Porque acaba un año y empieza otro, aunque al final se trate sólo de un número en el calendario, porque estamos hartos de crisis, porque no hace falta gastarse dinero para ser glamouros@s, porque me acuerdo desde hace días del memorable post (y su continuación) de Miss Sybarite del año pasado y porque, por supuesto con su permiso, he decidido retomar su extraordinario reto del photocall de Nochevieja.
Un blog sobre maternidad, niños, conciliación, preocupaciones varias y, en general, mi vida diaria.
Bienvenidos a bordo
sábado, 19 de diciembre de 2009
Navidades con glamour
Porque acaba un año y empieza otro, aunque al final se trate sólo de un número en el calendario, porque estamos hartos de crisis, porque no hace falta gastarse dinero para ser glamouros@s, porque me acuerdo desde hace días del memorable post (y su continuación) de Miss Sybarite del año pasado y porque, por supuesto con su permiso, he decidido retomar su extraordinario reto del photocall de Nochevieja.
martes, 15 de diciembre de 2009
Sonrisas sin lágrimas
Ya hacía días que no recibía yo una invitación a un meme así que me alegro mucho de cumplir inmediatamente la primera de las condiciones: agradecer a Mari Luz que me haya enviado sus sonrisas.
viernes, 11 de diciembre de 2009
Entrando en el espíritu
jueves, 10 de diciembre de 2009
Espíritu navideño
miércoles, 2 de diciembre de 2009
Estados alterados
jueves, 19 de noviembre de 2009
Bebé en venta
Acabo de ver en el telediario que una adolescente india ha puesto en venta a su propio bebé, según su versión para poder pagar la factura del hospital donde ha estado ingresado su marido durante 3 meses. Un total de 360 euros, toda una fortuna en la India. Según ella, no tiene nada más valioso que su propio bebé que pueda vender para obtener el dinero. El hospital sin embargo niega toda la historia. ¿Quién tendrá razón? lo cierto es que es lo de menos. Lo de más es que este caso ha salido en las noticias, pero ¿cuántos no lo hacen? ¿en cuántos países se compran y venden niños por pura necesidad? ¿cuántas niñas son vendidas a un marido para quitarse de encima una boca que alimentar? Como madre no consigo imaginarme vendiendo a ninguno de mis hijos pero por supuesto la perspectiva desde la que yo lo veo es totalmente distinta, como privilegiada habitante de un país desarrollado y con una calidad de vida extraordinaria, hasta con la dichosa crisis.
Pero si ya Hansel y Gretel fueron abandonados en el bosque por sus padres para que se perdieran en él porque no tenían con qué alimentarlos... ya, vale, es sólo un cuento, pero la realidad suele superar a la ficción y de hecho el infanticidio era un hecho común en la Edad Media. Algo hemos avanzado desde entonces, desde luego, pero no siempre lo parece... ¿no os da asco a veces vivir en este mundo? no tengo ganas ahora de profundizar en las desigualdades entre (o intra) países, en la influencia de los países desarrollados sobre los demás, en política, en solidaridad, mejor o peor entendida... no, no me apetece profundizar ahora en ello, tod@s sabéis de sobra de qué hablo.
Sólo quiero volver a intentar meterme en la piel de una madre tan desesperada como para vender a su propio hijo, porque por mucho que lo intente no puedo concebir que ninguna madre pueda hacer algo así sin dolor. Y sin embargo... me viene a la memoria la madre de la pequeña Alba, esa niña a la que su padrastro confinó con sus palizas a una grave discapacidad de por vida. Dejando aparte el rosario de errores y descoordinaciones con los que las distintas administraciones contribuyeron al desenlace del caso, lo más grave de todo es que está probado que la madre conocía los hechos y no hizo nada por evitarlos. ¿Alguien puede entender que una madre sepa que su pareja está maltratando reiterada y gravemente a su hija y no haga nada? es más, cuando se empezó a investigar el caso acusó a su ex marido, no sólo no la protegió sino que desvió la atención de la investigación.
