Y digo yo, ¿para eso hay que imponer un uniforme? a ver, que no es que yo sea contraria a su uso. No me gusta, pero reconozco que es práctico. Pero es que no me parece a mí que sea la solución a ese problema en concreto. Si el problema viene de que ya no sabemos vestirnos adecuadamente para nada... como en tantas otras cosas nos hemos ido de un extremo a otro. Bueno es que se relaje algo el protocolo, los caballeros seguro que agradecen no tener que llevar chaqueta y corbata para ir a cenar a un restaurante el 31 de julio, pero de ahí a vestir de cualquier manera y en cualquier sitio...
¿Por qué en una sesión supuestamente de gala en la ópera ya casi nadie va de gala? ¿por qué en una iglesia se puede entrar hasta con un escote palabra de honor? ¿por qué a un instituto se puede ir enseñando el tanga? quizás lo que haría falta sería que nos refrescasen un poquito las normas básicas del protocolo, y digo las básicas, a mí al menos por ahora no me hace falta que me expliquen cómo comportarme ante la Reina o la Duquesa de Alba, pero sí me incomoda por ejemplo que mi acompañante se quita la chaqueta en la comida cuando el anfitrión no lo ha hecho. Y me fastidia muchísimo, lo reconozco, tener entradas para un estreno de ópera, de noche, y tener que andar dudando si debería ir de gala o no, cuando la respuesta obvia debería ser SÍ (sí, me llevan a la ópera por mi cumple y estoy como niña con zapatos nuevos y pensando en el clásico femenino ¿qué me pongo?) ¿Veis? para estas cosas son cómodas los protocolos. Con lo fácil que es tener claro qué hay que llevar en cada situación para estar perfecta...