Bienvenidos a bordo

y gracias por acompañarme en este largo viaje sin retorno que es el de la maternidad. Me río yo de las peripecias de Ulises y de la paciencia de Penélope. Me río de los 12 trabajos de Hércules... ser madre sí es toda una aventura, a veces desesperante, casi siempre agotadora... pero siempre, siempre, siempre ¡tan gratificante! ¿queréis compartirla con mi familia?

lunes, 31 de enero de 2022

Reto lector Enero 2022

 Termina enero y con él nuestro primer mes de este nuevo reto lector que nos habíamos planteado. 

En este caso, teníamos que leer un libro que nos hubieran regalado (nada obvio después de Papá Noel y Reyes) 

Yo me puse con Presente Imperfecto, un libro de relatos de Nando López, que ya me había atrapado anteriormente con Hasta nunca Peter Pan

En estos momentos es cuando me da rabia mi total incapacidad para hacer una reseña decente de un libro. Yo no sé por qué, mira que se me daban bien los comentarios de textos, me gusta leer, escribir... pero pienso en reseñar algo y es que me bloqueo totalmente. En cualquier caso, un conjunto de 12 relatos en los que algunos personajes se entrecruzan y otros no, aunque todos ellos nos hacen partícipes de fragmentos de su vida, de su búsqueda constante de la felicidad y del equilibrio (ese equilibrio del que yo casi nunca hablo, ¿verdad?) Todo esto escrito con ese estilo limpio y exquisito que me atrapa del autor junto con su especial sensibilidad, que desborda cada uno de sus escritos. 

También de Nando López, Guille ha escogido El don de Ariadna, el primer libro de su trilogía La leyenda del Cíclope, una distopía plagada de referencias a la mitología griega. La verdad es que últimamente está tan enganchado al ordenador que en este caso el reto es conseguir que lea un rato de vez en cuando, por eso me sorprendió gratamente que se animara a apuntarse a nuestro reto lector, aunque no se haya comprometido a cumplir todos los  meses.  

Sofía ha escogido Tierra, también de uno de sus autores favoritos, Eloy Moreno. El libro le ha encantado, pero es que Eloy también es mucho Eloy. Yo reconozco que pese a la ferviente recomendación de mi hija, me daba muchísima pereza leer sus libros, tal vez porque los había visto tantas y tantas veces recomendados (sobre todo Invisible) que ya sabéis lo que pasa a veces con esta cosas. El caso es que me costó mucho cogerlo pero lo cogí, y me estremecí, y me dejó tocada, como solo los buenos libros saben hacer. Y entonces cogí Diferente, que para mi sorpresa me gustó todavía más. Y es que a veces las expectativas sí se cumplen. Así que ahora estoy deseando coger Tierra. 

Y Ricardo, aunque ya dijo que él iría a su marcha y no se comprometió al reto en absoluto, está leyendo Nunca, lo último de Ken Follet.

domingo, 30 de enero de 2022

Cuando te rompes

 A veces tu vida, mejor o peor organizada, simplemente va pasando a tu alrededor y, mejor o peor, has encontrado tu sitio en ella. Tienes un relativo equilibrio entre sus múltiples aspectos, siempre relativo desde luego, no es moco de pavo lo del equilibrio, pero bueno, ahí está, y más o menos, funciona.

Pero otras veces, a veces sin saber ni siquiera por qué, algo cruje en algún sitio. Una pequeña piececita de ese delicado engranaje se desplaza (a veces es una grande, pero eso ya es otra  problemática distinta, que no es de la que os quiero hablar yo hoy) Decía pues que una pequeña piececita se desplaza, quizás tan solo unos milímetros, pero de repente ya nada funciona como debería. Y cada cosa que se estropea mueve otra pequeña pieza, que estropea otra cosa. Y en cuestión de un par de días te encuentras totalmente perdida en tu vida, que aparentemente no ha cambiado pero ¿entonces? ¿Dónde está el desequilibrio? ¿Qué es lo que se ha roto? pues a veces somos capaces de descubrirlo pero otras no. O no inmediatamente. 


