Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

sábado, 1 de junio de 2019

La pirámide del dragón (extracto)

Ya no queda nada para presentar oficialmente mi nuevo libro en la Feria del Libro de Zaragoza así que para que vayáis abriendo boca, os dejo con un pequeño extracto de la historia y su correspondiente ilustración de Alejandro Navarro:


Suspirando fuertemente, Esther alargó su mano libre y con todo cuidado sacó la pirámide de su caja. De repente tomó un color verde esmeralda y pareció recorrida por un sinfín de pequeños relámpagos en su interior.
De nuevo Esther susurró unas extrañas palabrejas y, sin saber muy bien cómo, las dos hermanas se vieron metidas en un extraño viaje. A su alrededor todo parecía moverse muy deprisa pero ellas no sentían nada raro. El paisaje se fue oscureciendo hasta volverse negro del todo. Podían ver múltiples remolinos a su alrededor pero ninguno las dañaba. Finalmente, la velocidad de todo aquello disminuyó por fin. Volvían a verse árboles y rocas a su alrededor y por fin todo paró. Estaban solas en un paraje que recordaba vagamente al que acababan de dejar pero que evidentemente no era el mismo. Decidieron bajar hacia la playa a ver qué encontraban pero apenas habían dado un par de pasos cuando la tierra comenzó a temblar.
Pensaron que sería otro movimiento de tierras pero pronto una gran mole que se acercaba lentamente hacia la playa las sacó de su error. No podían creer lo que veían. Hacía apenas unas horas habían estado mirando dibujos y reproducciones de esos enormes bichos prehistóricos ¡y de repente tenían uno delante de sus narices!

Era enorme, pero masticaba tranquilamente unas hojas de árbol así que no les asustó demasiado. Desde luego no tenían ninguna gana de cruzarse con él, pero al menos no había riesgo de que las atacara para comérselas. 






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