¿Eso es una madre? lo siento pero no me entra en la cabeza. Así que sí, supongo que efectivamente habrá madres tan desnaturalizadas que sean capaces de pensar fríamente en vender a su bebé y considerarlo una opción válida. Me parece terrorífico. Pero también las habrá a las que se les parta el corazón pero realmente no encuentren otra salida para una situación insostenible. Y me pregunto si se puede llegar realmente a una situación tan extrema que te haga ver a cada uno de tus hijos simplemente como una carga, ¿es posible llegar a no quererlos? ¿o quizás a que ese amor quede enterrado bajo toneladas y toneladas de problemas?. No es fácil tomar la distancia adecuada desde el cómodo sofá de mi casa y con la tripa llena a pesar de mi dieta para adelgazar...
Hay días en que me avergüenzo de ser humana...
lunes, 16 de noviembre de 2009
De porqué el comunismo no funciona
¿Habéis pensado alguna vez en contar cuántas veces al día dice vuestr@ hij@ "¡ES MÍO!" si está claro... en la naturaleza del ser humano está grabado a fuego el derecho/deseo de la propiedad privada. Imposible que un sistema comunista funcione.
Ahora en serio, va por etapas, es cierto. Y Guille está pasando por la etapa capitalista por excelencia. Esta mañana hemos tenido una divertida discusión a propósito de dos peluches. El héroe de la familia: Totoro (el personaje de la foto aquí abajo) y un perrito. Totoro es de Sofía. De hecho se lo regaló Guille cuando nació, aunque claro, él no era consciente de ese detalle, pero algun@s recordaréis que, en aras de una mejor recepción del nuevo ser que venía a perturbar la privilegiada vida de la hasta entonces hija única, pensamos que el bebé llegara a casa con un regalito para su hermana mayor. En fin, que me lío. El caso es que Guille insistía en que los dos peluches son suyos. Y yo que no, que Totoro es de la tata y el perrito mío (es cierto, es una larga historia pero me lo regalaron a mí mucho antes de que incluso Sofía hubiera nacido así que ES MÍO... ¿veís? el comunismo es imposible) Total, que entre risas (menos mal que le ha dado por ahí) nos hemos pegado un buen rato que no, que es mío, jajajaja, ¡no! ¡mío! Os dejo la ardua tarea de decidir quién es más crío de los dos, si el niño o la mamá, jajajaja.
Y mientras os lo pensáis, aprovecho la coyuntura para recomendaros a l@s de Madrid y Barcelona, ya que en el resto de España por lo visto no tenemos derechos, que aprovechéis que han decidido distribuir por fin (después de una veintena de años nada menos) la peli "Mi vecino Totoro" en cines. De verdad, no dejéis de verla. Aún no he conocido a nadie, ni grande ni chico, que la haya visto y no le haya gustado, es... es... yo qué sé... una peli infantil de verdad, pero además de las que dejan obnubilados a los mayores. Sólo os digo que nosotros estamos pensando en ir a ver a la familia de Madrid... ejem...
Uy, cómo se me ha ido el tema, ¿no?
jueves, 12 de noviembre de 2009
Publicidad encubierta
A lo que iba, que aprovecho la circunstancia para hacerle publicidad a mi (fardemos un poco) "amigo" David Lozano, a quien quizás conozcáis por haber sido en 2006 el ganador del premio de literatura juvenil Gran Angular por su libro "Donde surgen las sombras", o quizás más bien por su famosa trilogía "La Puerta Oscura", de la que esta noche se presenta la tercera y última novela: "Réquiem"
En realidad es amigo de mi marido, pero bueno, ya sabéis, por mimetismo me lo acoplo, aunque os confesaré que guardo con él una cierta ambivalencia... es un chico majísimo, escribe fenomenal, y lo que le queda, porque viendo la progresión que ha llevado, y la que promete, hacedme caso, este chico dará que hablar. Me encanta sobre todo esta última trilogía y hasta ha conseguido que YO me compre todos los días el Heraldo de Aragón para seguir su relato por entregas, pero no puedo evitar cierta envidia (todo lo sana que ésta puede ser, pero envidia al fin y al cabo) porque ¡está viviendo mis sueños! joooooo, ¡yo también quiero poder vivir del cuento como él!
En fin, que esta noche tenemos presentación nada menos que en el Palacio de Sástago, edificio que de siempre me ha fascinado y estoy como niña con zapatos nuevos. Lo que hace la falta de vida social, ¿eh? la presentación de una novela juvenil y yo como si estuviera invitada a los premios Planeta... ays... qué vida tan aburrida la mía...
jueves, 5 de noviembre de 2009
Érase una vez un pequeño obeso
Y sigo confusa, no creáis, porque anda, que no hay opiniones al respecto ni nada. Los padres, la Xunta, la asociación pueblo gitano... cada cual con su parte de razón, claro.