Ahí estoy yo ahora mismo, que no sé qué demonios se me ha roto en el engranaje. Claro que se me ocurren cosas pero creo que en este caso más bien ha sido la clásica gota que desborda el vaso. No estoy muy segura de qué gota ha sido, sin embargo. A veces es difícil separar el grano de la paja y una cosa que no soy precisamente es calmada. Cuando empieza a hervirme la sangre es fácil que me deje llevar y acabe diciendo cosas que no siento o dándoles más importancia de la que tienen, lo que desde luego no ayuda a encontrar soluciones, ni siquiera a contemplar el problema con claridad.

Llevo unos días muy cansada, a eso sí le encuentro un origen claro y razonable (en el ámbito laboral),  pero lo que no tengo tan claro es por qué me está durando tanto ni por qué ha contaminado otros  ámbitos como el personal. Supongo que también ahí había un vaso que se venía llenado poco a poco desde hace tiempo. Porque desengañaros. Los niños crecen sí, y se hacen más independientes y autónomos, desde luego. Nada que ver mis criaturas de 14 y 16 años con lo que eran cuando empecé a escribir este blog. El nivel de exigencia en cuanto a atención está muy lejos. Pero al final resulta que igualmente llegas a casa y te encuentras con que hay una lavadora terminada, una colada ya  seca por recoger y un lavavajillas lleno hasta la bandera pero que a nadie se le ha ocurrido tender/recoger/poner porque resulta que al parecer nadie está pensando en las cosas que hay que hacer en casa. Si se lo pido lo hacen sí, ¿pero por qué hace falta que se lo pida? ¿tan difícil es que se les ocurra a ellos que si acaban de desayunar y meten los cacharros al lavavajillas (cuando los meten porque marido e hija suelen dejarlos en el fregadero en la esperanza por lo visto de que algún duende bienintencionado los pase a la máquina) y aún viendo que ya está totalmente lleno no caen en ponerle una pastilla y darle a un simple botón. ¿O que si la lavadora pita porque ha terminado el programa hay que tender la ropa? ¿y que si el tendedero está lleno de ropa seca habrá que recogerla para poder tender lo siguiente? Pues parece que no, que solo se me ocurren a mí estas fantasías. 

Es un ejemplo tonto, pero a veces estas tontadas son las que desplazan un milímetro esa pieza que ya estaba mal ajustada porque ya se había desbordado el vaso laboral un par de días antes, moviendo otra pieza que había movido otra pieza. Y así es como la delicada maquinaria que mantiene nuestras vidas en precario equilibrio de repente un día se descuajeringa, obligándonos a replantearnos cosas, tratando de mantener además la cabeza lo más fría posible para no tomar decisiones precipitadas y claramente nefastas como mandar a tus jefes a la mierda y pedir el finiquito, cuando en realidad sabes que ni ha sido para tanto, aunque así lo sientas por el momento, ni requiere una solución tan drástica para mejorarlo. Pero también sabes que al final la solución, sea la que sea, no será suficiente,  porque no van a hacer lo que de verdad habría que hacer, y te devolverá momentáneamente un fingido equilibrio que otro día, tarde o temprano, se volverá a resquebrajar. 


domingo, 16 de enero de 2022

Alimentación consciente y ejercicio

Como sabéis, mi propósito  de año nuevo por excelencia  (un año tras otro) es quitarme de una vez esos kilos que me sobran. Como todos los años, me mentalizo, releo libros y artículos sobre dietas, deporte, alimentación consciente y mil cosas más y, como siempre, la teoría la llevo fenomenal pero la práctica... ay, la práctica...

