Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

domingo, 20 de septiembre de 2009

Una de dulces

Después del último post queda un poco raro, pero ya se sabe que de contradicciones vive el hombre, y la mujer más... y en cualquier caso no podía dejar de contaros mi último reto gastronómico. ¡Me he atrevido con el hojaldre! sí, sí, nada de esas láminas ni frescas ni congeladas, que vale que den el pego, pero os aseguro que nada que ver con un hojaldre de verdad, hecho con estas manitas y mi nuevo rodillo. Pero no creáis, el mérito no es mío. Ha sido una conjunción de casualidades y maldiciones. Por un lado, de todos es ya sabido que en cuanto me pongo a dieta (o lo que sea eso que hago yo) me entran unas ganas irrefrenables de probar a cocinar cosas ricas. En este caso, se me habían colado en mi mente las palmeritas de hojaldre. Y no es que pensara hacerlas, no, no, ni hablar... pero bueno, por mirar un poquito por internet no pasa nada, ¿no? así que encontré esta página en la que lo explicaba tan facilito y en la que además, nos tentaba a probar a hacer el hojaldre en casa siguiendo el paso a paso de una tal Su, en ese momento todavía desconocida para mí y desde entonces mi heroína.

Lástima que no hiciera fotos, quedaron de escándalo, de verdad. Y lo del hojaldre es verdad que no es tan difícil, ni siquiera requiere tanto tiempo puesto que hay muchos espacios de reposo en los que puedes hacer otras cosas. ¿Os animáis? os garantizo que el resultado vale la pena. Nada que ver con ninguna palmerita que podáis comprar en (casi) ningún sitio. Por supuesto en vez palmeritas podéis hacer mil otras cosas con el hojaldre, pero de eso ya no puedo hablaros (por ahora)

Por cierto, próximo reto: croissants (encontraréis la receta también en la página de Su, aunque yo quiero probar otra que tengo por ahí, de una auténtica francesa). Ya os contaré...

Pero no será enseguida, esta semana que entra la tengo un poco movida así que como pronto nos veremos de nuevo el domingo. Espero encontrarme para entonces muchos comentarios sobre vuestros propios resultados con el experimento del hojaldre casero. En serio, animaros, vale la pena.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La teoría de la relatividad

Si hace nada se me ponían los pelos de punta pensando en las madres adolescentes, hoy directamente me he espeluznado con la siguiente noticia que he leído en el 20 minutos:

"Muere una niña de 12 años en Yemen después de tres días dando a luz"

El bebé también falleció. La niña había sido obligada a casarse, según la tradición en su país, con un hombre de 24 años. Venía de familia pobre, claro.

Y a mí me parecía malo quedarse embarazada con 16 años... ya le hubiera gustado a esta niña... y encima con un novio al que quisiera y no con un marido impuesto, y en España, con todos nuestros medios sanitarios, y no en Yemen, desangrada en un hospital por falta de medios.

Poco más puedo decir, creo que la noticia habla por sí sóla. Sólo dejaros esa reflexión sobre la relatividad de los problemas. Ante sucesos como este nuestras pequeñas o grandes miserias de cada día de repente parecen insignificantes, ¿no?

martes, 15 de septiembre de 2009

Como niños

Os cuento: siguiendo con mis buenas intenciones/flamantes realidades, entre otras cosas que hice la semana pasada, el sábado se nos ocurrió irnos con los críos, la bici de Guille y los patines de Sofía, papá y mamá al parque. Nos lo pasamos... pues eso, como niños... Guille ha aprendido por fin a pedalear él solito, que antes le encantaba la bici pero había que empujarle, y Sofía va tan feliz con sus patines, aunque son tan de aprendizaje que no ruedan nada, claro. Papá es todo un experto, aunque según él ha perdido mucho... y mamá... bueno, mamá no se cae, que ya es algo,


O no se cae en circunstancias normales, al menos... porque cuando a papá se le ocurrió hacernos bajar unas escaleras... pues eso, como niños... y es que yo hacía más de cinco años que no patinaba, y teniendo en cuenta que realmente nunca he llegado a aprender de verdad bien... pues hombre, hacer equilibrios por las escaleras ya era mucho pedir. Eso sí, sólo se me fue el pie en el primer escalón pero lo suficiente como para dejarme marcada. Y más vale que se me vaya pronto el escorchoncillo porque la semana que viene tengo que disfrazarme de ejecutiva super eficiente clase F (falda) y no es un estilo que quede muy bien con el escorchón en la rodilla... ejem... ¡ si es que no se puede ir de niña a los 35!

