Invitada por ella misma a participar en este pequeño juego, me pongo por fin a ello (ya perdonarás el retraso, llevo unos días un poco... lo dejamos correr)
Veamos... ¿chica perfecta? definitivamente no. La manicura me la hago de ciento a viento y la pedicura cuando veo vacas volando, más o menos. Lo de bien peinada... pues hombre, alguna vez digo yo que alguien me habrá visto con el pelo impecable pero quienes me conocéis no hace falta que busquéis en vuestra memoria. Probablemente no habréis tenido tal privilegio, no pasa nada, no perdáis la esperanza. Quizás algún día... lo de decir siempre lo correcto... bueno, si me pongo a ello eso sí me sale, pero me tiene que apetecer, que también son ganicas... y con lo entretenido que es a veces provocar... pues no sé chicas, la verdad es que me suele apetecer más lo contrario, para qué mentir.
Ahora bien, pavo, pavo, tal como lo describe Bubbles, pues tampoco, la verdad. Bailando encima de la mesa sí que dudo mucho que me haya visto nadie (la barra de un bar no cuenta, ¿verdad?) lo de hacerme la manicura francesa justo antes de preparar chipirones en su tinta ya me pega más. Hombre, concretamente chipirones no, que yo de eso no preparo, pero ya me entendéis. Sólo a mí podría pasarme ponerme monísima de la muerte para la boda de mi cuñada, incluída una mantilla antigua (de mi bisabuela) a modo de echarpe y acabar con las manos y la cara negras (la dichosa mantilla antigua era una preciosidad pero se le ocurrió ponerse a soltar no sé qué, supongo que por el sudor, casarse a finales de julio en Zaragoza es lo que tiene...) Menos mal que Sofía era aún pequeñita y llevábamos su capazo con toallitas y me pude limpiar discretamente justo antes de las fotos oficiales.
Por descontado que cuando me hago la manicura en plan bonito acabo metiendo los dedos donde no debo y estropeándome alguna uña. Naturalmente el día que más rimmel me he puesto algo o alguien me hace llorar (aunque sea de risa, eso no importa) y termino con algún churretón. De las manchas ni hablamos. Ya antes de ser madre era habitual que acabara el día con algún "santo" pero desde que lo soy lo raro es que llegue a la tarde impecable.
Os confesaré una última "pavada" y ya termino, que esto de echar piedras sobre mi tejado está gracioso pero tampoco hay que abusar. Nunca, pero nunca, nunca, nunca, me sale eso, aparentemente tan fácil de quedar bien. Termino una conversación con alguien y me doy cuenta de que no le he preguntado por nadie, ni padres, ni hijos, ni amigos comunes... me quedo pensando, ¡qué guapa se ha puesto! y me doy cuenta de que tampoco se me ha ocurrido decírselo. Por supuesto si no lo digo ni cuando lo pienso, tener claro que no lo haré sólo por quedar bien. Si alguna vez os sorprendo con un cumplido ya podéis estar bien segurit@s de que es absolutamente cierto que lo pienso.
Así que... ¿qué pensáis? de chica perfecta tengo poco, ¿eh? ¿seré pavo? ¿y vosotras? ¿de qué lado de la bandeja estáis?