Una vez que ya he asumido por fin que lo de la fuerza de voluntad no es ningún ente mágico a quien culpar de nuestras debilidades, me he convencido de que no puedo seguir escudándome en la falta de ella. Supongo que la voluntad, como todo, se trabaja. No es que algo que tengamos o no por definición. Así que esta vez estoy decidida a encontrar las herramientas necesarias para lograrlo. Empezando por objetivos pequeños para ir avanzando poco a poco. 

Para esta semana que hoy terminamos, me había propuesto simplemente no caer en la tentación de los picoteos de cosas poco saludables de las que siempre tenemos por la oficina y volver al gimnasio, así, sin más. Supongo que se puede decir que lo he cumplido. Picar desde luego no he picado nada que no me hubiera llevado yo de casa (fruta) y al gimnasio solo fui una vez, a clase de Pilates, pero estrictamente he vuelto a ir así que venga, ¡objetivo cumplido!

En realidad, este fin de semana mi intención era comenzar con las clases de esquí, aunque no lo había especificado como objetivo semanal. Y menos mal, porque el viernes me pusieron la tercera dosis de la vacuna covid y anda que estaba yo ayer como aprender a nada. 

Así que queda fijado para esta próxima semana, esta vez sí, como objetivo ineludible, que si no me veo que no empiezo nunca (salvo que un tiempo horroroso lo impida, claro) Mantendré lo de ir al menos un día al gimnasio y desde luego lo de seguir sin picar nada que no deba, que además me resulta más fácil cuando ni siquiera empiezo, como coja un poquito de algo ya estoy perdida.


 

viernes, 7 de enero de 2022

Hacerse mayor

Después de toda la polémica con varias famosas que han dejado de teñirse las canas y los comentarios de todo tipo sobre la nueva Sex in the city, he visto recientemente dos cosas que me han hecho pensar en cómo la sociedad, y sobre todo la industria del espectáculo trata el envejecimiento femenino. Y digo femenino porque todos sabemos que los hombres se vuelven maduritos interesantes y las canas hasta les hacen más sexys, pero las mujeres solo nos volvemos viejas. ¿En serio? ¿a estas alturas de siglo y aun estamos así? 

Decía que había visto últimamente dos cosas que me habían hecho pensar en ello. Una entrevista a Jennifer Anniston en la que se le alaba que haya confesado su verdadera rutina de belleza, más allá del clásico beber mucha agua y dormir mucho con lo que tradicionalemente han intentado convencernos las grandes bellezas de que ese y no otro era el secreto de su excelente aspecto (con la maravillosa excepción de la top model Cindy Crawford, que ya dijo hace muchísimos años que cualquier mujer que dedicara ocho horas al día a estar guapa como hacía ella, ya que lo consideraba su trabajo, lo estaría) 

Pero a lo que voy yo no es a si hace falta más o menos esfuerzo, más o menos dinero, para mantenerse joven y guapa. A lo que voy es a ¿por qué demonios tenemos que seguir estando jóvenes y guapas eternamente? no es natural, no es lógico, no es ni siquiera sano, y menos mentalmente. Nuestro cuerpo evoluciona, afortunadamente, como nuestra piel, nuestro comportamiento, nuestra mente. ¿Tiene algún sentido que nos estanquemos en unos eternos veintitantos o treintapocos como mucho? ¿para quién? para mí no tiene ni pies ni cabeza. Claro que está bien cuidarse, hidratar la piel, hacer ejercicio y comer sano para mantenernos en forma, pero de ahí a negarse al paso del tiempo hay un abismo. 

Y con esto llego a lo segundo que me ha hecho reflexionar: El personaje de Sylvie en Emily in Paris, serie en la que mi hija coincidimos en que nos ha gustado "a pesar de Emily" Bueno, yo particularmente, ya sabéis, si sale París ya tiene muchos puntos ganados. Mi hija se parte porque cada dos por tres viendo la serie me entra la morriña aguda y le lloriqueo que yo quiero volver. Pero ciudad maravillosa donde las haya aparte, volvemos al personaje de Sylvie: Mujer madura que por supuesto que se cuida y viste divinamente (mucho mejor que la protagonista en mi opinión), pero que no oculta sus arruguitas. Hablo de la serie, debo confesar que he estado buscando alguna foto en la que se vean pero aparentemente están todas retocadas. 

