Intimidad. f. Amistad íntima. //2. zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia.
He tenido que recurrir al diccionario para recordar el significado de una palabra que últimamente se empeña en perforar mi mente en un desesperado intento de escapar del olvido. Porque vamos a ver, yo creo recordar, aunque en una nebulosa, que hace unos años podía ir al baño tranquilamente, podía ducharme sin oir golpes en la puerta coreados por los lloros de un tierno o no tan tierno infante. Sí, estoy casi segura... era así... hace unos años...
He ganado mucho en tiempo para mí misma, eso es cierto. Ahora ya puedo dejar a mis hijos desayunando y meterme en la ducha con cierta tranquilidad. Relativa, ya digo, porque lo más fácil será que en algún momento entre el relajante ruido del agua corriendo por mi cuerpo se oiga un MAAAAAAAAAAAAAAAAAMAAAAAAAAAAAAAAAAA luchando por traspasar puertas y cortinas de agua. Pero se puede hacer. Ya no tengo que estar pendiente de ellos todos y cada uno de los segundos del día y gran parte de los de la noche. Un gran logro. Ahora bien, ¿para cuándo salir de la ducha y poder darme una cremita tranquilamente? ahora que por fin he conseguido cierta regularidad con la hidratante... es que no falla. Me pongo a darme mis potingues y algún personajillo de menos de un metro de altura tiene que irrumpir como un huracán en el baño interrumpiendo tan relajante y personal momento.
¿Dónde queda pues esa zona espiritual íntima y reservada? o mejor dicho, ¿cuándo se recupera? tampoco es que yo sea una histérica de mi intimidad, vaya, que no me apetece andar echando cerrojos para que mis hijos no se me cuelen en el baño, pero sí trato de explicarles eso tan básico de llamar a las puertas antes de entrar. Y cuando digo llamar, quiero decir, dar unos pequeños golpecitos, no aporrear la puerta, que eso también lo saben hacer. ¿Cuántas veces hace falta repetir la consigna para que se les quede por fin?
En fin, cada momento tiene lo suyo, supongo. Dentro de unos años me estaré quejando de que sean ellos quienes se encierren en su cuarto y no quieran saber nada de mí.