Porque vamos a ver, yo a los padres los entiendo. No sé hasta qué punto se han esforzado realmente por evitar la obesidad de su hijo, no sé hasta qué punto ésta puede ser resultado de su desidia o simplemente de una enfermedad del niño, que lo de la obesidad tampoco es siempre tan sencillo.
Pero independientemente de todo eso, lo cierto es que si a mí mañana me dicen que me van a quitar a uno de mis hijos, por el motivo que sea, me sale la leona que toda madre lleva dentro y a ver quién es el guapo que se lo lleva... ¿o no?
Pero claro, por su lado la Xunta afirma que esto no ha sido de ayer para hoy, que llevan mucho tiempo ya siguiendo el caso (por algún lado he leído que desde 2004, mucho me parece y por otro que desde 2008) En cualquier caso, afirman que tras reiterados avisos y varias medidas de distinto tipo los padres no se han puesto las pilas hasta que no se han visto entre la espada y la pared.
Por su parte, la asociación gitana pide que no se utilice al niño como cabeza de turco ¿¿¿??? si alguien entiende esta parte que me la explique... me he debido perder algo del caso.
Vamos, que aquí cada loco con su tema. Lo que me parece indudable es que, da igual los motivos, me parece una barbaridad dejar que tu hijo de 9 años llegue a esos niveles de peso. Es cierto que yo en su caso tampoco dejaría que me quitaran a mi hijo, pero no es menos cierto que tampoco habría jugado así con su salud.
En fin, os dejo el tema sobre la mesa, ¿qué opináis?
martes, 3 de noviembre de 2009
Aprendiendo de nuestros hijos
Y mira que lo sé. Que el primer bocado es el realmente bueno, que después de dos o tres ya casi te da igual estar comiendo una cosa que otra y desde luego que cuando ya estás harta, por mucho que sigas comiendo por pura gula ya no hay forma de recuperar ese placer del primer mordisco. Y voy aprendiendo poco a poco, no creáis. Con el chocolate, por ejemplo. Ahora ya sólo lo tomo negro, negro, lo más puro posible, y sólo un pedacito, con el café de después de comer (tampoco todos los días necesariamente) Tampoco me vale ya cualquiera. He ido probando varios, más o menos artesanales, más o menos comerciales. Pero desde que probé el Valrhona Abinao (85% de cacao) ya no me ha vuelto a satisfacer plenamente ningún otro. Ays...
Intento también moderarme con los postres cuando como fuera. Pedir fruta, compartirlo en caso de que sea dulce, o directamente, si ya he comido demasiado, pasar del postre (algo insólito en mí) Pero en general mi relación con la comida sigue estando a años luz de esa natural regulación perfectamente equilibrada que muestra mi hija a sus cuatro años y medio. Ojalá no la pierda nunca, aunque supongo que éso es realmente difícil.
Así que sí, trataré de aprender de ella en ese sentido, como he tratado de hacerlo en otras ocasiones en las que nos ha sorprendido con alguna reflexión sobre cosas en las que los adultos parecemos haber perdido todo sentido del raciocinio más básico. O sea, justo ese que los niños tienen todavía intacto.
Se habla mucho de los consejos de ancianos, que tenían un papel predominante en muchas culturas antiguas, pero ¿nadie pensó nunca en complementarlos con un consejo de niños? la unión podría ser explosivamente fructífera.
lunes, 2 de noviembre de 2009
Cocinando con Sofía
El caso es que ella quería hacer una tarta, pero no en su cocina (de juguete, claro), sino en la mía. Y me pidió que buscara una receta pero de niños. Así que nos encomendamos a San Google bendito y encontramos la siguiente receta:
Tarta de queso y plátano
Ingredientes:
plátanos maduros
queso fresco de untar
leche
una base de tarta ya preparada (comprada o preparada en casa, al gusto)
Preparación:
Se pelan y cortan los plátanos en trocitos y se echan en un bol (Sofía disfrutó mucho cortándolos ella misma con un cuchillo de esos con poco filo, que no tienen ningún peligro) Se añade el queso fresco y un poco de leche y se chafa y mezcla todo bien hasta conseguir una pasta untuosa (las cantidades a ojo, según vayáis viendo cómo queda de sabor y de textura añadís más de una cosa o de otra. Nosotras utilizamos una tarrina de queso casi entera, y si no recuerdo mal 4 o 5 plátanos más uno para decorar) La pasta resultante se extiende sobre la base de bizcocho y se mete al frigo hasta el momento de comerlo.
