia el lado positivo.


Me viene a la mente un comentario que leí recientemente en el blog de Dina, algo sobre viajes y vacaciones. A mí lo de las vacaciones, según su concepto... uff... no digo yo que para un fin de semana... o como mucho, acepto que después de... pongamos una semana de safari fotográfico por Kenia... entonces sí, hasta tres o cuatro días de vacaciones en el sentido de hamaca, libro y nada que hacer en todo el día, me pueden apetecer. Pero de normal no. De normal a mí lo que me apetece es viajar. De la forma menos turista posible, que no suele ser demasiado, por desgracia. Pero sí evito como a un mal jefe los viajes organizados de madrugón y horas de autobús. Por suerte coincido con mi marido. A los dos nos gusta viajar a nuestro aire, sin que nadie haga planes por nosotros o decida qué visitas debemos hacer, en cuáles pasar más tiempo y cuáles ver en un suspiro. Para que os hagáis una idea, nuestro viaje de bodas fue coger el coche y lanzarnos a descubrir la Bretaña Francesa con la mínima planificación. Fantástico. Por supuesto, no en todos los países es tan fácil viajar así, pero por ahora lo vamos consiguiendo.

En fin, que, pese a todo, estoy felizmente ilusionada con mi viaje a París. He soñado con ella tantas veces desde mi última visita... hace demasiado tiempo... esta noche os escribo con una copita de cava a mi lado (siempre tengo una botella en el frigorífico, cualquier excusa es buena para degustar un buen cava... y ésta es inmejorable)

Y con un sorbito de oro líquido me despido de vosotras porque mi marido, que tiene más sentido común que yo, no me deja llevarme el portátil... sniff... pero será solo una semanita, y lo que sí me llevo es un cuadernito donde llevar mi diario de a bordo. Yo sin escribir no sabría vivir. A la vuelta, si seguimos vivos y/o mentalmente sanos, os cuento nuestro viajecito.

Hasta pronto. Felices vacaciones a quien también las disfrute ahora y, si vais a conducir, cuidadito. ¡Paso lista a la vuelta!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Felices vacaciones, guapa. Acuerdat� de m� cuando veas Le sacr� coeur, mi monumento preferido de Paris.

Y totalmente de acuerdo contigo en cuanto al tema organizaci�n de viajes. Nuestro viaje de novios fue coger el coche y recorrer Espa�a via paradores nacionales. Y no lo cambio por nada.

Hasta la vuelta, espero tus cr�nicas parisinas con impaciencia.

Elena-Z

Anónimo dijo...

Me ha hecho gracia leerte lo del comienzo de las vacaciones, lo de que empezaron con el pié torcido y que enseguida dejaste volar la mente.
Te confieso que yo cuando tengo algún mal momento con mi marido me pasa igual, enseguida me pongo a pensar en que ya es el final, que no tengo por qué vivir así, que tal, que cual,enseguida me pongo muy drástica. Luego como tú dices todo vuelve a su ser, pero sí, a veces, yo creo que más las mujeres, somos así.
De repente pensamos que todo está acabado y dejamos volar la mente...

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