domingo, 16 de diciembre de 2018

Momentos

Esta mañana una de esas nostalgias mañaneras de facebook que tanto me gustan me recordaba que hace 5 años publiqué lo siguiente:

En clase de mi hija estaban trabajando las descripciones de personas. Parte de su descripción de la aquí presente fue algo así como: "sus ojos son alegres cuando está contenta y terroríficos cuando se enfada" No puedo decir que no me guste ser capaz de adoptar una mirada terrorífica. ¿Seguirá funcionando cuando sean adolescentes? no, no, no contestéis, gracias, dejadme mantener la ilusión


No sé yo si mantengo esa capacidad ahora que ya son más mayores pero en fin. El caso es que el textito de marras me ha recordado más cosas. No sé por qué he viajado mentalmente en el tiempo y he pensado en aquella época en que, antes de irnos, ellos al cole y yo al trabajo, uno u otro me aplicaban con todo cuidado la base de maquillaje con la brocha que llevaba incluida.

De ahí he saltado a otra temporada (probablemente la misma, ahora que pienso) en que teníamos una curiosa rutina. El primero en saltar de la cama siempre ha sido maridín. A mí me cuesta horrores. Durante mucho tiempo, sobre todo Guille, Sofía es más como su padre, cuando por fin se levantaba de la cama se venía a la mía un ratillo y ahí nos quedábamos los dos holgazaneando un ratito más, nos esperábamos mientras el uno o el otro iba al baño, y por fin salíamos los dos, aún medio adormilados a desayunar.

Habrá muchas más, seguro, algunas las mantenemos, como nuestra tradición de las charlas durante el periodo de adviento antes de abrir la ventanita correspondiente del calendario, o ciertas carreras que todavía hoy corremos juntos. Otras que ya vamos dejando, como vaciar calabazas y disfrazarnos juntos en Halloween, patinar sobre hielo en navidad (salir juntos a patinar en realidad), o cuando Sofía y yo  nos pintábamos cada uña de un color, en verano, en el pueblo... (esta la hemos cambiado por ponernos mascarillas en la cara juntas, hay que evolucionar) y, hablando de costumbres del pueblo, disfrazarnos en familia para el concurso de las fiestas... madre, ¡si hemos dejado de hacer cosas! claro, que vamos inventando otras nuevas, faltaría más.

Buscaba una imagen de algún otro momento y, seguro, me quedo con ésta, de cuando me disfracé de ratita presumida para la clase de infantil.




¿Qué momentos recuerdas tú con especial cariño? ¡Cuéntame!

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