Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

sábado, 9 de mayo de 2020

Cosas que he aprendido en este confinamiento

Bueno, cuánto tiempo de nuevo, yo hubiera pensado que en estos días escribiría mucho más en este blog pero es obvio que no ha sido así. ¿Cómo estás? espero que os encontréis todos bien y no hayáis sufrido mucho con esta situación. La verdad es que yo me considero muy afortunada. No he perdido a nadie cercano, no hemos sufrido de cerca el contagio del coronavirus, y aunque la situación económica desde luego no es la ideal, tampoco hemos tenido ninguna catástrofe en este sentido. 

En mi caso en particular, solo dejé de trabajar los 15 días de parón casi total y he tenido ocasión de teletrabajar no pocos días. También han podido seguir sus clases virtualmente, sin mayores problemas, y me atrevería a decir que resultados muy satisfactorios, mis hijos, los dos ya en la ESO (estoy viendo las caras de asombro de las que me seguís desde "diario de un embarazo" en aquellos lejanos tiempos de Terra, cuando estaba embarazada de Guille, pero sí, el tiempo pasa para todos, y ese pequeño embrión con el que empecé mi andadura bloguera, cumplió hace nada 13 añazos) Por si fuera poco, también tengo perro, así que realmente no he llegado a quedarme totalmente en casa nunca, por cortos y escasos que hiciéramos los paseos de la pobre Zelda, que también, pobreta mía, se adaptó con resignación al cambio de rutina.

Como os digo, partía de una situación que reconozco como privilegiada para afrontar un confinamiento. Por todo esto, y desde luego porque tengo un lado muy casero que disfruta enormemente de quedarse al calorcito del hogar, debo decir que he llevado francamente bien toda esta restricción de libertad de movimientos (no confundir con ninguna reacción hacia la pandemia, por favor, solo hablo de cómo me ha afectado a mí particularmente el obligado confinamiento, ni desde luego pienso meterme ni de refilón en ningún tipo de opinión política). Vaya por delante mi acompañamiento a aquellos que no han tenido tanta suerte y o bien por salud o bien por cuestiones económicas lo están pasando francamente mal en estos días. Creo que es más importante que nunca que ahora actuemos como una sociedad unida y colaboradora. Está en gran parte en nuestras manos que el rebrote que indudablemente habrá durante la desescalada sea el menor posible, seamos responsables con nuestro comportamiento, por favor. Por nosotros mismos y por los demás. Pero también está en nuestras manos, en cuanto el pequeño comercio vuelva a abrir, echarles una mano. Es muy fácil acercarse a comprar a la pequeña tienda de nuestro barrio. 

En lo que a mí respecta, estos días (que aún no han acabado pero ya parece que se ven de otro color, si no la liamos ahora, claro), me han servido para avanzar mucho con  mi tercer libro (a ver si un día os pongo un extracto para ir abriendo boca), para leer, para ver pelis y series que tenía pendientes... os diría que para pasar más tiempo en familia pero si tenéis adolescentes o preadolescentes en casa no os sorprenderá si os digo que tampoco han salido mucho de su cuarto. Yo esperaba poder hacer más cosas juntos, tipo juegos de mesa y tal, pero no han sido muchos los días en que lo hemos hecho, la verdad. También esperaba, lo confieso, más momentos de peleas y tensiones pero lo cierto es que, salvo un día en que sí montamos una especie de guerra mundial en el salón, que finalmente solucionamos con una ardua negociación, la convivencia ha sido pacífica y agradable en general.



Y con tanto tiempo para pensar y replegarme sobre sí misma cual caracol en su caparazón, he aprendido (o reaprendido, o incluso confirmado) algunas cosas:

- No, el ser humano no va a salir mejor de esto. Seguiremos siendo igual de ____ que antes (poner lo que primero os venga a la mente, os animo a publicarlo en comentarios, a ver qué sale). Esto es como cuando vas conduciendo, ves un tremendo accidente, te impacta y durante los siguientes... ¿qué? ¿veinte minutos? extremas las precauciones al volante pero luego ya se te olvida y sigues conduciendo igual que siempre (lo que no implica necesariamente que sea una conducción temeraria, ojo) 

- Pese a roces, riñas y estas cosas que nos pasan a todos, tengo una familia estupenda, unida y bien avenida, con la que ha sido un placer estar encerrada.

- He descubierto también con gran curiosidad cosas sorprendentes sobre a quién he echado de menos y a quién no en estos días. Seguro que también os habéis llevado alguna que otra sorpresa al pensar de repente en alguien en quien hacía años que no pensabais y sin embargo no echar nada de menos a otros con quienes pasáis más tiempo normalmente. 

- La naturaleza ganaría mucho con la desaparición del ser humano. Da que pensar... Por supuesto todo eso de los mercados globales que habréis leído ya por muchos sitios, pero esto será como lo del accidente de coche.Volveremos a las andadas enseguida. Tampoco creo que la globalización sea intrínsecamente mala, supongo que lo suyo sería llegar a un equilibrio pero este es un tema lo suficientemente complejo como para escapar, y mucho, a la intención de esta entrada. 

- Esta es una de las cosas que se confirman. Estamos pagando sueldos mucho mayores a profesionales a quienes realmente no necesitamos para nada que a los de verdad imprescindibles. Enfermeros, médicos, personal de limpieza a todos los niveles, cajeros, reponedores, transportistas, agricultores y ganaderos... seguro que me dejo a alguien... profesores, por supuesto, que han hecho un esfuerzo enorme para adaptar de la noche a la mañana toda su forma de enseñar y acercarse a los alumnos. Me dejaré más, seguro, no dudéis en nombrar a quien se os ocurra que debería estar aquí. 

- No me gusta mi trabajo. Bueno, esto no lo tengo tan claro, pero se me ha ocurrido demasiadas veces a lo largo de estos días. Hasta hace poco estaba convencida de que sí, porque aunque en unas etapas de mi vida me gustaba más que en otras, siempre había razones particulares, por el sector o la empresa en que estuviera en ese momento, que lo justificaban. También ahora las hay, pero empiezo a pensar que ya va más allá de esas razones concretas. Mal apaño tiene en cualquier caso, porque lo que de verdad me gustaría hacer tiene poco de realista y mucho de utópico pero ¿quién sabe? quizás algún día... lo importante es tener las cosas claras, y en ello ando, intentando aclararme. 

¿Y tú? Cuéntame, ¿qué tal has llevado el confinamiento? ¿cómo te planteas la vuelta progresiva a la normalidad? ¿te asusta? ¿te alegras? 

No hay comentarios:

Seguidores