viernes, 19 de julio de 2013

El dulce veneno de la escritura

"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, sin consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela, su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio"
Carlos Ruiz Zafón. El juego del ángel.



¡Y qué cierto es! No pretendo ser escritora, o bueno sí, sí que lo pretendo pero no estoy segura de serlo. En todo caso estoy segura de no tener un gran talento aunque oye, por ahí se ve de todo publicado, y no todo bueno... Sin embargo, efectivamente una vez alguien me pagó unas monedas por mis letras y sí, lo reconozco, desde entonces mi alma está vendida. Es un dulce veneno sí, pero veneno al fin y al cabo, y es un veneno que te recorre las venas sin cesar. En ciertos momentos con mayor intensidad que en otros, cada instante de nuestras vidas es distinto lógicamente. Y precisamente ahora, lo reconozco, el veneno me corroe. No sé si algún día este esquivo sueño será capaz de pagar mis gastos o eso ya es soñar demasiado, pero creo que ya nunca seré capaz de dejar de intentarlo. 

2 comentarios:

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