Me ha costado muchos años conseguir tener un perro. De
pequeña siempre lo pedí y siempre me dijeron que cuando tuviera mi casa hiciera
lo que quisiera pero allí no. Cuando por fin tuve mi casa, mi marido tampoco
quería un perro, a pesar de lo mucho que le gustan. Por fin, Guille y yo nos
confabulamos y nos salimos con la nuestra. Desde hace unos meses tenemos a una
preciosa cachorrona con nosotros. ¿Nos alegramos? Por supuesto. ¿Es todo de
color rosa? Ni mucho menos.
Nos lo recuerdan año tras año en distintos medios: un perro
no es un juguete.
Si quieres mantener una vida ordenada, descansar cuando te
apetezca o ver tranquilamente tus series favoritas en la tele, ¡no tengas
perro! Tener un perro implica mucha faena, y desde luego responsabilidades.
Evidentemente hay que alimentarlo y asegurar que tenga cubiertas sus
necesidades básicas pero es que eso va mucho más allá de dejarle agua y comida
a mano. Un perro necesita paseos frecuentes, hay que vacunarlo contra no sé
cuántas cosas y llevarlo al veterinario a sus revisiones. Hay que educarlo
correctamente, no sólo por nosotros y por nuestros vecinos, lo primero de todo
por él mismo, porque un perro bien equilibrado es feliz pero a veces no sabemos
lo que necesita. Hay perros de naturaleza sumisa, estos son más fáciles.
También hay perros más tranquilotes y otros más movidos. Cuando el cachorro es
del tipo dominante, hay que tener mucho más claro cómo educarlo. Sobre todo que
sepa desde el primer momento (y recordárselo cuando sea necesario) que el líder
no es él.
Lo primero desde luego es escoger correctamente el tipo de
animal que encaja mejor en nuestras vidas aunque a veces, como en nuestro caso,
parece que es el cachorro quien te escoge a ti. Ya llevábamos idea de adoptar
un perrete, buscar uno ni muy grande ni muy pequeño, que se adaptara bien a la
vida en un piso, activo porque también nosotros somos movidos pero no
demasiado… pero fue llegar al pueblo y
encontrarnos con que una podenca ibicenca había aparecido hacía unos meses, la
habían preñado y había tenido 7 cachorrillos. Entre todos los del pueblo la
habían cuidado y alimentado y se ocuparon de encontrar hogar a todos los
cachorretes, pero cuando nosotros llegamos todavía quedaba una. Nuestra
princesa. Fue verla y tener claro que se venía con nosotros. La madre no era
pequeña pero conociendo al padre, teníamos claro que la pequeña Zelda iba a
alcanzar un tamaño considerable.
Nuestra perrita muy sumisa no es precisamente, va
obedeciendo algunas órdenes pero con otras tenemos más dificultades. ES un
terremotín como corresponde a sus 5 mesecitos y lo de obedecer todavía lo lleva
regular. Así que estamos pensando en buscar unas clases de adiestramiento en
las que nos ayuden. Hay algunas órdenes básicas que todo perro debería
obedecer, para mí la más importante es la de acudir a la llamada. Es una
cuestión de seguridad, del perro y de los demás.
Así que sí, echar cuentas. Además de la responsabilidad, del
trabajo que da, de que hay que sacarlo, te apetezca o no… ¡te cuesta un
dineral! ¿Quieres un perro? ¡Genial! Pero ¿te lo has pensado bien?
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