Yo no las tenía todas conmigo con la mezcolanza de queso y plátano pero la verdad es que quedó bastante rica. Y lo mejor fue ver a mi hija (que indudablemente tiene dotes de mando) diciéndome que yo era su ayudante y enviándome al salón hasta que ella me necesitara. Vamos, que se le subió a la cabeza el delantal... pero fue muy divertido para las dos. Y hay cantidad de cosas en las que nos pueden ayudar. Otra cosa que le gusta mucho a mi hija es darle forma a las albóndigas o a las croquetas y esta misma tarde ha decidido que ella hacía el postre. Se le han empezado a ocurrir una serie de ideas dignas de figurar en la carta del mismísimo Bulli pero como nos faltaban ingredientes al final se ha decidido por manzana y huevo. Se ha puesto de nuevo al mando y me ha ordenado echar aceite en la sartén, pelar la manzana y cortarla, ponerla en la sartén y luego añadir el huevo. A esas alturas ya había desaparecido de la cocina para irse a jugar con su hermano así que yo le iba preguntando ¿qué hago ahora? y ella me iba dando órdenes desde el salón... todo un carácter esta niña. El resultado ha sido una especie de revuelto de manzana que, os lo creáis o no, estaba bastante bueno. Claro que también los tengo acostumbrados a comer de vez en cuando tortilla de manzana así que la asociación parecía lógica.
No sólo es divertido cocinar con ellos, además es una forma de enseñarles desde pequeños a preparar su propia comida y pasar de los platos precocinados.
viernes, 30 de octubre de 2009
El hábito no hace al monje... pero ayuda
Me viene a la cabeza un artículo del XL Semanal de este domingo sobre el sacerdote Isidoro Macías, también conocido como el "padre patera" en el que comentaba lo siguiente sobre su hábito: "voy vestido así a casi todas partes. Me ayuda interiormente. El hábito y la cruz te aportan fuerzas, no te dejan rendirte ante las adversidades"
Yo nunca he llevado hábito, claro. Desconozco sus efectos, pero sí he llevado trajes de chaqueta, y ¿sabéis? no me siento igual con uno que con otro. Un buen traje, de cierta calidad, acompañado de los zapatos adecuados, me hace sentir más segura de mí misma, hasta más poderosa (hablamos de precios razonables, el día que me enfundé en un Armani supongo que me sentiré la reina del mundo pero por ahora eso me queda algo lejos)
Y no me malinterpretéis, no es que necesite un buen traje para sentirme segura, y por supuesto si no es algo que llevas dentro, ni el mejor corte, ni la mejor tela, ni los mejores zapatos serían capaces de darte seguridad. Hablamos de matices, insisto. Pero sí, me siento distinta con un traje o con otro, incluso me siento distinta vestida de rojo o de gris, de blanco o de negro, con unos zapatos o con otros (curioso también el poder de un tacón adecuado, sobre todo cuando no se llega al metro sesenta, como es mi caso), me enfrento de otra manera a mi interlocutor (y por supuesto también afecta el traje que lleve él/ella).
Ésto por el lado, digamos profesional, pero ¿qué me decís del deportivo? Está claro que cada deporte tiene su indumentaria y como de eso sé más bien poco, no me meteré en la más adecuada para cada uno. Pero sí me ocurre algo. Si desde el principio de la mañana me planteo que voy a ir a nadar y me visto de forma más deportiva (valen unos vaqueros y una camiseta) y ni siquiera me maquillo, he comprobado que tengo muchas más opciones de cumplir mi buen propósito que si, por el motivo que sea, ese día tengo que arreglarme más. En ese caso, mis posibilidades de acabar yendo a la piscina son pequeñísimas. Y ¿por qué? si total allí me tengo que cambiar y ponerme el bañador de todas formas... pues por lo mismo, por el efecto de la ropa en mí. Creo que ya todos habéis ido observando que yo no es que sea muy deportista que digamos: me gusta nadar (un rato) pero estoy muy lejos de estar enganchada a ningún tipo de deporte así que me cuesta un relativo esfuerzo ponerme con ello, esfuerzo que es mucho menor si voy vestida y calzada de sport. Será tontería, pero me siento más deportista, más sana, más natural, más lo que sea...