Estamos en el camino pero todavía lejos, por lo visto. Que a un personaje como ella, mujer de éxito, independiente, elegante, que se lía con quien le da la gana, independientemente de la diferencia de edad, nos veamos obligados a retocarles las fotos para eliminar arruguitas me parece vergonzoso. Durante toda la serie pensé que ella sí me parecía un modelo de mujer mayor que podría inspirarme, como me lo pareció la gran Kate Winslet cuando devolvió varias veces las fotografías retocadas que pretendían utilizar para la promoción de su serie Mare os Easttown por no verse reflejada en ellas, sin sus arruguitas, sin su barriga: "les dije: chicos, sé cuántas arrugas tengo en los ojos, por favor, devolvedlas todas" 


Pues eso, dejadnos nuestras arruguitas, dejad que nuestro cuerpo evolucione como debe, que no podemos tener 20 años para siempre (ni ganas, al menos yo). Dejadnos hacernos mayores con dignidad y que nadie tenga que sufrir por no estar tan joven como alguien que nos importa un pimiento desearía. No sé a ti que me estás leyendo pero a mí particularmente me importa un bledo lo que piense la industria cinematográfica. Y que conste que me parece estupendo que Jennifer Aniston dedique tanto tiempo y dinero como le apetezca a mantenerse eternamente joven, está en su derecho. Pero en el mismo derecho que estamos las demás de dejar que el paso del tiempo deje sus huellas en nuestro cuerpo y en nuestra piel. Cada arruguita, cada estría cada michelín, cada hoyuelo de celulitis son parte de nosotras, de nuestra historia y de nuestro desarrollo. Y está fenomenal cuidarse, deberíamos hacerlo, mantenernos ágiles, sanas y también atractivas, claro que sí, pero siempre desde el sentido común y el respeto, a nuestros cuerpos, a nuestras vivencias, a nuestra edad, a nosotras mismas, en fin. 

domingo, 2 de enero de 2022

Nuestro reto lector para 2022

 Nos gustó la experiencia del reto lector de la última vez así que este año hemos decidido repetir. Sobre todo Sofía y yo. Guille se apuntará a algunas y otras no y Ricardo prefiere ir leyendo a su marcha lo que le apetezca, que también está muy bien. 



Y para este 2022 nos lo hemos planteado así:

ENERO: un libro regalado (fácil, Papá Noel fue generoso literariamente hablando)

FEBRERO: una novela gráfica (injustamente maltratadas a veces, hay verdaderas joyas)

MARZO: un libro que haya ganado algún premio (en mi caso sospecho que no será el Planeta, este año me ha terminado de decepcionar para siempre)

ABRIL: poesía (un género precioso y que sin embargo me cuesta mucho, me apetece darle otra oportunidad)

MAYO: un libro que nos hayan recomendado (escucharemos propuestas a ver si descubrimos una gran obra) 

JUNIO: un libro de un autor novel (o betear un proyecto si nos dan la ocasión)

JULIO: un libro en su versión original en inglés (aquí dos apasionadas de los idiomas)

AGOSTO: un libro en su versión original en francés (lo dicho)

SEPTIEMBRE: empezar una nueva colección o saga 

OCTUBRE: un género que no solamos leer (en mi caso puede ser algo de terror, o quizás ensayo)

NOVIEMBRE: teatro (tampoco suelo leerlo, pero sospecho que me estoy perdiendo todo un mundo)

DICIEMBRE: el libro de una película que hayamos visto y nos haya gustado (mejor primero la peli y luego el libro, que si no ya sabemos lo que pasa, jaja) 

Este es nuestro plan, ¿te animas a seguirnos en nuestro particular reto? si es así déjame un comentario y hablamos. 



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