Y no quería terminar este post sin un pequeño comentario sobre una noticia del día. Parece que por fin van a devolver cierta autoridad a los profesores (legalmente hablando) Ya era hora, ¿no? yo no entiendo cómo han tardado tanto, vamos, es que que un alumno pueda dar una paliza a su profesor con absoluta impunidad tiene narices, pero que hasta su padre pueda hacerlo... es que era inconcebible, vamos... a ver en qué deriva ahora ésto...

viernes, 11 de septiembre de 2009

Instinto maternal


Estoy viendo ahora mismo el programa de Cuatro "Madres adolescentes" y me ocurren dos cosas:

- se me ponen los pelos de punta de pensar en ser madre con ¡16 años!
- se me cae la baba viendo a los bebés, tan chiquititos




Y, sin embargo, ya me pasó el viernes pasado, se me cae la baba, sí, y me apetece volver a tener un bebito en brazos... pero ¡no propio! ya el otro día lo que pensé fue, ¡a ver si alguien a anima a hacerme tía! Es curioso esto del instinto maternal, ¿verdad? durante mucho tiempo no tuve nada parecido. De repente un día empecé a pensar en tener un bebé y en poco tiempo el "empezar a pensar" pasó a "lo quiero ya" pero lo más gordo fue después de tener a Sofía. Yo en principio había pensado en esperar un poquito más para tener el siguiente pero algo me quemaba por dentro. Poco después del parto ya estaba rabiando por otro bebé. Instinto maternal al cuadrado. Tanto fue así que empecé a tener miedo de que después del segundo me fuera a dar otra vez tan fuerte porque hombre, dos hijos está muy bien, pero tres o cuatro ya son demasiados para mí. Yo es que soy de la escuela práctica: si solo tengo dos manos, ¿qué voy a hacer con más de dos hijos?
Pero no, no hubo más instintos salvajes. Ni los ha vuelto a haber hasta el día de hoy, en que hasta cuando se me cae la baba con bebés ajenos pienso en sobrinos y no en más hijos.

Y digo yo, ¿hasta qué punto controla nuestra mente el instinto maternal y hasta qué punto es un instinto puramente animal?

Ah, otra cosa que me ha pasado con este programa es que vuelvo a hacerme cruces de cómo, a día de hoy, con toda la información que hay al alcance de cualquiera no sólo una cría de 15 o 16 años se queda embarazada sino que además, sin haber tomado jamás ningún tipo de protección se queda extrañadísima de que le haya ocurrido algo así. A mí se me escapa algo...


lunes, 7 de septiembre de 2009

Vuelta al cole


Ya casi oigo los aullidos de fondo: ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡bieeeeeeeeeeeeeeennnnnnnnnnnnnn!!!!!!!!!!!!!!! pues sí, sí, me uno a ellos... que al principio una coge con ganas las vacaciones con los niños pero llega un momento en que ya... bueno, no, en realidad no es eso. Al menos en mi casa, el momento "por favor, que alguien se los lleve un rato" llega cuando los mortales adultos tenemos que volver a nuestros trabajos habituales y los peque mortales tienen todavía una semana larga de vacaciones. Y yo no me quejo, que mis niños tienen a sus cuatro abuelos casi casi a sus pies y nos organizamos la mar de bien con ellos... ¿o era a costa de ellos? bueno, lo que sea. Pero aún así, os aseguro que esta primera semana de septiembre ha sido de locura. Las ganas que tenía yo de que llegara esta tarde/noche. Y eso que Guille ya empezó la guardería el martes pasado... llorando el primer día, gimoteando el segundo, poniendo morritos el tercero. El viernes ya por fin bien. Esta mañana de nuevo a lloriquear, claro, después del fin de semana... ¿se creería que le volvían a tocar dos meses de vacaciones?

Pero la gracia de la vuelta al cole no está sólo en los niños, no... ¿conocéis algún adulto que no siga contando septiembre como el año nuevo de verdad? los cursos escolares marcan a fuego, pero esta bendita costumbre española de las vacaciones en agosto también hace lo suyo. Un mesecito (más o menos corto o largo según la suerte de cada cual) de relax, estrecha convivencia con la familia, desconexión de la rutina... a la fuerza le da a uno por pensar. Así van gimnasios, abogados matrimonialistas y cursos de idiomas: haciendo su agosto en septiembre. Yo concretamente me he vuelto a apuntar a inglés (en mi descargo diré que me había apuntado ya en mayo) y mantengo mis buenas intenciones de hacer ejercicio (por ahora siguen siendo solo éso pero en cuanto normalicemos horarios infantiles, o sea mañana mismo, prometo convertirlas en brillantes realidades) Eso sí, la dieta la estoy llevando razonablemente bien. Bastante bien, de hecho, lo cual viniendo de mí es todo un exitazo. En cuanto al divorcio... sí bueno, reconozco haber pensado en él más veces de las razonables, pero no a causa de las vacaciones sino más bien de la falta de ellas.. nada que una temporadita de relax en el pueblo no pudiera curar.

Ay, la vuelta al cole... ¿sabéis lo que más recuerdo yo? esas excursiones con mi tía Carmen al Corte Inglés a comprar el material escolar. Estuche nuevo, cuadernos, mochila... a mi hermano (muy pequeño todavía) le decíamos que íbamos al dentista, pobre... y después de la compra, a la cafetería a desayunar/merendar en condiciones...

Y el primer día de cole: reencuentro con las amigas, puesta al día de las aventuras veraniegas, el olor a libro nuevo, las sesiones de forrado con mamá... ay, ¡esas vueltas al cole!. Ahora son un poco distintas, o muy distintas, pero siguen teniendo su encanto, ¿no os parece?

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