Y ahora decidme, ¿es grave? no, venga, en serio, no me digáis que a vosotr@s no os afecta de alguna manera la ropa que lleváis. Nadie puede sentirse igual con un fabuloso vestido de fiesta que con el chándal, con un impecable traje súper profesional que con un suéter escotado... no puede ser, cada indumentaria tiene su momento y su estado de ánimo. ¿No estáis de acuerdo? contadme, ¿tenéis algún conjunto con el que os sintáis especialmente distintas?
miércoles, 28 de octubre de 2009
Treintaytantos
Pero os contaré otro par de anécdotas: Debía yo tener 18 añitos y ese año se llevaban mucho los leggings (sí, todo vuelve tarde o temprano) A mí me gustaban pero me recuerdo perfectamente en el probador de la tienda mirándome y remirándome al espejo. Madre mía si tuviera ahora ese vientre plano que tenía entonces... planito, planito, de verdad, qué gusto... y sin embargo no me los compré porque me veía los muslos gordos. Ahora, con mis x kilos más salgo a correr a la calle con mis mallas (eso sí, negras, tampoco hay que tentar a la suerte) y tan ancha.
Otra: el otro día estaba en la piscina (¿veis? de paso os voy metiendo con calzador que estoy haciendo deporte, como prometí, jajajaja) y me dí cuenta de otra cosa. Bueno, en los vestuarios de las piscinas, ya sabéis, se ve de todo. Mujeres jóvenes, mayores, delgadísimas, gordísimas, musculadas, arrugadas... y lo cierto es que, al menos en esta piscina, aunque hay una considerable cantidad de cabinas cerradas casi siempre están vacías. Muy pocas mujeres pierden el tiempo en meterse en una de ellas cuando resulta mucho más práctico usar los bancos centrales, donde además hay mucho más espacio para moverse y dejar las cosas. Pues me dí cuenta de algo. A mis esplendorosos 18, con mis x kilos menos y desde luego sin rastro alguno de embarazos ni lactancias en mi cuerpo, yo usaba esas cabinas cerradas para cambiarme. A mis 35 sin embargo, con mi barriguita, mis eternos muslos gruesos, y dos embarazos a mis espaldas, no solo me cambio fuera sino que me paseo tan ricamente totalmente desnuda de los bancos a la ducha. ¿Contenta con mi cuerpo? bueno, no os diré que no me gustaría mejorar algunas cosas (vale, unas cuantas) pero sí es cierto que ahora me encuentro cómoda en mi piel. Lo que no es incompatible con estar a dieta y hacer ejercicio. Querer mejorar siempre es bueno (si no lleva a los extremos, claro) pero es verdad que con la confianza que te dan los treintatantos me siento mucho más a gusto conmigo misma y a eso es a lo que refiere la famosa expresión, claro.
Supongo que no es sólo cuestión de edad, también influye el desarrollo que haya seguido tu vida, que estés satisfecha con ella, que tengas una estabilidad sentimental... pero se supone que son todas cosas que consigues a partir de los treinta. A los 18, a punto de comenzar la universidad, me iba a comer el mundo. A los 28 el mundo ya se me había comido a mí. A partir de ahí empiezas a tratar de reequilibrar y hoy en día, espero que a mis 38 haya conseguido llegar a un acuerdo razonable con el mundo para disfrutarnos mutuamente, una especie de pacto de no agresión, vaya. Estoy en ello...
El caso es que sí, las mujeres a los treintatantos (y últimamente ya se oye decir lo mismo de los cuarentaytantos) estamos en nuestro mejor momento porque lo que hayamos podido perder en físico lo hemos ganado de sobras en experiencia, madurez y sobre todo seguridad en nosotras mismas y creedme, éso resulta mucho más atractivo que un simple cuerpo bonito.
