Me viene a la cabeza un artículo del XL Semanal de este domingo sobre el sacerdote Isidoro Macías, también conocido como el "padre patera" en el que comentaba lo siguiente sobre su hábito: "voy vestido así a casi todas partes. Me ayuda interiormente. El hábito y la cruz te aportan fuerzas, no te dejan rendirte ante las adversidades"
Yo nunca he llevado hábito, claro. Desconozco sus efectos, pero sí he llevado trajes de chaqueta, y ¿sabéis? no me siento igual con uno que con otro. Un buen traje, de cierta calidad, acompañado de los zapatos adecuados, me hace sentir más segura de mí misma, hasta más poderosa (hablamos de precios razonables, el día que me enfundé en un Armani supongo que me sentiré la reina del mundo pero por ahora eso me queda algo lejos)

Y no me malinterpretéis, no es que necesite un buen traje para sentirme segura, y por supuesto si no es algo que llevas dentro, ni el mejor corte, ni la mejor tela, ni los mejores zapatos serían capaces de darte seguridad. Hablamos de matices, insisto. Pero sí, me siento distinta con un traje o con otro, incluso me siento distinta vestida de rojo o de gris, de blanco o de negro, con unos zapatos o con otros (curioso también el poder de un tacón adecuado, sobre todo cuando no se llega al metro sesenta, como es mi caso), me enfrento de otra manera a mi interlocutor (y por supuesto también afecta el traje que lleve él/ella).
Ésto por el lado, digamos profesional, pero ¿qué me decís del deportivo? Está claro que cada deporte tiene su indumentaria y como de eso sé más bien poco, no me meteré en la más adecuada para cada uno. Pero sí me ocurre algo. Si desde el principio de la mañana me planteo que voy a ir a nadar y me visto de forma más deportiva (valen unos vaqueros y una camiseta) y ni siquiera me maquillo, he comprobado que tengo muchas más opciones de cumplir mi buen propósito que si, por el motivo que sea, ese día tengo que arreglarme más. En ese caso, mis posibilidades de acabar yendo a la piscina son pequeñísimas. Y ¿por qué? si total allí me tengo que cambiar y ponerme el bañador de todas formas... pues por lo mismo, por el efecto de la ropa en mí. Creo que ya todos habéis ido observando que yo no es que sea muy deportista que digamos: me gusta nadar (un rato) pero estoy muy lejos de estar enganchada a ningún tipo de deporte así que me cuesta un relativo esfuerzo ponerme con ello, esfuerzo que es mucho menor si voy vestida y calzada de sport. Será tontería, pero me siento más deportista, más sana, más natural, más lo que sea...
Y ahora decidme, ¿es grave? no, venga, en serio, no me digáis que a vosotr@s no os afecta de alguna manera la ropa que lleváis. Nadie puede sentirse igual con un fabuloso vestido de fiesta que con el chándal, con un impecable traje súper profesional que con un suéter escotado... no puede ser, cada indumentaria tiene su momento y su estado de ánimo. ¿No estáis de acuerdo? contadme, ¿tenéis algún conjunto con el que os sintáis especialmente distintas?