Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 31 de octubre de 2022

Halloween

 Un año más llega la famosa y, no entiendo muy bien por qué, controvertida festividad de Halloween. 


A mí particularmente es una noche que me encanta. Más allá de disfraces y vaciar calabazas, que también lo he hecho, cuando los niños eran más pequeños, me atrae muchísimo la idea de que sea una noche en la que las fronteras entre los distintos mundos se difuminen. El mundo de los vivos y de los muertos, de los seres feéricos y "reales" Me chifla. ¡Con lo que soy de yo de mezclar! fantasía y realidad, personajes inventados con reales, reales con toques inventados... parece una noche hecha enteramente a mi medida. 

¿Que la hemos importado de los EEUU? de eso nada, en todo caso fueron los americanos quienes tomaron las viejas tradiciones celtas, como el antiquísimo samhaim y con el paso del tiempo la han ido adaptando a su gusto. Pero si preguntáis por el norte de España sobre todo encontraréis tradición de calabazas con luces, que indicaban el camino a seguir a los difuntos que volvían en esa noche mágica, los disfraces, con telas, pieles y máscaras, para ahuyentar a los malos espíritus. Vaya, ¿os suena? a ver si no va a ser tan americano esto. Si realmente, si lo pensáis bien... ¿Qué han inventado los estadounidenses? ¿La pizza? hmm, no. ¿Las hamburguesas? vaya, tampoco... 

Bueno, que independientemente de cuál sea su origen y de que, en realidad, no es ni mucho menos incompatible con la tradición religiosa de celebrar todos los santos, a mí particularmente me gusta esta noche. Cierto es que en mi casa nunca hemos sido mucho de todos los santos (más allá de los huesos de santo, que para comer dulce siempre hemos encontrado hueco) y con esta fiesta me pasa como con las navidades, que más allá de la parte estrictamente religiosa, le encuentro puntos de reflexión muy interesantes. 

En cualquier caso, que cada uno disfrute de estos días como prefiera. Yo particularmente os recomendaría pasar esta noche leyendo en familia un buen relato de terror. Sí, también vale ver una peli, pero, ¿qué queréis? soy escritora, no cineasta. Yo tengo que barrer para casa. Y voy a aprovechar para daros una primicia... si todo va bien, para el año que viene tendré ya a vuestra disposición mi propia novela de terror (espero) De momento este año me he venido arriba y me he apuntado al NaNoWriMo, que ya llevaba unos añitos rondándome la cabeza y esta vez quiero aprovecharlo para finiquitar el borrador de esta novela de miedete que os cuento. ¡A ver qué tal se me da!


domingo, 16 de octubre de 2022

Esos momentos de crisis

 


Pues sí, estoy en otro de mis famosos momentos de crisis personal. De repente nada parece funcionar bien. Y sé que no es así, hay muchas cosas, muchísimas, que funcionan perfectamente en mi vida: para empezar mi familia, de la que parece mentira, pero hace mucho que no hablo en este blog, a pesar de ser, en teoría, su temática principal.

Es una de las cosas, de hecho, a las que quiero dar una vuelta. No soy capaz hoy por hoy de cerrrar definitivamente este pequeño espacio mío, pero ya no lo reconozco tampoco. ¿Cuándo "mamá a bordo" se ha convertido en una especie de "libros a bordo"? ¿Se va a volver esta su temática definitiva? ¿seré capaz de reconducirlo de nuevo hacia algo más acorde a su intención inicial y, supongo, a lo que quien caiga aquí por casualidad esperaría encontrar? 

No deberían faltarme temas, mis hijos, por mucho que hayan crecido desde aquel primer "diario de un embarazo" con el que toda esta aventura comenzó, siguen siendo menores, siguen viviendo bajo mi techo y, en algún momento, alcanzaron esa magnífica etapa que es la adolescencia. Y lo digo sin sarcasmo alguno. De verdad me parece una edad fascinante y tengo la suerte de recordar bien la mía propia y por tanto, me enorgullece decir que estoy llevando la de mis hijos francamente bien. 

Recuerdo bien mi estreno como mami. Fue un cambio tan radical en todos los sentidos, un crecimiento personal tan brutal, que sentí que todo aquel aparente equilibrio que había construido en mi vida se venía abajo. De repente mi trabajo ya no me bastaba, necesitaba retos nuevos, más estimulantes. Con el tiempo los conseguí, pero fue una etapa complicadilla hasta entonces. Mi vida personal, qué os voy a contar, se vino abajo de repente. Aunque nunca dejamos que nuestra faceta como padres se nos comiera del todo, nuestros momentos de ocio se redujeron enormemente. Me faltaba tiempo para todo. Por más que buscáramos esos momentos para nosotros solos, individualmente o en pareja, seguían siendo escasos. 