Y no soy la única que lo piensa. Hace poco hablando con dos ex compañeros de trabajo se produjo una situación curiosa. Hablando de jovencitas yo aseguraba que donde esté una mujer de 35 (barriendo para casa, claro) que se quiten las demás. Y me sorprendió uno de ellos afirmando que "¿35? pues ya sólo te faltan cinco años para estar perfecta" Vale, él tampoco es un quinceañero precisamente, y además es de natural adulador, pero la reflexión es para tomarla en cuenta, ¿no os parece? (y me sé de una que se pondrá muy contenta con el comentario)
En cualquier caso, se tenga la edad que se tenga, que cada una tiene su encanto, indudablemente, lo importante es siempre sentirse bien consigo misma (bien dans sa peau que dicen mis amigos franceses)Eso siempre proyecta cierto atractivo. Se tengan 20, 40 o 90 años. Lamentablemente también es algo más difícil que aplicarse una crema todas las mañanas.
miércoles, 21 de octubre de 2009
¡Soy mayor!
Pero, babeos maternos aparte, es cierto que es increíble ver cómo crecen estos pequeñajos, como se hacen cada vez más autónomos. A la vez, tienes momentos en que se van al otro extremo, como cuando se me sube encima diciendo que es un bebé y se deja acunar y hacer cosquillas. Más valdrá aprovechar bien estos momentos, ¿verdad? en unos pocos años esquivará cualquier intento de beso o achuchón. Estoy de un topiquero que asusto, lo sé, pero ¡qué rápido pasa el tiempo! antes de que me dé cuenta estaré lidiando con dos preadolescentes enervantes. Y a veces tengo la sensación de estar perdiéndomelo todo, ¿sabéis? de no disfrutar lo suficiente de mis hijos, de no jugar bastante con ellos, o al menos no prestándoles toda la atención que debería.
Quizás debería incluir todo esto en mi lista de buenos propósitos.
lunes, 19 de octubre de 2009
sos
Y esto me hace enlazar con una serie de pensamientos encadenados que he tenido últimamente. Pequeñas cosas, ¿sabéis? El otro día por ejemplo estaba llenando un cubo de agua para fregar y me di cuenta de dos cosas: la primera de lo extremadamente afortunada que era por abrir un grifo y que de él saliera agua, así, sin más; y la segunda de que por poco que me gusten las labores domésticas, y mira que ne gustan poco, de nuevo debía sentirme afortunada por tener una bonita casa que mantener limpia y ordenada.. Demasiada gente no puede decir lo mismo.
Pensamientos de este tipo me están viniendo mucho a la cabeza últimamente, por eso, cuando de repente me encuentro perdida sin internet (y ni siquiera eso puesto que tengo esta otra conexión a mi disposición) no sé si sentirme estúpida, egoísta, frívola, o simplemente humana porque, seamos francos, más o menos comprometidos con mil y una causas, más o menos concienciados, al final lo que de verdad nos afecta y nos mueve a todos (salvo honrosas excepciones, que haberlas haylas) son nuestras pequeñas o grandes, importantes o ridículas, graves o leves miserias cotidianas. . N'est ce pas?
viernes, 16 de octubre de 2009
De boicots
lunes, 12 de octubre de 2009
La Pilarica
domingo, 4 de octubre de 2009
Chica Maitena
domingo, 20 de septiembre de 2009
Una de dulces
miércoles, 16 de septiembre de 2009
La teoría de la relatividad
martes, 15 de septiembre de 2009
Como niños
viernes, 11 de septiembre de 2009
Instinto maternal
Estoy viendo ahora mismo el programa de Cuatro "Madres adolescentes" y me ocurren dos cosas:
- se me ponen los pelos de punta de pensar en ser madre con ¡16 años!
lunes, 7 de septiembre de 2009
Vuelta al cole
miércoles, 26 de agosto de 2009
Ying y Yang
miércoles, 12 de agosto de 2009
Operación michelín
lunes, 3 de agosto de 2009
Probando, probando
martes, 28 de julio de 2009
Operación chupete
lunes, 20 de julio de 2009
De rebajas y tallas
No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. la creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias, quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar “superado”.
Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis, es la crisis de la incompetencia, el inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía, sin crisis no hay méritos.
Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla y callar en la crisis es exaltar el conformismo, en vez de esto, trabajemos duro, acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia
Albert Einstein
viernes, 17 de julio de 2009
Vuelvo
Sí, ya, vaya fechas, ya lo sé… de cara a las vacaciones casi me hubiera dado igual esperarme a septiembre, pero no quería dejaros sin noticias de mí hasta entonces.