Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 31 de diciembre de 2018

Rituales de fin de año

Estas fechas tienen siempre algo de especial. Hace poco leía en algún sitio que nos empeñamos en ir contra natura, el invierno es época de introspección, de recogernos en nuestras "madrigueras" y mirar hacia dentro, no hacia afuera. Pero llega la Navidad y todo es quedar con gente, celebrar comidas y cenas en familia, con amigos, con los compañeros de trabajo... Todo eso está muy bien si realmente lo disfrutamos pero estaréis conmigo en que llega un momento en que nos satura y ya no digo nada si además nos sentimos obligados a juntarnos con gente con quien no nos apetece (que no es mi caso, afortunadamente) En cualquier caso, es una época perfecta para hacer repaso del año que está a punto de terminar y prepararnos para el siguiente. No deja de ser una cuestión de calendario, como los buenos propósitos de septiembre, pero está bien que haya fechas que en cierta forma nos "obliguen" a parar y reflexionar.

Es una época también de rituales. No necesariamente mágicos, aunque se me ocurrió hacer una búsqueda por "rituales de fin de año" en google y me salían hasta hechizos pero bueno, allá cada uno. Lo nuestro es algo mucho más sencillo pero es cierto que tenemos nuestros pequeños rituales. No todos los repetimos todos los años pero muchos sí. Os cuento alguno de ellos:

- El calendario de adviento. Pero no sólo abrir una ventanita y comernos la chocolatina. No, no, nada de eso. El adviento es un tiempo de reflexión y como tal nos lo tomamos. Desde el 1 de diciembre, sea en la comida o en la cena (la que hagamos todos juntos) un miembro de la familia plantea una pregunta y la comentamos todo. Suelen salir cosas como qué ha sido lo mejor de este año, qué retos nos proponemos conseguir para el que viene, lo que más nos gusta a unos de otros, lo que cambiaríamos en nosotros mismos y en los demás... bueno, este tipo de reflexiones.

- El calendario del año. Ésta me gusta especialmente a mí: seleccionar las mejores fotos de cada mes y utilizarlas para personalizar un calendario de 2019. En mi caso lo hago con Hofmann pero hay muchas opciones. Luego regalamos un ejemplar a la familia más cercana. Unos le hacen más caso que otros pero a mí me gusta como recopilatorio del año y me consta que a ciertos miembros de la familia les hace especial ilusión recibirlo así que continuamos con ello.

- Lo hemos hecho pocas veces pero me gusta como ritual ir al ballet con mis padres y mi hija antes de Navidad. Este año le ha tocado al Cascanueces, con una compañía bastante buena además.

- Patinar sobre hielo. Este año todavía no lo hemos hecho, lo tengo en la lista de pendientes.

. Colgar nuestros deseos en el árbol de la Plaza del Pilar. Este año solo Sofía y yo por ahora, aprovechamos el día de la suelta de globos para hacerlo. Veremos si los chicos también se animan.

- Y hablando de deseos para el año entrante, desde un par de años, hemos optado también por escribirlos en papelitos el día de Nochevieja y, justo después de las campanadas hacer algo especial con ellos en familia. Las dos últimas veces los hemos lanzado al aire atados a globos de números formando el año, pero para esta vez (obsesionada como estoy con esto) vamos a probar a escribirlos en papel de semillas y plantarlos en una gran maceta, ¡a ver cuánto crecen!

Aparte de estos pequeños "rituales" en familia yo tengo mis propias manías personales. Por ejemplo, me gusta empezar el año con las sábanas recién cambiadas y la casa lo más limpia y recogida posible (mi casa no es precisamente de las de catálogo pero hacemos lo posible) También me suele gustar estrenar pijama cuando me acuesto al volver de celebrar la Nochevieja pero esto tampoco me sale siempre bien.

Te invito a contarme en comentarios tus propios rituales o manías, pero en cualquier caso, aprovecho para desearte un muy feliz fin de año y un excelente 2019 en el que sigamos junt@s a través de este blog o de cualquier otra manera que nos convenga.