Como madre me sentía fenomenal, pero todos tenemos muchas facetas en nuestra vida a las que atender. Esa crisis fui capaz de identificarla rápidamente y con precisión. La que me acecha ahora no la tengo tan clara, o quizás sí. Hace tiempo ya que ha dejado de gustarme mi trabajo. No hablo del actual, que desde luego tiene sus pegas pero tampoco está tan mal. Hablo en general de mi profesión. 

No es ningún secreto que siempre he soñado con vivir de la escritura, "del cuento", como me gustaba decir medio en broma medio en serio. Pero siempre he sabido que era un sueño poco razonable. Pocos escritores pueden permitirse no necesitar otro trabajo que les asegure unos ingresos regulares con lo que comer, pagar facturas, invertir en la educación de sus hijos... Yo nunca he sido uno de esos pocos, ni tiene pinta de que vaya a serlo en un futuro cercano. Y, sin embargo, es algo que cada vez me quema más. Esa sensación de estar perdiendo el tiempo día tras día, de no estar viviendo la vida que realmente quiero vivir.  ¿Pero cómo? no veo la salida a este puñetero laberinto en el que me he metido y, por primera vez en tantos años, empieza a agobiarme. Me faltan muchos años todavía para jubilarme y cada vez tengo más claro lo que me gustaría hacer en ellos, pero sobre todo lo que no. 

La escritura siempre me ha servido para desahogarme, para aclarar mis ideas, para dar salida a algún fuego interno. Supongo que de eso va esta entrada. Sin más. No espero encontrar aquí ninguna fórmula mágica que resuelva mi crisis, pero me apetecía expresarla. Y también, ¿por qué no?  hacer un ejercicio de autocrítica, que siempre es sano. Porque sí, yo quiero vivir de la escritura, claro que quiero. Pero ¿acaso estoy escribiendo con regularidad? ¿me estoy currando algún tipo de estrategia de marketing para darme a conocer? ¿estoy estableciendo contactos a diestro y siniestro? ¿estoy participando en concursos y enviando propuestas a editoriales? Pues como con casi todo en mi vida, a días y a ratos. Y sin constancia, pocas opciones de éxito hay. 

A esta crisis, llamémosla laboral, se ha unido entonces esa autocrítica que llevo haciéndome últimamente porque ya me canso de mi falta de compromiso, la verdad. Decido que voy a quitarme de una vez por todas esos kilitos que me sobran pero, como las 23.548.754.532 veces anteriores, las buenas intenciones me duran un suspiro. Decido que voy a volver a correr porque quiero llegar en forma a la carrera X y ups, vaya, de repente me doy cuenta de que la carrrera en cuestión es el domingo que viene (en este caso la de la mujer, pero poned la que se os ocurra) y llevo un mes sin correr. 

Y sí, como he dicho desde el principio, por supuesto que no todo es un desastre: últimamente leo mucho, supongo que por eso este blog ha ido derivando por donde ha derivado; mi relación con mis hijos es francamente buena, y si hay algo en lo que he sido constante ha sido en el amor. 20 años ya casados y subiendo. Sigo aprendiendo cosas nuevas siempre que tengo ocasión, me he apuntado a un curso de teatro en inglés, aprendí a esquiar (más o menos) este invierno, sigue  apeteciéndome hacer cosas nuevas, conocer gente nueva, aunque las multitudes y los ruidos cada vez me agobian más. 

Cambiando, siempre cambiando, con las crisis personales que supongo que ello conlleva inevitablemente, pero ¿quién quiere quedarse quieta? Nada me espanta más que esa frase tan manida de "no cambies nunca" Por favor, ¿qué clase de maldición es esa? Bienvenidas sean las crisis siempre que te lleven a seguir desarrollándote, mejorando, evolucionando. Ya lo dice la frase con la que he encabezado la entrada de hoy: "Las crisis personales son extraordinarias oportunidades para crecer" ¡Que así sea!

domingo, 2 de octubre de 2022

Reto de Septiembre: iniciar una nueva colección



Nuestro reto del mes de septiembre iba de iniciar una nueva colección. Aquí reconozco que tenía un par de firmes candidatas: Las siete hermanas, de Lucinda Riley, y El descubrimiento de las brujas, de Deborah Harkness, pero al final se me cruzó en el camino una trilogía de un autor que venían recomendándome hace tiempo y me decidí a descubrir por fin a Jorge Zepeda y su grupo de Azules.

