Bueno, pues sí, como veis ya venía tocando la operación pañal de Guille aunque en realidad no fue decisión nuestra (que no lo veíamos preparado ni de lejos a pesar de estar ya cerca de los tres años) sino cosa suya, que de repente un día dijo que ya no quería pañales, que quería sus calzoncillos de Rayo McQueen (y bien mono que está con ellos, por cierto)
Total, que el martes de la semana pasada, pese a saber que no estaba preparado, aprovechamos su repentino interés y nos liamos la manta a la cabeza. Lo mandamos a la guardería sin pañales y con una tonelada de ropa de recambio por si acaso y a esperar noticias.
Primer asalto:
Guille 0 - pises 1
Fuimos a recogerlo por la tarde y salió con un pantalón que ni siquiera era suyo. O sea, había mojado el que llevaba, el de recambio y los otros dos o tres que le habíamos puesto de refuerzo y
al final habían tenido que recurrir a sus propios refuerzos.
Salió además todo mustio el pobre pero bueno, le tranquilizamos y desde luego no quería saber nada de volver al pañal.
El miércoles, con esto de que se acercaba semana santa, Sofía tenía fiesta y yo no tenía mucho trabajo me los quedé a los dos en casa. Esperábamos que al estar en casa más tranquilito la operación pañal fuera algo mejor pero nada, definitivamente no estaba preparado. Lo ponías a hacer pis y no le salía, le volvías a vestir y a los dos minutos... pis... pobrecito, yo empezaba a pensar que se tenía que estar agobiando con eso de querer y no poder, pero él seguía queriendo ir sin pañales así que seguimos adelante (con aquello en mente además de que una vez que se les quita no hay que volver a ponerlo)
Pero como no hay nada matemático en lo que respecta a los niños, cuando vimos que a jueves el marcador venía a ser algo como:
Guille 0 - pises 3655475400000000
volvimos a hablar con él y le preguntamos si no prefería volver a ponerse unos días el pañal y esperar un poco para volver a intentarlo (diga lo que diga la teoría al respecto) Un tanto mustio dijo que sí, que mejor, y eso hicimos.
¿Y sabéis qué? que no entiendo para nada esa teoría de no poder echar marcha atrás... ¿a santo de qué? vamos, es que hasta en la guardería me "echaron la bronca" cuando volvimos el lunes y les dije que le había vuelto a poner el pañal... que si era un atraso (¿atraso de qué? pero si no había habido ningún adelanto...) que si le podía coger miedo al orinal... (¿eeeehhhh? ahora os cuento cómo ha seguido la historia... )
Total, que yo vuelvo a mi vieja teoría de que nadie como mamá y papá conoce a sus retoños y sabe, por puro instinto, lo que les va a ir mejor. A veces nos empeñamos en seguir los consejos del medio mundo que se empeña en decirnos cómo tenernos que hacer las cosas, o nos empanamos con teorías varias de psicólogos, etc. y se nos olvida hacer caso de lo más importante, nuestro propio instinto, apoyado por supuesto por el conocimiento de nuestros niños y nuestras experiencias anteriores con ellos. Y entonces es cuando nos equivocamos. Y no digo que las teorías no valgan para nada, pueden ser un buen apoyo, pero no deberían considerarse nunca como decisivas.
Todo esto viene a que, en contra de las amenazas teóricas, Guille pasó la semana santa tan tranquilo. Cuando volvimos del viaje (justo a tiempo para que les saliera el sol, según me confirma Bubbles & Creams, con quien a pesar de todo pasamos un ratito muy agradable en una terraza frente al mar, cosa que los de secano agradecemos mucho, por cierto) Guille siguió pidiendo de vez en cuando su orinal, a veces acertaba a hacer algo dentro y a veces no, pero desde luego no le cogió ningún miedo. Desde hace un par de días, más que orinal quería directamente la taza sólo que le daba miedo y me hacía a mí quedarme con él agarrándole. Aún así descubrimos que empezaba por fin a controlar sus esfínteres. Por fin pedía el pis y era capaz de retenerlo hasta llegar al baño. Esto ha ido en aumento hasta que hoy mismo me lo ha pedido varias veces durante la tarde y más feliz que chupillas. Sin embargo me encuentro con un problemilla, en la guardería no quiere pedirlo. Parece que anda algo enfurruñado con ellas (hasta les reta a la hora de la comida, negándose a probar bocado)
Pero bueno, hemos quedado en que mañana hará las paces con su profe y además hemos acordado que si les pide ir al baño, este fin de semana quitaremos definitivamente el pañal. A ver si es verdad... en cualquier caso, lo que sí es cierto es que en este caso al menos, volver a ponerle el pañal no fue un retroceso, sólo un pasito atrás para tomar carrerilla...
Y para terminar, y compensar, esta escatológica historia, os dejo con una nota romántica:
Esta mañana mi principito ha decidido que quería llevarle una flor a Belén (una niña de la guarde) Sólo que quería llevarle mi rosa azul desecada (algunos recordaréis la pequeña
historia de mis rosas azules, me gustó tanto el detalle que puse una a secar para guardarla como recuerdo y la tengo en un pequeño jarroncito en el salón) y eso no podía ser... así que le he convencido de esperar un poco, pero como lo prometido es deuda, esta misma tarde al salir del cole hemos comprado un ramo de orquídeas que él mismo ha elegido y mañana le llevará un ramillete a su chica...
sí que empiezan pronto estas criaturas... ays... mi pequeño casanova en pañales...