¡¡¡FELIZ AÑO!!!

viernes, 28 de diciembre de 2018

Cuentos al viento

Vuelvo con otra actividad de atrapavientos. Mi hija está participando este año en uno de sus laboratorios de jóvenes novelistas y hace unos días me invitó a participar con ella en una de las sesiones, en la que debíamos escribir un breve relato que después se lanzaría al viento junto con otros muchos como parte de la iniciativa "cuentos al viento" Por supuesto, estos chicos piensan en todo y absolutamente todos los materiales utilizados, desde el papel hasta el globo, pasando por el cordón que los une, son biodegradables. Caiga donde caiga, en un breve periodo de tiempo se deshará sin causar ningún daño al medioambiente. Pero, si entre tanto nuestro cuento tiene la suerte de ser encontrado por alguien (difícil, pero no imposible, han sido hallados unos cuantos ya, incluso fuera de nuestras fronteras) por la parte de atrás del papel viene explicado en qué consiste la iniciativa y cómo contactar con atrapavientos para notificar el hallazgo. Son sorprendentes las historias a las que da lugar algo tan sencillo como lanzar tus pensamientos al aire y dejarlos volar. En el blog de cuentos al viento podéis leerlas.

En nuestro caso, Sofía y yo escribimos nuestros relatos el día 15 de diciembre y los soltamos, en un acto multitudinario desde la plaza del Pilar de Zaragoza el sábado 22. 


Ojalá nuestros relatos lleguen a alguien que se emocione al encontrarlos y nos lo cuente. Por si acaso, os dejo por aquí el mío, que también es una forma de lanzar mis pensamientos al viento, aunque sea virtual.

"Es uno de esos días raros. El café me ha sabido especialmente rico y la playlist que hoy me sugería Spotify  ha estado más acertada que nunca, pero tengo esa sensación extraña que últimamente se empeña en invadirme en los momentos más inoportunos.

Miro al cielo. La luna siempre me inspira. A veces hasta me da ese instante de paz balsámica que necesito para expulsar a mis demonios y darle la vuelta a mi estado de ánimo antes de comenzar de verdad mi rutina diaria.

Pero hoy no hay luna.

A cambio veo una gran nube multicolor volando frente al espantoso edificio que acompaña mis mañana. Son varias decenas de globos con papelitos colgando. Sé lo que es: decenas de historias al viento; pensamientos, poemas, fantasias o recuerdos de mentes trabajando juntas para hacer volar su imaginación. Magia pura que me recuerda la rutina no existe."

domingo, 16 de diciembre de 2018

Momentos

Esta mañana una de esas nostalgias mañaneras de facebook que tanto me gustan me recordaba que hace 5 años publiqué lo siguiente:

En clase de mi hija estaban trabajando las descripciones de personas. Parte de su descripción de la aquí presente fue algo así como: "sus ojos son alegres cuando está contenta y terroríficos cuando se enfada" No puedo decir que no me guste ser capaz de adoptar una mirada terrorífica. ¿Seguirá funcionando cuando sean adolescentes? no, no, no contestéis, gracias, dejadme mantener la ilusión


No sé yo si mantengo esa capacidad ahora que ya son más mayores pero en fin. El caso es que el textito de marras me ha recordado más cosas. No sé por qué he viajado mentalmente en el tiempo y he pensado en aquella época en que, antes de irnos, ellos al cole y yo al trabajo, uno u otro me aplicaban con todo cuidado la base de maquillaje con la brocha que llevaba incluida.

De ahí he saltado a otra temporada (probablemente la misma, ahora que pienso) en que teníamos una curiosa rutina. El primero en saltar de la cama siempre ha sido maridín. A mí me cuesta horrores. Durante mucho tiempo, sobre todo Guille, Sofía es más como su padre, cuando por fin se levantaba de la cama se venía a la mía un ratillo y ahí nos quedábamos los dos holgazaneando un ratito más, nos esperábamos mientras el uno o el otro iba al baño, y por fin salíamos los dos, aún medio adormilados a desayunar.

Habrá muchas más, seguro, algunas las mantenemos, como nuestra tradición de las charlas durante el periodo de adviento antes de abrir la ventanita correspondiente del calendario, o ciertas carreras que todavía hoy corremos juntos. Otras que ya vamos dejando, como vaciar calabazas y disfrazarnos juntos en Halloween, patinar sobre hielo en navidad (salir juntos a patinar en realidad), o cuando Sofía y yo  nos pintábamos cada uña de un color, en verano, en el pueblo... (esta la hemos cambiado por ponernos mascarillas en la cara juntas, hay que evolucionar) y, hablando de costumbres del pueblo, disfrazarnos en familia para el concurso de las fiestas... madre, ¡si hemos dejado de hacer cosas! claro, que vamos inventando otras nuevas, faltaría más.

Buscaba una imagen de algún otro momento y, seguro, me quedo con ésta, de cuando me disfracé de ratita presumida para la clase de infantil.




¿Qué momentos recuerdas tú con especial cariño? ¡Cuéntame!

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