Publicidad desatinada

Ay, madre, qué crueles son las bases de datos selectivas... ¿pero cómo se les ocurre? vamos anda... me llega ayer un sobre publicitario de una conocida marca cosmética, vía el Corte Inglés, que tanto me mima normalmente, y lo abro toda contenta. Saco una carpetita negra con letras blancas en la que me invitan a vivir brillantemente. ¡Bien! esto tiene buena pinta... 

¿Para qué se me ocurriría a mí abrirlo? con lo bonito que quedaba así cerradito... y no empezaba mal tampoco, no creáis, me invitaba a empezar el año brillantemente (y yo acordándome del glamour de Miss Sybarite) y blablabla sobre la marca y que si me invitaban a descubrir el ritual adaptado a las necesidades de mi piel... ya empezaba a olerme mal aquéllo...  bueno, vamos a ver... saco el folletito incluído en la carpeta, con una espectacular actriz de cierta edad mirándome sugerente desde la foto (antes ya del photoshop tenían sus trucos para retocar las fotos, no os creáis que es nada nuevo, hasta para la impresión de la publicidad de cosmética utilizan más tintas de las normales para conseguir el tono de piel adecuado... casi toda la magia es puro truco... sniff)

Bien, que me desvío. Abro la carpetita en cuestión y ¿qué me encuentro? ¡La vanguardia anti edad! tres cremas antiedad de las que la más sencillita está indicada para "signos visibles de la edad" ¡pero bueno! ¡que no tengo ni los 35 todavía! soy una joven mamá, ¿no? ¿ya empiezan a enviarme a mí esas cosas? ante mi mosqueo maridín sugirió todo amable él que me enfade con el Corte Inglés y no vuelva a comprarles nada... buen intento pero no se rompe una relación estable de años por un pequeño error, ¿verdad que no?

Vaya, y no es que yo esté divina de la muerte y que no necesite ninguna crema, que hay unas cuantas zonas a las que no les vendría mal que las cuidara un poco más, pero con lo poco constante que soy yo para esto... con que os cuente que me regalaron en mi primer embarazo dos cremas antiestrías fantásticas (ventajas de tener contactos en Isdin, cuya gama cosmética es fantástica) y después de nacer Guille acabé por regalárselos a la primera embarazada que tuvimos en la familia... vamos, es que ya no es ni cuestión de destinar o no dinero a esas cosas... es que ni aunque me los regalen tengo la constancia mínima para aplicármelo más de dos veces al año, y así como si no... lo único que sí hago ahora más o menos regularmente es aplicarme una hidratante (la más sencillita que encontré) por la mañana y una nutritiva (también sencillita del todo) por la noche, que eso sí que lo agradece mi piel. Pero vaya, para todo lo demás, desastre total. 

Y digo yo, ¿no podía haberme enviado esta gente publicidad de la nueva línea de maquillaje o algo así? esto me recuerda al día en que vino a casa mi madre echando chispas porque una promotora de no sé qué marca también famosa se le había acercado a lo suyo, a publicitar sus productos, y se le ocurrió nada menos que ofrecerle un contorno de ojos... jajajaja, y la otra que si "se habrá creído ésta que necesito yo un contorno de ojos... ¿tú me ves arruguitas a mí en el contorno de los ojos? ¿a qué no?" jajajaja, y no, es cierto, mi madre tiene una piel estupenda en ese sentido. No tiene arrugas por ningún lado, y se cuida tan poco como yo. Pero ya se sabe... las... hmm... "deliciosamente rellenitas" tenemos mejor piel que las flacas... (en general, habrá excepciones, claro) No se puede tener todo, chicas... 

Y este rollo venía en realidad a una reflexión sobre los peligrosos efectos de una publicidad mal dirigida. Enviarle un folleto de tratamientos tan marcadamente antiedad (que lo lees y de verdad, que parece dirigido a mujeres de 50) a una mujer de 34 no es una buena estrategia publicitaria, lo mires por donde lo mires. En fin, no me enredo más... os dejo con mi reflexión de frívolo  sábado por la mañana (tras pasar por la báscula y comprobar que no he perdido lo debido, pero bueno, algo he bajado... poco a poco...)