Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

martes, 9 de junio de 2020

Mundos paralelos

Siempre me ha gustado esto de dejar volar la imaginación por los clásicos ¿y si? así que en esta etapa tan rara que nos está tocando vivir no podía faltar algún que otro experimento mental al estilo de aquellos libros de elige tu propia aventura, ¿te acuerdas?

El caso es que pensando en estas cosas me he acordado de una entrada que escribí hace la tira de tiempo en el viejo blog de Terra y he conseguido recuperarla gracias a backmachine. Os la copio tal cual:


Al otro lado del espejo

(y que Lewis Carroll me perdone...)
Esta mañana, mientras me maquillaba, mi imagen en el espejo me ha guiñado un ojo. Sorprendida, me he fijado mejor, por si había sido una ilusión óptica pero el reflejo de mi cara de asombro se ha convertido claramente en pícara sonrisa. Y sin embargo yo estaba segura de seguir con la boca abierta... entonces ha movido su mano en claro gesto de invitación a seguirla. Atónita, he tocado con suavidad el duro cristal y, para mi sorpresa, la punta de mi dedo corazón lo ha traspasado con facilidad. Sin darme tiempo a retirarme, asustada, ese otro yo tan decidido ha tirado con firmeza de mi mano, arrastrándome hacia sí.
De repente me he encontrado en un baño que no era el mío. Ni mejor ni peor, distinto. Pero no me ha dado tiempo de fijarme demasiado, mi simétrico clon me arrastraba tironeando hacia fuera. De un vistazo rápido he podido constatar que me encontraba en un piso pequeño, sin el menor asomo de los típicos rastros de niños, nada de juguetes por los suelos, nada de motos, hamacas, cuentos, pinturas, garabatos... un oasis de paz, sí, pero encuentro que le faltaba vida, francamente. Un pequeño montón de revistas en alemán me ponen sobre otra pista. Efectivamente, salimos a la calle y pronto reconozco esa escultura en forma de corbata, estamos en el corazón financiero de Frankfurt, ciudad de contrastes, sin duda. Entramos en uno de los rascacielos, donde todo el mundo nos saluda amablemente. O la saludan a ella, en mí nadie parece fijarse, supongo que nadie me ve, de hecho. Con un nuevo guiño, mi alter ego me posiciona frente a otro espejo. De nuevo mi reflejo cambia la atónita mirada por una amplia sonrisa y me invita a seguirle a otro mundo, a otra vida distinta. Con una leve inclinación doy un paso atrás y declino la oferta. Ha sido suficiente por un día. Seguiré un poco más el hilo de mi vida paralela en Frankfurt y luego volveré a casa con un taconeo de zapatos rojos.
Año tras año, día tras día, vamos tomando mil decisiones, más o menos importantes, más o menos decisivas, pero todas ellas determinantes del rumbo que seguirán nuestras vidas. ¿No habéis tenido nunca curiosidad por saber qué habría pasado si en vez de esto hubierais optado por aquéllo otro? Yo siempre... ¿cuál sería mi situación actual si en vez de Francia hubiera escogido Alemania? ¿y si en vez de Dirección de Empresas hubiera optado por Psicología, que durante mucho tiempo fue mi primera opción? ¿y si hubiera hecho caso omiso de mi instinto cuando voces amigas me aconsejaban, con la mejor de sus intenciones sin duda, que no perdiera el tiempo con el que hoy es mi marido? ¿Y si hubiera decidido no tener hijos? Tras cada espejo en el que nos miramos hay un sinfin de mundos paralelos, a los que no podemos llegar sino con nuestra imaginación, pero ¿no os parece divertido viajar por ellos? no se trata de lamentarse, o de regodearse en lo que pudo ser y no fue. No hablamos de frustraciones ni arrepentimientos... yo nunca me arrepiento de ninguna decisión, salga como salga (de todas formas nunca podremos saber si la otra opción habría sido mejor, o mucho peor, o simplemente distinta) pero sí me gusta dejar vagar a mi mente por esos otros mundos.
Recuerdo una vez en que hicimos un ejercicio de visualización en grupo. Tendría veintipocos años. El ejercicio consistía en cerrar los ojos e imaginarnos a nosotros mismos a los 30 años. Mi visión de entonces tiene poco que ver con lo que en realidad fueron mis treinta, o están siendo mis treintaytantos. Pero con el tiempo nuestras visiones, nuestros objetivos, nuestras prioridades van cambiando. Y seguimos encadenando decisión tras decisión. Algunas aparentemente banales, como sacar el coche o coger un autobús, otras de la mayor importancia, como hipotecarnos para veinte o treinta años, emparejarnos de por vida o tener hijos. Pero incluso las decisiones más triviales pueden cambiar nuestro futuro. Pura teoría del caos.
"Hasta la más pequeña gota de rocío caída del pétalo de una rosa al suelo, repercute en la estrella más lejana". Albert Einstein.

Mejor no pensarlo mucho en el momento de tomar una decisión, ¿verdad? el vértigo podría hacernos caer. Entre decisión y decisión... ¿Os animáis a un viaje por vuestros mundos paralelos?



Seguidores