Pero no voy a quejarme, ni mucho menos. Aparte de la obviedad de que es lógico que en diciembre haga frío y a orillas del Ebro niebla, lo cierto es que la calidez de las navidades no la da el tiempo. Leía por ahí en otros blogs acerca de cenas o comidas poco multitudinarias. Bueno, las nuestras tampoco lo son. Y no por enfados ni nada, simplemente hay que repartirse y según va creciendo la familia hacer coincidir a todos los que antes coincidían se va haciendo más complicado.
La comida más numerosa en nuestra familia es la de año nuevo, cuando nos traemos a las dos ramas a nuestra casa. Este año seremos diez, creo. Pero tampoco eso es importante. No, lo que verdaderamente hace divertidas unas navidades es tener críos alrededor. Especialmente cuando se es de natural sosete como nosotros. ¿Tenéis idea de cuántos años hacía que no se cantaban villancicos en nochebuena en nuestra casa? pero este año estaba Sofía (Guille aún es pequeño para cantar pero aplaudía entusiasmado a su hermana, y eso también cuenta) y en la cena de nochebuena se cantaron los peces en el río, el we wish you a merry christmas (que para eso tienen una teacher en el cole) y las campanas sobre campanas y cuidadito con salirte del repertorio, que como a la niña no le apetecería la blanca navidad (con lo que me gusta a mí) te pegaba un grito y a cuadrarse todos. ¿De dónde habrá sacado esta criatura ese genio? (ejem)
Vaya, y para qué hablar de la ilusión por los juguetes, que se contagia como un peligroso virus a los más mayores (os aseguro que mi suegra estaba más ilusionada por abrir los regalos que cualquiera de mis hijos) Noches inquietas, días descontrolados, juguetes nuevos, carreras matutinas para ir a por las pilas que el despistado de Papá Noel no había pensado en añadir a sus paquetitos... (glups). No hay cole, no hay rutinas... ¿alguien recuerda cómo vivíamos la navidad de niños? a mí se me había olvidado, pero no hay como tener hijos para recordarlo, ¿verdad?
Y claro, como no, también algún ratito de nostalgia por quien falta. No os daré la tabarra de nuevo con eso. Nada que ver con el año pasado, por supuesto, pero algunos huecos son demasiado grandes como para no llenarlos al menos con una sonrisa melancólica.
Por si no tengo ocasión de desearoslo antes, Feliz fin de año y sobre todo, muy, muy próspero año nuevo. Estamos de acuerdo en que no pinta espectacular precisamente, pero ¿sabéis? toda crisis esconde una oportunidad. Mi deseo para vosotr@s es que este año encontréis vuestra oportunidad oculta y, por supuesto, que sepáis y oséis aprovecharla.
5 comentarios:
Es que tener niños en caa es magico, ellos son los verdaderos protagonistas de estas fechas..
Un besazo y feliz 2009 para ti tambien!!!
Estoy de acuerdo contigo, las navidades con niños son otra cosa, son realmente mágicas.
Yo también os deseo lo mejor para el año que comienza en unos días.
Un besazo.
Sí, la Navidad y los niños son casi indisolubles. Yo me lo paso pipa alimentando el rollo de los Reyes, aunque creo que mi niña se me va escapando...
Feliz 2009 también para ti, Lamamma, y para todos los lectores. Aprovechemos las oportunidades y generémoslas incluso ;)
Cuanta razon tienes!!si no fuera por ellos yo no tendria ganas de celebraciones(me falta tantos familiares...)pero con ellos se pasa todo nos contagian.saludos
mira mi blog seguro q con lo q te gustan los niños te gustara http://dorove1.blogspot.com/ y si me dejas un comentario ...te lo agradezco
Pues si cuando tienes hijos recuperas la ilusión por la Navidad, las castañas asadas, el belén, papanoel y los reyes magos, ellos convierten estas fiestas en algo digno de ser vivido.
Mil besos para todas, y feliz 2009
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