Creo que hice bien, la verdad. El primero de los libros: Los corruptores, me encantó. Tal vez un poco excesivo en sus descripciones del panorama político mexicano, pero creo que es lo que lo hace más genuino. En las siguientes entregas: Milena o el fémur más bello del mundo y Los usurpadores, la carga política se ve reducida, aunque desde luego sigue muy presente.  Recuerdo que pensé que me sonaba totalmente a señor editor diciendo “esto me lo rebajas que vaya rollos políticos metes” Los dos siguientes también me gustaron, Jorge Zepeda tiene una prosa muy ágil que te atrapa enseguida y, sobre todo, me pareció muy bueno creando a sus personajes. Sin excesivas descripciones acabas con la sensación de conocerlos perfectamente, como si hubieras formado parte de su cuadrilla desde el cole. Me encantan sus mujeres, fuertes e independientes, y los mil pliegues de sus personajes masculinos, que nunca son del todo lo que te había parecido al principio.

Pese a todo, si tuviera que elegir me quedo con el primero, tal vez me equivoque, pero me pareció el más auténtico. En todos los casos te lleva por sórdidas historias, sin miedo alguno a introducirte en lo más oscuro del ser humano y las vilezas que es capaz de cometer, pero en el primero creo que es más él. Sigo con mi sensación de que una vez que este tuvo éxito lo cogió por banda una editorial y se dedicó a “pulirle” el estilo. ¿Qué han salido otros dos muy buenos libros? Sí, desde luego, pero que ya no tienen la personalidad del primero también.

 

Antes de dar paso a Sofía para que os comente su lectura, aprovecho para recordaros que este mes de octubre tenéis en marcha una curiosa iniciativa en redes sociales: #LeoAutorasOct que pretende incentivar la lectura y recomendación de libros escritos por mujeres (y autores no binaries). Tienen incluso un bingo de temáticas, por si os picáis y queréis tratar de completarlo.

Por mi parte, voy a unir nuestro reto de octubre: un género que no solamos leer, con la iniciativa #LeoAutorasOct.  Como ya me metí con el terror hace unos meses con fines didácticos, voy a tirar por el ensayo, género que tengo francamente abandonado. Hace mucho ya que mi madre me viene recomendando con insistencia El infinito en un Junco, de Irene Vallejo.

Os dejo con Sofía:

Mi elección de este mes ha sido el primer libro de Percy Jackson (de Rick Riordan), es decir, El ladrón del rayo. Llevaba tiempo queriendo meterme en el maravilloso mundo de los mitos de Rick Riordan, pero estaba difícil porque tiene muchos libros y hay que leerlos en un orden concreto que bueno, yo me he saltado un poco porque antes de leerme el primero de Percy Jackson, que es el original, ya me había leído el primero de Las pruebas de Apolo, que me deslumbró y con el que reí y lloré a más no poder. Así que yo ya sabía que me iba a encantar el mundo Rick Riordan, quiero decir: ¿libros de aventuras juveniles basados en mitos griegos? Era imposible que no me gustara. No sólo el libro ya me había convencido antes de siquiera leerlo, sino que, una vez lo empiezas es imposible dejarlo. La forma de narrar historias de Rick Riordan te mete en la historia por completo desde la palabra uno. Y cuando digo te mete en la historia, me refiero a esos libros que, cuando no los estás leyendo, te encuentras en clase tomando apuntes o comiendo el almuerzo cuando de repente te acuerdas de ellos y te preguntas qué les ocurrirá a esos personajes, cómo van a solucionar el problema con el que se encontraron en el último capítulo y aunque estés en mitad de una actividad que no tenga nada que ver sólo te apetece coger el libro y seguir leyendo. A eso me refiero cuando digo que te metes en la historia, a cuando sigues enganchado aún cuando no lo lees. He de decir, que yo ya conocía el desenlace de la historia porque había visto la peli. Si no la habéis visto aún y lleváis intención de leeros estos libros, os recomiendo encarecidamente que no la veáis, porque os vais a chafar la intriga tan bien lograda de Rick Riordan con una película que no le llega al libro ni a la suela del zapato.

En resumen, me ha encantado Percy Jackson y aguardo con ganas la próxima oportunidad que tenga de leer otro libro de sus aventuras o las de sus compañeros. Bueno, o cualquiera escrito por Rick Riordan, autor que recomiendo a cualquiera, pero sobre todo a aquellos adolescentes que aún no han encontrado un libro que les enganche.

Seguidores